El Santo Profeta del Islam, y su gran esposa Jadiya (P)

Por: Por A. A. Razawi

Aunque Arabia no tenía ningún gobierno nacional o local, la Meca era dominada por la tribu de Quraish, como lo dijimos anteriormente Quraish estaba constituido por doce clanes. Estos clanes compartían la responsabilidad de la ley y el orden de la ciudad.

Uno de estos clanes era Bani Hashim. Cada clan tenía su propio líder. El líder de Bani Hashim era Abu Ţalib ibn 'Abdul-Muttalib ibn Hashim ibn 'Abd Manaf ibn Qusayy, tal como sus antepasados, Abu Ţalib era un mercader. Además de ser el jefe del clan, él era el guardián de la santa Ka'bah, la casa de Dios, construida en la Meca por los Profetas Abraham e Ismael siglos atrás y dedicada al servicio y adoración de Dios El Todopoderoso.

Abu Ţalib tenía un hermano menor llamado Abdul.lah. En el año 570 A.C. Abdul.lah fue a Siria junto con una caravana. Poco tiempo antes de su partida hacia Siria, se había casado con Amina bint (hija de) Wahhab una dama de Yazrib (ciudad conocida más tarde como Medina).

A su regreso de Siria, Abdul.lah se enfermó y murió. Tan solo tenía diecisiete años de edad cuando falleció. Cuando el partió hacia Siria su esposa estaba embarazada y estaba viviendo en la casa de su cuñado Abu Ţalib. Dos meses después de la muerte de su esposo (Abdul.lah) ella dio a luz a su hijo. Su abuelo, 'Abd Al-Muttalib le dio el nombre Muĥammad. Muĥammad nació el 8 de Junio en el año 570 D. C.., en la casa de su tío Abu Ţalib en la Meca.

El niño Muĥammad quien más adelante sería escogido por Dios el Todopoderoso, para ser el mensajero para toda la humanidad, y quien iría a cambiar el destino y la historia de la humanidad para siempre.

Muĥammad tenía seis años de edad cuando su madre Amina bint Wahhab falleció tras una corta enfermedad. Posterior a su muerte el abuelo, 'Abdul-Muttalib, lo llevo a su casa, pero solo pasaron dos años y 'Abdul-Muttalib murió también.

'Abdul-Muttalib tenía diez hijos, cuando este se encontraba en su lecho de muerte, mando a llamar a todos sus hijos, y designó a su hijo Abu Ţalib como él nuevo jefe del clan Bani Hashim y también el custodio de Muĥammad. Tanto Abu Ţalib como Abdul.lah eran hijos de una misma madre, mientras que los otros hermanos eran hijos de diferentes madres.

Abu Ţalib llevo a Muĥammad a su casa. Muĥammad llego y conquisto todo el amor de Abu Ţalib y su esposa. Lo amaron más que a sus propios hijos. Muĥammad había nacido en su casa. Su nacimiento colmó esta casa de bendiciones, y ahora tras la muerte de Abdul-Muttalib, Muĥammad había regresado a la casa de este (Abu Ţalib).

Cuando Muĥammad era un niño, nunca mostró interés alguno por los juguetes y las travesuras comunes en los niños de esta edad. Durante su juventud tampoco dio importancia a los juegos y los deportes o a la compañía de otros muchachos de su edad, para ser un joven, era extraño ya qué prefería estar solo.

Al igual que los otros miembros de Quraish, Abu Ţalib también enviaba su mercancía a Siria y a Yemen cada año. En ocasiones él mismo acompañaba las caravanas y en otras designaba a agentes para que vendieran su mercancía en los mercados de estas ciudades.

En el año 582 D.C., Abu Ţalib decidió visitar Siria junto con la caravana. Su sobrino Muĥammad tenía doce años de edad para ese entonces y Abu Ţalib lo amaba tanto que no podría soportar el separare de él por un par de meses. Por esta razón lo llevo consigo a Siria.

