Los últimos días del Profeta del Islam en la tierra

(relato de la historia y sucesos)

 

Por: Allama Baqir Sharif Qurashi

La tristeza y la angustia atacaron a Fátima (P), cuando ella supo que su padre, el más amado por ella, partiría hacia el otro mundo y que este mundo se quedaría sin la gran personalidad del Profeta (PB).

LA ÚLTIMA ENFERMEDAD DEL PROFETA (PB)

Cuando el Profeta (PB) regresó de la Meca a Medina, no se encontraba bien de salud y esto empeoró día tras día. Fue aquejado por una fiebre muy alta, tanto que cuando sus esposas o aquellos que lo visitaban colocaban la mano en su vestido, sentían el calor. A un costado de su cama había una vasija con agua donde el metía su mano y se frotaba la cara para bajar la fiebre. Dijo: “Aún estoy sintiendo el dolor de la comida que comí en Jaybar. Siento que mi espalda ha sido quebrantada por ese veneno”.[1]

Los musulmanes, angustiados y sorprendidos se apresuraron a visitarlo. Su cuarto estaba lleno de sus compañeros. Él les anunció que pronto moriría y les recomendó algo que les aseguraría la felicidad y el éxito Les dijo: “Oh gente, la hora de mi muerte se acerca, les pido disculpas. Yo dejo entre ustedes el Libro de Dios Todopoderoso y mi Descendencia…”

Luego tomó la mano del Imam Ali (P) y dijo: “Este es Ali, él está con el Corán y el Corán está con él. Ellos no se separarán hasta que lleguen a mí en la fuente en el paraíso”.[2]

El Profeta (PB) estaba seguro que iba a morir. Vio que se despediría del cementerio de los musulmanes y pidió a Dios que perdonará a los muertos. En la noche envió por Abu Muwahibah y le dijo: “Se me ha ordenado que pida perdón por los muertos de Al-baqi’[3] y mande por ti, para que vengas conmigo”.

Cuando el Profeta (PB) llegó al cementerio de al-Baqi dijo: “La paz sea sobre ustedes, oh gente de las tumbas, encantados en donde han estado, lo cual es mejor que en lo que están los vivos. La sedición ha llegado como pedazos de la noche unas tras otras, la última es peor que la primera”. El Profeta (PB) vio en que condición estaban algunos de sus compañeros y cómo iban a estar, por esto felicitó a los muertos en sus tumbas, porque ellos no serían testigos de la sedición que vino y que vendrá después. El Profeta (PB) dijo Abu Muwahibah: “Oh Abu Muwahibah me han dado las llaves de los tesoros de este mundo y la eternidad en el paraíso. Y se me ha pedido que escoja entre éste y reunirme con mi Señor en el paraíso”.

Abu Muwahibah dijo atónito: “Que mi padre y mi madre sean sacrificados por ti, toma las llaves de los tesoros de este mundo y de la eternidad en él y en el paraíso”.

El Profeta (PB) respondió: “Oh Abu Muwahibah, ¡no por Dios! Yo he escogido la reunión con mi Señor en el paraíso”.

Luego el Profeta (PB) pidió a Dios el perdón para los muertos de Al-Baqi’ y regresó a su casa.[4]

El ejército de Usama

El Profeta (PB) vio el enfrentamiento entre sus compañeros y supo que ellos llevarían a cabo el plan de quitar el califato de su sucesor, el Imam Ali (P), por eso pensó en recuperar la situación enviando a todos sus compañeros al ejército para pelear en contra de los romanos, con el objetivo de que la capital estuviese sin ellos y así el Imam Ali (P) asumiera el califato después de su muerte sin obstáculo.

El Profeta (PB) ordenó a todos los notables de los muhayirin y los ansar a que se unieran al ejército de Usama quien era muy joven. Entre aquellos hombres estaban Abu Bakr, ‘Umar, Abu Ubayda ibn al-Jarrah y Bashir ibn Sa’d.[5] El Profeta (PB) le dijo a Usama, el líder el Ejército, “Ve al lugar donde tu padre fue asesinado y haz que los jinetes derroten (a los romanos). Te he confiado el liderazgo de este ejército. En la mañana, ataca la gente de Ubna (en Siria) y enfréntalos con valentía. Apresúrense a proclamar la noticia. Si Dios les da la victoria sobre ellos no permanezcan allí mucho tiempo. Lleva guías contigo y haz que expíen y haz que exploren en el frente de batalla”.

