Uno de los rasgos que caracterizan al hombre moderno es que siempre quiere reformarlo todo, desde las instituciones sociales y económicas hasta las tradiciones filosóficas y religiosas, pero raramente está dispuesto a reformarse a sí mismo. Sin poner en orden su casa interior, trata de ordenar y dar forma al mundo que lo rodea. Esta persistente actitud, que se manifiesta hoy en día en casi todos los aspectos de la vida, se basa en último término en el supuesto -adoptado consciente o inconscientemente- de que el hombre tal como es hoy no es básicamente imperfecto; antes bien, las instituciones y tradiciones que perennemente han guiado y nutrido al hombre en su vida terrena son imperfectas, porque ya no se adecuan a la naturaleza del hombre moderno.
La doctrina metafísica de Dios, como Absoluto e Infinito, está contenida en un modelo explícito en la Sura coránica llamada Unidad o Sinceridad, al-Tawhid, o al Ijlas (113), que de acuerdo a los musulmanes, resume la doctrina islámica sobre Dios:“Di: ¡Él es Dios, Uno, Dios, el Eterno. No ha engendrado, ni ha sido engendrado. No tiene semejante!”«Di» (qul) se refiere a la fuente de manifestación en el Principio Divino, al Logos, el cual es a la vez el Instrumento Divino de Manifestación y la fuente de manifestación en el Orden Divino:«Él» (huwa) es la Divina Esencia, Dios en Sí Mismo, Dios como tal o en Su Totalidad.Este texto nos adentraene universo hermenéutico del Corán.
Pocos asuntos generan más pasión y debate entre los musulmanes de hoy que el encuentro entre el Islam y el pensamiento moderno. El tema es claramente basto y abarca diversos campos, desde la política hasta el arte sacro; temas cuyo debate frecuentemente causan erupciones volcánicas de emociones y pasiones así como críticas que difícilmente llevan a un análisis objetivo de los problemas implícitos.El artículo en cuestión nos adentra en las tan discutidas relaciones y dicotomías entre Islam y modernidad con un novedoso punto de análisis.
La primera aparición de la profecía fue en Adán (P), y su perfección fue el “sello de los Profetas”. (Traducción Whinfield).Es difícil para una persona que no es musulmana entender el significado religioso del Profeta (BPD) y su papel como el prototipo de la vida religiosa y espiritual, especialmente si uno viene de la experiencia cristiana. Comparado en realidad a Cristo o a Buda, la carrera terrenal del Profeta (BPD) con frecuencia parece demasiado humano y compenetrado con las vicisitudes de la actividad social, económica y política para servir como un modelo de la vida espiritual. Eso es porque mucha gente que escribe hoy día de los grandes guías espirituales de la humanidad, que no son capaces de entender e interpretarlo favorablemente.
Cuando desean estudiar el mundo islámico, las personas cuyos espíritus se han alimentado del pensamiento occidental recurren inevitablemente a los conceptos de religión y secularismo. Pero las palabras no siempre poseen el mismo significado cuando se emplean en contextos diferentes. Esto es especialmente cierto cuando se trata de civilizaciones distintas. Por lo tanto, es necesario definir lo que se entiende por religión y secularismo en relación con el Islam antes de estudiar su significación en la historia islámica.
La Sharî‘a es la Ley Divina en virtud de cuya aceptación una persona se convierte en musulmán. Sólo quien acepte los mandatos de la Sharî‘a como vinculantes es musulmán, aunque puede ser incapaz de entender todas sus enseñanzas o de seguir todos sus mandamientos en la vida. La Sharî‘a es el modelo ideal de la vida del individuo y la Ley que vincula al pueblo musulmán formando una sola comunidad. Es la encarnación de la Voluntad Divina en términos de enseñanzas específicas cuya aceptación y aplicación le garantiza al ser humano una vida armoniosa en este mundo y la felicidad en el más allá.
Una de las cuestiones que se encuentran en el corazón de las enseñanzas de Irfan en el Islam es la interrogante de la posición del hombre en el universo. Desde este presupuesto se comienza una infinita aventura en nuestro interior. El siguiente artículo del gran filósofo Husein Nasr aborda interesantes tópicos correspondientes a la dimensión mística del ser humano.