Los derechos de la mujer en el Islam
Profesor Ayatollah Murtada Mutahhari

El Islam y la Poligamia(II)

Causas históricas de la poligamia (I).

¿Cuáles son las causas históricas y sociales de la poligamia?, ¿por qué numerosos pueblos del mundo la han adoptado, especialmente los orientales, mientras que otros como los occidentales no la adoptaron nunca?, ¿por qué fue aceptada solamente la poligamia dejándose de lado la poliandria y el comunismo sexual? Las dos últimas formas nunca fueron adoptadas o muy raramente se recurrió a ellas, es decir, de manera excepcional.

Hasta que no examinemos las causas de esto detenidamente, no podemos discutir el punto de vista islámico sobre la poligamia y tampoco podemos estudiar propiamente esta cuestión y de qué modo se la aplica actualmente a las exigencias humanas.

Si examinamos las numerosas consideraciones sociales y psicológicas existentes y pensamos superficialmente como muchos escritores, es suficiente explicar e interpretar las causas históricas y sociales de la poligamia de acuerdo a esa melodía bien ejecutada que se repite a menudo en relación con esto. Podríamos decir: "Realmente es obvia la causa actual y pasada de la poligamia: la tiranía y el dominio del hombre y la esclavitud de la mujer. La causa principal de esto es el sistema patriarcal. Mientras el hombre ha tenido la posición dominante y ha sido el "soberano" sobre la mujer, ha moldeado todas las costumbres y normas a su favor. En consecuencia, ha hecho de la poligamia una norma para su propio beneficio, contraria a los intereses de las mujeres durante siglos. Mientras la mujer estuvo sometida por el hombre, no podía establecer la poliandria como una costumbre a su favor. Sin embargo, a partir del declinar de la tiranía del hombre en la época actual y del privilegio de tener varias mujeres, al igual que muchas otras prerrogativas injustas, se está dando lugar a la igualdad e identidad de derechos (entre ambos).

Si opináramos así, sería muy superficial y burdo. Ni la causa de la costumbre de la poligamia ha sido la tiranía del hombre, ni el motivo del fracaso de la poliandria ha sido la debilidad y subyugación de la mujer. Por otra parte, ni la causa del declive de la poligamia se debe al hecho que decline la tiranía del hombre ni éste ha sufrido pérdida alguna renunciando al privilegio de tener más de una mujer. Más bien obtiene una ventaja que sería opuesta a los intereses de la mujer.

No niego que los factores de fuerza y autoridad han llevado a ciertos cambios en la historia humana y tampoco niego el hecho de que el hombre, a lo largo de la historia, se ha aprovechado indebidamente de su autoridad sobre la mujer. Sin embargo, no creo que la fuerza y la autoridad sean los únicos factores, especialmente en la interpretación y explicación de la naturaleza de la relación familiar entre marido y mujer. La idea que el uso de la fuerza fue lo único válido en la modelación de la historia de la humanidad es producto de una falta de comprensión.

Supongamos por un momento que el punto de vista mencionado es correcto. Entonces las raras y excepcionales veces en que la poliandria fue común, ocasiones en que el dominio lo ejercía la mujer, como en el período preislámico entre los árabes o en los días que fue adoptada por los Naires en las costas de Malabar de acuerdo a Montesquieu, aquella tuvo la oportunidad y posibilidad de imponer la poliandria al hombre. Consecuentemente este período debería ser considerado como la edad de oro de la mujer, mientras que a decir verdad, como sabemos, los días del período preislámico fueron horribles para ella. Anteriormente citamos de Montesquieu que la costumbre de la poliandria entre los Naires no nació en atención a la autoridad y honor de la mujer. La decisión fue tomada por la comunidad con el propósito de mantener a los soldados alejados de la unión familiar y así mantener el espíritu guerrero. Además, si la causa de la poligamia, es el sistema patriarcal o la dominación del hombre, ¿por qué no la adoptaron los occidentales?, ¿estuvo el patriarcado limitado al Oriente?, ¿Ls occidentales que habían considerado tan estrechamente relacionados a Jesús y María  (P) que desde un inicio creyeron en la igualdad e identidad de los derechos del hombre y la mujer?, ¿fue efectivo el factor de la autoridad para volver las cosas favorables a los hombres solamente en Oriente, mientras que en Occidente éste factor fue usado para defender la justicia?

