LECCIONES SOBRE LAS CIENCIAS CORÁNICAS

La Historia del Corán (IV)

LOS TIPOS DE LECTURA DEL CORÁN

Las Etapas de la Aparición de los Diferentes Tipos de Lectura del Corán

 Por: Husaîn Yavân Ârâsteh

Traducción: Dra. Zohre Rabbani

Las Etapas de la Aparición de los Diferentes Tipos de Lectura del Corán

La lectura del Corán ha atravesado diversas y diferentes etapas:

Primera etapa: En esta etapa el Profeta (BP) enseñaba la recitación del Corán a sus discípulos. Un grupo de ellos aprendió la lectura del Corán directamente del Profeta (BP), tales como: ‘Alî Ibn Abî Tâlib(P), ‘Abdul·lah Ibn Mas‘ûd, ‘Uzmân, Ubaîî Ibn Ka‘b, Zaîd Ibn Zâbit, Ma‘âdh Ibn Ÿabal y otros. En la clasificación de los recitadores del Corán a éste lo llaman el grupo de la “primera generación”. El sabio Dhahabî en su obra “Presentación de los Recitadores”, menciona de la siguiente manera a los de la primera generación:

  1. ‘Uzmân Ibn ‘Affân.
  2. ‘Alî Ibn Abî Tâlib.
  3. Ubaîî Ibn Ka‘b.
  4. ‘Abdul·lah Ibn Mas‘ûd.
  5. Zaîd Ibn Zâbit.
  6. Abû Mûsâ Ash‘arî.
  7. Abû Ad-Dardâ’.[1]

Segunda etapa: Los discípulos de la primera categoría asumieron la enseñanza del Corán y su lectura a los demás. Luego del fallecimiento del Profeta (BP) algunos de los discípulos llegaron a ocupar una gran jerarquía en la pronunciación del Corán, de tal modo que sus lecturas y ejemplares (masâhif) se hicieron famosos entre los musulmanes. En la tercera parte de este libro señalamos los ejemplares de algunos de ellos, tales como: Ubaîî Ibn Ka‘b y ‘Abdul·lah Ibn Mas‘ûd. Lo que se destaca en esta segunda etapa es la divulgación de la lectura de cada uno de estos recitadores en las ciudades que gozaban de una posición social más favorable y de mayor influencia. En esta etapa observamos que para diferenciar cada recitación, la atribuían a su propagador, por ejemplo decían: La lectura de Ibn Mas‘ûd, la lectura de Ubaîî, etc. De esta manera las lecturas eran atribuidas a personas, y exactamente ésta es la diferencia entre esta etapa con la siguiente. En la clasificación de los recitadores, se consideran de la segunda generación a aquellos que recitaron el Corán a los de la primera generación y obtuvieron su autorización al respecto.

 Dhahabî menciona el nombre de doce personas.[2]

Tercera etapa: Esta es la etapa de la unificación de los Masâhif. ‘Uzmân constituyó un comité compuesto por varias personas; los escritos del Corán fueron reunidos desde todos los lugares; fueron elaborados algunos ejemplares de lectura unificada (según una fuerte probabilidad fueron cinco). El objetivo de ‘Uzmân al tomar esta medida, fue unificar las lecturas del Corán por lo que envió ejemplares a cuatro regiones importantes, es decir: Kufah, Basora, Shâm y La Meca, guardando él mismo un ejemplar para Medina, el centro del califato. Envió con cada ejemplar a un recitador del Corán. Los enviados fueron: ‘Abdul·lah Ibn Sâ’ib Majzûmî (f. aproximadamente en el año 70 d.H.) a La Meca; Abû ‘Abdur Rahmân Sulamî (f.47 d.H.) a Kufah; ‘Âmir Ibn ‘Abdi Qaîs (f. 55 d.H.) a Basora; Mugaîrah Ibn Shahâb Majzumî a la ciudad de Shâm y Zaîd Ibn Zâbit tomó a su cargo la lectura del Mushaf en Medina.

