La Doctrina del Islam

Las vías para reconocer a los Profetas

Por Ayatola Ÿa‘far Sobhani

La naturaleza primigenia de la humanidad juzga que el ser humano no acepte sin pruebas ninguna afirmación. Aquél que acepta algo o lo pre­supone sin pruebas, está contrariando su naturaleza humana.

La afirmación de ser pro­feta es la mayor invocación que puede realizar una per­sona. Es evidente que para de­mostrar tremenda preten­sión debe exponer pruebas con­tundentes al respecto. Esa prueba puede ser una de las tres cuestiones siguientes:

1- Que haya sido estipu­lado claramente por un pro­feta anterior cuya profecía haya sido categóricamente es­tablecida, así como el Profeta Jesús (P) anunció y dio albri­cias de la profecía de Muham­mad, el Sello de los Profetas.

2- Que los diferentes sig­nos y evidencias testimonien la veracidad de su prédica. Es posible inferir esos signos y evidencias a través de: anali­zar la historia de su vida, el contenido de su prédica, las personalidades que creyeron en él, y asimismo el método de su prédica.

3- Presentar milagros. Esto es, junto a su invocación de ser profeta, ha de realizar un hecho extraordinario y desa­fiar a los demás a reali­zar algo similar, y esa acción debe armonizar con su pré­dica.

Las dos primeras vías no son generales, mientras que la tercera sí lo es, y a lo largo de la historia de los profetas, la humanidad se ha valido de esta vía, y asimismo los profe­tas la han usado para de­mostrar su prédica.

El vínculo lógico entre la pré­dica de los profetas y los mila­gros

Existe un vínculo lógico en­tre el milagro y la verifica­ción de la invocación de ser pro­feta, puesto que si es que aquél que presenta el milagro es veraz en su invocación, na­turalmente se verifica su asunto; y suponiendo que min­tiera al invocar la profecía, no sería congruente que Dios, el Prudente, Quien se preocupa por la guía de Sus siervos, suministrara la capa­cidad de realizar milagros a quien falsamente invoca la pro­fecía, ya que de esa manera la gente creería en él al observar su poder de realizar algo extraordinario y actuaría en base a sus palabras, por lo que ello acarrearía el extravío de la gente, y sin lugar a du­das eso contrariaría la Justi­cia y Prudencia divina.

Esta cuestión conforma el tema de una de las derivacio­nes del tópico de “lo racional­mente bueno y malo”, lo cual ya fue tratado con anteriori­dad.[1]

La diferencia entre el “milagro” y el “don” o “carisma”

La realización de un acto sorprendente asociado a la invocación de ser profeta y al hecho de que armonice con ello, recibe la denominación de “milagro” (mu‘ÿizah). Pero si un acto sorprendente surge de un siervo virtuoso de Dios que no invoca la profecía, ello se denomina “carisma” (karâ­mah).

Testimonio de que siervos virtuosos de Dios fuera de los profetas pueden realizar ac­tos extraordinarios, es el des­censo de una mesa servida desde los cielos para María (P), así como el traslado del trono de la reina de Saba en un solo momento desde el Ye­men hasta Palestina, reali­zado por Âsif Ibn Barjiâ, uno de los más exponentes compa­ñeros del profeta Salo­món (P). El Sagrado Corán ha informado acerca de esos dos sucesos. Respecto a María (P) dice:

﴿ كُلَّمَا دَخَلَ عَلَيْهَا زَكَرِيَّا الْمِحْرَابَ وَجَدَ عِنْدَهَا رِزْقاً قَالَ يَا مَرْيَمُ أَنَّى لَكِ هَذَا قَالَتْ هُوَ مِنْ عِندِ اللَّهِ

«Cada vez que Zacarías llegaba a verla en el nicho (del templo) encontraba con ella alimento. Dijo: “¡Oh Mariam! ¿De dónde viene esto?”. Dijo: “¡Proviene de Dios!”».[2]

Respecto al trono de la re­i­na Balqîs dice lo siguiente:

﴿ قَالَ الَّذِي عِندَهُ عِلْمٌ مِّنَ الْكِتَابِ أَنَاْ ءَاتِيكَ بِهِ قَبْلَ أَن يَرْتَدَّ إِلَيْكَ طَرْفُكَ فَلَمَّا رَءَاهُ مُسْتَقِرّاً عِندَهُ قَالَ هَذَا مِن فَضْلِ رَبِّي ﴾

«Dijo aquel que poseía un conoci­miento del Libro: “Yo te lo traeré antes de que parpadees.” Cuando lo vio situado junto a él dijo: “¡Esto es de la gracia de mi Señor!”».[3]

La diferencia entre los milagros y la brujería

La diferencia entre el mila­gro y cualquier otro acto extraordinario se resume en los siguientes puntos:

1- No es factible de ser aprendido o enseñado: El poseedor del milagro lo rea­liza sin haberlo aprendido, mientras que los demás actos extraordinarios son producto de una serie de enseñanzas y ejercicios.

Luego de transcurrir el pe­ríodo de su juventud, el Pro­feta Moisés (P) volvió a Egipto. En medio del camino recibió la profecía y le fue di­cho: “¡Oh Moisés! Arroja tu bá­culo”, y he ahí que su bá­culo se convirtió en una gran serpiente, de manera que el mismo Moisés se asustó por ello. También le fue dicho: “In­troduce tu mano en tu pe­cho” y cuando la sacó he ahí que iluminaba intensamente, de forma que deslumbraba los ojos.

2- No es factible de ser contrapuesto: Esto es así ya que el milagro surge del Po­der Absoluto e Infinito de Dios, por lo que es imposible que otra cosa se le contra­ponga, o que se pueda reali­zar algo semejante; en tanto que es posible enfrentar la brujería y la prestidigitación, y otras cosas similares que realizan aquellos que con la práctica llegan a realizar co­sas sorprendentes; y esto es así ya que surge del poder humano limitado y extingui­ble.

3- El desafío: El que pre­senta el milagro desafía a los demás a que lo confronten con algo semejante, mientras que quienes practi­can la brujería y aquellos que mediante ejercicios austeros llegan a realizar actos sorpren­dentes (como los faqui­res de la India) no hacen tal desafío, ya que es posible confrontarles pre­sentando algo semejante.

4- No es limitado a un tipo de acto en particular: Los milagros de los profetas (P) no se restringen a uno o dos tipos, sino que son tan dife­rentes y variados, que no es posible señalar un denomi­nador común entre los mis­mos.

Por ejemplo, ¿qué tiene que ver el hecho de arrojar un báculo y convertirlo en una serpiente con introducir la mano en el pecho y sacarla blanca y resplandeciente? Asi­mismo, ¿qué tienen que ver estos dos milagros con el hecho de hacer brotar el agua de las piedras mediante el golpe de un báculo? ¿En qué se relacionan los milagros men­cionados con separar las aguas del mar y abrir cami­nos secos en el mismo con el sólo golpe de un báculo?

Leemos que Jesús (P) hizo del barro la forma de un pá­jaro, luego sopló en ella y, con la anuencia de Dios, se convir­tió en un pájaro real. Así también leemos que él cu­raba a los ciegos y a los lepro­sos con el mero hecho de pa­sar la mano por sus rostros, que revelaba lo que la gente acumulaba en sus casas, y mu­chos otros milagros.

5- Fundamentalmente, aquellos que obran milagros y son dotados de carisma, se dife­rencian de los hechiceros que realizan cosas insólitas, en cuanto al objetivo y la espi­ritualidad. El primer grupo se propone objetivos trascendentes y preciados pro­pósitos, mientras que el se­gundo grupo se propone obje­tivos mundanales. Natu­ralmente, los dos grupos se di­ferencian en lo que hace a la moral.

Fuente: La Doctrina del Islam Shî‘ah A la Luz de las enseñanzas de Ahl-ul Bait; Editorial Elhame Shargh

Todos derechos reservados. Se permite copiar citando la referencia.

www.islamoriente.com, Fundación Cultural Oriente


[1] Ver el artículo cuadragésimo quinto.

[2] Âal ‘Imrân; 3: 37.

[3] An-Naml; 27: 40.

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