La mujer occidental era hace medio siglo la mujer más desafortunada del mundo. Incluso para la posesión de su propiedad requería de la tutela del marido. Los mismos occidentales admitieron que en la Edad Media las mujeres orientales estuvieron en mucha mejor posición que las suyas.

Gustavo Le Born escribe: "En los días de la civilización islámica, a la mujer se le dio exactamente la misma ubicación y estatus que la mujer europea tuvo mucho tiempo después. Esto significa que  tras la caballerosa conducta de los árabes andaluces, se estableció el ejemplo que se propagó en Europa. Entre los europeos esa conducta, un aspecto de la cual es el trato galante a las mujeres, provino de los musulmanes de quienes se copió. La religión que fue capaz de liberar a la mujer de una posición de inferioridad y llevarla a la posición de respeto y honor, fue el Islam y no el Cristianismo, como se piensa comúnmente. Porque vemos que en la Edad Media nuestros reyes no tuvieron ningún respeto por la mujer, a pesar de ser cristianos. Después de estudiar la historia antigua, no hay duda que antes que los musulmanes enseñaran a nuestros antepasados a ser bondadosos, respetuosos y de sentimientos puros con la mujer, nuestros reyes y monarcas trataban a la mujer con extrema brutalidad".

También otros han descrito casi en los mismos términos la condición de la mujer en la Edad Media. ¿Por qué entonces, a pesar del patriarcado y a pesar de que todos los requisitos de fuerza y autoridad del hombre existieron en su más alto grado en la Europa del Medioevo, no se adoptó allí la poligamia?

El hecho real es que donde la poliandria era común no fue debido a la posibilidad de la mujer de ejercer su autoridad sobre el hombre, ni fue la causa de la abolición de la poliandria la debilidad de la mujer. Y por otra parte, la causa de la costumbre de la poligamia en Oriente no fue la fuerza y dominación del hombre, ni el hecho de que esa costumbre no exista en Occidente es en virtud de la fe occidental en la igual autoridad del hombre y la mujer.

La causa de la desaparición de la poliandria.

La causa de la desaparición de la poliandria se debe a que no resulta agradable al temperamento tanto del hombre como de la mujer. Respecto al hombre es incompatible, en primer lugar, por su tendencia a la unión (de la pareja) de manera exclusiva, limitada (a ellos dos como matrimonio), y en segundo lugar es discordante con la posibilidad de conocer a ciencia cierta la paternidad de los hijos, teniendo en cuenta que el afecto a los mismos es un impulso natural e instintivo del hombre. Un ser humano, naturalmente, quiere reproducirse y quiere que las relaciones con las generaciones pasadas y futuras sean claras y específicamente definidas. Quiere saber con certeza quién es su hijo y quien es su padre. Por ello, la poliandria es impropia al temperamento e instinto humano, mientras que la poligamia no lastima los sentimientos del hombre o la mujer en este sentido.

Se cuenta que un grupo de mujeres, alrededor de cuarenta, se reunieron y se presentaron ante el Imam ‘Ali (P) planteándole lo siguiente: ¿Por qué el Islam permite al hombre tener más de una mujer y no permite a la mujer tener más de un marido?, ¿no es esto una discriminación injusta?. El Imam ‘Al (P) ordenó que traigan pequeñas tazas de agua y luego les pidió que las viertan en un tazón grande puesto en medio de la reunión, cosa que hicieron. Luego les dijo que cada una de ellas debería sacar la misma cantidad de agua que habían tenido en su taza y vaciado allí. Todas dijeron que como iba a ser posible, ya que el agua se había mezclado y era imposible separarla. Entonces el Imam ‘Ali (P) les dijo que si una mujer tenía varios maridos, necesa­riamente, tendría relaciones sexuales con todos ellos y quedaría embarazada. ¿Cómo sería posible entonces, preguntó, distinguir de quién era el hijo? Desde el punto de vista del hombre es así.

