Biografía de Fátima Ma‘sûmah (P) - I

Desde su nacimiento hasta su fallecimiento

Su padre

El séptimo Imâm de los mu­sulmanes (shî‘as), el Imâm Mûsâ Ibn Ya‘far (P) fue el padre de Fátima Ma‘sûmah (P). Él en los dichos es conocido como Abul Hasan Al-Awual. Sus apo­dos son Kâdzim, Bâb-ul Haûâ’iy (la Puerta de los Requerimientos) y Al-‘Abd-us Sâlih (el siervo co­rrecto).

El Imâm Al-Kâdzim (P) nació en el año 128 de la Hégira, en Abûâa’, lugar situado entre La Meca y Medina. Su Imâmato co­rresponde a la época de Al-Mansûr (califa Abbasí). Fue marti­rizado por el califa Hârûn Ar-Rashîd en la cárcel de Bagdad, el día 25 de Rayab del año 183 d.H.

Su madre

La madre de Fátima Ma’sûmah fue la misma que la del Imâm Ar-Ridâ (P). Entre sus nombres se en­cuentran Jaî­zarân, Umm-ul Banîn, Naÿmah, etc., siendo este último el más conocido de entre ellos. Naÿmah Jatûn únicamente tuvo dos hijos: Imâm Ar-Ridâ (P) y Fátima Ma‘sûmah (P), quienes se lleva­ban veinticinco años de diferen­cia.

Su nacimiento

Fátima Ma‘sûmah (P) nació el primero del mes de Dhûl Qa’dah del año 173 d.H. en la ciudad de Medina. Su llegada colmó de alegría a la familia, ya que su nacimiento era la cristali­zación de la predicción del Imâm As-Sâdiq (P) años atrás.

Ella fue llamada Fátima, por­que los Imâmes (P) siempre re­comen­daron a la gente utilizar nombres islámicos, en especial: Muham­mad, ‘Alî, Fátima, Hasan y Husaîn, así como el de los otros Imâmes, costumbre llevada a cabo por ellos mismos. Como ejemplo, el séptimo Imâm (P) -por respeto a Fátima Az-Zahrâ- llamó Fátima a sus cuatro hijas: Fátima Kubrâ, Fátima Sugrâ, Fá­tima Wustâ, Fá­tima Ujrâ.

No transcurrió mucho tiempo, cuando estando aún pequeña tuvo que soportar el doloroso martirio de su padre, mientras éste se en­contraba encerrado en las cárceles de Hârûn en la ciu­dad de Bagdad, siendo ésta la causa por la cuál su hermano, el Imâm ‘Alî Ibn Mûsâ Ar-Ridâ (P), la amparó y se hizo cargo de su educación desde que ella era muy pequeña.

Su emigración de Medina a Qom

En el año 200 d.H. el Califa ab­basí Al-Ma’mûn, in­vitó al Imâm Ar-Ridâ (P) a Jorasán (re­gión situada en el no­reste de Irán), quién aceptó la in­vitación en con­tra de su voluntad diri­giéndose hacia esa región acom­pañado por una caravana enviada por el califa.

Transcurrido un año del exilio del Imâm Ar-Ridâ (P), Fátima Ma‘sûmah (P), con la esperanza de ver una vez más a su querido hermano y acompañada por otros de sus hermanos y sobrinos, par­tió rumbo a Jorasán. Durante el viaje la caravana fue muy bien re­cibida por la gente de las ciu­dades y regiones por las cuales transitó. Aquí fue donde Fátima Ma‘sûmah (P), al igual que su amada tía Zaî­nab (P) hizo llegar a los oídos de toda esta gente cre­yente y mu­sulmana el mensaje de humildad y la situación de aisla­miento en la cual se encontraba su hermano; así como su oposi­ción y la de Ahl-ul Bait (P) hacia el gobierno opresor de los abba­síes. Fue por eso que cuando la caravana de Fátima Ma‘sûmah (P) llegó a la ciudad de Sâvah, un grupo de opositores de Ahl-ul Bait (P), res­paldado y apoyado por los subal­ternos del gobierno, atacó la cara­vana enfrentándose con los acompañantes de ésta Señora. Como consecuencia, la mayoría de los hombres de la caravana fueron martirizados, inclusive se dice que Fátima Ma‘sûmah (P) fue envenenada.