Desde esta época en adelante puede ser considerada la tercera etapa y el tercer período de las lecturas del Corán. La característica principal en esta etapa es la atribución de los tipos de lecturas a las ciudades. Esta etapa fue denominada “las lecturas de “Amsâr” (ciudades)”.[3]

En esta etapa las lecturas del Corán salen de la limitación de personas y en el momento de diferenciar las lecturas se decía: la lectura de Kufah o la de Basora, etc. Cabe destacar que aunque el objetivo de ‘Uzmân era unificar las diferentes lecturas, no obstante había ordenado escribir los términos de tal manera que pudiesen aceptar las diferentes lecturas; y en los casos que no era posible, ordenaba escribir los términos que discrepaban, en cada Mus-haf, de una manera, para no perder ninguna de las lecturas vigentes.[4]

La unificación de los Masâhif tuvo lugar en la tercera década de la hégira, año 25.

Cuarta etapa: La aparición de la nueva generación de recitadores. Cuando comenzó la segunda mitad del primer siglo de la hégira ya habían fallecido los recitadores del Corán de la primera categoría y la mayoría de los destacados recitadores que tenían un ejemplar propio o que representaron un papel importante en la segunda y tercera recopilación del Corán, y una nueva generación de memorizadores y lectores del Corán salió a escena.

Es muy benéfico echar una mirada a las fechas de fallecimiento de este grupo para dilucidar mejor las nuevas condiciones que dominan la cuarta etapa. Abû Bakr (12 d.H.). ‘Umar (23 d.H.); Ubaîî Ibn Ka‘b (29 o 33 d.H.), ‘Abdul·lah Ibn Mas‘ûd (32 d.H.), Abû Ad-Dardâ’ (32 d.H.), Ma‘âdh Ibn Ÿabal (33 d.H.), Hûdhaîfah Ibn Îamân (35 d.H.), ‘Uzmân (35 d.H.), ‘Alî Ibn Abî Tâlib (40 d.H.), Abû Mûsâ Ash‘arî (44 d.H.), Zaîd ibn Zâbit (45 d.H.), Abû ‘Abdur Rahmân Sulamî (47 d.H.) e Ibn ‘Abbâs (68 d.H.).

Se observa que en esta etapa partieron de este mundo una generación de recitadores del Corán, muchos de los cuales habían estado en presencia del Profeta (BP) en persona, y la lectura del Corán se trasladó a otra generación.

Ibn Ÿazarî y el Dr. ‘Abdul Hâdî Al-Fadlî han mencionado a los recitadores de las diferentes ciudades de esta etapa, quienes habían aprendido de los Sahâbah. Mencionamos a continuación algunos de ellos:

A) Medina

Sa‘îd Ibn Musaîîeb (f.92 d.H.), ‘Urwah Ibn Zubaîr (f.95 d.H.), ‘Umar Ibn ‘Abdul ‘Azîz (f.101 d.H.).

B) La Meca

‘Ubaîd Ibn ‘Amîrât (f.74 d.H.) y Muÿâhid Ibn Ÿabr (f.103 d.H.).

C) Kufah

‘Amr Ibn Sharhabîl (f. después del año 60 d.H.), ‘Alqamah Ibn Qaîs (f.62 d.H.), Masrûq Ibn Aÿda‘ (f.63 d.H.), Abû ‘Abdur Rahmân ‘Abdul·lah Ibn Habîb Sulamî (f.72 d.H.), Zarr Ibn Hubaîsh (f.82 d.H.), Sa‘îd Ibn Ÿubaîr (f.95 d.H.), e Ibrahîm Ibn Iazîd Nuja‘î (f.62 d.H.).

D) Basora

‘Âmir ‘Abd Qaîs (f. aproximadamente en el año.55 d.H.), Abul ‘Aliah Rafî‘ Ibn Mahrân Raiîahî (f.90 d.H.), Îahîâ Ibn Îa‘mur ‘Adwânî (f.90 d.H.) y Nasr Ibn ‘Âsim Laizî (f. antes del año 100 d.H.).