Y, en cuanto al punto de vista de la mujer, la poliandria es incompatible con su naturaleza y va contra sus intereses. Una mujer no necesita al hombre solamente como factor de satisfacción de sus impulsos sexuales, como para que se pueda decir; "Cuánto más, mejor". Una mujer quiere al hombre al que puede ganarle el corazón. El debería ser su protector y defensor, darse abnegadamente y serle fiel. Debería esforzarse por cubrir sus necesidades, llevarle el fruto de su trabajo y cuidarla con un trato delicado. El dinero que un hombre acostumbraba a pagar a una prostituta, y todavía paga, es el dinero que esa mujer tomaba, y toma, a cambio de su "trabajo", lo que no cubre sus necesidades, que son grandes y varias veces mayores a las del hombre. Y esa suma nunca será la misma que un hombre regale a su mujer como producto de la unión por amor y afecto. El hombre siempre atendió las grandes necesidades de la mujer con abnegación. A su vez, el mejor y más fuerte incentivo para trabajar es la paz y felicidad de su vida familiar, es decir, su mujer e hijos.

Una mujer practicando la poliandria nunca ha sido capaz de atraer la protección, el amor y la sincera adhesión y dedicación del hombre. Esta es la razón por la que la poliandria, al igual que la prostitución, siempre ha sido motivo de disgusto para las mujeres, de manera tal que no resultaba del agrado ni requerimiento del hombre ni del gusto y solicitud de la mujer.

El fracaso del comunismo sexual.

El fracaso del comunismo sexual se debe a lo mismo. La supresión de la pareja unida para que la mujer no tenga un interés especial en un hombre en particular y viceversa; fue, como mencionamos antes, propuesta por Platón solamente para el círculo de clase gobernante, es decir, los reyes-filósofos o los filósofos-reyes, como dijo él mismo. Esta conducta no solamente fue desaprobada por otros, sino que el propio Platón abandonó la idea.

Hace un siglo, Federico Engels, el segundo padre del comunismo, también propuso esta idea y escribió defendiéndola, pero el mundo comunista no la aceptó. Se dice que el gobierno soviético en vista de muchas amargas experiencias que siguieron a la puesta en vigor de la teoría de la familia comunista de Engels, aprobó leyes en beneficio de la familia en 1938 y la monogamia fue adoptada como la forma de matrimonio comunista oficial.

La poligamia pudo ser un signo de distinción para el hombre, pero la poliandria nunca pudo ser signo de distinción para la mujer. La causa de esta diferencia es que el hombre busca la persona de la mujer mientras que ésta necesita el amor del hombre y su entrega a él. Para el hombre, mientras tiene la persona de la mujer bajo su control, no da importancia a la cuestión de si su corazón está con él o no. Pero para la mujer, el corazón y amor del hombre es la cuestión real. Si se la priva de ello, pierde todo.

En otras palabras, en la cuestión de matrimonio, son los dos elementos los que mantienen su influjo. Uno es espiritual y el otro material. El elemento material del matrimonio es su aspecto sexual, que en la juventud se encuentra en estado de excitación, en su cenit, menguando gradualmente. El aspecto espiritual se refiere a los sentimientos tiernos, afectuosos y sinceros que gobiernan la pareja y que incidentalmente aumentan con el tiempo. Una de las diferencias entre el hombre y la mujer es que para ésta, el último elemento es más importante que el primero. Para la mujer el aspecto principal es el espiritual y para el hombre el material o, al menos, considera los dos aspectos iguales.