En la noche veintinueve del mes Safar, el ejército se amotinó y ninguno de los compañeros notables se unió al batallón. El Profeta (PB) estaba muy enojado a causa de esto.  Salió de su casa a pesar de su enfermedad. Alentó a sus compañeros por no unirse al ejército, le dio el estandarte a Usama y le dijo: “Marcha en el nombre de Dios y por Dios combate a aquellos que no creen en Dios”.

Usama marchó con su ejército y acampó en Al-Yurf.[6] Los famosos compañeros se rehusaron a unirse al campamento. Criticaron y desprestigiaron al joven Usama. ‘Umar le dijo: “¿El Mensajero de Dios (PB) muere mientras que tú actúas como mi Emir?” Este dicho fue llevado al Profeta mientras se encontraba sufriendo muy enfermo de una fiebre muy alta  y dolor de cabeza. Se disgustó y angustió mucho. Salió encubierto con un traje de terciopelo y con su cabeza cubierta. Subió al mimbar y mostró a la gente su enojo por no haber acatado sus órdenes.  Dijo: “Oh gente, ¿Qué es lo que andan diciendo algunos de ustedes, que están criticando la designación de Usama como emir?”. Así como criticaron la designación de su padre como emir antes. Por Dios él era digno de esto y su hijo también es digno.

Bajó del mimbar y entró a su casa.[7] Luego recomendó a la gente que se uniera al ejército de Usama diciéndole:

“Preparen el ejército de Usama”.

“Que marche el ejército de Usama”

“Que Dios maldiga a quien no se una al ejército de Usama”.

Estas órdenes y la insistencia del Profeta (PB) en sus últimas horas de vida no cambiaron la determinación de la gente, ellos se rehusaron a unirse al ejército y lo justificaron de diferentes maneras, aunque el Profeta (PB) no aceptó sus excusas, más bien mostró su rabia y descontento.

Considerando, la gravedad de este evento, uno puede concluir lo siguiente:

Al no unirse al ejército y criticar la designación de Usama como emir, los compañeros querían apoderarse de la autoridad y controlar las normas. Por supuesto, si ellos iban a la guerra y dejaban la capital del Profeta (PB), ciertamente perderían el califato y no tendrían forma de oponerse o resistirse.

La razón por la cual no se le confió el liderazgo del ejército a ninguno de los compañeros notables fue porque ellos tomarían esto y clamarían el merecimiento del califato. El Profeta (PB) cerró su puerta, si ésta se hubiese abierto para ellos, habrían escalado ésta con todo su poder.

 El Islam seriamente puso fin al asunto de la edad y confió una posición importante en el estado y en el ejército a alguien bien calificado y experto, que colocaría por encima de todo los intereses de la nación.[8]

Pidiendo perdón a la gente

La salud del Profeta (PB) empeoró y empezó a sufrir de severos dolores, tenía certeza de que estaba viviendo sus últimas horas. Envió por Al-Fadhl ibn Abbas y le pidió que lo apoyara en la mezquita, éste llevó al Profeta hacia la mezquita y lo ayudó a sentarse en el mimbar. El Profeta (PB) le pidió que hiciera el llamado de la oración para que se congregaran. Cuando la gente se reunió, el Profeta (PB) dio un discurso diciendo:

“Oh gente, la muerte está a punto de sacarme de entre ustedes y no volverán a verme, a quien quiera que le haya pegado en su espalda aquí está mi espalda, que se vengue, a quien quiera que le haya quitado dinero aquí está su dinero, déjenlo que lo tome, no permitan que ninguno de ustedes diga: Temí por la enemistad del Mensajero de Dios (PB). Ciertamente la enemistad no es de mi accionar o mi moral. El más amado de ustedes para mí es aquel que tome un derecho el cual está conmigo o quien me absuelva de él, así me reuniré con mi Señor mientras que ninguno se queje en contra mía…

Un hombre dijo: “Oh Mensajero de Dios, tú me debes tres dírhams”.

El Profeta (PB) dijo: “No me considero un mentiroso, ¿Cómo es eso?