Muĥammad era un joven precoz, a pesar de su extrema juventud, era muy observador. En el transcurso del viaje y durante su estadía en Siria observaba cuidadosamente a la gente, sus costumbres y la forma de adorar, su oratoria dialectos y todo aquello que él veía lo grababa en su mente. A su regreso a Meca, él podía recrear sus experiencias desde el principio hasta el final, recreando todos los detalles gráficamente. Nunca olvidó algo; en realidad poseía un total recuerdo de todo y a pesar de su corta edad, era. Abu Ţalib sabía que Muĥammad era sabio e inteligente, más allá de sus años y experiencia; por esto, no lo trataba como a un menor, por el contrario, le mostraba el respeto que se le daba un hombre en la sociedad árabe.

Pronto el joven Muĥammad entro a la juventud. Aun así en el umbral de la adultez él no mostraba ningún interés en aquellos placeres que los otros jóvenes buscaban.  Renunció a todo tipo de frivolidad. Como se dijo antes él prefería estar solo con sus pensamientos. Tenía la oportunidad de satisfacer sus predilecciones, cuando sacaba a pastar las ovejas de su tío, solitario bajo la inmensidad del cielo, el silencio del desierto que abrazaba el horizonte parecía invitarlo a reflexionar sobre las maravillas de la creación, los misterios de los cielos y de la tierra, y el porqué de la vida, y su propósito. Examinaba el paisaje de principio a fin, y esta soledad era para él su única compañía, ésta parecía como una dimensión de su mundo.

Para la época en la que Muĥammad estaba saliendo de su adolescencia, los habitantes de la Meca habían empezado a notar la actitud de Muĥammad. Sabían que él nunca se había desviado de la senda de la rectitud. Nunca erró, no hablaba demasiado, pero cuando lo hacía solo era para decir la verdad y palabras de sabiduría. Los mecanos nunca lo escucharon decir una mentira, lo llamaban Aŝ-Ŝādiq (el veraz).

Con el pasar de los años, los ciudadanos de la Meca irían a darle otro título a Muĥammad, sabiendo que  era la persona más responsable y digna de confianza, muchos de ellos empezaron a depositarle su dinero, joyas, ornamentos y otras cosas de valores, para que él las guardara. En el preciso momento que alguno quería sus pertenencias de vuelta, Muĥammad las regresaba; nunca ocurrió lo contrario. Después de tal experiencia, por algún tiempo empezaron a llamarlo al-Amîn (el confiable). Solo él fue llamado así por los habitantes de la Meca.

A. Yusuf '''Ali, el traductor y comentador del sagrado Corán, ha explicado la palabra árabe al-Amîn de la siguiente manera:

Amîn: Aquel a quien se la ha confiado algo, con muchos otros significados implícitos. 1. Digno de confianza, 2. Destinado a repartir su confianza, como Profeta está destinado a difundir su mensaje, 3. Destinado a actuar con la verdad como Profeta, está destinado a dar solo el mensaje de Dios, y no atribuirse nada para sí mismo, 4. No buscar ningún interés propio.

Los árabes preislámicos, celebraban cada año una temporada de ferias, en varias partes del país, algunas de las cuales se hacían en la ciudad de la Meca, una muy conocida entre ellos era la perla de "Ukaz", al Miyannah y Ďul Mayaz, Muĥammad visitaba estas ferias siempre y cuando fuese conveniente para él hacerlo.

Todas esas ferias se realizaban durante los cuatro meses sagrados de Rayâb, Ďul Qâdah, Ďul Hiyyah y Muĥarram. De acuerdo, a la tradición árabe antigua, durante estos cuatro meses, había un total cese de toda clase de violencia, guerras, saqueos y vandalismo. Desde el principio de la temporada de paz, una tregua general se pactaba. Esta tregua era acatada y respetada por todas las tribus árabes.

Mercaderes, campesinos y artesanos de diferentes lugares de la región se unía a estas festividades para vender, comprar e intercambiar lo mejor de sus productos, los cuales exhibían orgullosamente. Durante esta época también afloraban otras artes como la poesía, etc.

