Los abundantes beneficios de la piedad y la bondad

Por: Husain Ansâriyân

 “...mientras que quien haya temido comparecer ante su Señor y preservado su alma de la pasión, tendrá el Jardín por morada”. [Corán: 79: 40-41]

El hombre, sus tendencias y deseos

El hombre desde el inicio de su vida hasta su fin, ve, oye, toca, prueba y huele. Es afectado por lo que ve, oye, toca, prueba y huele; por las atracciones placenteras las cuales encajan en las tendencias del hombre, tendencias que a su vez se atraen por las cosas bellas.

Dios ha prohibido ver ciertas cosas, escuchar ciertas cosas, comer ciertas cosas y tocas otras, ya que lastiman al individuo, a la familia y a la sociedad. El Legislador Exaltado nos ha informado de dichas prohibiciones por medio de los Profetas (P) y los infalibles Imames (P). Este es uno de los deliciosos frutos de la misericordia de Dios y del amor de los Profetas (P) e Imames (P) hacia la gente.

La riqueza, la comida, la bebida, los medios de transporte, los lujos, los rangos y las posiciones son requerimientos del hombre en esta sociedad, pero estos requerimientos sin ninguna restricción traspasan los derechos de otros. Seguir los deseos y requerimientos causan la destrucción del sistema familiar y social, de los valores y de la dignidad del hombre y consecuentemente lleva a la pérdida de la otra vida, a soportar la ira Divina y a merecer el tormento eterno. Competir por deseos no tiene una excusa legal ni racional. Si usted le pregunta a una persona consciente, que tiene buena moral, qué pasa si una persona obtiene dinero, altos rangos, una hermosa mujer a costa de los derechos de otros, ¿qué respuesta puede recibir?; ¿acaso una persona consciente y razonable acepta estas cosas? Si usted le pregunta a su mente, a su razón, seguramente entenderá que esto debe evitarse. Uno debe desear lo que Dios permite. Ejercer los derechos legalmente no hace que otros pierdan los suyos ni oprime a nadie.

Si usted pone esta misma pregunta ante Dios, los Profetas (P) y los infalibles Imames (P) seguramente se le responderá, debe actuar de acuerdo a lo que Dios quiere, no desear lo que no es su derecho, sus deseos deben ser satisfechos con lo que está permitido, no debe desear el mal para otros, lo cual es erróneo ante Dios, la familia y la sociedad...todos los tipos de justicia son execrables.

Uno debe satisfacer su estómago, sus deseos sexuales y su imaginación. Si estos son deseos dentro de lo permitido por Dios y las normas sociales, el ambiente será seguro, el individuo y la vida social mantendrán reputación, dignidad y moral perfecta. Pero si esos deseos traspasan las restricciones divinas y las reglas sociales, serán la causa de confusión en la vida, de la pérdida de dignidad y de la propagación de los vicios y la corrupción.

De todas maneras el hombre, de acuerdo a sus avatares de la vida, debe dos clases de deseos: los deseos racionales y permisibles y los delusorios y no permitidos.

Los deseos racionales son aquellos que caben dentro de lo permitido por Dios y por lo tanto entran fácilmente al alma y al corazón y se someten a las restricciones y leyes Divinas. En este caso, por ejemplo, uno no desea riqueza o una casa excepto por medios permitidos; no quiere satisfacer su deseo sexual excepto por medio del matrimonio legal; no quiere comida excepto por lo que Dios le da y no pasa por encima de la gente necesitada y cuando uno quiere deleitar la vista y el oído, lo hace por los medios que le son permitidos y por lo tanto se torna piadoso, con fe, benevolente, menesteroso, bueno con la gente, sincero con la sociedad y siempre trata de complacer a su Señor y de asegurar su felicidad en esta vida por medio de la gran Ÿihâd.1

En cuanto a los deseos delusorios, estos son los que se dan como resultado del egoísmo. Vienen de un corazón ciego y llevan al orgullo, el egoísmo, y hacen que el ser humano caiga en el valle de la desviación. En este caso uno busca la riqueza no importa por qué medios. Uno desea amasar riqueza por medio de la usura, a la fuerza, haciendo trucos, estafando, robando, haciendo trampa y explotando a la demás gente o a los bienes ajenos. Cuando se quiere una casa en este caso, uno se atreve a robar las propiedades de otros. Cuando se quieren satisfacer los deseos sexuales, no le importa si es por medio de la masturbación, de la sodomía, del adulterio, etc. Cuando se quiere un alto rango, uno se apresura a obtenerlo, no importa si para obtenerlo mancilla los derechos de otros. Y si quiere complacer su vista y su oído, lo hace mirando las esposas y las hijas de otros y oyendo conversaciones maliciosas, palabras soeces y música no permitida.

