Los aportes del Islam a la humanidad (XVIII)

Filosofía, teología y sabiduría

Por el Profesor Abdul Husein Zarrinkub

 

Cuando se habla de la importancia de los avances de los musulmanes en las diversas ramas de las ciencias, por supuesto no deben olvidarse disciplinas islámicas como el kalam y la filosofía, aunque se observaba igualmente la desconfianza demostrada por muchos musulmanes—especialmente los ascetas y jurisprudentes— en relación con la filosofía e incluso la teología —kalam—.[1] Existe un falso concepto con relación a la filosofía islámica que no es más que la transmisión de la filosofía griega al árabe. En verdad el hecho de que se le denomine “filosofía islámica”, no es solo por haber tomado elementos del saber griego, sino por poseer aspectos esenciales y la contribución de sus propios aportes. Desde el aspecto de sus objetivos y resultados, cuenta con un nivel esencial en el sendero de las investigaciones filosóficas, y nunca se detiene en una esfera del saber, y hoy en día avanza tal como lo hizo en el pasado. Se debe contar con la teología islámica como un tipo de la filosofía escolástica, la cual tiene como propósito defender la creencia, al igual que las dudas y ambigüedades de los negadores de la filosofía escolástica en Europa no tenía otra meta sino ésta, e incluso este pensamiento existe entre los teólogos actuales en Europa, donde es famoso el eminente filósofo francés Maine de Biran que dice que todo el conocimiento y la ciencia del ser humano tiene dos polos, uno es la existencia del ser humano mismo en que toda cosa se empiece de él, y el otro es la existencia de Dios, que toda las cosas finalizan en Él.[2] Para los intelectos que no pueden aceptar las creencias no basadas en la razón, el kalam era un tipo de filosofía que tenía el tinte de su mundo, el mundo medieval.

La división de algunas corrientes teológicas en los temas concernientes al califato e Imamato —liderazgo de la comunidad islámica— originó las diferentes creencias, pero en un ámbito tranquilo, sin prejuicio científico e intelectual, estas diferencias, les dio a los intelectuales la oportunidad de inclinarse hacia la ciencia de kalam. Especialmente en este aspecto, la actividad científica de la vertiente “mutazila” es considerable, aunque lamentablemente debido a la violencia que mostraron en el asunto de “mihna”, se deterioró su imagen de tolerancia, fama y su decadencia en la historia del pensamiento islámico fue una introducción a un periodo de estancamiento.

Los investigadores creen que la visión teológica de mutazila —particularmente en algunas cuestiones filosóficas— no está exenta de la influencia helénica o cristiana, especialmente de la doctrina de Orígenes de Alejandría.[3] La semejanza entre algunas ideas mutazilíes y los seguidores de Orígenes es considerable, pero eso no significa que ellos antes se hubiesen familiarizado con esa doctrina, porque los mutazilíes fueron acusados entre los musulmanes por su similitud con los mayus, y por su creencia en el poder y libre albedrío del ser humano, y por eso sus adversarios les han llamado “qadaríes” —fatalistas— para ajustarle a ellos el título de “los mayus de la comunidad islámica” basándose en una narración del profeta del Islam (PB) acerca de los “qadaría”. El tema del “libre albedrío” y “la voluntad” en esa época contaba con las características esenciales del credo de los mayus, y del ámbito de las discusiones entre musulmanes y sabios mayus, quienes cuestionaban a los musulmanes por creer en la predestinación —yabr— del ser humano. Así los mutazila que probablemente tenían fe en la asociación del ser humano con el Poder Divino —en acción y voluntad— fueron llamados mayus, no en el sentido completo de la palabra, sino por ser dualistas.

De toda forma, esta escuela teológica —la cual fue apoyada por algunos califatos abasíes como Ma’mun y Waziq—, exponían en gran parte las soluciones creativas en los asuntos referidos a las creencias, y en este aspecto, desde el punto de vista de algunos investigadores, no es tan exorbitante atribuirlos como “libre pensadores del Islam” o “racionalistas del Islam”. Además, en la Edad Media la fama de algunos de sus dichos e ideas era significativa, de forma tal que los filósofos escolásticos en algunos libros latinos los han denominado “teólogos”.