La poesía era la principal afición de los árabes. Si algún talento poético era descubierto en una tribu, esto era motivo de celebración para todos. Las otras tribus presentaban sus felicitaciones por tener entre ellos tal talento. Los árabes eran muy aficionados a la palabra y de los múltiples significados que esta poseía. Se llamaban así mismo los hijos del árabe. En estas festividades, los poetas leían sus últimas composiciones con las cuales encantaban a la audiencia. La elocuencia era un atributo el cual los árabes atesoraban con una suprema importancia. Una de sus máximas consistía en que la belleza de la mujer yace en su rostro; pero la belleza de un hombre está en su elocuencia. Admiraban la habilidad de la construcción en una Oda tanto como las expresiones felices de los poetas. Místicos de extraña apariencia provenientes del desierto y adivinos de aspecto salvaje y los oráculos de las tribus agasajaban a su público con discursos crípticos, parábolas y predicciones esotéricas, a pesar de que unos cuantos, por decir mucho podían entender su lenguaje y simbolismo.La mayoría de los árabes creían que los astros determinaban el destino de los hombres. Por esto, los adivinos gozaban de un gran temor en todo el país; se creía que ellos poseían el poder de comunicarse con las estrellas. Cantantes, bailarines, gente del entretenimiento, acróbatas, magos, todos rivalizaban mutuamente por tratar de llamar la atención del público.

Estas festividades también eran frecuentadas por los Santos, sacerdotes y grandes hombres quienes predicaban sus doctrinas. Propagaban sus credos e ideas sin temor a ser molestados durante estos cuatro meses. La paz y el arte de la paz florecían en contra de este panorama de la indudable vitalidad humana.

En estas fiestas, Muĥammad encontraba una oportunidad de observar a los habitantes de la península arábiga. También estudiaba de primera mano las costumbres y creencias de las personas de diferentes estratos sociales, cultural y geográficos.

En el verano del 595 D. C., los mercaderes de la Meca reunieron sus caravanas de verano para llevar sus mercancías a Siria. Jadiya también había preparado su mercancía, pero no había encontrado a un hombre que se hiciera cargo de su caravana. Le propusieron un par de hombres pero estos no llenaron sus expectativas.

Por medio de alguno de sus colegas mercaderes del gremio de la Meca, Abu Ţalib se enteró de que Jadiya necesitaba un agente que se hiciera cargo de su caravana para vender sus productos en Siria.

A Abu Ţalib se le ocurrió que su sobrino Muĥammad quien ya tenía veinticinco años de edad era la persona idónea para este trabajo. Abu Ţalib estaba ansioso de conseguir un trabajo para su sobrino. Él sabía que Muĥammad no tenía experiencia como agente pero también sabía que para él, esto no era impedimento, debido a su excepcional talento. Confiaba en las capacidades y facultades de su sobrino, estaba seguro que este poseía suficiente sentido común para cumplir con sus responsabilidades y deberes como trabajador complaciendo totalmente a su empleador. Por lo tanto, con la aprobación de Muĥammad, el llamo a Jadiya y le postulo la candidatura de Muĥammad como su agente.

Al igual que la mayoría de los habitantes de la Meca, Jadiya había escuchado acerca de Muĥammad. Una cosa si sabía, y era la incuestionable integridad de este. Ella sentía que podía confiar en él, implícita y explícitamente. Por esto estuvo de acuerdo en escogerlo como su agente. A ella no le importó su inexperiencia ni la vio como una desventaja y dijo que enviaría a su esclavo Maysarah, un experimentado viajero para que lo ayudara si fuese necesario.

Jadiya era una magnifica administradora y perfecta organizadora, pero también tenía suerte, siempre tuvo la suerte de encontrar buenos agentes para sus negocios. Aun sabiendo de su éxito, ella se vio muy sorprendida de saber que con Muĥammad como agente, su suerte mejoraba como nunca antes. Para Jadiya nunca hubo ni habría un mejor agente que Muĥammad. Si ella poseía un toque de oro en su mano, él tenía un toque bendito en la suya.

Jadiya y Abu Ţalib trabajaron en los detalles del arreglo de la caravana y cuando Muĥammad llamó a su nuevo empleador para firmar el contrato, ella le explicó los puntos específicos del trato. Inmediatamente captó lo que ella le dijo, y no necesitó de ninguna explicación. Jadiya le dijo a Abu Ţalib que le pagaría a Muĥammad el doble de lo que había pagado a otros agentes por sus servicios.

Lo que Jadiya no sabía era que la mano del destino, era la que estaba detrás de este arreglo. El destino tenía otros planes para ella y para Muĥammad. Estos planes transcendieron las cosas mundanales e insignificantes, tanto como en las nuevas iniciativas de negocios, así como los sucesos pronto lo mostrarían.