Además de esto y como dijimos antes citando a una psicóloga europea como testigo, debido a que la mujer es la que nutre a su hijo tanto en el vientre como con el pecho, también tiene una actitud mental que agudiza en ella la necesidad de sentimientos cariñosos de su marido como padre de su hijo. Esto es tan cierto, que la medida del amor a los hijos dependerá mucho de la medida del amor y unión de los esposos, por la razón de ser el padre del hijo el factor que ha hecho que éste venga a la vida. Esta necesidad de la mujer solamente puede ser satisfecha cuando tiene un marido. Por lo tanto, comparar la poliandria con la poligamia imaginando que no hay ninguna diferencia entre las dos, considerar la causa de la poligamia una costumbre en alguna parte del mundo, debido a que el hombre es más fuerte y pensar que por causa de su debilidad y fragilidad la mujer no es capaz de mantener la poliandria como un signo de distinción, es un error totalmente evidente.

La señorita Manuchihríyan en su libro "Crítica a la Constitución y Derecho Civil de Irán", escribe en la página 34: "En la cláusula 1049 el Derecho Civil dice: Ningún (marido) puede casarse con la hija del hermano o la hermana de su mujer, excepto con el permiso de ésta. En caso que la mujer lo permita, su marido puede casarse con la hija de su hermano o con la hermana de su mujer. Ahora imaginemos cual sería la consecuencia si la mujer no lo permite. ¡Ninguna! como ellos dicen, no te preocupes, hay una alternativa. El hombre se casará con otra. ¡Muy bien! pero, ¿si invertimos la propuesta? Por ejemplo, decimos que la mujer no puede casarse con el hijo del hermano o el hijo de la hermana del marido (mientras ella esté casada con éste), excepto que tenga el permiso del esposo. Escuchando estas palabras, la sangre hierve en las venas y la gente exclama que tal propuesta estaría contra los principios humanos y, además, está básicamente contra la natural e innata disposición de la mujer. En respuesta, se debería decir que ésta propuesta solamente está contra el principio de la esclavitud de la mujer. Así como una propiedad no tiene más que un propietario, o si la tiene, después del reparto su producto va a un propietario, también la mujer, bajo las leyes implícitas y explícitas de nuestro país, está en la categoría de propiedad y consecuentemente no tendrá más que un propietario".

En la página 73 dice: "Podemos decir que precisamente como un hombre puede tener hasta cuatro mujeres, una mujer, en la medida que es un ser humano debería poseer similares e iguales derechos que el hombre. El resultado lógico de la primera y segunda premisa sería espantoso para el hombre. Es entonces cuando la sangre se subleva en sus venas y con rostro excitado y ojos llameantes grita: ¿cómo es posible que una mujer tenga más de un marido? Nosotros muy serena y calmadamente le contestaríamos, ¿cómo puede un hombre tener más de una mujer?".

No queremos aquí incitar a la inmoralidad ni despreciar la pureza y piedad de las mujeres, sino que queremos inculcar en el hombre que sus ideas en cuanto a las mujeres no se basan, como ellos creen, sobre fundamentos firmes e indiscutibles. La mujer es un ser y el hombre otro ser, pero ambos son iguales. Si este derecho de tener hasta cuatro mujeres ha sido dado al hombre por el hecho de ser hombre, la mujer también debería tener el mismo derecho. Incluso aunque no tenga la misma capacidad de discernimiento que el hombre, se le debería reconocer que por su agudeza espiritual y la cualidad de su alma, no es inferior al hombre.

Como han visto, en la cita hecha no se hace ninguna diferencia entre poligamia y poliandria, excepto que, porque el hombre es fuerte, ha establecido la poligamia a su favor, mientras que la mujer no ha tenido posibilidad o libertad para defender y sal­vaguardar la poliandria por la única razón que era una esclava. En el pasaje mencionado, también se dice que el establecimiento de la poligamia y la prohibición de la poliandria se debió al hecho de que el hombre era el propietario de la mujer y ésta su esclava; y porque el hombre fue su propietario, estuvo en condiciones de tener varias mujeres, es decir, podía poseer muchas riquezas. La mujer era algo poseído y una cosa poseída no puede tener más que un poseedor. Por lo tanto, ella no podía cosechar el beneficio de tener más de un marido.