E) Sham

Mugaîrah Ibn Abî Shahâb Majzûmî (f. después del año 70 d.H.) y Jalîd Ibn Sa‘d.[5]

Quinta etapa: La aparición de las famosas lecturas. El comienzo de la quinta etapa coincide con el comienzo del segundo siglo de la hégira. El fallecimiento de los siete recitadores tuvo lugar en ese mismo siglo.[6]

Dentro de las siete personas restantes que fueron famosas junto a las siete primeras, únicamente tres de ellas fallecieron a principios del siglo III d.H.: Îa‘qûb Hadramî (f.205 d.H.), Îahîâ Ibn Mubârak Îazidî (f.220 d.H.) y Jalaf (f.229 d.H.) (este segundo grupo, incluyendo a los siete primeros, es conocido como el grupo de los diez o catorce recitadores). Destacando el papel importante y profundo efecto que tuvieron los recitadores de esta etapa sobre las recitaciones de los siguientes siglos, se puede considerar con certeza al siglo II como el siglo del resplandecimiento y auge de la Ciencia de los tipos de lectura del Corán. Las diferentes escuelas y tendencias en la lectura del Corán, surgieron en este mismo siglo. Los famosos y destacados maestros de las lecturas del Corán ocuparon altas jerarquías, siendo ésta la causa por la cuál posteriormente los musulmanes de las nuevas generaciones fijaron sus ojos en los recitadores del siglo II, en busca de la mejor lectura.[7]

A finales del siglo I y a lo largo del siglo II, un grupo se dedicó por completo a las lecturas del Corán empleando todas sus capacidades y fuerzas para elaborar la Ciencia de las lecturas del Corán.[8]

Por lo tanto el siglo II puede ser denominado como el siglo fundador de la Ciencia de las Lecturas del Corán; y Basora y Kufah los dos importantes centros y núcleos de esta ciencia.

Sexta etapa: El registro de la Ciencia de las Lecturas del Corán. La mayoría de los investigadores de las Ciencias Coránicas opinan que el primer escrito referente a las “Lecturas del Corán” pertenece a Abû ‘Ubaîd Qâsim Ibn Salâm (f.224 d.H.).[9]

Seîîed Hasan Sadr registra en su obra Ta’sîs Ash-Shî‘ah: “Se debe considerar a Abân Ibn Taglib (f.141 d.H.) como el primer escritor del libro de Qirâ’ât o Lecturas”.[10]

Luego de Qâsim Ibn Salâm, Abû Hâtam Saÿistânî (f.255 d.H.), Abû Ya’far Tabarî (f.310 d.H.) e Ismâ‘îl Qâdî se dedicaron a escribir y recopilar libros de “Lecturas del Corán”.[11]

Han sido atribuidos cinco libros respecto a temáticos coránicos, de entre ellos Ihtiÿâÿ Al-Qirâ’ât, a Abul ‘Abbâs Muhammad Ibn Îazîd Basrî, conocido como Mubarrad (f.286 d.H.), quien era un hombre de letras y uno de los grandes sabios.[12]

De este modo la Ciencia de las Lecturas del Corán, que atravesó su auge en el siglo II con la aparición de destacados recitadores, en el siglo III fue compilada. Los expertos investigadores del Corán opinan que la razón de la compilación y escritura de las diferentes lecturas  en el siglo III debe ser buscada en la divulgación y abundancia de las lecturas, así como en la aparición de diferencias en ellas. La expansión de la reproducción de los ejemplares originales y el aumento creciente de los recitadores del Corán ‑algunos de los cuales asumían por sí mismos el grado de “recitadores”-, así como otros factores, motivaron que personas como Abû ‘Ubaîd Qâsim Ibn Salâm idearan la elaboración de normas y criterios para esta ciencia, para de esta forma poder proteger las lecturas del Corán de cualquier desorden y dispersión.

Séptima etapa: La limitación y circunscripción de las lecturas a las siete famosas. La época en que floreció esta etapa fue el siglo IV de la hégira.[13]

Cabe destacar que algunos de los escritores de la historia del Corán en lugar de explicar las etapas de las lecturas se ocuparon en clasificar a los recitadores. Dhahabî (f.748 d.H.) en su obra Ma‘rifatul Qurrâ’ Al-Kibâr menciona el nombre y detalles de setecientos treinta y cuatro recitadores del Corán hasta el siglo VIII de la hégira, clasificándolos en dieciocho niveles.[14]

Los factores de la aparición de diferencias en las lecturas.

Luego de haber desarrollado las etapas de las lecturas, nos ocuparemos de los factores de la aparición de las mismas. Aquí surge la siguiente pregunta: ¿por qué los musulmanes cayeron en una nueva diferencia en cuanto a la lectura del Corán luego de la unificación de los Masâhif (hecho que fue realizado con el fin de la unificación de las lecturas del Corán) en la época de ‘Uzmân?

