Enseñanza de la Doctrina Islámica

El milagro del Corán

Por Aiatollah M. T. Misbah

El carácter milagroso del Corán

El Sagrado Corán es el único libro celestial que ha desafiado clara y categóricamente que nadie posee la capacidad de traer un libro semejante, e incluso si todos los seres humanos y todos los genios se uniesen para intentarlo serían incapaces[1]. No solo no tendrían la capacidad de traer un libro completo como el Sagrado Corán, sino que incluso no podrían traer ni siquiera diez capítulos como él[2], ni tampoco un capítulo o siquiera un versículo[3] .

Luego, el Sagrado Corán enfatiza el desafío y llama a que los hombres lo intenten de modo que la incapacidad humana para ello constituya una prueba de su carácter divino así como el de la misión profética, la bendición de Dios y la paz sean sobre él y su Descendencia.

No hay lugar para dudas entonces, que este Libro proclama su carácter milagroso y quien trajo el libro revelado lo presenta como un milagro eterno y un argumento contundente para todo el mundo a favor de su profecía y ahora después de transcurridos catorce siglos, este llamado divino cada mañana y cada noche es proclamado a oídos del mundo por parte de amigos y enemigos y completan Su prueba para ellos.

Por otra parte, sabemos que el profeta del Islam, la bendición y la paz sean con él y su Descendencia, desde el primer día que expresó su invitación (a la adoración pura a Dios) se enfrentó a una dura enemistad y rencor que no dejó de realizar ningún esfuerzo para luchar con esta religión divina al punto de que luego de perder las esperanzas con respecto a los efectos de sus amenazas y sobornos decidieron asesinar al profeta, complot que fue fraguado por la intervención del auxilio divino, permitiendo al profeta emigrar de noche en forma oculta con rumbo a Medina. Luego de la emigración, el resto de su noble vida tuvo que ocuparse de guerrear con los idólatras y sus aliados judíos. Desde la muerte del profeta hasta nuestros días, los hipócritas de adentro y los enemigos de afuera estuvieron y están avocados a apagar esta luz divina, sin dejar de hacer cuanto esté a su alcance para intentar lograrlo. De modo que si hubiese sido posible traer un libro como el Sagrado Corán, no hubiesen desistido de hacerlo.

En esta época, los gobiernos de los países más poderosos del mundo consideran al Islam el mayor enemigo contra su pretensión de dominio opresor y se han lanzado seriamente a combatir al Islam, empleando para ello todos los medios económicos, científicos, políticos y de propaganda disponibles. Si pudiesen intentarían escribir un versículo como el de alguno de los capítulos breves del Corán y por medio de los grandes medios de prensa y de difusión en el mundo lo propagarían, puesto que ello es más fácil, económico y efectivo para confrontar al Islam y evitar su propagación.

Por lo tanto, todo individuo racional que busque la verdad, considerando estos puntos, obtendrá la certeza de que el Corán es un libro excepcional y que no puede ser imitado y ninguna persona con o sin educación y práctica puede traer un libro semejante, es decir con todas las particularidades de un milagro (ser extraordinario, divino, imposible de ser imitado y presentado como una prueba de la profecía). Por ello, es la mejor prueba categórica a favor de la veracidad de la invitación del noble profeta del Islam, la bendición y la paz de Dios sean con él y con su Descendencia, y la veracidad de la santa religión del Islam. De las mayores bendiciones divinas para el género humano es que este noble libro descendió de tal manera que permanece como un milagro eterno y que posea consigo mismo la prueba de su veracidad y rectitud. Una prueba que para comprender su significado no son necesarios estudios y especialidades, sino que es accesible para toda persona.

Las características del milagro coránico

Ahora que hemos visto de un modo general que el majestuoso Corán es la palabra de Dios y es un milagro, explicaremos más en detalle las características de la condición milagrosa del Corán.

1- La elocuencia y la rica retórica del Sagrado Corán

La primera característica del carácter milagroso del Sagrado Corán lo constituye su elocuencia y rica expresión. Es decir que Dios para expresar Sus objetivos en cada situación ha empleado las más bellas y adecuadas palabras y otorgado las más equilibradas y melódicas formas de composición, expresando a sus interlocutores los significados deseados de la mejor y más elocuente estructura (lingüística). La elección de estas palabras y las composiciones apropiadas y armónicas con los significados elevados y precisos, solo es posible para aquel que posea un dominio total sobre todas las particularidades de las palabras, la precisión de sus significados y las relaciones recíprocas entre ellas y pueda elegir las mejores palabras y términos teniendo en cuenta todos los aspectos y dimensiones de los significados deseados y observando todas las exigencias según los distintos estados y situaciones. Semejante domino no es posible para ningún ser humano si no posee la inspiración divina y la revelación.