Sea lo que hubiese sido, ya fuese por la pena y desconsuelo de este infortunio o como conse­cuencia del veneno ingerido, Fá­tima Ma‘sûmah (P) enfermó, y puesto que era imposible conti­nuar el viaje hacia Jorasán, pidió a sus acompañantes que se dirigie­ran hacia la ciudad de Qom. Pre­guntó: “¿A qué distan­cia se en­cuentra Qom de Sâvah?”. Le in­formaron. Continuó di­ciendo: “Llevadme a la ciudad de Qom, ya que escuché a mi padre decir estas palabras: “La ciudad de Qom es el lugar donde se en­cuentran mis Shî‘as”.

Cuando los mayores de Qom se enteraron de la buena nueva, se apresuraron para recibir a la hija del séptimo Imâm (P), y mientras Mûsâ Ibn Jazraÿ, el más anciano del clan Ash‘arî, ja­laba las riendas del camello de esta gran Señora, la muchedum­bre, a pie y a caba­llo, rodeaba al rumiante que lle­vaba en su lomo a Fátima Ma‘sûmah (P). Fue aproximada­mente el día 23 de Rabî‘ul Awûal que esta gran Se­ñora entró a la Ciudad Santa de Qom.

Entonces, en un lugar llamado hoy en día “Maîdân Mîr”, se de­tuvo el camello frente a la casa de Mûsâ Ibn Jazraÿ y la gran dama dio a este hombre el honor de ser su invi­tada.

Durante diecisiete días vivió en esta ciudad; tiempo que se dedicó a orar y suplicar a Dios, Bendito sea.

En el lugar donde rezó esta gran Señora, fue construida una escuela de Teología Islámica lla­mada “Madrasah Sittîah” (Escuela de la Dama Inmaculada); y la habitación donde oraba Fátima Ma‘sûmah (P) es conocida como “Baît An-Nur” (la Casa de Luz), que hoy en día es visitada por sus fieles.

Finalmente, el día 10 de Rabî‘ Az-Zânî (y según lo narrado por otros, el día 12 de ese mismo mes), del año 201 d.H., antes de que sus ojos se iluminasen por ver a su querido hermano, en un lu­gar lejano y sufriendo una gran pena, cerró para siempre sus ojos al mundo, dejando de esta ma­nera enlutados a sus seguidores.

Su entierro

Con todo respeto, la gente de Qom llevó su inmacu­lado cuerpo para ente­rrarlo en el mismo lugar que se encuentra hoy en día. En ese en­tonces era un lugar fuera de la ciudad, cono­cido bajo el nombre de “Bâq Bâbilân”, el cuál fue do­nado por Mûsâ Ibn Jazraÿ. La fa­milia de Sa‘d preparó la tumba de Fátima (P). En el momento en que la fosa estuvo lista, luego de realizar el baño completo y amortaja­miento, se vieron en difi­cultades ya que no sabían quién debía colocar el cuerpo dentro de ésta. Finalmente eligieron a un an­ciano asceta y piadoso llamado Qâdir para realizar este acto. Re­pentinamente, dos hombres a ca­ballo, con el rostro cubierto y que venían de la dirección de la Ka‘bah, se acercaron. Después de rezar la oración del muerto, uno de ellos se introdujo dentro de la fosa, el otro tomó en sus manos el cuerpo de Fátima Ma‘sûmah (P) y lo entregó a su acompañante, para que éste lo colocase para siempre dentro de la tierra.

Esos dos hombres, después de terminada la ceremonia, sin inter­cambiar palabras con los allí pre­sentes, subieron a sus montu­ras y se alejaron del lugar.

Tal parecía que esos dos hom­bres fueron enviados por Dios: Imâm Ar-Rida (P) e Imâm Al-Yawâd (P), ya que según lo que dicta la jurisprudencia islámica, el cuerpo de un inmaculado debe ser preparado y sepultado por un in­maculado, al igual que el cuerpo inmaculado de Fátima Az-Zahrâ (P) fue lavado, amor­tajado y se­pultado por el Príncipe de los Creyentes, Alî (P), y el cuerpo de la Virgen María (P), después de su muerte, fue lavado por su propio hijo, Jesús (P).