El hombre dijo: “Oh Mensajero de Dios, no te acuerdas que un día un menesteroso te pidió por ayuda y me pediste que le diera tres dírhams y yo lo hice”

El Profeta (PB) ordenó que se le dieran los dírhams a aquel hombre. Y luego prosiguió con su discurso. Dijo: “Oh gente, aquel que haya peculado algo, déjenlo que lo pague…”

Un hombre se paró y dijo: “Oh Mensajero de Dios, yo le he peculado tres dírhams”

El Profeta (PB) preguntó al hombre, por qué había peculado? Y él respondió que los había necesitado. El Profeta (PB) le ordenó al-Fadhl que tomará los tres dírhams de ese hombre y él lo hizo. Luego el Profeta (PB) dijo: “Oh gente, quien sienta algo dentro de él, manifiéstelo, que yo pediré a Dios por él”.

Alguien se levantó y dijo: “Oh Mensajero de Dios, yo soy un hipócrita, mentiroso y supersticioso”.

‘Umar le gritó al hombre. ¡Ay de ti! Dios te ha ocultado tus males y tú los has manifestado.

El Profeta (PB) le dijo a ‘Umar: “Cállate oh Ibn Jattab. Es mejor manifestar las enfermedades del alma en este mundo que en el otro”.

Luego el Profeta (PB) pidió a Dios por aquel hombre: “Oh Dios, concédele la confianza y la fe y aleja el pesimismo de él”.[9]

Luego, un hombre llamado Sawadah ibn Qays se puso de pie, y dijo: “Oh Mensajero de Dios, me has azotado con un látigo en el abdomen y ahora quiero vengarme”.

El Profeta (PB) le ordenó a Bilal traer el látigo para que el hombre se vengara de él, Bilal estaba atónito y gritó: “¡Oh gente, hagan que la gente se desquite de ustedes en este mundo Este es el Mensajero de Dios (PB), él hace que la gente tome retaliación sobre él”.

Bilal le dio el látigo a Sawadah, quien lo tomó, caminó hacia el Profeta (PB) quien estaba muy enfermo, Sawadah dijo: “Oh Mensajero de Dios, descubre tu abdomen para mí”.

El Profeta (PB) descubrió su abdomen mientras estaba en silencio, el llanto y el miedo prevalecía en las esquinas de la mezquita. Sawadah en silencio y triste le dijo al Profeta: “Oh Mensajero de Dios, ¿me permitirías colocar mi boca sobre tu abdomen?

El Profeta (PB) le permitió y el empezó a besar el abdomen del Profeta (PB), mientras sus ojos derramaban lágrimas. Luego dijo: “Me refugio en el Mensajero del fuego del día del juicio”.

El Profeta (PB) le pidió: “¿Oh Sawadah, me perdonarás o te vengarás? “

El hombre dijo: “Yo te perdono, Oh Mensajero de Dios”.

El Profeta (PB) alzó sus manos hacia el cielo pidiendo a Dios diciendo: “Oh Dios perdona a Sawadah así como él perdonó a Tu profeta”.[10]

La angustia y la pena prevalecieron sobre los musulmanes que supieron que ese era el último día de su profeta, quien era leal y amable con ellos, quien los había sacado de una vía de desviación en el desierto y los estableció en un estado de guía y bendición.

El Profeta (PB) dio en caridad todo aquello que tenía

Antes de su enfermedad, el Profeta (PB) tenía seis o siete dinares, temía que Dios Todopoderoso, lo hiciera morir con ese dinero en su poder. Ordenó a su familia que le trajeran el dinero, el cual puso en sus manos y dijo: “Qué es lo que piensa Muhammad de su Señor, si se reúne con Él, mientras que aún este dinero está en sus manos” entonces el dio este dinero en caridad y no se quedó con nada de este mundo.[11]

Debido a su ascetismo fue que él dejó este mundo, sin saciarse ni siquiera con un pan de cebada[12]. El murió mientras su armadura aún estaba hipotecada a un judío por treinta sa’s de cebada[13]. Su almohada era de cuero rellena con fibras de palmera.[14] Fue demasiado asceta en la vida de este mundo. Les dio la espalda a todos los placeres y diversiones hasta que Dios lo llevó a su vecindad.

