La etiqueta en la oración

LAS ETAPAS SUCESIVAS DE LA GENTE de la BÚSQUEDA ESPIRITUAL (Ahl us-sulûk)

Imam Jomeini (r.a.)

Capítulo III

Los niveles de humildad son proporcionales a los niveles de fe, realidad y efectos de la humildad que es parte de la disciplina necesaria en todos los actos de adoración, especialmente en la oración.

Acerca de la Humildad

La humildad es uno de los elementos necesarios para el salik (el buscador espiritual) en todos los actos de adoración, especialmente en la oración, que es la cima de todos ellos y que posee una posición que los abarca a todos. Y su realidad está compuesta de una completa sumisión mezclada con amor o temor. Y esto se produce al comprender o percibir la Grandeza, el Poder y la Majestad de la Hermosura y la Gloria. Y el beneficio de esta Hermosura es que los corazones de la gente del camino, según su naturaleza y disposición natural difieren: Un grupo de los corazones están enamorados de las manifestaciones de la belleza y debido a su naturaleza se sienten atraídos por la belleza del Amado. Y, cuando, en el camino, perciben la Sombra de la Hermosura o son testigos de la Fuente de la Belleza, la inmensidad escondida en el Secreto de la Belleza les sale al paso y pierden la conciencia de sí mismos. Igual que en toda hermosura existe una majestuosidad escondida en cada Majestuosidad hay una hermosura oculta. Puede que sea a esto a lo que se refiere Hadrat Maulá de los gnósticos y Emir de los Creyentes y los Caminantes, (as-Salekin) la paz sobre él y sobre su familia, cuando dice: «Glorificado sea Quien manifiesta Su Misericordia sobre Sus amigos en medio de la dureza de Su castigo y endurece Su castigo sobre sus enemigos en medio de la manifestación de Su Misericordia. (1) Así pues, la Majestad y el Poder de la Hermosura le envuelven y le hacen caer en un estado de humildad frente a la Belleza del Amado. Y este estado, al principio provoca temblor en el corazón y una agitación. Posteriormente, tras la aceptación da paso al estado de Cercanía y el estado de temor y agitación producidos por la Inmensidad y Poder se transforman en Cercanía y tranquilidad y deviene un estado de reposo y certeza, tal como era el estado del corazón del Amigo de Dios (Abraham) sobre él la Paz. Otro grupo de corazones están sobrecogidos ante la Manifestación de la Majestuosidad. Ellos perciben continuamente la Inmensidad, Grandeza y Hermosura y su humildad es producto de su temor y en sus corazones  se manifiesta la realidad de los atributos de Poder y Majestad, tal como le sucedía al Profeta Iahia, sobre nuestro Profeta y su familia y sobre él sean la paz. Así pues, la humildad, a veces viene mezclada con amor y, a veces, viene mezclada con miedo y sobrecogimiento, aunque en todo amor hay sobrecogimiento y en todo temor hay amor. El progreso en el estado de humildad es proporcional al progreso en la percepción de la Inmensidad, Majestuosidad, Bondad y Belleza. Y, como sucede en nuestro caso, cuando se esta privado de la luz de la visión, estaremos obligados a adquirir la humildad por el camino del conocimiento o de la fe. Dice el Altísimo: «Habrán triunfado aquellos creyentes que son humildes en sus oraciones» (Corán, sura al-Muminun, 1 y 2) Con ello ha establecido que la humildad en la oración es una de los signos de la fe. Por lo tanto, quien no sea humilde en su oración, en palabras de la Esencia Sagrada, está lejos de la gente de fe. Nuestras oraciones, cuando no van acompañadas de humildad, evidencian falta de fe o ausencia total de ella. Y, puesto que la creencia y el conocimiento son diferentes a la fe, ese conocimiento que se encuentra en nosotros sobre la Verdad y Sus atributos así como el resto de los conocimientos relativos a la divinidad, no pueden considerarse fe. Satanás, según el testimonio de la Esencia Sagrada de la Verdad, conoce la existencia del Origen y de la Resurrección y, a pesar de ello, descree. «Me has creado de fuego y le has creado de barro» (Al’araf, 12) dirá, luego, conoce a Dios y Su condición de Creador. Más adelante, le suplicará: «Dame tiempo hasta el día en que sean levantados de sus tumbas» (Al-’araf 12) luego, tiene certeza de la Resurrección. Tiene conocimiento de los Libros Sagrados, de los profetas y de los ángeles y, a pesar de ello, Allah le ha llamado incrédulo (kafer) y lo ha considerado excluido de la categoría de los creyentes.