Después de que Fátima Ma‘sûmah (P) fue sepultada, Mûsâ Ibn Jazraÿ, construyó un techado de mimbre sobre la se­pultura de esta gran Señora, hasta que Zaî­nab, hija del Imâm Al-Yawâd (P) en el año 256 d.H., mandó a construir la primera cúpula sobre la tumba de su que­rida tía; y fue así como la tierra santa donde fue enterrada esta gran Señora del Is­lam, se convir­tió en el núcleo de los corazones devotos por Ahl-ul Bait (P) y en el dispensario de los corazones amantes de la Wilâîah e Ima­mato.

Seis mujeres de la familia de Fá­tima Ma‘sûmah (entre ellas hijas y nietas del noveno Imâm –P-) están enterradas a su lado, y por ese mismo motivo quienes conocen su historia, al entrar a su Mausoleo saludan de este modo:

“As-Salâmu ‘alaîkunna îâ banâti Rasûlil·lâh, as-Salâmu ‘alaîkunna wa rahmatul·lâhi wa barakâtuh”.

“La paz sea con vosotras ¡Oh, hijas del Enviado de Dios! La paz, misericordia y bendiciones de Dios sean sobre vosotras.”

Cuerpos intactos luego de 1000 años

En la época deseruddîn Shah Qayâr sucedió algo ex­traño y milagroso. Cuando un grupo estaba ocupado arreglando la zona de los alrede­dores de la tumba de Fátima (P) y quisieron enladrillarla, notaron que en la parte oriental de ésta existía un sótano (distinto al de su tumba). Decidieron arreglarlo por lo que se vieron obligados a in­vestigar a quién pertenecía. Para esto eligieron a dos mujeres que bajaron al sótano con una linterna; ahí encontraron tres cuer­pos frescos, sanos e intactos (como si recién hubiesen sido enterra­dos). Uno de esos cuerpos perte­necía a una mujer y los otros dos, a dos sir­vientas que eran mujeres de co­lor[1]. Luego de hacer averi­guacio­nes se enteraron que se trataba de la Señora Maîmûnah, hija de Mûsâ Mubarqa‘, hijo del Imâm Al-Yawâd (P), y de dos sir­vientas llamadas Umm Ishâq y Umm Habîb, cuyos cuerpos luego de mil años habían permanecido intactos.

Confirmamos así, la veracidad de las palabras del Profeta (BP):

“Ciertamente que Dios ha prohi­bido nuestra carne a la tierra, por lo que no la puede descompo­ner”.[2]

Una mirada a las virtudes de Fátima Ma‘sûmah (P)

Ella es una de las mujeres que los Imâmes (P) han recomendado visitar, y han señalado que el acceso al Paraíso se encuentra entre una de las recompensas que tiene el visitarla.

1. El Imâm Rida (P) manifestó: “Quienes visiten la tumba de Fátima Ma‘sûmah, reconociendo sus privilegios (derecho y verdad), tienen derecho al Paraíso”.[3]

2. En otro dicho señala: “Quien visite a Fátima Ma‘sûmah en Qom es como si me hubiese visitase a mí”.[4]

Lo que es obvio es que la presencia del Santuario de Fátima Ma‘sûmah (P) en Qom es como el alma de esta región, que con su luz religiosa y espiritualidad ha dado grandeza a esta ciudad, y hoy en día es uno de los principales Centros de Teología del mundo islámico.

3. El Imâm Sâdiq (P) declara: “Quien visite a Fátima Ma‘sûmah tiene como recompensa el Paraíso”.[5]

4. Está registrada la siguiente narración del Imâm Rida (P): “Por cierto que el visitar el Santuario de Fátima Ma‘sûmah equilibra las balanzas (de las acciones) y permite el ingreso al Paraíso”.[6]

5. El Imâm Yawâd (P) aseguró: “Quien visite la tumba de mi tía en Qom sin duda entrará al Paraíso”.[7]

6. Uno de los seguidores de Ahl-ul Baît visitó al Imâm Rida (P) en Mash-had y luego se dirigió a Karbala por vía de Hâmdan. En el camino soñó al Imâm Rida (P) que le dijo: “¿Qué bueno sería que en tu viaje hacia Karbala atravesaras por Qom y visitaras a mi hermana Fátima Ma‘sûmah en esa ciudad!”.[8]

La vasta intercesión de Fátima Ma‘sûmah

A continuación del dicho mencionado que predecía el nacimiento de Fátima Ma‘sûmah y su fallecimiento en Qom vemos: “Su nombre es Fátima, hija de Mûsâ (P), a través de cuya intercesión todos nuestros seguidores entrarán al Paraíso”.