Mientras tanto "la caravana de verano" de la Meca estaba lista para salir a su largo viaje. Los mercaderes prepararon sus cargas y las montaron a sus camellos, los documentos fueron firmados, las provisiones listas; al igual que los escoltas. Muĥammad llego junto a su tío Abu Ţalib y sus otros tíos; fueron saludados y recibidos por los tíos de Jadiya, quienes los estaban esperando con el recibo de salida y otros documentos.

Muĥammad debió hacer el inventario de la mercancía que iba a vender en Siria. Junto a Maysarah revisó todos los artículos que estaban inventariados y encontró todo en orden. Maysarah debió hacer los trámites relativos de compra y  venta. Él era el encargado de registro.

Abu Ţalib le dio instrucciones especiales a Maysarah y a los líderes de las caravanas para la protección y la seguridad de Muĥammad. Ellos prometieron hacer todo lo posible para que el viaje fuera placentero y seguro para Muĥammad. Abu Ţalib y sus hermanos agradecieron a estos por el cuidado de su sobrino, oraron por el éxito de la nueva aventura y por un retorno seguro. Luego lo encomendaron a la protección de Dios y lo despidieron.

Durante el verano, la mayoría de las caravanas viajaban de noche y descansaban de día para escapar del incesante calor. Viajar de día era extremadamente agotador tanto para los animales (camellos) y sus jinetes. Por esto, la mayoría de las caravanas partían de la Meca en el ocaso o después del mediodía cuando el calor era un poco más soportable.

Uno de los escoltas de las caravanas, hacía sonar la campana. La campana para los viajeros era una señal de que la caravana estaba lista para partir. Los camellos que estaban echados eran puestos de pie en contra de su voluntad. Estos mostraban su disconformidad mediante sus bufidos. Tres horas antes del ocaso el líder de la caravana daba la señal y esta se ponía en movimiento.

La caravana se dirigía hacia el norte. Los amigos y compañeros de aquellos que iban en la caravana se quedaron un poco más, mientras veían como la caravana se perdía en el horizonte; luego regresaron a sus casas.

Los nuevos viajeros marcharon junto a los experimentados quienes les enseñaban aquellas cosas que conocían y explicándoles las particularidades. Maysarah le mostro muchas cosas interesantes a Muĥammad. Más tarde él reconoció todas las marcas o señales que había visto en los caminos que había atravesado trece años atrás junto a su tío. Nada había cambiado en trece años, Maysarah demostró ser un compañero alegre que podía contar muchas historias oportunas y también numerosos e interesantes incidentes vividos en sus primeros viajes. Muĥammad vio que los otros viajeros también eran cordiales y amables.

Después de casi un mes la caravana llegó a su destino, Siria. Los arreglos del alojamiento habían sido preparados para los cansados viajeros en un hospedaje. Ellos querían descansar después de lo difícil de casi treinta días de viaje bajo el sol y el calor. Por esto, debían recuperar fuerzas por lo menos una semana.

Cuando los mercaderes descansaron sus adoloridos cuerpos, fueron al mercado para organizar la mercancía que habían traído de la Meca. Algunas eran vendidas y otras intercambiadas por la mercancía de los Sirios. Ellos también compraban mercancías para llevar a casa., encontraron muchas cosas a un muy bajo precio. Estas transacciones podrían tomar en cualquier parte de dos a cuatro meses.

Muĥammad al igual que los demás vendió sus productos y compro nuevos productos. Aunque para él esta era su primera aventura comercial, no vaciló a pesar de su inexperiencia en los asuntos de negocios. Por el contrario,  sorprendió a Maysarah, con su profesionalismo en los negocios. Maysarah también notó su perspicacia como negociante y su destreza como vendedor. Muĥammad protegía los intereses tanto de sus empleados como el de los compradores. Aún más, hizo crecer las ganancias de Jadiya mucho más de lo que alguna vez había ganado antes, y la mercancía que el compró en Siria para ella fue la mejor en calidad y tendría un valor más alto en la Meca.

En Siria, cualquiera que se encontraba con Muĥammad quedaba impresionado con él, tenía una presencia tan llamativa que lo hacía inolvidable para quien lo veía por primera vez.