La belleza de la melodía atrayente y celestial del Sagrado Corán es comprendida por toda la gente, pero su elocuencia y belleza expresiva lo es para aquellos que conocen el idioma árabe y las artes de la retórica y elocuencia. En cambio, distinguir el carácter milagroso de su elocuencia y belleza expresiva es propio de quienes poseen el oficio y la especialización en las distintas artes de la retórica y puedan compararla con otras palabras elocuentes y de bella expresividad de modo que puedan examinar su poder frente a ellas. Esto era algo que los líderes árabes estaban en condición de realizar puesto que el arte más desarrollado entre los árabes era el de la lengua, la retórica y elocuencia que en tiempos del descenso del Sagrado Corán había alcanzado su cima. Un ejemplo de las mejores poesías eran exhibidas como los máximos logros artísticos entre ellos después de realizarse las críticas literarias de parte de un jurado de grandes poetas árabes.

Fundamentalmente la sabiduría y el favor divino requieren que el milagro de cada profeta tenga relación con los conocimientos y artes extendidos en su época para que su distinción y su superioridad de carácter milagroso sobre el resto de las capacidades (naturales) de los seres humanos sea bien captada. El Imam Al Hadi, la paz sea con él, en respuesta a Ibn Sekkit que le preguntara: ¿Por qué Dios Altísimo estableció como milagro del profeta Moisés, la paz sea con él, la blancura de su mano y la conversión en serpiente de su báculo; el milagro del profeta Jesús, la paz sea con él, curar a los enfermos de nacimiento y el profeta del Islam, la bendición y la paz sean con él y con su Descendencia, el Sagrado Corán? El Imam respondió que el saber más extendido en la época de Moisés, la paz sea con él, era la magia y la brujería y a eso se debió que Dios Altísimo disponga como milagro de Moisés una acción de un tipo semejante para que comprendan su impotencia para hacer algo como ello. El saber más extendido en la época de Jesús, la paz sea con él, era el arte de la medicina, por ello Dios dispuso para él, el milagro de la curación de los enfermos que no tenían cura para poner de relieve y que comprendan bien su carácter milagroso. Pero el saber y el arte extendido en tiempos del profeta del Islam, la bendición de Dios sea con él y con su Descendencia, era el de la elocuencia y la retórica, por ello Dios Altísimo le otorgó el Sagrado Corán con las expresiones más elocuentes y bellas de modo que conozcan el poder de ese milagro[4].

Los más grandes conocedores de la lengua de ese entonces como Ualid ibn Mugairat Majzumi, ‘Utbat ibnu Rabii’ah y Tufail ibnu ‘Amru, brindaron testimonio con respecto a la superioridad del más elevado rango de elocuencia y bella expresión del Sagrado Corán por encima de toda palabra humana. Luego de aproximadamente un siglo, personas como Ibn Abi al‘Auya, Ibn Muqaffa’, Abu Shakir Daiasnii y ‘Abdul Mâlik Basri, decidieron poner a prueba sus capacidades literarias confrontándolas con el Sagrado Corán, esforzándose tenazmente durante todo un año pero no pudieron lograr el más pequeño éxito y finalmente sucumbieron derrotados ante la grandeza de este libro divino inclinándose arrodillados, presas de la desorientación y la impotencia. Cuando se llevó a cabo la reunión pública en la mezquita para presenciar el resultado del año de trabajo, el Imam as-Sâdiq, la paz sea con él, pasó junto a ellos y recitó para ellos este versículo:

“Di, si se reuniesen todos los hombres y genios para traer un Corán semejante no podrían traer uno semejante aunque se ayudasen unos a otros.” (Sagrado Corán: cap. 17: 88, tafsir (Exégesis) Nuruz-Zaqalain, comentario sobre este mismo versículo).

2- El Profeta era iletrado.

El portador del Noble Corán era iletrado. Este libro a pesar de su relativamente pequeño volumen, contiene muchos tipos de conocimientos y saberes, normas y leyes individuales y sociales, cuya revisión completa de cada grupo de ellas requiere de personas especializadas que a lo largo de muchos años se dediquen a investigaciones y esfuerzos científicos para lentamente poder descubrir los secretos que encierran y poder alcanzar más verdades. De todas maneras, descubrir todos los secretos y alcanzar todas las verdades no se puede sino por parte de aquellos que poseen un conocimiento otorgado por Dios y sean confirmados por Él.

Estos conjuntos diversos abarcan los más profundos y elevados conocimientos, las más sublimes y valiosas ordenanzas morales, las más justas y sólidas leyes en materia de derechos, los más sabios ritos de adoración y normas individuales y sociales, las más beneficiosas exhortaciones y advertencias, los detalles históricos más aleccionadores y los más vivificantes métodos de enseñanza y educación. En una palabra: los contenidos de todos los principios que necesita la humanidad para su felicidad en este mundo y en el otro, combinados con métodos elocuentes y sin precedentes de modo que todos los estratos sociales puedan beneficiarse de ellos de acuerdo a su capacidad.