Uno de los sabios de Isfahan, Aiatul·lâh Nasiri Doulat Âbâdî, cuenta de su padre el Aiatul·lâh Muhammad Bâqir Nasir (1407 d.H.):

En el año 1295 de la Hégira, azotó a los alrededores de Qom una fuerte sequía. La gente desesperada eligió de entre ellos mismos a cuarenta personas creyentes para que fuesen a Qom y visitaran el Santuario de Fátima Ma‘sûmah, para pedir por su intercesión. Luego de permanecer tres días en el Santuario y suplicar, la tercera noche uno de ellos soñó que le preguntaba el fallecido Aiatul·lâh Mirza Qomî (f.1231 d.H.)[9]: “¿Por qué permanecisteis aquí varios días?”

Él le respondió: “En nuestro distrito por falta de lluvia sufrimos de sequía. Para evitar esta desgracia nos hemos refugiado aquí”.

“¿Para ello estáis aquí?” -le preguntó asombrado Mirza y continuó diciendo- “Eso es algo insignificante, personas como yo, somos capaces de resolverlo. Para estas necesidades recurrid a nosotros, no obstante si deseáis algo para toda la humanidad, extended vuestras manos para pedir la intercesión de esta Señora”.

La predicción del Imâm Sâdiq (P) respecto a Fátima Ma‘sûmah (P) antes de su nacimiento

Dentro de los asuntos que demuestran claramente la grandeza de la jerarquía de Fátima Ma‘sûmah (P) es que su abuelo, el Imâm Sâdiq (P), habló de ella incluso antes del nacimiento de su padre. Esto señala que esta dama goza de grandes privilegios y veneraciones dentro de la gente de la Casa Profética. A continuación exponemos dos dichos a este respecto:

1. Uno de los seguidores del Imâm Sâdiq (P) fue a visitarlo. Al llegar encontró al Imâm junto a una cuna hablando con el recién nacido. Se sorprendió al verlo y dijo: “¡Acaso hablas con un recién nacido!”

El Imâm después de responder afirmativamente le dijo: “Si tú deseas hablar con él acércate y hazlo”.

Él relata: “Me acerqué a la cuna del infante, lo salude, me respondió y dijo: “Cambia el nombre de tu hija recién nacida, ya que Dios enemista con ese nombre” (el discípulo días atrás había sido agraciado con una niña, a la cuál llamó Humaîrah). Continuó diciendo: “El que el infante pudiese hablar y tuviese conocimiento de las noticias ocultas, así como sus consejos, me dejaron aún mas sorprendido, al grado de quedar estupefacto”.

En ese momento el Imâm me dijo: “No te asombres, este niño es mi hijo Mûsâ. Dios, a través de él me agraciará con una nieta que será llamada Fátima. Ella será enterrada en las tierras de Qom, y quien visite su santuario en esa ciudad, sin duda entrará al Paraíso”.[10]

2. El Imâm Sâdiq (P) declaró respecto a Fátima Ma‘sûmah (P): “Pronto será enterrada en Qom una de mis descendientes llamada Fátima. Quien la visite entrará en el Paraíso”. Esta narración continúa con una explicación que afirma que el Imâm pronunció este dicho antes del nacimiento de su hijo Mûsâ (padre de Fátima Ma‘sûmah).[11]

Existen otras narraciones con un contenido parecido.

“Que su padre se sacrifique por ella”

Una de las virtudes de Fátima Zahrâ (P) es que su padre el gran Profeta del Islam, reiteradas veces dijo en cuanto a ella: Fadâhâ Abûhâ” (su padre se sacrifique por ella).[12] Esta expresión demuestra la elevada jerarquía de Fátima Zahrâ (P).