Como respuesta a esta pregunta mencionamos algunos motivos que jugaron un papel importante:

A) Carencia de puntuación y vocalización en los ejemplares ‘uzmânî.

Uno de los factores más importantes de la aparición de diferencias fue el estilo de la letra ‘uzmânî. La falta de puntuación y vocalización en los ejemplares ‘uzmânî se debió a que la caligrafía y escritura en aquél tiempo se encontraba en el comienzo de su desarrollo[15]; o posiblemente se debió a una orden especial de ‘Uzmân que consistía en que los ejemplares careciesen de cualquier puntuación y vocalización para que su pronunciación pudiese aceptar cada uno de los siete aspectos posibles, en los que el Corán habría sido revelado.[16] En cada Mus·haf el estilo de escritura de los ejemplares ‘uzmânî era de tal manera que su pronunciación se hacía imposible si el recitador no era uno de los memorizadores del Corán. Muchas palabras en el Corán aceptaban diferentes tipos de lectura y en muchos casos este fue el factor de la diferencia en la lectura. A continuación exponemos algunos ejemplos de las diferencias en la pronunciación causadas por este mismo factor mencionado:

  1. Kisâ’î recitó:

﴿ إن جَآءَكُمْ فَاسِقٌ بِنَبَإٍ فَتَثَبَّتُوا ﴾

In ÿâ’akum fâsiqun binabâ’in fatazabbatû.

«Si os viene un corrupto con una noticia confirmad (ello)»

Mientras que otros recitaron: فَتَبَيَّنُوا – “fatabaîîanû” = «esclareced (ello)».

  1. Ibn ‘Âmir y los de Kufah:

نُنْشِزُهَا - “nunshizuhâ” = «Componemos».

Otros:

نُنْشِرُهَا - “nunshiruhâ” = «Desplegamos».[17]

  1. Ibn ‘Âmir y Hafs:

وَيُكَفِّرُ عَنْكُم - “wa îukaffiru ‘ankum” = «Y (ello) expiará de vosotros…»

Otros:

وَنُكَفِّرُ عَنْكُم - “wa nukaffiru ‘ankum” = «Expiaremos».[18]

  1. Los recitadores de Kufah, a excepción de ‘Âsim:

لَنثوئَنَّهُم - “lanuzauûî’annahum” = «Les haremos habitar».

Otros:

لَنُبَوِّئَنَّهُم - “lanubaûûi’annahum” = «Les alojaremos».[19]

  1. Ibn Samîqa‘:

فَالْيَوْمَ ننحيكَ بِبَدَنِكَ - “Falîaûma nunahhika bi badanika” = «Hoy haremos que te sostengas en tu (propio) cuerpo».

Otros:

 نُنَجِّيكَ - “nunaÿÿîka” = «Te salvaremos».[20]

Algunos ejemplos de las diferencias en las lecturas causadas por la carencia de vocalización:

  1. Hamzah y Kisâ’î recitaron el vocablo اعلم como conjugación de la segunda persona del imperativo: اِعْلَمْ - i‘lam = “Sabe”.

﴿ اِعْلَمْ أَنَّ اللّهَ عَلَى كُلِّ شَيْءٍ قَدِيرٌ ﴾

I‘lam annal·laha ‘alâ kul·li shaî’in qadîr

«Sabe que Dios es Poderoso por sobre todas las cosas».[21]

Y otros lo recitaron con la conjugación de la primera persona singular:

أَعْلَمُ  - a‘lamu = «Yo sé»

  1. Nâfi‘ recitó:  وَلاَ تسأل (en la forma de prohibición por encontrarse el verbo en imperativo) en:

﴿ وَلاَ تَسْألْ عَنْ أَصْحَابِ الْجَحِيمِ ﴾

Wa lâ tas’al ‘an as·hâbil ÿahîm

«Y no preguntes por la gente del Infierno».[22]

y otros la recitaron en la forma pasiva:

لاَ تُسْأَلُ  - lâ tus’alu = «No serás cuestionado».

B) La omisión de la letra “Âlif” o “A” acentuada cuando se encuentra en medio de las palabras.

