El nacido en la Ka‘bah

‘Alî ibn Abî Tâlib

Por la Lic. Sumeia Younes

En este ensayo se habla de un hombre elegido…

Un hombre al que la pluma no se atreve a describir…

Él, que fue superior a lo que el atributo pueda describir y a lo que el pensamiento pueda concebir, y más eminente que lo que la esencia de la elocuencia pueda alcanzar… Él, que surgió maravillosamente, vivió de acuerdo a un criterio diferente, y abandonó este mundo con un estado superior…

Un hombre que contenía dentro de sí la magnificencia y firmeza de las montañas, la pureza y transparencia del agua, el bramido de los truenos, el calor de los rayos del sol, la extensión de los mares, la solemnidad de los bosques y selvas densas, la simpleza y candor de un desierto, y la espiritualidad del reino de Dios.

Extraordinariamente fue dado a luz, maravillosamente vivió, y sorprendentemente se fue de este mundo.

Poseyó virtudes que le son exclusivas. Fue el único que nació en la Ka‘bah. Fue el único hijo de Abû Tâlib que desde niño disfrutó de la protección y educación directa de Muhammad (BP) y su esposa Jadîÿah. Tras el comienzo de la Revelación al Profeta, fue el primer hombre que aceptó el Islam y el primero en rezar junto al Profeta (BP). Asimismo fue el primero que se puso de pie en la proclamación en público del Profeta, y que con todo su poder y fuerza protegió al Islam. Luego, en el año de la emigración, fue el único que en esa noche terrible arriesgó su vida al dormir en la cama del Profeta (BP), y en la guerra de Uhud, cuando el Profeta desapareció en medio de las filas del enemigo, juró por Dios que lucharía hasta encontrarlo o ser martirizado; y desenvainó su espada y luchó, hasta que encontró al Enviado de Dios (BP). En las guerras del Profeta, en todas ellas fue el comandante en jefe de los musulmanes y siempre tenía la última palabra en el campo de batalla.

Con la muerte de Muhammad (BP), ‘Alî se enfrentó a la mayor de sus desgracias, hasta el punto que en elegía al Enviado de Dios recitó:

 

Mi alma es prisionera de sus suspiros

Ojalá hubiera salido (de mi cuerpo) con los suspiros.

Después de ti no habrá bien en la vida,

Y mi mayor temor, es el miedo a que

Se prolongue demasiado mi vida.

       Tras la muerte del Profeta (BP) fue privado de su derecho divino y despojado del cargo para el cual había nacido, esperando luego veinticinco años para ocuparlo y proteger al Islam y afirmar sus tiernas raíces, y durante todo este tiempo no pronunció palabra alguna que estuviera en contra de la complacencia divina y pusiera en peligro al naciente Islam. Su Califato duró solo cuatro años y medio, y en este período se manifestó una extraordinaria mixtura de justicia, igualdad y hermandad, y finalmente, en una noche maravillosa, fue martirizado a manos de los Jawâriÿ. Y así como ingresó a este mundo por la Casa de Dios, del mismo modo salió de él, cuando la muerte lo recibió encontrándose orando en la casa de Dios.

Premonición de Abû Tâlib sobre su  nacimiento:

El Sheij As-Sadûq, en Ma‘ânî Al-Ajbâr, transmite del Imam As-Sâdiq (P) que dijo:

       Fátima bin Asad llegó ante Abû Tâlib para darle las buenas nuevas sobre el nacimiento del Profeta (BP), y Abû Tâlib le dijo: “Espera un sabt que yo también te daré las albricias de un hijo como él, con la diferencia que carecerá de la profecía (que Muhammad posee y él no tendrá)”, e Imam As-Sâdiq (P) continuando el hadîz, dijo: Sabt, etimológicamente significa treinta años, y el período entre el nacimiento del Enviado de Dios (BP) y Amîr Al-Mu’minîn (P) fue de treinta años”.