Incidentalmente, contrariamente a la opinión de la señorita escritora, la no aceptación por el hombre de la poliandria, es por sí mismo una evidencia que no ha estado mirando a la mujer como su propietario. La asociación de varias personas en alguna propiedad y que todas se beneficien de ella, es una ley en vigencia en toda sociedad humana. Si el hombre miró a la mujer como su propiedad, debería haber consentido tener socios respecto a ella, así como permitir la asociación en la tenencia de la propiedad y la participación en sus beneficios. ¿Dónde existe en el mundo un sistema por el que la propiedad no puede tener más que un propietario, para poder considerarlo la base de la ley de un único marido?

Ellos dicen: "Como el hombre es un ser y la mujer también, es necesario que tengan iguales derechos. ¿Por qué el hombre debería beneficiarse del derecho a la poligamia mientras que la mujer no puede tener derecho a la poliandria?". Yo digo que es aquí donde están equivocados. Han imaginado que la poligamia es parte de los derechos del hombre y que la poliandria es parte de los derechos de la mujer, mientras que, en realidad, la poligamia es parte de los derechos de la mujer y la poliandria no es parte de los derechos ni del hombre ni de la mujer, y va contra el interés y provecho de ambos. Más adelante probaremos que la ley respecto a la poligamia en el Islam fue creada con el objeto de revivir y reivindicar los derechos de la mujer. Si la intención fuese favorecer al hombre, el Islam habría hecho lo mismo que ha hecho el mundo occidental. Le habría dado al hombre derecho a usar y gozar de otra mujer, aparte de la suya legal, pero no habría aceptado ningún compromiso del hombre respecto a que los beneficios de la segunda mujer y sus hijos sean iguales a los de la mujer e hijos legales.

La poliandria no beneficiaba a la mujer y por lo tanto no se puede decir que ha perdido uno de sus derechos.  Dicen que quieren inculcar a los hombres que las ideas que tienen sobre la mujer no se "basan sobre fundamentos firmes e inexpugnables, como creen erróneamente". Casualmente es precisamente lo que nosotros queremos. Ya explicaremos el fundamento del punto de vista islámico respecto a la poligamia. Imploramos ardientemente a esta escritora y a todas las personas razonables que examinen y consideren si el punto de vista islámico descansa sobre un fundamento firme e inexpugnable o no. Doy mi palabra de honor que si cualquiera puede señalar un fallo en la fundamentación del punto de vista islámico en el problema en discusión, desecharé todo lo dicho relativo a los derechos de la mujer.

Causas históricas de la poligamia (II).

La sensualidad y el dominio incontestado del hombre no pueden ser suficientes por sí mismo para dar lugar a la costumbre de la poligamia. Seguramente otras causas y factores deben haber contribuido también a establecerla como cosa regular, porque hay maneras más cómodas y menos gravosas para que el hombre sensual satisfaga su afición a la variedad de mujeres. Podría tener a su favorita como amiga o novia sin comprometerse con ella como esposo o con otras responsabilidades y considerar así a sus hijos de origen indeterminado. Por ello, en las comunidades donde existe ordinariamente la práctica de casarse con varias mujeres, o hay impedimentos sociales y morales para entregarse abiertamente a la lujuria y la prostitución, estando obligado por tanto el hombre sensual a pagar el precio de la pasión por la variedad aceptando a su querida como esposa legal junto con la responsabilidad de la paternidad de sus hijos o, en otros casos, podemos suponer que hay otras causas, geográficas, económicas, sociales, distintas de las sensuales y del gusto de tener varias mujeres.

Factores geográficos.