Este factor también causó muchas diferencias en la lectura:

  1. En cuanto a la lectura de la aleya:

﴿ ملِكِ يَوْمِ الدِّينِ ﴾

Mâliki îaûmid Dîn

«Amo del Día de la Religión»[23]

algunos han recitado مَلِكِ - malik = «Soberano», «Rey»; y otros مالِكِ- mâlik = «Amo»; «Dueño».[24]

  1. El vocablo: غشوة - gishâwat[25], fue recitado en diferentes formas: غُشاوةٌ - gushâwatun; غَشاوةٌ - gashâwatun; غِشاوةٌ - guishâwatun; غَشْوةٌ – gashwatun; غَشْوةً - gashwatan; etc.[26]
  2. El vocablo: يخدعون - îajda‘ûna[27], ha sido recitado de las siguientes formas: يُخادِعُونَ - iujâdi‘ûna; يُخادَعُونَ - iujâda‘ûna; يَخْدَعُونَ -  iajda‘ûna; يُخَدَّعُونَ -  iujadda‘ûna, etc.[28]
  3. El vocablo: قِصاص - qisâs[29], ha sido recitado como قَصَص - qasas.[30]
  4. El vocablo: مسكين miskîn (“Indigente”)[31], ha sido recitado también como: مساكينmasâkîn (“Indigentes”).[32]

C) Los diferentes acentos.

El Corán ha sido revelado con la lengua y el acento de Quraîsh que era el mejor y más elocuente entre los demás. Sin embargo, los recitadores del Corán, que poseían diferentes acentos, muchas veces recitaban un vocablo con su propia pronunciación. Este mismo asunto gradualmente fue la causa de las diferentes pronunciaciones.

En el tercer capítulo de este libro, veremos cómo la Escuela Sunnah considera los diferentes acentos árabes como la más probable interpretación para los dichos referentes al descenso del Corán en siete letras:

  1. El vocablo:

نَعْبُدُ - na‘budu («adoramos»)[33], en algunos acentos árabes ha sido recitado: نِعْبُدُ - ni‘budu.

  1. El vocablo:

نَسْتَعينُ - nasta‘înu («procuramos ayuda»)[34] en algunos acentos árabes ha sido recitado نِسْتَعينُ - nista‘înu.

La diferencia en el acento a veces causaba el cambio de lugar de las letras en una misma palabra. Por ejemplo: Los de Banî Tamîm en lugar de: صاعِقَة - sâ‘iqah (rayo) y صواعِق - sawâ‘iq (rayos), los pronunciaban صاقِعَة - sâqi‘ah y صواقِع - sawâqi‘.[35]

  1. La tribu Hudhaîl cambiaba la letra وِ - “wau” con kasrah (vocalización “i”) por hamzah’” (grafema que sólo da el sonido de la vocal), como ejemplo pronunciaban el vocablo: وِعاء - wi‘a’ (recipiente) como إِعاء - i‘a’.[36]
  2. A menudo las diferencias en la lecturas causadas por las reglas de recitación, como: idz·hâr (pronunciación natural de la letra), idgâm (contracción de dos letras similares en una, y pronunciarla con énfasis), mad (pronunciación más prolongada de las letras Âlif, Wâu y Iâ’) etc., se debía al efecto de los diferentes acentos. Como ejemplo: Ibn Muhsin pronunciaba el vocablo لَمَيِّتون - lamaîîtûn en la aleya 15 de la Sûra Mu’minûn como: لَمائِتون - lamâ’itûn.[37]

D) El hecho que los recitadores procedieran según sus apreciaciones personales.

Debe considerarse el punto mencionado como uno de los factores importantes de la aparición de diferencias en la pronunciación. El criterio de una correcta lectura del Corán se respalda en lo legado por los primeros recitadores, no obstante, en algunos casos no ha sido acatado este criterio. Luego de la unificación de los Masâhif y el envío de los recitadores a diferentes ciudades, sucedía a menudo que el recitador de una ciudad vacilaba en la lectura de una aleya en su ejemplar (carente de cualquier signo), y la leía en la forma que le parecía más adecuada, e incluso en ocasiones presentaba argumentos para su propia lectura. Muchas obras, tales como Al-Huÿÿah lil Qurrâ’ As-Sab‘ah, o Al-Kashf ‘an Wuÿûhil Qirâ’ât as-Sab‘, han sido recopiladas para justificar las diferentes lecturas y presentar pruebas literarias y de sintaxis para cada una de las lecturas.[38]