A pesar de las diferencias entre los mutazilíes y asharíes, la influencia de los teólogos del Islam fue profunda para poder llevar a las mentalidades hacia la argumentación y raciocinio. Además, los teólogos han demostrado en algunos detalles de los asuntos filosóficos unos puntos interesantes. En no pocos aspectos podemos llamarlos pioneros de algunas escuelas filosóficas de Europa. Como por ejemplo hay mucha semejanza entre la idea de Zirar ibn Amru de que el cuerpo se compone de color, sabor, y olor, junto con el calor o la frialdad y la sequedad o la humedad,[4] idea a la cual podemos denominarla como la escuela de “Principalidad de los accidentes”, con la teoría de D. Hume y J. S. Mill, los dos pioneros ingleses que sostienen la doctrina de la fenomenología. Así como defienden la “renovación de las substancias y cuerpos”, según la cual opina que Dios crea el mundo en cada “instante” sin que desaparezca y retorne,[5] idea atribuida a An-Nazzam,[6] y que tiene similitud con la idea de N. Malebranche en la “creación constante del universo” por Dios, donde este filósofo francés en la explicación del tema dice: “Si el mundo existe, es porque Dios lo quiere, y así de esta manera, Dios lo protege, lo que significa la acción de la creación permanente del universo por parte de Él.”[7] En realidad otro dicho de Malebranche, el cual es el punto de partida de su fe en la creación constante del universo, según la cual cree en que todas las causas naturales en el universo son auxiliares, no completas, y que la causa y el sujeto real de todos los asuntos no es sino la Voluntad Divina, también, tiene similitud con el pensamiento famoso de Abul-Hasan Ash’ari,[8] el cual se ha reflejado en la filosofía de Musa Ibn Maimun —Moshé ben Maimón o Maimónides— y posteriormente en la filosofía de Santo Tomás de Aquino.[9]

A pesar de la influencia de las ideas de Demócrito y Epicuro entre teólogos musulmanes, las creencias filosóficas de los hindúes también influenciaron evidentemente,[10] pero no hay duda en que los teólogos musulmanes los aplicaron obteniendo resultados diferentes a los de los filósofos griegos. Verdaderamente, el kalam, tiene como propósito la argumentación de las creencias islámicas; asumiendo ser benéfico e influyente en el rechazo de las dudas y ambigüedades de los incrédulos, pero por basarse en las cuestiones filosóficas no fue preferible o conveniente para la mayoría de los musulmanes —los cuales no valoraban al intelecto y a la razón como instrumentos para aprobación de la fe islámica—.

En la filosofía islámica, el primer nombre brillante, es el de Iaqub Ibn Ishaq al-Kindi (fallecido en 260 hl. o 873 dC.), un árabe puro de la familia de príncipes de Kindah. Este punto especialmente es significativo, porque rechaza la afirmación de algunas variantes posteriores de los shoubíes, quienes por su prejuicio quisieron confinar la filosofía y sabiduría de los musulmanes a una sola tribu y negar el aporte de otros. Otro fue Abu Nasr Farabi, que según se dice era turco, lo cual fue confirmado por Ibn Jalcan —Ibn Khallikan—,[11] aunque algunos lo dudan. Así como la presencia de Ibn Rushd[12] —Averroes de los latinos—, Ibn Bayyah[13] —latinizado Avempace— y Ibn Tufail[14], muestra que el intelecto y la sabiduría no pertenecen a una sola nación musulmana. De todos modos, el prejuicio racial en estos asuntos es infantil y resultado de la ignorancia.