Montesquieu y Gustavo Le Born insisten mucho en atribuir la poligamia a factores geográficos. Estos pensadores creen que el clima de Oriente necesita de la costumbre de la poligamia ya que la mujer en Oriente llega a la pubertad a edad más temprana que el hombre y se vuelve vieja más rápidamente. Debido a esto el hombre, siente la necesidad de una segunda y tercera mujer, además de criarse en ese clima con tal vitalidad sexual que una sola mujer no puede satisfacerlo.

Gustavo Le Born escribe: "La poligamia es simplemente consecuencia del clima, la raza y las distintas condiciones de existencia, particular de los orientales".

La influencia del clima y la raza es demasiado obvia para que necesite ser enfatizada. La constitución fisiológica de la mujer, la necesidad de dar a luz hijos, sus indisposiciones, etc., la fuerzan a mantenerse a menudo alejada de su marido. Y dado que esta "viudedad" momentánea es imposible en el clima de Oriente y con el temperamento de los orientales, la poligamia es absolutamente necesaria". (La Civilización de los Árabes, pág. 422).

En la página 270-71 de "El Espíritu de las Leyes" Montesquieu escribe; "Las mujeres en los climas cálidos están en edad de casarse a los 8, 9 ó 10 años, por lo que en esas regiones la infancia y el matrimonio generalmente marchan juntos. (Prideaux en su "Vida de Mahoma", dice: "Mahoma se casó con Jadiya con cinco años y la llevó a su alcoba a los 8 años". Son viejas a los 20 años; por lo tanto su raciocinio nunca acompaña a su belleza. Cuando la belleza exige un imperio, la falta de raciocinio impide que lo reclame; cuando se obtiene el raciocinio, la belleza ya no existe. En los climas moderados, donde los encantos de las mujeres se preservan mejor y aparecen más tarde, a una edad más avanzada, la edad de sus maridos hasta cierto punto es similar a las suyas, y como tienen más discernimiento y conocimiento en el momento de casarse, aunque no sea más que por tener más tiempo vivido, se presenta naturalmente un tipo de igualdad entre ambos sexos y, en consecuencia, la norma de tener solamente una mujer". De esta manera, la ley que permite tener solamente una mujer se conforma físicamente al clima de Europa y no de Asia.

Esta explicación no es correcta en ningún sentido. En primer lugar, la costumbre de la poligamia no se limita a las regiones cálidas del Este. En Irán, a pesar de tener clima templado, la poligamia existió en el período preislámico. La observación de Montesquieu de que en los países tropicales las mujeres se vuelven viejas a los 20 años es simplemente una exageración. Lo más extravagante de todo es lo que dice al mencionar que el Bendito Profeta (BP) del Islam se casó con Jadiya cuando ella tenía 5 años y que el matrimonio se consumó cuando tuvo 8 años, siendo un hecho bien conocido que el Profeta del Islam  (BP) al casarse tenía 25 años y ella 40.

En segundo lugar, si es cierto que la mujer oriental  envejece a edad más temprana y que la excitación de las pasiones masculinas son las causas de la poligamia, ¿por qué los orientales no recurrieron a la misma forma de vida que adoptaron los occidentales en la Edad Media y actualmente?, ¿por qué, en vez de tener varias mujeres, no sucumbieron al modelo occidental de amor libre, promiscuidad y libertinajes? Porque, de acuerdo a G. Le Born, la costumbre de la monogamia en los países occidentales es una mera farsa y una formalidad vacía que está escrita solamente en los libros de Derecho, mientras que en la vida social actual no hay rastro de ello. 

La forma de la poligamia en los países occidentales.

Pienso que a estas alturas es necesario presentar resumidamente la forma que tomó la poligamia en la Edad Media, de acuerdo al modelo occidental, en palabras de un eminente historiador occidental. Esto lo hago simplemente para que mis apreciados lectores y todos aquellos que censuraron a Oriente por causa de la poligamia y que ocasionalmente lo censuran por la tenencia de harenes, al considerar estos aspectos de la vida oriental fuente de oprobio para ellos, sepan que todo lo que existió y sucedió en el Este, con todos sus aspectos vergonzosos y pecaminosos, es mil veces preferible a lo que sucede en Occidente.