La calamidad del jueves

Las tendencias políticas y oportunistas, las cuales los famosos compañeros del Profeta (PB) adoptaron para arrebatar el califato de Ahlul Bait (P) aparecieron claramente ante el Profeta (PB). Por esto, el vio, en las últimas horas de su vida, que salvaría su nación de la desviación y les aseguraría la felicidad y la prosperidad. Le dijo a sus compañeros: Tráiganme un pedazo de papel y tinta para escribirles algo con lo cual ustedes no se extraviaran…[15]

Esta era la más grande bendición que el Profeta (PB) quería escribir para su nación, mediante la cual no se extraviaría nunca. Esta era una oportunidad muy grande, pero desdichadamente, aquellos compañeros la perdieron fácilmente e infortunadamente algunos compañeros del Profeta (PB) entendieron que el Profeta (PB) intentaba escribir en el papel el califato del Imam Ali (P) y con esto, destruiría el ego de esos compañeros; por esto, uno de ellos dijo: “El Libro de Dios es suficiente para nosotros”…

Indudablemente, si éste aquel dijo eso, sabía que el Profeta (PB) quería recomendarles algo más en este escrito, él no debió responder imprudentemente, pero éste entendió bien que el Profeta (PB) quería anunciar el califa después de él.

Sin embargo la disputa y desacuerdo incrementó entre los presentes, de tal manera que algunos de ellos querían ver lo que el Profeta (PB) iba a escribir y otros se oponían. Las mujeres que estaban detrás de las cortinas se opusieron a esta situación indecente hacia el Profeta (PB), quien estaba viviendo sus últimos momentos y gritaron, dirigiéndose hacia los compañeros del Profeta (PB): “¿Acaso no escuchan lo que el Mensajero de Dios está diciendo?

‘Umar les respondió bruscamente: “Ustedes son las amigas de José (Profeta José). Si él está enfermo lo que deben hacer es llorar, y si se recupera, cabalgaran sobre su cuello.”

El Profeta (PB) lo miró enfadado y dijo: “Déjalas en paz, ellas son mejores que tú.”

La terrible confrontación estalló entre los hombres. El grupo que quería seguir las órdenes del Profeta (PB) estaba a punto de ganar,  pero alguien (‘Umar) lanzó una flecha envenenada en contra de la orden del Profeta (PB), diciendo dura e imprudentemente: “El Profeta (PB) está delirando”.[16]

Este suceso debe ser estudiado profundamente porque concierne a la esencia de nuestra vida islámica.  Tenían un punto de vista errado acerca del Mensajero de Dios (PB), acusandolo de delirar, en tanto que Dios ha dicho acerca de él:

Vuestro paisano no se extravía, ni se descarría. No habla por impulso propio. No es sino una revelación que se ha hecho. Se la enseñado el muy poderoso” Y “Si, es la palabra de un enviado noble, que dispone de poder junto al Señor del Trono, firme, obedecido, allí, de confianza. ¡Vuestro paisano no es un poseso!”. (Corán 81:19-22)

Acusar al Profeta de delirar es difamar su personalidad y denigrar su posición, e ignorar el favor que él le ha hecho a la humanidad y especialmente a los árabes, a quienes salvo de una vida de ignorancia y de desviación en el desierto y les estableció en un estado civilizado, los hizo los maestros de su nación y él fue premiado por todos, mediante la acusación ¿Qué estaba delirando? Somos de Dios y al Él seremos devueltos.

Las tendencias políticas y el deseo inmoderado de autoridad, llevó a estos hombres a enfrentar al Mensajero de Dios con estas severas palabras que hieren a todos los musulmanes. Cuando Ibn Abbas recordó este penoso suceso, lloró y sus lágrimas corrieron hasta su pecho, él solía decir: “El jueves, y qué jueves” el Mensajero de Dios (PB) dijo: “Tráiganme un trozo de papel y un tintero, para escribirles algo con lo cual no se desviarán después de mí”, y ellos dijeron: “El Mensajero está delirando”.[17]

Realmente, esta es la más grande calamidad que ha afectado a los musulmanes. Esto se interpuso entre ellos y su felicidad y prosperidad en todas las áreas de su vida.

La angustia de Fátima

La tristeza y la angustia llenaron el corazón de Fátima (P) de dolor, cuando ella se enteró de que su padre pronto partiría al otro mundo, ella se sentó al lado de él y lo miró, escuchándole decir: ¡Ay mi angustia!

Ella estaba angustiada y le dijo: ¿Por qué te angustias padre?