Su Nacimiento:

El contenido principal del hadîz sobre su nacimiento, de acuerdo a lo que el Sheij As-Sadûq –que Al·lah se apiade de él- transmitió en los libros Al-Amâlî, ‘Ilal-ush Sharâ’i‘ y Ma‘ânî Al-Ajbâr, como también el resto de los narradores shiítas, es el que fue narrado de Iazîd ibn Qa‘nab, quien dijo:

 “Estaba yo sentado frente a la Ka‘bah, en Masÿid Al-Harâm, junto a ‘Abbâs ibn ‘Abdil Muttalib y a un grupo de entre los de Banî ‘Abdul ‘Uzza, cuando de repente apareció Fátima bint Asad –que las bendiciones de Al·lah sean con ella- a quien le aquejaban los dolores de parto. Se dirigió hacia la Casa de dios, se detuvo y dijo:

 “¡Dios mío! Creo en Ti, en Tus Profetas (P) y en sus Libros. Considero verdaderas las palabras de mi abuelo Ibrâhîm Al-Jalîl (P), aquél mismo que por Tu decreto construyó la Antigua Casa. ¡Por la Verdad de aquel que construyó esta Casa, y por este niño que llevo en mi vientre, facilítame su alumbramiento!”.

Súbitamente, vimos que en la parte trasera de la Ka ‘bah se abrió una grieta, y Fátima ingresó en la Casa, desapareció de nuestra vista y la pared se cerró nuevamente.

Al ver esto, quisimos abrir la puerta de la Casa, pero no se abrió… y entonces supimos que había intervenido el designio divino…

Este suceso se difundió rápidamente por toda la ciudad, y la gente, a lo largo y ancho de todas las regiones y comarcas hablaba de ello, y hasta las mujeres que se encontraban recluidas en sus casas estaban enteradas de este suceso milagroso.

Pasaron tres días, y al cuarto Fátima salió de aquel lugar sosteniendo a un niño en sus brazos, y dirigiéndose a la gente, exclamó:

 “Dios Altísimo me otorgó algo mejor que a las mujeres que me precedieron; yo entré a la Casa de Dios y comí del sustento y de las frutas del Paraíso, y en el momento en que quise salir de la Casa una voz desde lo oculto clamó: “¡Oh Fátima! Llama a este niño ‘Alî, puesto que Dios, el Elevadísimo, dijo: «Por cierto que he extraído su nombre del Mío, lo eduqué con Mi educación, y lo situé por sobre lo complejo de Mi conocimiento, y él es quien destruirá los ídolos en mi Casa, y es quien hará el Adhân (llamado a la oración) sobre el techo de Mi Casa y Me santificará, y ¡ay! de quien sea su enemigo y le desobedezca…»”.

Esto sucedió el día Viernes trece del mes de Raÿab del año 30 después de ‘Am-ul Fîl (el Año del Elefante, año en que nació el Profeta del Islam –BP), 23 años antes de la Emigración”[1][.

Nadie antes había nacido en la Ka‘bah, ni jamás nadie lo hará. Todo eso fue recordado por la mayoría de los transmisores de hadices, exegetas y literatos shi‘as y sunnis.

Hâkim An-Nishâbûrî –reconocido sabio sunnita- dijo:

“Las narraciones mutawâtir[2] mencionan que Fátima bint Asad dio a luz a Amîr Al-Mu’minîn ‘Alî ibn Abî Tâlib –que Dios ennoblezca su rostro- en el interior de la Ka‘bah”[3].

Y dijo Shahab Ad-Dîn Abû Az-Zana’ As-Seîied Mahmûd Al-Alûsî –sabio sunnita-, autor de Tafsîrh Al-Ma‘ânî, al explicar Al-‘Ainîiah, de ‘Abd-ul Baqî Afandi Al-Mu‘ammarî, respecto al dicho de éste:

 

Tú eres el altísimo,

El que fue elevado por sobre lo más alto,

En el interior de La Meca, en la Casa (de Dios),

Cuando fue dado a luz.

 “El hecho de que el Amîr –que Al·lah ennoblezca su rostro- nació en la Casa, es algo muy reconocido en el mundo y fue mencionado en los libros de ambas escuelas, la Sunnah y la Shi‘ah… Y ningún otro nacimiento fue tan conocido como el suyo –que Al·lah ennoblezca su rostro-, como asimismo nadie difiere sobre ello, y ¡quién más digno que el Imam de Imames para nacer en lo que constituye la qiblah de los musulmanes! ¡Glorificado sea Aquel que dispone las cosas en su lugar y es el Justo por excelencia…! Y de acuerdo a lo que algunos transmitieron, es como si ‘Alî hubiera querido compensar y retribuir a la Ka‘bah por haber sido la que le brindó este motivo de orgullo, el de haber nacido en el corazón de la misma, por lo que arrojó los ídolos desde lo alto de la Ka‘bah, puesto que en algunos hadices se narra que la Casa de Dios se quejó ante el Altísimo diciendo: “¡Dios mío, ¿hasta cuándo serán adorados estos ídolos a mi alrededor?”. A lo que Dios Altísimo le prometió que purificaría de los ídolos aquel Lugar Sagrado…”