Esta misma expresión la observamos en Imâm Mûsâ Ibn Ya’far (P) dirigida a su hija Fátima Ma‘sûmah (P):

El fallecido Aiatul·lâh Mustanbit (primer yerno del Aiatul·lâh Ju’î) trasmite de la obra Kashful La’âlî (El Descubrimiento de las perlas), guardado en un ejemplar manuscrito en la Biblioteca de Shûshtarî en la ciudad de Najaf, Irak, escrito por el investigador y sabio del siglo IX d.H. Sâlih Ibn Arandas:

“En épocas del Imâm Sâdiq (P) en una ocasión un grupo de Shî‘as en busca de la respuesta a sus preguntas entraron a Medina para visitar al Imâm Kâdzim (P). El Imâm se encontraba de viaje, y ya que este grupo tenía prisa para regresar, escribieron sus interrogantes, los entregaron a la familia del Imâm y quedaron en recoger sus respuestas en el siguiente viaje que hiciesen a esa ciudad. Días después, en el momento de despedirse, notaron que Fátima Ma‘sûmah (P) había contestado por escrito sus preguntas. Ellos, felices, las recibieron y partieron.

En el camino se encontraron con el Imâm que regresaba de su viaje a quién le relataron lo sucedido. El Imâm les pidió el escrito, lo leyó y apreció que su hija había respondido adecuadamente a todas las preguntas. Entonces repitió tres veces: ¡fadâhâ abûhâ!, ¡fadâhâ abûhâ!, ¡fadâhâ abûhâ!.

Teniendo en cuenta que Fátima Ma‘sûmah en ese entonces tenía una corta edad, lo sucedido demuestra su gran conocimiento y sabiduría.

Sabia, trasmisora de dichos y la persona de confianza de los Imâmes

Desgraciadamente, la biografía de Fátima Ma‘sûmah (P) es desconocida en la historia, y su causa se halla en la situación amenazante en la que se encontraba la familia del Profeta en esa época, y sus sabios contemporáneos temían escribir sus biografías. De lo poco que nos fue legado respecto a Fátima Ma‘sûmah, sabemos que ella poseía gran conocimiento en cuanto a las ciencias islámicas, el cual trasmitía a través de dichos a los demás; por lo tanto su nombre se halla en la lista de mujeres trasmisoras de dichos. He aquí un dicho relatado por ella, respaldado por una cadena de transmisión fiable que llega a Fátima Zahrâ (P):

En la valiosa obra de Al-Gadîr está registrada la narración de “Al Gadîr” y la de “Manzilah” transmitida por Fátima Ma‘sûmah (P). El gran sabio Aminî, el autor del libro mencionado, las transmite basándose en varias obras de la escuela Sunnah:

1- Las hijas del Imâm Kâdzim (P), Fátima (Ma‘sûmah), Zaînab y Umm Kulzum relataron: Fátima la hija del Imâm Sâdiq (P) nos relató: Fátima la hija del Imâm Muhammad Bâqir (P) me narró, y ella a su vez narró de Fátima la hija del Imâm Sayyâd (P), y ella de las hijas del Imâm Husaîn (P) Fátima y Sakîna, y ellas de Umm Kulzum, y ella de su madre Fátima Zahrâ (P) -la noble hija del Profeta (BP)- que esta dama dijo frente a los que arrebataron el derecho del califato del Imâm ‘Alî (P):

¿Acaso habéis olvidado el dicho del Enviado de Dios en el día de la festividad de Gadîr Jumm cuando dijo: “De quien yo sea su amo y protector, ‘Alî es su amo y protector”? Además dijo: (¡Oh, ‘Alî!) “Tú tienes en relación a mí la posición que Aarón tenía en relación a Moisés”.[13]

2. Fátima Ma‘sûmah (P) relata de Fátima Zahrâ (P), con la misma cadena de transmisión fiable mencionada en el punto anterior que dijo:

Escuché decir al Enviado de Dios: “En mi ascensión nocturna a los Cielos, entré al Paraíso; ahí observé un palacio de topacio blanco. Su puerta estaba adornada con topacios y rubíes, de la cual colgaba una cortina. Levanté mi cabeza para verla, y observé que sobre ella estaba escrita la siguiente frase:

Lâ ilâha il·lal·lâh, Muhammadur Rasulul·lâh, Aliîun waliîul qaum – “No hay dios más que Al·lâh, Muhammad es el Enviado de Dios y ‘Alî es el protector de la comunidad”.