Los mencionados constituyen cuatro factores importantes para las diferentes lecturas. Naturalmente los factores no se limitan únicamente a éstos. En los libros referentes a las diferentes lecturas del Corán observamos a algunos recitadores que utilizan las más inusuales lecturas. Posiblemente en un principio nos parecerá extraño que un recitador del Corán conserve diferentes formas de pronunciación en la mayor parte de su lectura; pero debemos aceptar que cuando las lecturas del siglo II y III se encontraban en su auge, época en la cuál algunos recitadores obtuvieron su fama, otros en búsqueda de dinero, renombre y prestigio, buscaban las más extravagantes lecturas y se esforzaban en recitar el Corán en una manera diferente a otros; y naturalmente elaboraron pruebas para su lectura, lo cual les resultó posible teniendo en cuenta la flexibilidad de las reglas gramaticales y literarias.

Fuente: “Lecciones sobre Las Ciencias Coránicas”; Ediciones: Elhame Shargh, 2004

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[1] Ma‘rifatul Qurrâ’ul Kibâr, p.24-42.

[2] Ídem, p.43-61.

[3] Kitâb Al-Masâhif, Sayistânî, p.39.

[4] Al-Itqân, t.1, p.157; An-Nashr fil Qirâ’âtil ‘Ashr, t.1, p.7.

[5] An-Nashr fil Qirâ’âtil ‘Ashr, t. 1, p. 8; Tâ’rîj Qirâ’âtil Qur’ân Al-Karîm, traducido por Seîîed Muhammad Bâqir Huÿÿatî, p.36-38.

[6] Referirse al capítulo quinto de esta parte.

[7] Referirse al capítulo tercero de esta parte.

[8] An-Nashr fil Qirâ’âtil ‘Ashr , t.1, p.8 y 9; Manâhilul ‘Irfân, t, 1, p.415-416.

[9] Manâhilul ‘Irfân, t.1, p.416; Ma‘rifatul Qurrâ’il Kibâr, p.172.

[10] Tâ’rîj Qirâ’ât Qur’ân Karîm, p.40.

[11] Manâhilul  ‘Irfân, t.1, p.416.

[12] Artículo: “La cronología de las escrituras Coránicas”, Revista Baîîanât, p. 97.

[13] Para mayor explicación recurra al capítulo cuarto de esta parte.

[14] Aparte de la obra mencionada recurrir a ManâhilulIrfân, t.1 p. 412-416; At-Tamhîd, t.2, p.177-224.

[15] Tâ’rîj Qirâ’ât Qur’ân Karîm, p.125 y 126.

[16] En la tercera parte de este libro dilucidaremos este tema.

[17] Sura Al-Baqarah, 2:259.

[18] Sura Al-Baqarah, 2:271.

[19] Sura Al-‘Anknabût, 29:58.

[20] Sura Îûnus, 10:92.

[21] Sura Al-Baqarah, 2:259.

[22] Ídem, 2:119.

[23] Sura Al-Fâtihah; 1: 4.

[24] Recurrir a Mu‘ÿamul Qarâ’âtul Qur’ânîîah, t.1, p. 7.

[25] Sûra Al-Baqarah, 2:7.

[26] Mu‘ÿamul Qarâ’âtul Qur’ânîîah, t.1, p.22 a 24.

[27] Sûra Al-Baqarah, 2:9.

[28] Mu‘ÿamul Qarâ’âtul Qur’ânîîah, t.1, p.25.

[29] Sûra Al-Baqarah, 2:179.

[30] Mu‘ÿamul Qarâ’âtul Qur’ânîîah, t.1, p.140.

[31] Sûra Al-Baqarah, 2.184.

[32] Mu‘ÿamul Qarâ’âtul Qur’ânîîah, t.1, p.142.

[33] Sûra Al-Hamd, 1:5.

[34] Ídem.

[35] At-Tamhîd, t.2, p.22.

[36] Ídem, p.25.

[37] Para mayor explicación, recurrir a: At-Tamhîd, t.2, p.27 a 30.

[38] Ídem, p.30 a 34.

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