Su Nombre:

Fue transmitido que tras el nacimiento de ‘Alî (P), Fátima bint Asad dijo:

 “Cuando quise salir de la Ka ‘bah, una voz desde lo oculto clamó:

 “¡Oh Fátima! Llámalo ‘Alî, puesto que es elevado, ya que Dios, el más Elevado de los Altísimos, dice: «Por cierto que he extraído su nombre del Mío, lo eduqué con mi educación, y lo situé por sobre lo complejo de mi conocimiento…»”.

Y ‘Al·lâmah Al-Qunduzî, de entre los sabios sunnis, en su libro Ianâbî‘ Al-Mawaddah, p. 255, narra de ‘Abbâs ibn ‘Abd-ul Muttalib que cuando Fátima bint Asad dio a luz a este ennoblecido niño, le puso el nombre de su padre, “Asad” (León), pero Abû Tâlib no estaba satisfecho, por lo que le dijo:

 “Esta noche iremos a la montaña de Abû Qubais e invocaremos a Dios, el Creador de los Cielos; quizás él nos informe sobre su nombre”.

Y cuando llegó la noche se dirigió a la montaña de Abû Qubais y se entregó a la súplica y recitó la siguiente poesía:

 

¡Oh Señor! ¡Oh Dueño de la noche

que envuelve todo en sombras,

y de la Luna brillante y resplandeciente!

Evidéncianos de Tu designio establecido

Lo que ves sobre el nombre de este recién nacido.

En ese momento descendió una tabla verde de crisólito, donde estaba escrito:

 

Os distinguí con el niño puro,

El virtuoso, el elegido, el complacido.

Y su nombre proviene de una excelsa elevación:

‘Alî (es un nombre que) fue extraído del Elevadísimo.

Tras esto, Abû Tâlib se sentía extremadamente feliz, por lo que hizo una prosternación en agradecimiento y sacrificó diez camellos por ‘Alî (P); y colgó aquella tabla en la Ka‘bah, por la cual Banî Hâshim se enorgullecía, hasta que desapareció cuando el califa omeya ‘Abdul Malik ibn Marwân ordenó la destrucción de la Ka‘bah y la masacre de los peregrinos para acabar con ‘Abdul·lah ibn Zubair.

El Sheij As-Sadûq, en los libros Ma‘ânî Al-Ajbâr e ‘Ilal Ash-Sharâ’i‘[4], narró un hadîz del Príncipe de los Creyentes, en el cual éste (P) dijo:

 “Mi nombre en el Evangelio es “Ilia”, en la Torá “Bari’”, en los Salmos “Ari”, antes los hindúes “Kabkar”, ante los romanos “Butrisa”, ante los persas “Habtar”, ante los turcos “Bazir”, ante los Zanyiian “Haitar”, ante los Kahenan “Bui”, ante los abisinios “Bazrik”, ante mi madre Haidarah” (cachorro de león), ante mi tío “Maimun” (agraciado), ante los árabes “ ‘Alî”, ante los armenios “Farid”, y ante mi padre “Zhahir”.

Entre otros nombres y apelativos del Imam ‘Alî, se encuentran: Amîr Al-Mu’minîn (el Príncipe de los Creyentes), Abûl Hasan, Abûl Husain, Abû-s Sibtain (el padre de los dos nietos)[5], Al-Anza’-ul Bâtin[6], Amîr An-Nahl[7], Abû Turâb[8], Seîid-ul Wâsiîn (el señor de los albaceas), Imam Al-Muttaqîn (Imam de los temerosos), Ia‘sûb Al-Mu’minîn[9], Qa’id Al-Gurr Al-Muhayyalîn[10], Wasî (albacea), Shabih-u Harûn (el semejante a Aarón), Al-Murtadâ (de quien se está complacido), Qadm (espada), Al-Karrâr gair Farrâr (el que ataca en la batalla y jamás huye) y otros nombres que no son tan famosos. Y se transmitieron muchas tradiciones de los libros de los hermanos de la escuela As-Sunnah wal Yamâ‘ah sobre que sus nombres y epítetos llegan a casi doscientos cincuenta, con los que el Enviado de Dios (BP) solía nombrar al Imam ‘Alî (P).