El que practica tales acciones no tiene religión ni fe, o tiene una fe débil que enceguece su corazón y su interior. El hombre en este estado trata de destruir su casa en la otra vida, de comprar la ira de Dios y de someterse a Satanás y a sus seguidores. El Sagrado Corán denomina a los deseos como inclinaciones.

Una inclinación se halla en el interior del hombre. Es el gobierno que manda al hombre y que lo pone en el lugar de Dios y le da matices de divinidad y deidad. Esclaviza al hombre y este empieza a obedecer y a adorar a su tendencia en lugar de Dios.

Dios ha dicho:

“¿Qué te parece quien ha divinizado su pasión? ¿Vas a ser tú su protector?” [Corán: 25:43]

Cuando el hombre pone sus pies en el camino de lo mundanal, trata siempre de obtener todo lo que quiere y quiere seguir todo lo que escucha y todo a lo que sus lujurias lo lleven. Responde a su abdomen sin límites, satisface sus deseos sin restricciones y pelea por obtener riquezas, propiedades y posiciones o rangos sin importarles los derechos de los demás. En este caso, el hombre se ocupa en construir el ídolo de las tendencias dentro de sí, en adorarlo y en volverse su cautivo. Infortunadamente, mucha gente malgasta su vida adorando a este ídolo. Lo adoran y tratan de satisfacerlo a como de lugar. Uno de los ascéticos dice, “la madre de los ídolos es el ídolo de las tendencias”.

Los que adoran a este ídolo no miden los derechos de los otros ni miden sus deseos. No les importa la reputación ni la dignidad de otros. Creen que ellos tienen todos los derechos y los demás no.

Dios ha hecho lo bueno de este mundo y del otro para asegurar la felicidad de todos pero nos ha dicho que no sigamos nuestras tendencias, los deseos delusivos y no permitidos, incluso si se denota un daño aparente hacia los demás al contradecir sus tendencias. Dios ha dicho,

“¡Creyentes! Sed íntegros en la equidad, cuando depongáis como testigos de Dios, aun en contra vuestra, o de vuestros padres o parientes más cercanos. Lo mismo si es rico que si es pobre, Dios está más cerca de él. No sigáis la pasión faltando a la justicia. Si levantáis falso testimonio u os zafáis,... Dios está bien informado de lo que hacéis”. [Corán: 4:135]

El Sagrado Corán indica que seguir las tendencias es un camino hacia la desviación y aparta al hombre de Dios. Hace que el hombre se olvide del Día de la Resurrección y como consecuencia sufrirá de un gran tormento ese día. Dios dice,

“... ¡No sigas la pasión! Si no, te extraviará del camino de Dios. Quienes se extravíen del camino de Dios tendrán un severo castigo. Por haber olvidado el día de la Cuenta”. [Corán: 38:26]

El Sagrado Corán enfatiza en que el temor a Dios y resistirse ante las tendencias lleva al hombre la Paraíso:

“...mientras que quien haya temido comparecer ante su Señor y preservado su alma de la pasión tendrá el Jardín por morada”. [Corán: 79: 40-41]

El Sagrado Corán menciona la historia de un famoso erudito que vivió en el tiempo de Moisés. Este había perdido su fe, su camino se había desviado de la verdad, se había corrompido con los placeres materiales y mundanales y había adquirido la actitud de un perro. Todo esto porque había seguido sus propios deseos:

“...pero se apegó a la tierra y siguió su pasión. Pasó con él como pasa con el perro: jadea lo mismo si le atacas que si le dejas en paz. Así es la gente que desmiente Nuestros signos...” [Corán: 7:126]

