Caminábamos con Agó por la playa Solana, cada mañana en febrero, días de sol brillante que nos invitaban a sentirnos en plenitud con la vida. Era temprano, cuando todavía la gente no llega y uno se siente en una profunda comunicación con el sol, el cielo, la arena y el mar.
Una tarde serena, sólo se escucha el trinar de los pájaros que se posan en los árboles, todo luce y se presenta mejor cuando brilla el sol, cuando el clima es templado, nos vamos despidiendo de los días de pleno verano, cuando el calor abrumador agobia a la gente, por sus altas temperaturas...En Occidente la mujer ha luchado por ganar espacios en el orden de la política, de la ciencia, en el arte, en lo laboral, ha ido avanzando notablemente y conquistando un lugar importante en diferentes campos de acción en este siglo XX.