Y sobre la cortina decía:

Bajjin bajjin man mizlu shî‘ati ‘Alî – “¡Bravo! ¡Bravo!, ¿quién se asemeja a los seguidores de Ali (en gozar de elevada jerarquía)?”.

Entré al palacio, en medio de éste encontré otro palacio construido de ágatas rojas, que tenía una puerta de plata, la cual estaba adornada con crisolitos verdes. Arriba de la cortina que adornaba la puerta estaba escrito:

Muhammadur Rasûlu·lah, ‘Alîîun wasîîul Mustafâ“Muhammad es el Enviado de Dios, ‘Alî es el vicario del Mustafâ (el Profeta del Islam)”.

Y sobre la cortina estaba escrito:

Bash·shir Shî‘ata ‘Alî-îen bi tîbil maûlid“Da albricias a los seguidores de ‘Alî de que su nacimiento es puro.”

Entré en ese palacio y encontré que otro palacio se encontraba dentro de este segundo, construido de esmeralda verde. Jamás había visto algo parecido con una puerta de rubís carmesí, adornado con topacios. Ahí también había una cortina en la cuál estaba escrito:

Shî‘atu ‘Alî-îen humul fâ’izûn – “Los seguidores de ‘Alî son los triunfadores.”

Pregunté a Gabriel: “Mi amado Gabriel, ¿a quién pertenece este palacio?”. Respondió: “Pertenece a tu primo y vicario ‘Alî Ibn Abî Tâlib. Toda la gente el día del Juicio Final será resucitada y congregada desnuda y descalza, excepto los seguidores de ‘Alî. En aquel día la gente será llamada por el nombre de su madre, excepto el seguidor de ‘Alî que será llamado por el nombre de su padre”.

Interrogué: “Mi amado Gabriel ¿qué significa esto?” Respondió:

Li annahum ahabbû ‘Alî-îan fatâba mauliduhum – “Debido a que ellos amaron a ‘Alî tuvieron nacimientos puros (se refiere a que un Shî‘ah de ‘Alî no puede ser ilegítimo).”[14]

3. Cuando Fátima Ma‘sûmah enfermó en la ciudad de Sâveh, dijo: Llevadme a Qom, ya que he oído a mi padre decir: Qom es el centro de nuestros Shî‘as”.

Existen otras narraciones relatadas por ella, que no mencionamos por la brevedad de esta obra.

La generosidad de Fátima Ma‘sûmah (P) y sus carismas

La diferencia entre mu‘yizah (milagro realizado por un Profeta) y karâmat (carisma o acto extraordinario realizado por alguien que no es profeta)

Los hechos sensibles superiores al orden natural, producidos por Dios a través de los purificados santuarios de los próximos a Dios, o en el momento de acercarse a ellos por medio de súplicas, se denomina karâmat o mu‘yizah (milagro).

Este último vocablo deriva de la raíz i‘yâz; el significado lingüístico del vocablo i‘yâz es “hacer impotente”; y el terminológico es “realizar una obra que jamás nadie pudo haberla realizado a través del poder humano”.

La conversión del báculo en una gran serpiente realizada de Moisés (P), la resurrección de los muertos por parte de Jesús (P), la conversación con la piedra que tuvo del Profeta del Islam y otros hechos extraordinarios realizados por otros Profetas a los cuales se refiere el Corán, son denominados mu‘yizah.