El Sagrado Corán ordena no seguir a la gente que ha pasado por alto la ley divina y ha caído en la trampa de las tendencias y se ha excedido en seguir los placeres y lujurias:

“... ¡No obedezcas a aquél cuyo corazón hemos hecho que se despreocupe de Nuestro recuerdo, que sigue su pasión y se conduce insolentemente!” [Corán: 18:28]

De acuerdo a muchos versículos en los capítulos Al-Ma’idah (5), Al-Anâm (6), Ar-Ra‘d (13), Al-Mu’minun (23), Al-Qasas (28), Ash-Shurâ (42), Al-Ÿâziah (45) y Muhammad (47), seguir las tendencias conlleva a rechazar los versículos de los Libros Divinos , lleva a la desviación, a estar lejos de Dios, a la corrupción de los cielos y la tierra y sus habitantes, a rechazar la profecía, a perder el camino recto, a caer en las garras de la gente incrédula e ignorante y a sellar los corazones con el moho y la ceguera.

Los deseos no permitidos causan la corrupción del ser, la corrupción de las acciones, llevan a dejar de cumplir con las obligaciones, a no prestar atención a los derechos de otros, a oprimir a los demás, a dejar de cumplir con las obligaciones, a cometer grandes pecados, a persistir en pecados menores, tornar al hombre malhumorado, nervioso y enojado, anhelando demasiado, odiando a la gente piadosa y buena, interesándose en estar en compañía de la gente mala…

La lucha mayor

Si quien se ha sometido a las pasiones quiere reformar su vida y reconstruir la otra vida, si quiere adquirir bondad y felicidad en esta vida y en la otra y reformar su interior, sus acciones y su moral, debe luchar contra sus tendencias como un soldado valiente en el campo de batalla. Debe saber que ganará esta guerra con la ayuda de Dios. Si decimos que el hombre es incapaz de resistirse ante la influencia de las pasiones, entonces no habría razón por la cual Dios envió mensajeros y libros divinos y tampoco valdrían la pena los esfuerzos de los Imames.

Pero como el hombre tiene la habilidad de enfrentarse a su tirano eterno y vencerlo, lo cual es posible para todas las personas, Dios ha enviado a los profetas y ha revelado los libros, mostrando Su prueba ante la gente que no aceptará ninguna excusa de nadie ni en este mundo ni en el otro.

El hombre que no ha caído en la trampa de las pasiones, debe cuidarse mucho de caer en ella y debe refugiarse en Dios; debe estar atento a no contaminarse con cosas no permitidas que hacen que el ídolo de las pasiones parezca poderoso. De esta forma la dignidad y el honor, al igual que la piedad y la bondad crecen en su corazón. Por el contrario, si el hombre ignora este asunto, se verá envuelto en la adoración del ídolo de las pasiones.

Cuando el rayo de la misericordia divina ilumina el corazón del hombre después del despertar de la conciencia y después de escuchar algunos discursos y consejos o después de asociarse con personas piadosas, el hombre comprende cómo el ídolo de la pasión le gobierna y cómo afecta su comportamiento y su moral. De esta forma, el hombre no debe tardarse en luchar. Debe, de hecho, considerar la lucha en contra de este ídolo como una obligación, incluso como la obligación más importante. Esta es una orden de Dios y el hombre debe responder la invitación de los profetas y los imames para reformar su moral, sus acciones y en general para reformarse a sí mismo. Para vencer el ídolo de las pasiones, el hombre debe abstenerse de los pecados, prestar mucha atención a las obligaciones, hacer el bien, reunirse con los piadosos, asociarse con los benevolentes y limpiar su riqueza de dineros mal habidos. Si lucha contra ese ídolo con estas armas, definitivamente va a acabar con él. Esta lucha es la que se denomina como “guerra santa” o “lucha mayor”.

Se menciona que el Imam As-Sâdiq (P) dijo: cierta vez el Profeta de Dios (BP) envió un batallón para luchar contra el enemigo, y al regresar [el ejército], les dijo: “bienvenida la gente que ha ganado la lucha menor y todavía les queda por librar la lucha mayor”. Le preguntaron, ¿cuál es la lucha mayor? Es la guerra contra las pasiones propias”.