El Profeta (BP) y ‘Alî (P) fueron creados de una misma luz:

 ‘Al·lâmah Shaij Suleimân Qunduzî, de entre los sabios sunnis, en su libro Ianâbî‘ Al-Mawaddah, narró de una cadena de transmisión que llega al Profeta, que éste (BP) dijo:

 “‘Alî y yo fuimos creados de una sola luz cuatro mil años antes de que Dios creara a Adán (P), y en el momento de crear a Adán, Dios dispuso en su espinazo esta luz, y así éramos uno solo, hasta que fuimos separados el uno del otro en el espinazo de ‘Abdul Muttalib, estableciéndose en mí la Profecía y en ‘Alî la Sucesión”.

Y se narró de Ÿâbir ibn ‘Abdil·lah Al-Ansârî –que la Misericordia de Al·lah sea sobre él-, que el Enviado de Dios (BP) dijo:

“Dios creó mi luz y la de ‘Alî catorce mil años antes que al universo y a Adán. Nosotros alabábamos y glorificábamos a Al·lah cuando aún no existía nada que le alabase y glorificase. Cuando Al·lah creó a Adán dispuso nuestra luz en su espinazo. Cuando Adán se encontraba en el Paraíso nosotros estábamos en su espinazo; cuando Noé estaba sentado en el Arca, nosotros nos encontrábamos en su espinazo, y cuando Ibrâhîm fue arrojado en la hoguera, nosotros estábamos en su espinazo. Al·lah nos trasladaba desde espinazos puros hacia entrañas purificadas, hasta que nos hizo llegar al espinazo de ‘Abdul Muttalib. Dividió esa luz en dos: mi luz la dispuso en el espinazo de ‘Abdul·lah y la de ‘Alî en el de Abû Talib. A mí me agració con la Profecía y a ‘Alî con el Imamato. Extrajo mi nombre del segundo de los Suyos. El Señor del Trono es Mahmûd (Alabado) y yo soy Muhammad, y Él es Al-‘Alîi-ul A‘lâ (el más Elevado de los Elevadísimos) y éste es ‘Alî”.[11]

Se transmitió que cuando el Enviado (BP) designó a ‘Alî para el Imamato, ‘Abbâs, el tío del Profeta (BP), le dijo:

 “¡Oh Enviado de Dios! ¿Acaso no somos tú y yo el fruto de un mismo árbol? ¿Acaso no somos tú y yo de un mismo origen y esencia?”. Dijo (BP): “Sí, así es”. Preguntó: “Entonces ¿por qué antepones a ‘Alî por sobre los mayores de Banî Hâshim? ¿Acaso es porque se casó con tu hija Az-Zahrâ, convirtiéndola  en su pareja? El Enviado de Dios (BP) respondió: “¡Oh tío! Permitiste que te invadieran pensamientos corruptos, dejaste de lado el camino de la rectitud y diste pasos en el sendero del extravío. ¡Oh tío! ¿Acaso no sabes que la virtud está en el conocimiento y la educación y que el Imamato y la Wilâiah es una dádiva de Dios y no está en poder de las criaturas? ¡Oh tío! Al·lah, Glorificado sea, creó nuestra luz catorce mil años antes que al universo y a Adán y nosotros nos encontrábamos glorificando y exaltando al Creador, en tanto que aún no existía nada que le glorificara o exaltara. Cuando la Voluntad del Creador, Glorificado Sea, decidió originar el universo, fusionó mi luz y creó de ella el Trono y el Escabel. Por la verdad del Creador que yo soy mejor que el Trono y el Escabel. Y fusionó la luz de ‘Alî y creó de ella la Matriz del Libro y el Cálamo. Por la verdad del Creador que ‘Alî es mejor que la Matriz del Libro y el Cálamo. Y fusionó la luz de mi hijo Hasan y creó de ella los Cielos y el conjunto de los Ángeles. Por la verdad del Creador que Hasan es mejor que los Siete Cielos y la totalidad de los Ángeles. Y fusionó la luz de mi hijo Husein y creó de ella los Siete Paraísos y el conjunto de las Huríes. Por la verdad del Creador que Husein es mejor que los Siete Paraísos y la totalidad de las Huríes. Entonces ordenó a las nubes de tinieblas que echaran sombra sobre los siete Cielos y los oscurecieran; y agració a los Ángeles con los himnos de alabanza y glorificación, y nosotros fuimos designados intercesores, para que Al·lah apartara así esas tinieblas. Al·lah pronunció una palabra y de ella creó un espíritu, y la luz y el espíritu se fusionaron, creándose la luz de Fátima en la forma de un candil, al que dispuso frente al Trono. Y por él se iluminaron los siete Cielos y la Tierra, y es por ello que su nombre es Az-Zahrâ’ –“la resplandeciente”-. ¡Oh tío! Ama a ‘Alî, puesto que amarlo es fe y odiarlo es incredulidad e hipocresía”[12].