Aunque Muĥammad estaba ocupado vendiendo, negociando, investigando el mercado y comprando, Maysarah notó que él siempre tenía tiempo para meditar a solas. Para Maysarah este periodo de silencio de Muĥammad era bastante misterioso, pero él no sabía que su joven amo tenía la costumbre de meditar acerca del estado y destino del ser humano.

En Siria, Muĥammad encontró muchos cristianos y judíos,  había asumido que uno de estos dos grupos era monolítico, pero para su sorpresa, no lo eran. Ambos se había fragmentado en muchos subgrupos, y la forma de adorar de cada uno de ellos era diferente de los otros. ¿Quién estaba en lo correcto y quién no? Esta fue una pregunta que inquieto a Muĥammad. La respuesta a esta pregunta y a otra más lo mantenía despierto en las noches mientras todos los demás se habían ido a dormir.

Una vez que toda la mercancía estuvo vendida y los regalos para las familia comprados, la caravana regreso a la Meca. Pará los melancólicos viajeros, el regreso a casa siempre es un motivo de alegría. El ir a encontrarse con las personas amadas, las cuales no se han visto por meses. Los cansados viajeros no pueden esperar para ver y escuchar la risa de sus hijos y esposas. Estos saben que cuando ese momento especial llegue, no podrán controlar sus lágrimas, la experiencia les dice que habrá mucha risa y también llanto de felicidad. Estas dos emociones se mezclaran en ese momento bendito.

La llegada de la caravana siempre genera mucha expectativa en la ciudad. Esto en realidad se convierte en una ocasión de festividad para todos aquellos que viven en la Meca y sus alrededores. El muelle donde la armada del desierto (los camellos) desmontaba sus cargas, era una escena de mucho furor.

La mayoría de los ciudadanos e incluso las tribus nómadas, se encontraban entre la multitud esperando la llegada de la caravana para darles la bienvenida.

R. V. C. Bodley dice:

“La partida y llegada de las caravanas eran un suceso importante en la vida de los habitantes de la Meca. Cada Mecano tenía al menos un tipo de inversión en los miles de camellos, o en los cientos de hombres o caballos y burros que iban con cuero, frutos secos, barras de plata, etc. Los cuales volvían con aceite, perfumes y otros artículos hechos en Siria, Egipto, Persia y con especias y otro procedente del sur.”

La gente venía a saludar a sus amados familiares que regresaban a casa después de una ausencia de seis meses. Entre ellos habían muchos sentimientos encontrados, esperanza y temor ya que cualquiera de ellos al partir de la Meca no tenía la posibilidad de saber, si volvería a ver a su familia con vida.

Algunos viajeros morían durante el viaje y eran enterrados en lugares distantes, los cuales eran inaccesibles para sus familias y amigos, y no tenían forma de visitar sus tumbas.

Solo era posible conocer las noticias del mundo exterior, cuando las caravanas llegaban a la ciudad de la Meca. En esos días los árabes vivían apartados del resto del mundo. Con el cual tenían contacto solo por medio de las caravanas.

Casi todo mecano invertía dinero en los negocios de las caravanas. Los ricos de entre ellos podían visitar otros países por largos periodos, pero aquellos que no tenían estas posibilidades debían permanecer en casa. Ellos, por esta razón daban sus mercancías a agentes de confianza para que las vendieran y también les daban dinero para que compraran artículos que tenían demanda en Arabia, pero que solo se podían conseguir en los mercados de Siria, Yemen, Abisinia y Egipto. Cuando sus agentes traían estos productos a la ciudad de la Meca, sus dueños los vendían y obtenían ganancia por estos. Este era un sistema el cual después de unos años de experiencia ellos lo hallaron como un sistema práctico.

Los mercaderes y agentes de las caravanas, también traían regalos exóticos para sus familiares y amigos, una costumbre antigua de ellos.

Todos estaban impacientes por ver esos regalos que veían en las pinturas de los ricos de Siria e imperios persas y romanos.

Al entrar a la Meca, lo primero que hizo Muĥammad fue ir al recinto de la Ka'bah, donde el acostumbraba dar siete vueltas y luego iba a ver a su empleado (jefe) a la cual él le rendía cuentas de los detalles del viaje y de las transacciones. Luego visitaba a su tío Abu Ţalib y le daba un resumen de lo mejor de su experiencia como negociante.