“Mu‘yizah” o “milagro” es el argumento más seguro y sólido de la veracidad de los Profetas. El milagro siempre va conectado al desafío, o sea el portador de éste invita a todos los seres humanos sobre la tierra a presentar algo similar; y las aleyas del Generoso Corán son un claro ejemplo de éste.[15]

Si deseáramos hablar respecto al milagro necesitaríamos de un libro independiente, aquí únicamente exponemos algunas características del mismo:

  1. El milagro realizado no es algo imposible en esencia, ya que el poder nunca atañe al ámbito de lo imposible.
  2. El milagro desde la perspectiva de la ciencia y el juicio es completamente cabal y posible, solo que es algo fuera de lo ordinario.
  3. El milagro es un acto sobrenatural que nunca nadie –ni los ascéticos, ni los genios del mundo- pueden llegar a realizar algo similar.
  4. El milagro es invencible e insuperable ya que depende del poder infinito de Dios.
  5. El milagro se encuentra siempre acompañado del desafío.
  6. El milagro siempre depende del poder ilimitado de Dios, y por ello no existe en él ninguna limitación en tiempo ni lugar.
  7. El milagro no es un efecto sin causa, sino es el efecto de una causa desconocida.
  8. El milagro lleva en sí un propósito, y siempre es educativo y orientador.
  9. El milagro no es consecuencia de la magia de los brujos o de las dificultades que soportan los ascetas, o un asunto que pueda ser enseñado o impartido a los demás.
  10. El milagro se lleva a cabo según el propósito, al cual nunca infringe.

Cuando un milagro es llevado a cabo por una persona con estas especificaciones, es muestra que dice la verdad, ya que Dios Todopoderoso nunca pone tal poder en disposición de un charlatán, puesto que de lo contrario ocasionaría la perdición de la gente.

De la misma forma que los profetas presentaron milagros (mu‘yizah) para consolidar su misión, los Imâmes presentaron milagros (karâmat) para confirmar su Imamato, ya que a lo largo de la historia existieron personas que usurparon la sucesión profética y únicamente fueron los milagros lo que ayudaba a los creyentes a diferenciar a los Imâmes de otras personas; siendo ésta la razón por la cual cada uno de los Imâmes Infalibles, realizó cientos de milagros a lo largo de su Imamato.[16]

Tanto el Corán como el intelecto humano aceptan la existencia del milagro. En otras palabras, existe una serie de hechos extraordinarios que tuvieron y tienen lugar en el mundo influidos por una fuerza sobrenatural.

Haciendo una investigación en las aleyas coránicas, nos damos cuenta que el factor principal de cada milagro es Dios Altísimo, y los Profetas, Imâmes y otros seres cercanos a Dios a través de la anuencia de Dios presentan un milagro. Dice el Generoso Corán:

) وَمَا كَانَ لِرَسُولٍ أَن يَأْتِيَ بِاَيَةٍ  إِلاَّ بإِذْنِ اللَّه (

Wa mâ kâna li Rasûlin an îa’tîa bi âîatin il·lâ bi idhnil·lâh

“Ningún Mensajero trajo una señal excepto con el permiso de Al·lâh”.[17]

Algunos de los seudo-intelectuales, imaginando que el milagro es contrario a la ciencia, o al no tener una justificación científica se horrorizan al escuchar el vocablo “mu‘yizah” y creen que negarlo es señal de su intelectualismo.

Estos seudo-intelectuales que tanto hay en oriente como en occidente, ¿por qué no centran su atención en investigaciones documentadas y argumentadas de los sabios tales como el Dr. Alexis Carrel o Norman Winston Grisi, Ralph Walt, Emerson y otros, quienes hablan y enfatizan respecto a numerosos milagros en nuestra propia época y la curación de miles de enfermos de cáncer, lepra, tuberculosis, etc., tras una súplica o la presencia en los lugares sagrados?

Para los iraníes esta cuestión es algo natural, ya que cada uno de ellos ha visto con sus propios ojos a varias personas o escuchado de individuos de confianza que en el Santuario del Imâm Ridâ (P) y su hermana Fátima Ma‘sûmah (P) fueron curadas personas de males incurables en forma milagrosa. Muchos presenciaron cómo en una noche del 11 de Dhilqa‘dah (la noche del nacimiento del Imâm Ridâ -P-), veintitrés personas en un mismo instante fueron curadas de diferentes enfermedades, entre ellos se encontraban ciegos y paralíticos de nacimiento.