El amado padre dijo tiernamente a su querida hija: “No habrá más angustia para tu padre después de este día”.[18]

Estas palabras la afectaron mucho, tenía la certeza de que su padre la abandonaría. Cuando el Profeta (PB) la vio tan triste y angustiada quiso consolarla, le pidió que se acercara y le susurró algo al oído, sus ojos se llenaron de lágrimas y luego le susurró otra cosa y ella empezó a sonreír. A’isha (la esposa del Profeta (PB) se sorprendió al ver esto y dijo: “No he visto una alegría tan cerca de la tristeza como la de hoy”.

A’isha preguntó a Fátima (P), qué le había susurrado su padre a ella, pero ella no le respondió. Cuando los días pasaron, le dijo: “Él me dijo: Gabriel (P) me repasaba el Corán (todo) una vez por año, pero éste año lo hizo dos veces y pienso que mi muerte está muy cerca”

Este fue el motivo por el cual sufrí y lloré. Y lo que mi hizo sonreír fue que él me dijo: “Tú eres la primera de mi familia que se reunirá conmigo (que morirá). Yo soy tu mejor ascendiente. No te complace ser la mejor mujer de este mundo”[19].

El Profeta (PB) reconfortó a Fátima (P) diciéndolo: “Oh hija mía no llores, cuando yo muera di: “De Dios venimos y a Él regresaremos.” Esto tiene un premio para cualquiera que muera.

Ella dijo: ¿Y para ti oh Mensajero de Dios?

El respondió: “Sí, y para mí.”[20]

Cuando se acrecentó el dolor del Profeta (PB), Fátima (P) empezó a llorar y ella dijo: Por Dios que tú eres como alguien dijo:

“Un ser, por cuyo rostro si él lo pide, hará llover”

“Un albergue para los huérfanos y el guardián de las viudas”.

El Profeta (PB) le dijo: “Este es un dicho de tu tío Abi Talib. Luego recitó la aleya coránica: Muhammad no es sino un enviado, antes del cual han pasado otros enviados. Si, pues muriera o le matarán ¿ibais a volver atrás¿ quién se vuelva atrás no causara ningún daño a Dios. Y Dios retribuirá a los agradecidos. (Corán 3:144).[21]

Las recomendaciones del Profeta (BP) a su familia

Anas ibn Malik narró: Fátima (P) con Al-Hasan (P) y Al-Husain (P) fueron a la casa del Profeta (PB) en sus últimos días. Ella lo abrazó y juntó su pecho al de él, mientras lloraba amargamente. El Profeta (PB) le ordenó que no llorara, temiendo por ella. Él dijo mientras las lágrimas caían sobre su pecho: “Oh Dios, esta es mi familia. La he confiado a cualquier creyente. Él repitió esto tres veces”[22] dijo ésto porqué sabía muy bien que su familia enfrentaría toda clase de calamidades.

La herencia del Profeta (PB) a sus dos nietos

Fátima (P) fue con sus dos hijos a pedirle al profeta, que les legara algo de su moral y nobleza. Ella le dijo: “Oh Padre, estos son tus dos hijos. Por favor lega algo de ti a ellos.”

El Profeta (PB) dijo: “Para Al-Hasan (P), él tendrá mi solemnidad y gloria y para Al-Husain (P) mi coraje y generosidad”.[23]

El Profeta (PB) recomendó al Imam Ali (P), cuidar mucho a sus dos nietos, tres días antes de su muerte el Profeta (PB) dijo al Imam Ali (P): “Oh padre de mis dos queridos, te recomiendo mis dos queridos nietos en toda esta vida, muy pronto tus dos apoyos serán socavados, quiera Dios ser mi protector sobre ustedes…”

Cuando el Profeta (PB) murió, el Imam Ali (P) dijo: “Estos son mis dos soportes, de los que el Mensajero de Dios (PB) habló, y cuando Fátima (P) murió dijo: “Este es el segundo soporte del cual el Mensajero de Dios (PB) habló.”[24]

Hacia lo alto del Paraíso

Era el momento para que él Profeta dejara este mundo y se reuniera con sus hermanos, los grandes profetas cerca de Su Señor. El ángel de la muerte llegó a donde él y le pidió permiso. Fátima (P) le dijo (al Ángel): “Él (Profeta) está ocupado con sí mismo”. El ángel de la muerte se fue y regresó luego, pidiendo permiso. El Profeta (PB) se levantó y le dijo a su hija: “¿Lo conoces?”

Ella dijo: “No, Oh Mensajero de Dios”.

El Profeta (PB) le dijo: “Él es quien establece las tumbas, destruye las casas y separa las reuniones”.