Por tanto, la gente de conocimiento, es diferente a la gente de fe. No toda persona de conocimiento tiene fe. Así pues, tras reconocer el camino del conocimiento, uno debe adentrarse en el camino de los creyentes y hacer llegar al corazón la Inmensidad, Majestuosidad, Calidad y Belleza de la Verdad Altísima, para que el corazón se vuelva humilde, pues solo el ignorante, no siente humildad. Tal como podéis ver vosotros mismos, a pesar de vuestra creencia en el Origen y en la Resurrección y en la Inmensidad y Majestuosidad, de la Verdad Altísima, nuestro corazón no se ha hecho humilde. En cuanto a lo dicho por Allah Altísimo: «¿No es hora ya de que los corazones de los que han llegado a creer se sometan por entero al recuerdo de Dios y a toda la verdad que se ha hecho descender (para ellos)...» (Corán, 57:16) quizá la fe formal, que es esa misma creencia en lo que trajo el Mensajero (BP), es a la que aquí se refiere, ya que la verdadera fe va acompañada de un grado de humildad, o puede que, cuando la noble aleya dice «humildad », se refiera a una humildad absoluta, de la misma manera en que a veces se le dice A’lim a alguien que ha llegado desde los límites del conocimiento a los límites de la fe. Y es posible que a eso se refiera la noble aleya que dice: «Ciertamente, sólo los sabios de entre Sus siervos, son humildes ante Allah». ( En términos del Libro y la Sunnah; conocimiento, fe e Islam, son tres conceptos diferentes y  extendernos en comentar esta afirmación, excede la obligación de estas páginas. Hablando en general, el viajero en su camino hacia la otra vida –especialmente cuando está preparándose para elevarse en la oración, necesita hacer humilde su corazón por la luz del conocimiento y la fe. Este regalo divino y este destello beneficioso, es posible que lo pueda guardar en su corazón pero tiene que hacer que perdure a lo largo de toda la oración. Este estado de consolidación y armonía, aunque un poco difícil al principio para la mayoría de nosotros, llega a ser posible con la práctica y ejercitando el corazón. Queridos: Adquirir perfección y la provisión para el Más Allá requiere solicitud y seriedad, y cuanto más grande es la demanda, más merecerá actuar con seriedad. Ciertamente, en el estado de debilidad, negligencia y descuido, uno no puede ascender a la proximidad divina y estar en un lugar cercano al Señor. Uno tiene que levantarse con determinación para alcanzar lo que aspira. Vosotros que tenéis fe en la otra vida, sabéis que no tiene punto de comparación el otro mundo con éste. Tanto por lo que se refiere a la felicidad y la perfección, como en los sufrimientos y calamidades. Tanto si es en el mundo eterno e infinito como en éste donde existe la muerte y la extinción... Ninguno de los actos de adoración y sumisión puede estar a la misma altura que el de la oración, la cual es una unión divina comprehensiva y cumpliría la función de ser guardián de la felicidad del ser humano. Si esto es aceptado, todos los demás actos de adoración serán aceptados... Por esta razón se tiene que desear con mucha seriedad y no flaquear en este esfuerzo y perseverar en este camino. Tan sólo teniendo un poco de cuidado y familiarizando el corazón con ello, se consigue, en este mundo, disfrutar de nuestra intimidad con Allah -como no disfrutamos de ninguna otra cosa en este mundo, esto es algo que nos han enseñado los que ya anteriormente lo han experimentado. En resumen, en este capítulo, lo que queremos decir es que antes de tener una comprehensión de Su Grandeza, Belleza y Majestad, a través del razonamiento y pruebas, o por medio de explicaciones de los profetas, uno debe recordar en su corazón y entonces gradualmente, gracias al recuerdo y esa atención interior hacia la Grandeza de Allah y Su Majestad, irá introduciéndose en el corazón más humildad hasta alcanzar el resultado deseado. De ninguna manera el salek debe contentarse con su estado presente, comparado con la gente de conocimiento, no es nada. El salik debe, en toda situación, recordar sus propias faltas y deficiencias, para poder encontrar un camino hacia su felicidad.

Y las alabanzas pertenecen a Allah.

Traducción: Yafar González del original «adabe salat»

Todos derechos reservados. Se permite copiar citando la referencia.

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