Will Durant, en el volumen 17 de "La Historia de la Civilización", ha escrito una sección sobre el declive de la moral. Ha hecho una descripción de las condiciones morales generales en Italia durante el Renacimiento. Toda la sección, que está dividida en once capítulos, es valiosa. Citaré un resumen de lo que escribió bajo el titulo "La Moralidad Sexual".

En primer lugar hace una breve introducción donde incluye determinados artículos. Dice: "Volviendo ahora a la moral laica y comenzando con la relación entre los sexos, deberíamos recordar en principio que el hombre es polígamo por naturaleza y que solamente las más duras sanciones morales, un cierto grado de pobreza y el trabajo pesado que aporta en ese sentido, junto a la permanente supervisión de la esposa, puede inducirlo a la monogamia".

No queda claro que el adulterio fuese menos común en la Edad Media que en el Renacimiento; y mientras el adulterio medieval se moderaba con la caballerosidad, también en el Renacimiento fue mitigado en las clases distinguidas mediante una idealización del refinamiento y encanto espiritual de la mujer instruida. Señoritas de buena familia fueron mantenidas en relativo aislamiento de los hombres que no eran de su familia. Fueron instruidas aplicadamente en las ventajas de la castidad premarital. Algunas veces con tal éxito que oímos de una joven que se suicidó después de ser violada. Sin duda era excepcional, porque un obispo propuso erigirle una estatua.

Sin embargo tienen que haber existido considerables aventuras premaritales, pues de lo contrario sería difícil explicar el extraordinario número de bastardos que se encuentran en cualquier ciudad de la Italia del Renacimiento. No tener bastardos era un signo de distinción. Tenerlos, no era muy vergonzoso. El hombre, después de casarse, generalmente persuadía a su mujer para que permita a su progenie ilegítima convivir en el hogar y ser criados y educados como sus propios hijos. No significaba mucho ser bastardo y el estigma que encerraba no era tenido en cuenta prácticamente. La legitimidad se podía obtener "untando" la mano de un eclesiástico. A falta de herederos legítimos y capacitados, los hijos bastardos podían heredar propiedades e incluso tronos, como fue el caso de Ferrante I, heredero de Alfonso I en Nápoles y el caso de Leonello d'Este, heredero de Nicolás III de Ferrara. Cuando (el Papa) Pío II fue a Ferrara en 1459 fue recibido por siete Príncipes, todos hijos ilegítimos. La rivalidad de los hijos bastardos con los legítimos fue una fuente de violencia en el Renacimiento.

En cuanto a la homosexualidad, se transformó en algo casi obligatorio en el renacer griego. San Bernardino encontró tantos homosexuales en Nápoles que amenazó a la ciudad con el destino de Sodoma y Gomorra. Aretino descubrió la aberración como realmente popular en Roma. Podemos decir que igual que la prostitución. De acuerdo a la información, que quiso agobiar con sus estadísticas al Papa romano, existían 6.800 prostitutas registradas en Roma en el año 1490, sin contar las practicantes clandestinas, en una población de 90 mil personas. En Venecia, el censo del año 1509 registró 11,654 prostitutas sobre una población de 300 mil personas. En el siglo XV una hija soltera a los 15 años era una desgracia familiar. En el siglo XVI la edad para sentirse desgraciada fue diferida a los 17 años, para permitir una mayor educación. Los hombres que gozaban de todos los privilegios y facilidades para la promiscuidad, podían ser codiciados para el matrimonio solamente por novias con jugosas dotes. En el Medievo, la teoría del matrimonio suponía que el amor entre el hombre y la mujer se desarrollaría al pasar la sociedad matrimonial por variadas situaciones de alegría y tristeza, prosperidad y adversidad, cumpliéndose aparentemente dicha suposición en la mayoría de los casos. Sin embargo, el adulterio fue generalizado. A partir de que la mayoría de los matrimonios entre las clases altas eran uniones diplomáticas de intereses políticos y económicos, muchos maridos se sintieron autorizados a tener una amante. Y la esposa, aunque podía lamentarlo, generalmente cerraba los ojos, o los labios, frente a la ofensa.