Fátima (P) entró en consternación y la tristeza la embargó.

Ella dijo tristemente: “¿Oh padre, la muerte del último profeta (ha llegado). ¡Ay! por la muerte del mejor entre los piadosos, el fin del maestro de los escogidos. ¡Ay, por el cese de las revelaciones celestiales¡ después de hoy estaré impedida de hablar contigo”.

El Profeta (PB) se compadeció de su querida hija y le dijo: “No llores, tú serás la primera en reunirte conmigo”.[25]

Luego, el Profeta (PB) permitió al ángel de la muerte entrar. Cuando entró dijo: “Oh Mensajero de Dios, Dios me ha enviado a ti y me ha ordenado obedecerte en cualquier cosa que tú me órdenes. Si me ordenas tomar tu alma, lo haré y si me ordenas dejarla, lo haré”.

El Profeta estaba la sorprendido por la cortesía del ángel y le dijo: “Oh ángel de la muerte, ¿harías eso?”

El ángel le dijo: “Se me ha ordenado obedecerte en cualquier cosa que me órdenes”.

Ninguno de los profetas y mensajeros de Dios, tuvo tal preferencia como la tuvo el Profeta (PB). Dios le ordenó al ángel de la muerte pedir permiso antes de entrar a donde Muhammad y obedecerlo en cualquier cosa.

Gabriel (P) descendió y le dijo al Profeta: “Oh Ahmad, Dios está anhelante de ti”.[26]

El Profeta (PB) escogió estar cerca de Su Señor. Permitió al ángel de la muerte tomar su alma. Los dos nietos del Profeta (PB) estaban sobrecogidos y se abalanzaron hacia su abuelo mientras lloraban. El Profeta (PB) empezó a besarlos viéndolos alejarse.

El Imam Ali (P) quería retirarlos del Profeta (PB) quien le dijo: “Déjalos que me disfruten y déjame disfrutarlos, ya que sufrirán muchas calamidades después de mí”.

Luego se dirigió hacia los visitantes y les dijo: “Dejó entre ustedes el Libro de Dios y mi Descendencia, mi familia. Aquel que pierda el Libro de Dios pierde mi sunna, y quien pierda mi sunna es como aquel que pierde mi Descendencia. Ellos no se separaran hasta que vengan a mí en la fuente del Paraíso”.[27]

Entonces él le dijo al Imam Ali (P): “Pon mi cabeza en tu regazo, ya que el decreto de Dios ha llegado. Cuando mi alma salga, tómala y frota tu rostro con ella y luego ponme en dirección a la qibla, prepara mi cuerpo para que hagas la oración para mí y no te apartes de mí hasta que me entierres. Busca ayuda en Dios el Todopoderoso”.

El Imam Ali (P) puso la cabeza del Profeta (PB) en su regazo y puso su mano por debajo del mentón del Profeta (PB) .Cuando el ángel de la muerte empezó a sacar el alma del Profeta (PB), éste recitó algunas aleyas coránicas hasta que su pura alma dejó su santo cuerpo. El Imam Ali (P) la frotó su cara con ella.[28]

La humanidad estaba afligida por esta gran calamidad, el líder, el maestro y el educador murió y aquella luz, la cual encendió al mundo con las enseñanzas divinas, gran moral y noble conducta se marchó.

Los musulmanes estaban conmocionados por el desastre y enloquecieron. Las esposas del Profeta (PB) empezaron a golpear sus pechos, las esposas de los ansar golpearon su rostro, sus gargantas se afectaron a causa del llanto.[29]

Y Fátima (P) se lanzó sobre el puro cuerpo de su padre diciendo: “Oh Mensajero de Dios, Oh profeta de la misericordia, ahora la revelación no vendrá más, Gabriel (P) dejará de venir a nosotros. Oh Dios deja que mi alma se una a su alma y ten misericordia de mí, mirando su rostro y no prives de su recompensa e intersección el día de la resurrección[30].