Reunir todos estos conocimientos y verdades en estos compendios está por encima de la capacidad de un hombre común. Pero lo que aumenta el prodigio es que este libro extraordinario haya sido expuesto por alguien sin estudios realizados, ni aprendizajes y que jamás había escrito algo, que vivía en un ambiente alejado de las culturas y la civilización y más sorprendente aún es que durante los cuarenta años anteriores a la manifestación de la revelación no se le había oído ninguna palabra de este tipo. Durante el período de su misión lo que presentaba como la revelación divina poseía unas formas especiales, armónicas, equilibradas que contrastaban completamente con el resto de sus palabras y maneras de expresarse, de modo que existía una neta diferencia que era claramente advertida.

El Sagrado Corán hace mención a este tema cuando afirma: “Y no leías con anterioridad libro alguno y no lo escribías con tu diestra, sino los falseadores hubieran dudado”. (Sagrado Corán: 29:48) Y en otro lugar afirma: “Di, si Dios quisiera no se los hubieras recitado y no se los hubieses hecho conocer, pues has vivido entre ellos toda una vida anteriormente (y nada dijiste de esto), ¿acaso no reflexionarán?” (Sagrado Corán: 10:16).

Es muy posible que el versículo 23 del capítulo de la Vaca: “Traed un capítulo semejante a él”, se refiera a este carácter milagroso del portador y el pronombre de tercera persona singular en la palabra árabe mizlihi, “semejante a él”, se refiera a nuestro siervo (el profeta Muhammad, la bendición y la paz sean con él y con su Descendencia).

En resumen: Aún si suponemos, algo de hecho imposible, que cientos de grupos de científicos y especialistas brindándose apoyo mutuo trajesen un libro así, es una cosa, pero que una persona que no ha estudiado lo haya hecho es algo muy diferente e imposible de ser realizado (por medios naturales).

Por lo tanto, la aparición de este tipo de libro con todas sus características de parte de una persona sin estudios, es una evidencia de otras de las dimensiones del carácter milagroso del Sagrado Corán.

3- La armonía y la ausencia de discrepancias y contradicciones

El Sagrado Corán es un libro que a lo largo de veintitrés años de la misión del noble profeta, la bendición de Dios sean con él y con su Descendencia, fue revelado en un período crítico, lleno de acontecimientos, con altibajos y abundantes hechos amargos y dulces, sin embargo estas transformaciones tan convulsivas no afectaron la conformidad armónica y las formas milagrosas del libro. Esa misma conformidad armónica del libro, tanto en las formas como en el contenido, constituyen otra faceta de las facetas milagrosas señaladas del Corán, a la que también alude el libro Sagrado cuando afirma: “¿Acaso no reflexionáis en el Corán, si fuese de parte de otro que Dios encontrarías en él muchas discrepancias?”. (Sagrado Corán: 4:82).

Cada hombre al menos, está sujeto a dos tipos de alteraciones: una de ellas es que gradualmente aumenta sus conocimientos y sus habilidades y estos cambios se reflejan en sus palabras y naturalmente en un período de veintitrés años surgen discrepancias, disconformidades y contradicciones llamativas en sus expresiones.

En segundo lugar, los diversos acontecimientos de la vida producen estados psicológicos, emociones y sentimientos cambiantes como el miedo, la esperanza, la tristeza, la alegría, la agitación, la calma, y estas alteraciones producen una gran influencia en los pensamientos, en las palabras y en las acciones de una persona. Naturalmente cuando estos cambios son intensos (como los que le tocó vivir al profeta), sus efectos han de ser igualmente intensos y sus palabras sufrirían intensas variaciones. En realidad las modificaciones en las palabras son efecto de los cambios psicológicos que a su vez, son producto de las influencias de los estados naturales y sociales.

Ahora si suponemos que el Noble Corán, hubiese estado sujeto a los cambios experimentados por el noble profeta, la bendición y la paz sean con él y con su Descendencia, como un hombre, teniendo en cuentas todos las grandes vaivenes de su convulsionada vida, tendría que contener tanto en sus formas como en sus contenidos una gran variedad de alteraciones y discrepancias, mientras que el Sagrado Corán no muestra signos de tales divergencias.

Por lo tanto, podemos concluir que la armonía y la ausencia de disconformidades en los contenidos del Corán y en su milagrosa elocuencia es otra muestra de que este noble libro proviene de la fuente de conocimiento firme, estable e infinita de Dios que gobierna sobre la naturaleza y no está sujeta a sus alteraciones y transformaciones.

 

Fuente: Enseñanza de La Doctrina Islámica, Editorial Elhame Shargh

Todos derechos reservados. Se permite copiar citando la referencia.

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[1] Sagrado Corán: cap. 17:88.

[2] Idem: cap.11:13.

[3] Idem: cap.10:38.

[4] Usulul Kafi, tomo 1, pág.24.

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