Entre las clases medias, algunos hombres asumieron que el adulterio era una diversión legítima. Maquiavelo y sus amigos parece que acordaron no revelar o hacer visibles sus infidelidades. Cuando, en tales casos, la mujer se vengaba haciendo lo mismo, el marido, que no lo ignoraba, llevaba los cuernos de buena gana.

Sí, esta era una muestra de la vida de los que siempre condenaron la poligamia como el pecado imperdonable del oriental, culpando ocasionalmente de lo que ellos llaman conducta inhumana, al clima de Oriente, como si su propio clima no les permitiera de ninguna manera ser infieles a sus mujeres o transgredir los límites de la monogamia.

Dicho sea de paso, la puntualización que también se debería hacer es que debido a que la poligamia no era costumbre en su forma legal entre los occidentales, más allá de que fuese buena o mala, no tenía ninguna relación con su creencia o religión cristiana. En el cristianismo original no había órdenes prohibiendo la poligamia, más bien la cosa fue precisamente a la inversa. Porque es un hecho admitido que Cristo confirmó la Ley Mosaica, y en esta ley la poligamia está formalmente reconocida. Así, podemos decir que en el cristianismo original estaba permitida la poligamia y a ella se debe que los antiguos cristianos tuvieran varias mujeres. También la abstención de los occidentales de la poligamia debe tener alguna otra causa o causas, además de la religión y sus leyes. 

La menstruación.

Otros han dicho que la poligamia se debe al período menstrual de la mujer dado las dificultades en esas condiciones para tener relaciones sexuales, al agotamiento que sufre después de dar a luz, y a tener que nutrir y criar a sus hijos, cosas todas ellas que la llevan a la abstención del aspecto sexual. Will Durant dice: También a los hombres les gustaba que sus compañeras sean jóvenes y las mujeres envejecían rápidamente en las comunidades primitivas. La misma mujer a menudo favoreció la poligamia porque le permitía amamantar a su hijo más tiempo y por lo tanto reducir la frecuencia de la maternidad sin interferir en las inclinaciones eróticas y filo progenitoras del hombre. Algunas veces, la primera mujer, agobiada por la fatiga, ayudó a su marido a conseguir a una mujer adicional para compartir su agobio y que otros hijos adicionales pudieran aumentar la fuerza productiva y riqueza de la familia.

Sin duda, la menstruación de la mujer como así también su agotamiento con el nacimiento del hijo la colocan con el hombre en diferentes condiciones sexuales y hace que el hombre esté más o menos inclinado a mirar a otra mujer. Pero ninguno de los dos factores mencionados puede ser por sí mismo causa de la poligamia, como no sea que haya realmente algún obstáculo social o moral que refrene al hombre de gratificar sus pasiones recurriendo libremente a queridas y amantes. De este modo, los dos factores mencionados moverían a la poligamia en donde las circunstancias impidiesen al hombre ejercer el libertinaje sin límite.

El período de fertilidad de la mujer es limitado.

Algunos piensan que el hecho de la limitación en el tiempo de la fertilidad de la mujer, a diferencia del hombre, como consecuencia de la menopausia, es una de las causas de la poligamia. En ciertos casos una mujer puede haber alcanzado esa edad sin haber dado a luz suficientes hijos o después que los hijos mayores hayan muerto. El deseo de un hombre de tener hijos y su inclinación a divorciarse de la primera mujer, resulta entonces el motivo para casarse con una segunda o tercera mujer, así como la infecundidad de la primera mujer también re

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