Y luego ella lloró por él diciendo: “Oh padre, lloró por ti a Gabriel, O padre, el paraíso es tu morada, Oh padre, tu haz aceptado la invitación de tu Señor”.[31]

La preparación del cuerpo para el sepulcro

Solo el Imam Ali (P), lo lavó (ritualmente) y preparó el cuerpo del Profeta (PB) para su sepulcro. Nadie más participó junto a él en esto. Mientras lavaba el cuerpo del Profeta (PB), tristemente dijo: “Mi padre y mi madre sean sacrificados por ti, Oh Mensajero de Dios” a causa de tu muerte he sufrido una pena que no he sufrido por ninguna otra muerte; la profecía, la revelación y las noticias del cielo. Nadie más se parece a ti, has sido tan popular hasta el punto que la gente actuaba como tú. Si tú no hubieras ordenado la paciencia y prohibido la impaciencia se habrían acabado nuestras lágrimas por ti. Y la pena y la angustia habrían sido eternas.[32]

Al-Abbas el tío del Profeta (PB) y Usama le dieron al Imam Ali (P) agua detrás de una cortina[33]. Un rico aroma emanó del cuerpo del Profeta (PB). El Imam Ali (P) dijo: “Que mi padre y mi madre sean sacrificados por ti, Oh Mensajero de Dios. Tú hueles bien en vida y en muerte”[34].

El agua con que lavó el cuerpo del Profeta (PB) era de un pozo llamado Al-Ghars del cual el Profeta (PB) bebía[35]. Al finalizar los ritos del lavado, el Imam Ali (P), envolvió su Santo cuerpo y lo puso sobre una cama.

La oración sobre el santo cuerpo

El primero que hizo la salutación sobre este gran cuerpo fue Dios, luego Gabriel, Rafael, y luego los ángeles grupo tras grupo[36]. Luego el Imam Ali (P) hizo la oración para él. Cuando los musulmanes vinieron a hacer la oración para el cuerpo del Profeta (PB), el Imam Ali (P) les dijo: “Ninguno de ustedes es un Imam (en la oración), el Profeta (PB) es su Imam vivo o muerto.” Así que los musulmanes vinieron grupo tras grupo a ofrecer la oración para el difunto en línea sin Imam. El Imam Ali (P) estaba parado al lado del cuerpo del Profeta (PB) y dijo: “La paz sea sobre ti, Oh Profeta y la misericordia y las bendiciones de Dios. Oh Dios somos testigos de que él ha informado lo que le ha sido revelado, siendo leal a su nación y luchando en el camino de Dios hasta que Dios glorificó su religión y perfecciono su palabra. Oh Dios haznos de aquellos que siguen lo que ha sido revelado a él y mantennos en ella después de él, y reúnenos con él”, la gente dijo amén.[37]

La masa de musulmanes fue a ver al santo cuerpo del Profeta (PB), mientras que estaban sobrecogidos por la pena y la angustia de su salvador, libertador y maestro, quien les había establecido una gran civilización y estado, iluminándoles la vida después de su ignorancia y desviación.

El entierro

Después de la oración ritual para el muerto, el Imam Ali (P), bajo la oscuridad de la noche, enterró el santo cuerpo en la última morada, él se paró al lado de la tumba y dijo: “La paciencia es bella, excepto para esto y la impaciencia es fea excepto para esto. La calamidad de tu muerte es tan grande antes y después de ti”.[38]

La pura Descendencia que estaba conmocionada después de la muerte del Profeta (PB), temió que los árabes, y especialmente la tribu de Quraish pudieran tomar represarías en contra de la familia de Muhammad (PB), porque el Profeta (PB) había asesinado a sus hombres cuando combatió defendiendo al Islam. La tendencia de la venganza estaba muy arraigada en los árabes y fue el Imam Ali (P) quien había matado a sus héroes, por ésto estaban sedientos de venganza. El Imam Sadiq (P) dijo:

“Cuando el Mensajero de Dios (PB) murió, la familia de Muhammad pasó largas noches y pensaron que no habría cielo que les proporcionará sombra y ninguna tierra se haría cargo de ellos, a causa de que el Mensajero (PB), había afligido a sus cercanos y lejanos por la causa de Dios”.[39]

De cualquier manera, la muerte del Profeta (PB) fue la más grande calamidad para Ahlul Bait (P). Este fue el principio de las primeras calamidades que ellos tendrían. Hablaremos de esto en los siguientes capítulos.

Para Fátima (P) la pérdida de su Padre fue una gran pérdida. Ella lo expresó mediante un poema, a menudo se sentaba junto a su tumba y expresaba su amor por él. Que más dolor que no ser tratada por la gente como se lo merecía y no tuvieron en cuenta su familiaridad y posición ante el Mensajero de Dios (PB).