Ibn Batûtah, persona aficionada a viajar en el mundo islámico y fallecido el 779 d.H., (hace unos setecientos años atrás) después de viajar treinta años aproximadamente escribe lo siguiente respecto a la ciudad de Najaf Ashraf, en Irak y el Mausoleo del ‘Alî, el Príncipe de los Creyentes (P):

“Toda la gente de esta ciudad es Shî‘ah y en este Santuario se realizan milagros que son la causa de las creencias de que esa tumba pertenece a ‘Alî (P). En la noche del 27 de Rayab -noche en que fue consignada la Misión Profética-, denominada como laîlatul mahîâ (la noche que se pasa en vela) los iraquíes, jorasanos, persas, romanos, grupo tras grupo cada uno de treinta o cuarenta personas vienen aquí a la media noche y colocan a sus enfermos paralíticos, etc., junto a la purificada tumba mientras ellos se dedican a rezar, suplicar, leer el Corán y la salutación especial para este Imâm. Luego de un tiempo transcurrido de la noche, todos los enfermos que fueron curados se ponen de pie y levantando sus voces repiten la siguiente alabanza:

Lâ ilâha il·lal·lâh, Muhammadur Rasûlul·lâh, ‘Alîiun Walî-ul·lâh“No hay Dios más que Al·lâh, Muhammad es el Enviado de Dios y ‘Alî el Guardián de Dios”. [18]

Los milagros realizados a lo largo de siglos en los Santuarios de los Imâmes Infalibles (P) son innumerables. Miles de casos están registrados en libros pero lo registrado no es más que un milésimo de los milagros concretados, y la continuación hasta el día de hoy de estos milagros es un argumento a su santidad, grandeza y veracidad.

Los milagros realizados en el Santuario de los Profetas, Imâmes y próximos a Dios se denominan “karâmat”. La diferencia entre “mu‘yizah” y “karâmat” consiste en que en el milagro existe la invitación hacia el desafío y se propone la guía de la gente, sin embargo, en el karâmat no existe invitación hacia el desafío.

Extraído del libro UN VISTAZO A LA HISTORIA DE FÁTIMA MA‘SÛMAH (p) Y LA CIUDAD DE QOM; Editorial Elhame Shargh

Todos derechos reservados. Se permite copiar citando la referencia.

www.islamoriente.com , Fundación Cultural Oriente


[1] Iqâmat Al-Burhân dar Usûle Dîn, p.479.

[2] Al-Bihâr, t.48, p.317, y t.102, p.266.

[3] Ídem, t. 48, p.317 y t.102, p.266.

[4] Nâsij At Tawârîj, t.3, p.68.

[5] Bihâr Al Anwâr, t.48, p.317.

[6] ‘Uîûn Ajbâr Ar Ridâ, t.2, p.267.

[7] Bihâr Al Anwâr, t.102, p.265.

[8] Anwâr Musha‘sha‘în, t.1, p.212.

[9] El noble santuario de este gran sabio en el cementerio de Sheijân en Qom, siempre fue lugar de milagros y bendiciones.

[10] Minhuy ad Dumû‘, p. 441.

[11] Bihâr Al Anwâr, t.60, p.117.

[12] Bihâr Al Anwâr, t.43, p.86 y 88.

[13] Al-Gadîr, t.1, p.197.

[14] Bihâr Al Anwâr, t.68, p.76-77.

[15] Las aleyas que invitan al desafía a todos los hombres en todos los tiempos y siglos son:

  1. Sura Isrâ’,17:88,
  2. Sura Hûd, 11:13,
  3. Sura Baqarah, 2:23,
  4. Sura Îûnus, 10:38.

[16] Diversas y valiosas obras han sido escritas por ilustres sabios tales como:

  1. Dalâ’il Al-Imâmah, Muhammad Ibn Yarîr Tabarî Imâmî, siglo V, impr. en 1413 d.H., Qom.
  2. Al Jarâ’iy wal Yarâ’ih, Qutb Ad-Dîn Râwandî, f. 573, impr.1409 d.H., Qom.
  3. Izbât Al-Hudât, Shaîj Hurr ‘Âmilî, f. 1104, impr. 1399 d.H., Qom.
  4. Madînat Al-Ma‘âÿiz”, Saiîed Hâshim Bahrânî, f.1109, impr.1413 d.H., Qom.

[17] Sura Gâfir, 40:78.

[18] Safar Nâme, Ibn Batûta, t.1, p.185.

Article_image
Article_rate
No votes yet