Este 2 de noviembre del año 2017 se conmemoran cien años desde aquel fatídico acuerdo entre el sionismo y el imperio británico, para dar rienda suelta a los objetivos de colonización de Palestina.Una colonización que sería llevada a cabo por parte de colonos judíos europeos, alentados por la dirigencia sionista y bajo el mito religioso del retorno a una tierra prometida por una divinidad, que lo mismo exhibía títulos de dominio que exclusividad y preferencias respecto a pueblos elegidos.
El gobierno argentino, presidido por el Multimillonario derechista Mauricio Macri, ha intensificado su accionar islamófobo, a partir del papel asignado a su administración, tras la visita a ciertos países latinoamericanos, el pasado mes de julio, del Primer Ministro sionista Benjamín Netanyahu.
Este año 2017 ha sido rico en decisiones y acciones de organismos internacionales, la sociedad civil y el pueblo palestino, destinadas a denunciar la ocupación de los territorios palestinos a manos del régimen israelí y su “racional política criminal”Y hago uso de este concepto de supuesta coherencia y lógica de la política criminal del sionismo porque efectivamente esta es premeditada, destinada a infligir daño a la población palestina, a generar muerte y desolación e impedir la conformación de un Estado palestino. Por tanto, una política dotada de cordura y no aquella eximente y supuesta “locura de acciones desquiciadas llevada a cabo por dirigentes y militares dementes”.
La Asamblea General de la ONU en su versión N° 72, muestra al mundo, que su principal amenaza, clara e inequívocamente, está representada por el imperialismo y el sionismo y las dos figuras símbolos de esta conducta y actuación política: el Presidente estadounidense Donald Trump y el Primer Ministro israelí Benjamín Netanyahu.Ambos políticos, en un trabajo claramente asociativo expresaron en sus discursos en la sede de la ONU en Nueva York, la misma retórica ultranacionalista, bélica, iranofóbica y despreciativa sobre el derecho de los pueblos al respeto de su soberanía. Ambos dieron a conocer, que actuarán unidos en la decisión de violar el Plan integral de Acción Conjunta – JCPOA por sus siglas en inglés - firmado entre la nación persa y el G5+1 – conformado por Estados Unidos, Rusia, China, Inglaterra, Francia y Alemania - en julio del año 2015.
El gobierno estadounidense, administrado por el multimillonario Donald Trump está empeñado en violar el Acuerdo Nuclear firmado entre la República Islámica de Irán y el G5+1 y ha utilizado la tribuna de la Asamblea General de las Naciones Unidas para lazar su artillería guerrerista.Una conducta catalizada, principalmente por las presiones del régimen israelí y el lobby sionista, que no sólo se expresa en Estados Unidos, sino también en Francia e Inglaterra. Además de tratar de cumplir parte de las promesas electorales efectuadas por Trump al complejo militar industrial norteamericano y los sectores más reaccionarios de esta sociedad. Ofrendas encaminadas a tratar de seguir perpetuando una hegemonía en Oriente Medio y Asia Central, cuestionada gracias al positivo papel cumplido por Irán y su apoyo a las sociedades de Siria. Palestina, Yemen, Bahrein e Irak junto al Eje de la Resistencia.
El gobierno de Myanmar ejecuta una política de exterminio de la población musulmana Rohingya, al considerarlos seres humanos de segunda categoría. Hombres y mujeres sin ciudadanía, considerados extranjeros en una tierra que habitan hace siglos. Reprimidos y masacrados, y que forman parte de las minorías étnicas de este país conformado también por Shans, Kachin, Chin, Karen entre otros 135 distintos grupos étnicos. En el caso específico de los Rohingyas este grupo humano constituye un pueblo de aproximadamente un millón de seres humanos, en un global poblacional de Myanmar de 51 millones de habitantes de los cuales el 32% son minorías étnicas y un 68% de la mayoría étnica Bamar de creencia budista y de cuyo seno han salido los dirigentes políticos desde la independencia lograda el año 1948 de Gran Bretaña.
El avance del Eje de Resistencia desde la frontera oeste de Irán hasta el Mediterráneo da pánico a Israel y le inquieta el inminente e inevitable fin del sionismo.El régimen israelí ha tenido que salir de Tel Aviv para solicitar apoyos políticos, diplomáticos y sobre todo certezas de ser escuchado, frente a lo que considera su mayor amenaza: la República Islámica de Irán y su evidente influencia en Oriente Medio. La histeria evidente de Israel y de su primer ministro, el ultraderechista Benyamin Netanyahu ha significado viajes a Rusia – seis encuentros en dos años - comunicación cada día más estrecha entre Tel Aviv y Riad y recibir al presidente de EE.UU., Donald Trump, y posteriormente a su yerno, el sionista Jared Kushner, nombrado por Trump, no sin resquemores, como su enviado especial a esta zona del mundo.
La política de ocupación del régimen de Israel, destinadas a impedir la conformación de un Estado palestino, judaizar los territorios ocupados y en especial Al Quds – Jerusalén – requiere tomar medidas efectivas que permitan poner fin a los crímenes de la entidad sionista.Crímenes israelíes, tanto en Palestina como en el conjunto del Levante Mediterráneo mediante su apoyo a grupos takfirí que agreden a las sociedades de Siria – de cuyo territorio ocupa los Altos del Golán desde el año 1967 - e Irak, unido a las acciones desestabilizadoras contra El Líbano y su política hostil contra la República islámica de Irán. Un Israel que cuenta con la complicidad y la comunión de intereses con la Casa al Saud, convirtiendo a ambos regímenes en punta de lanza de los intereses de Estados Unidos y sus aliados occidentales en el Próximo Oriente.
Día tras día las cadenas de noticias internacionales dan cuenta de los crímenes cometidos por las fuerzas de ocupación sionistas y los colonos extremistas afincados en los territorios de la Ribera occidental contra la población de palestina. Sólo en lo que va del año 2017 cincuenta palestinos han sido asesinados a manos del ejército ocupante y sus “cipayos” extremistas que habitan en los asentamientos construidos en territorio palestino.
El Eje de la Resistencia, liderado por la República Islámica de Irán, ha asegurado una amplia faja de territorio, que va desde las fronteras de la nación persa hasta las costas del Mar Mediterráneo en Siria. Una política de evidente profundidad estratégica, que consolida la influencia de Irán en la región y en sus pueblos. En forma inédita, desde el inicio de la guerra de agresión contra Siria – en marzo del año 2011 – las Fuerzas Quds, milicias chiitas iraquíes, fuerzas del Movimiento Hezbolá de El Líbano, Milicianos Palestinos y el Ejército Gubernamental Sirio han logrado consolidar una ruta terrestre, que facilita, no sólo las operaciones antiterroristas contra Daesh, Fath al Sham, Ahrar al Sham y otros movimientos terroristas takfirí, que operan tanto en suelo de Irak como en Siria, sino que, al mismo tiempo, consolidar una ruta de acceso desde suelo iraní hasta las costas del Mar Mediterráneo.