Fuente: La Vida de Fátima Zahra (P); Editorial Elhame Shargh- 2014

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[1] Al-Bidayah wa an-Nihayah, Vol. 5, P. 246

[2] As-Sawaíq al-Muhriqah, Vol. 2002, P. 361

[3] Los muertos del cementerio de Al-Baqi.

[4] Al-Bidayah wa an-Nihayah, Vol. 5, P. 243, Seerah Ibn Hisham, Vol. 3, P. 93, Tareekh at-Tabari, Vol. 3, P. 190

[5] Kanzol Ummal, Vol. 5, P. 312, Tabaqat Ibn Sa’d, Vol. 4, P. 46, Tareekh al-Khamees, Vol. 2, P. 46

[6] Tres millas de Medina hacia Sham.

[7] As-Seerah al-Halabiyyah, Vol. 3, P. 34

[8] Esto lo hemos explicado en nuestro libro, “El Sistema de Gobierno y Administración en el Islam”.

[9]Al-Bidayah wa an-Nihayah, Vol. 5, P. 231

[10] Bihar al-Anwar, Vol. 22, P. 509

[11] Musnad Ahmad ibn Hanbal, Vol. 6, P. 104

[12] Sahih al-Bukhari, Vol. 6, P. 204

[13] Musnad Ahmad ibn Hanbal, Vol. 4, P. 105

[14] Sahih Muslim, Vol. 6, P. 145

[15] Al-Awsat por At-Tabarani, Vol. 5, P. 288, Sahih al-Bukhari, Vol. 4, P. 31, Sahih Muslim, Vol. 5, P. 76, y otras.

[16] Todos los historiadores y narradores han mencionado este doloroso evento, Al-Bukhari dice en muchos de sus Sahih, Vol. 4, P. 68-69, Vol. 6, P. 8, pero omiten el nombre de la persona que dijo esto. Se ha mencionado en Ghareeb al-Hadith, Vol. 4, P. 130, Sharh Nahjol Balaghah por ibn Abil Hadeed, Vol. 3, P. 114 y aquí el autor menciona el nombre abiertamente.

[17] Musnad Ahmad ibn Hanbal, Vol. 1, P. 355, y otras.

[18] La vida del Imam Al-Hasan ibn Ali, Vol. 1, P. 112

[19] La vida del Imam Al-Husain ibn Ali, Vol. 1, P. 215

[20] Ansab al-Ashraf, Vol. 1, P. 133

[21] La vida del Imam Al-Husain ibn Ali, Vol. 1, P. 216

[22] Ansab al-Ashraf, Vol. 1, P. 465

[23] Manaqib Aal Abi Talib, Vol. 2, P. 465

[24] Amali Sheikh As-Saduq, P. 119

[25] Durratun-Nasihin, P. 66

[26] Tabaqat Ibn Sa’d, Vol. 2, P. 48

[27] Maqtal Al-Husain por al-Khawarizmi, Vol. 1, P. 114

[28] Manaquib Aal Abi Talib. Vol. 1, P. 29, muchos historiadores han mencionado que cuando el profeta murió su cabeza yacía en el regazo el Imam Ali (P). Esto fue mencionado in At-Tabaqat al-Kubra, Vol. 2, P. 51, Majma’ az-Zawa’id, Vol. 1, P. 293,Kanzol Ummal, Vol. 4, P. 55, Thakha’ir al-Uqba, P. 94, Ar-Riyadh an-Nadhira, Vol. 2, P. 219

[29] Ansab al-Ashraf, Vol. 1, P. 574

[30] Tareekh al-Khamees, Vol. 2, P. 192

[31] Siyar A’lam an-Nubala, 2, P. 88, Sunan Ibn Maja, Vol. 1, P. 511

[32] Nahjol Balaghah, Vol. 2, P. 255

[33] Wafa’ul Wafa’ , Vol. 1, P. 227, Al-Bidayah wa an-Nihayah, Vol. 5, P. 263

[34] At-Tabaqat al-Kubra, Vol. 2, P. 63

[35] Al-Bidayah wa an-Nihayah, Vol. 5, P. 261

[36] Hilyatul Awliya’, Vol. 4, P. 77

[37] Kanzol Ummal, Vol. 4, P. 54

[38] Nahjol Balaghah, Vol. 3, P. 224

[39] Bihar al-Anwar, Vol. 22, P. 537, Usool al-Kafi, Vol. 1, P. 445

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