Al-Kindi, como dice Ibn an-Nadim,[15] es denominado “el filósofo árabe por excelencia”. Aunque aparentemente, además de la filosofía tenía obras en diferentes ciencias, no ha quedado nada realmente de ellas. Él, que provenía de las familias de los príncipes árabes, vivió en Kufa, Bagdad y Basora, y puesto que estaba familiarizado completamente con las ciencias griegas, iraníes e hindús,[16] tomó la orden del califa para traducir libros de filosofía del idioma griego o del siriaco al árabe. En los últimos años de su vida, aparentemente fue acusado de inclinarse hacia el mutazilismo, y por eso le fue confiscada su biblioteca en el corte de Mutawakkil, califa abasí. Las obras de al-Kindi superaron a los doscientos setenta volúmenes, de los cuales no han quedado ni la décima parte hoy en día. Algunas de estas fueron transmitidas al latín mucho antes, y de algunas de sus obras solo quedaron las traducciones latinas. La influencia del pensamiento neoplatónico es evidente en estas obras, y por la misma influencia es que “el filósofo árabe” perseveró en armonizar la filosofía de Aristóteles con la sabiduría platónica.

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Fuente: Los Aportes del Islam a la humanidad; Editorial Elhame Shargh

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www.islamoriente.com, Fundación Cultural Oriente


[1] Dos obras importantes de Al-Ghazali, que confirmaban esa idea son: Tahafat ul-Falasifa, y Al-Yam ul-Awam.

[2] Lahr, Cours de Philosophie I /6

[3] Cf. É. Gilson en la traducción persa de La Philosophie au Moyen-Âge, pág. 345, con el de G. Quadri en La Philosophie Arabe, pág. 24-25

[4] En Tabsirat ul-Awam, pág. 57, al igual que algunos otros, lo han atribuido a An-Nazzam (M. Ash-Shahrestani, al-Milal wan-Nihal (editado en Europa pág. 39)) e incluso a Hisham Ibn Hakam (Al-Firaq, pág. 79-84)

[5] Abdul-Qadir Bagdadi, Al-Farq Bain al-Firaq (La diferencia entre las sectas y escuelas religiosas), pág. 86

[6] Abu Ishaq Ibrahim ibn Saiiar, más conocido como an-Nazzam, literato y teólogo musulmán, fallecido en el año 230 de la héjira lunar (845 dC.) (N. del T.)

[7] Malebranche, Entretiens Met. VII, 7

[8] Abu al-Hasan al-Ash’ari (874 - 936, Bagdad) fue un teólogo musulmán iraquí. (N. del T.)

[9] É. Gilson, Philosophie au Moyen-Âge, 347

[10] Pines, Beiträge zur Islamischen Atomenlehre, Berlin 1936, 23-103

[11] Ibn Azir, Wafaiat al-A’ian T.4, P. 239, para más información refiérase a: Dr. Safa, Historia de la Ciencia Intelectual, ed. persa, pág. 179

[12] Averroes (latinización del nombre árabe Ibn Rushd) es el nombre por el que se conoce en la tradición occidental a Abū l-Walīd Muhammad ibn Ahmad ibn Muhammad ibn Rushd (1126 –1198), filósofo y médico andalusí, maestro de filosofía y leyes islámicas, matemáticas, astronomía y medicina. (N. del T.)

[13] Abu Bakr Muhammad ibn Yahya ibn al-Sa’ig ibn Bayyah, más conocido como Avempace, fue un filósofo de Al-Ándalus, nacido en Zaragoza, en 1080 y muerto en Fez en 1139, que cultivó además la medicina, la poesía, la física, la botánica, la música y la astronomía. (N. del T.)

[14] Abu Bakr Muhammad ibn Abd al-Malik Ibn Muhammad Ibn Tufail al-Qaisi al-Andalusí, también transcrito como Abentofail, (1105/1110 – 1185), fue un médico, filósofo, matemático y poeta, contemporáneo de Averroes, y discípulo de Avempace. Participó en la vida cultural, política y religiosa de la corte de de los almohades en Granada. (N. del T.)

[15] Ibn an-Nadim, Al-Fihrist, 357

[16] Dr. Safa, Historia de la Ciencia Intelectual, ed. persa, pág. 164

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