Maysarah, el esclavo de Jadiya tenía su propia historia para contarle a ella. La puso al tanto de todo lo del viaje a Siria y de las ganancias que Muĥammad había conseguido para ella. Pero más interesante que las ganancias y negocios fue el carácter y la personalidad de Muĥammad, él estaba sorprendido del talento de Muĥammad como negociante. Le dijo a Jadiya de la previsión de Muĥammad, era excelente, su juicio infalible y su percepción era inequívoca, también le contó de la amabilidad, la cortesía y condescendencia de Muĥammad.

Jadiya encontró esta historia fascinante e hizo muchas preguntas a Maysarah acerca de su nuevo administrador Muĥammad; tal vez, ella no se hubiese sorprendido del todo si Maysarah no le hubiera dicho que Muĥammad era el individuo más extraordinario que él hubiera visto, capaz de hacer las cosas más sorprendentes.

Los días siguientes Waraqah ibn Nawfal fue a ver a Jadiya, ya que él también quería escuchar las noticias que los viajeros habían traído. Las que más le interesaban a él eran las del viejo conflicto entre los imperios romanos y persas. Cada uno de estos imperios quería establecer su propia hegemonía sobre toda la región llamada "la fértil creciente" es posible que Waraqah como el resto de los habitantes mecanos haya invertido dinero en el negocio de exportación e importación de la Meca, y quería saber cómo les había ido en los negocios.

Jadiya le contó a su primo todas las historias que había escuchado acerca de Muĥammad por parte de Maysarah y también le dijo que su nuevo administrador le había hecho ganar una suma de dinero sin precedente.

Waraqah también habló con Maysarah sobre el viaje y sobre Muĥammad. Maysarah; sin embargo, quería hablar solo acerca de Muĥammad, nada más parecía interesarle. Cuando Waraqah escuchó la larga historia, tras una larga pausa sumergido en sus pensamientos le dijo a Jadiya: Pensando en aquello que Maysarah me ha dicho sobre Muĥammad, y en lo que conozco de él, me parece que posee todas las cualidades, atributos, características y potencialidades de mensajero de Dios, de hecho él podría estar destinado a ser uno de ellos en los próximos años.

Sumergido en lo más profundo de la oscuridad de la Arabia pagana, Waraqah era incapaz de percibir la luz del Islam que pronto aparecería en el horizonte, y la de Muĥammad a pesar de que él reconocía que este era el portador de esta luz. Muchos libros sobre la vida del Santo Profeta Muĥammad, el futuro Profeta del Islam han compilado gran número de milagros que tuvieron lugar durante su viaje y permanecían en Siria.

A. Yusuf ''Ali el traductor y comentador del sagrado Corán, escribió lo siguiente al respecto:

“Ningún apóstol hizo algún milagro o mostró algún milagro, excepto con la anuencia de Dios. Dios es Omnisapiente y conoce todo el universo, el cual no ha sido creado para el beneficio de una tribu o mil-lat (comunidad).En especial el más grande milagro en la historia es el Corán. Podemos aprender de su gran belleza hoy por hoy, mucho más de lo que aprovecharon la gente en la época del Profeta. Aún más cuando nuestro conocimiento sobre la naturaleza y la creación de Dios ha aumentado.”

Además a Yusuf 'Ali, dice:

Las señales enviadas al Santo Profeta fueron:

1. Las aleyas (versículos) del Corán, 2. Su vida y obra en los cuales los planes de Dios se plasmaban en él.

Parecía que el encanto y carisma de Muĥammad, había atrapado a Jadiya también. Tal como Maysarah también se convirtió en su admiradora. Jadiya sabía que él era el caballero, modesto y tranquilo. Ella también sabía que los mecanos lo llamaban Ŝādiq (veraz) y Amín (confiable) y ahora se había destacado como un hombre de negocios. Su pericia y conocimiento eran parte de su carisma, el nuevo aprecio de Jadiya por Muĥammad, por lo tanto él no era un idealista y soñador, sino también un hombre práctico en sus asuntos. Esta evaluación solicito su decisión para escoger a Muĥammad como el manager de sus negocios en todas sus caravanas futuras.

Fuente:  Jadiya (P); La gran esposa del Profeta Mahoma (PB); Editorial Elhame Shargh- 2012

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