Y fue narrado también que el Enviado de Dios (BP) dijo:

 “Todas las personas fueron creadas de diferentes árboles (o esencias), mientras que ‘Alî y yo fuimos creados de uno solo”.

Asimismo, ‘Al·lâmah Ganÿî Ash-Shâfi‘î –sabio sunnita-, en su libro Kifâiat-ut Tâlib, p. 178, transmite de ‘Abdul·lah ibn ‘Auf, que el Enviado de Dios (BP) dijo:

 “El árbol soy yo, y Fátima su tronco, ‘Alí sus ligamentos, Hasan y Husein sus frutos, y nuestros Shi‘as (seguidores) sus hojas. La base de dicho árbol se encuentra en el Jardín del Edén, y la raíz, el tronco, sus ligamentos, los frutos y sus hojas, en el Paraíso”.-

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[1]Shaij Al-Mufîd, Kitâb Al-Irshâd, p. 3.

[2] Narraciones mutawâtir: Tradiciones narradas a través de varias cadenas de transmisión no relacionadas entre sí.

[3] Al-Mustadrak ‘alas Sahihain, T. 3, p. 550.

[4] Ma‘ânî Al-Ajbâr, pp. 58-62; ‘Ilal Ash-Sharâ’i ‘, pp. 56-57.

[5] Sibt: nieto por parte de hija.

[6] En las tradiciones se narra que el significado de Anzapara Imam ‘Alî es: vacío de politeísmo, y Batin, que su corazón está repleto de conocimiento y fe.

[7] Nahl significa “abeja”. De acuerdo a la exégesis que Al-Mu‘al·la ibn Tarif hace de la aleya que dice: «E inspiró tu Señor a la abeja», nahl es Banî Hâshim, clan de cuyas entrañas surgió un néctar de diferentes colores, que contiene curación para la gente, refiriéndose al Imam ‘Alî (P). Sobre esta aleya, dijo el Profeta (BP): “‘Alî es su Amîr (de las abejas)”, razón por la que fue llamado Amîr An-Nahl (El Príncipe de las Abejas). También se dice que el Profeta dirigió su ejército hacia la fortaleza de Banî Tagl, y le combatió la gente de la fortaleza hasta que se le terminaron las armas, por lo que le lanzaron panales de abeja, ante lo cual los soldados del Profeta se vieron impotentes, hasta que se presentó ‘Alî (P) y las abejas se le sometieron, por lo que fue llamado el Príncipe de la Abejas (Bihâr Al-Anwâr, T. 3, p. 55).

[8] Se transmitió que cierto día el Enviado de Dios (BP) fue en busca de ‘Alî (P), quien estaba dormido sobre el suelo, estando su rostro sobre la tierra, ante lo cual el Profeta levantó su rostro de la tierra limpiándolo con su bendita mano, mientras le decía: “Qum iâ abâ turâb” (¡Levántate, oh polvoriento! Lit.: “padre de la tierra”).

[9] Ia‘sûb significa “jefe”.

[10] Gurr es plural de agarr que significa “frente hermosa y blanca”, y muhayyal se le llama a los caballos que tienen una parte de sus patas blanca, y este adjetivo es una metáfora utilizada para quienes, a causa de realizar el wudû (o ablución ritual) y estar permanentemente con wudû, sus rostros, pies y manos, en el Día de la Resurrección estarán blancos y luminosos.

[11] Extraído del libro “Râhat-ul Arwâh”, de Abû Sa‘îd Hasan ibn Husain Sabzawarî.

[12] Ibíd., pp. 27-28.

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