El que se resista a sus pasiones tiene su Ÿihâd más grande que cualquiera otra Ÿihâd y quien desista (emigre) de sus pasiones, su Hiÿrah (emigración) es mejor que cualquiera otra Hiÿrah, y esta es más grande que cualquiera otra bendición tras una buena acción.

El Imam Alí (P) quien fue el primero en el campo de la Ÿihâd, dijo, “el que lucha y es martirizado por la causa de Dios no se le recompensa tanto como aquel que es capaz de cometer pecados pero se abstiene de hacerlo. Un abstinente [del pecado] está cercano a los ángeles”.1

La manera de reformar

Haciendo hincapié en que Dios ha enviado 124 mil profetas, muchos de los cuales han sido mencionados en nuestros libros de narraciones y otros han sido nombrados en el Sagrado Corán, el cual es el milagro eterno revelado al sello de los Profetas (BP), cuyas instrucciones y enseñanzas han sido mencionadas en los libros islámicos, los cuales están al alcance de todos, concernientes a los campos sociales e individuales; a la naturaleza, la conciencia, la mente, el libre albedrío y la opción como depósitos de la moral y beneficios del hombre en esta vida y en la otra, elementos que confirman la autoridad de Dios sobre todos los asuntos de la vida en todos los momentos y lugares, con todo esto, ¿se puede decir que la manera de reformar está cerrada para el hombre?; ¿está el hombre obligado a hacer, a creer o a comportarse como lo ha hecho hasta ahora , sin derecho a tener ninguna otra opción ni ningún poder sobre sus actos? Ciertamente la respuesta es no. La manera de reformar está abierta mientras los cielos y la tierra existan. Todo ser humano es capaz de caminar hacia la reformación y nadie está obligado a tener uno u otro comportamiento, moral o a realizar ciertas acciones.

Las personas pecadoras y criminales, quienes se han sometido a sus pasiones y después se arrepintieron purificando su corazón y su alma de la suciedad de las pasiones, han sido a través de la historia una clara evidencia de que la manera de reformar no está cerrada para nadie y que el hombre no está premeditado a ciertas acciones o cierta moral.

No obstante, existen ciertas discusiones inapropiadas y algunos dichos sin peso, sin evidencia e irracionales a las cuales algunas personas ignorantes se aferran, pensando en que serán exentos de sus pecados y desobediencias. Ellos piensan que el camino hacia los placeres está abierto así que se apresuran a cometer toda clase de pecados e invitan a otros a que hagan lo mismo.

Estas personas saben bien que están errados y que lo que arguyen no tiene evidencia científica ni real y fuera de la razón, aunque sus palabras son citadas por los sociólogos y materialistas de las universidades occidentales que invitan a la gente a satisfacer sus placeres a como de lugar.

“¡Más aún! El hombre testificará contra sí mismo, aún cuando presente sus excusas”. [Corán: 75:14-15]

Las personas que cometen pecados, que hacen trampa, que son hipócritas y que ante la gente pintan sus teorías vacías con el color de la ciencia y las ofrecen a otros; o los que esconden su realidad tras una máscara brillante engañando a quien los ve y se dedican a promulgar herejías y a desviar las doctrinas destruyendo la civilización y la raza humana... ¿no se dan cuenta de su estado y sus acciones y no saben cuál es el resultado de ellas?

El Sagrado Corán confirma que este tipo de gente sabe lo que hace y explotan a la gente para beneficiarse ellos mismos y para satisfacer sus deseos y pasiones; pescan en río revuelto.

Sin duda el ambiente cultural que prevalece alrededor de estas personas es un ambiente desviado y su cultura no es más que el contenedor de un espíritu de diversión, de excentricismo y de satanismo. Estas personas han negado todos los signos de la existencia de Dios Todopoderoso. Han negado los signos de la verdad y se han resistido a ellos; se han desarrollado en esa cultura desviada y se han apoyado en teorías débiles y sosas, haciendo de estas sus doctrinas y religiones a las cuales invitan a otros para que se unan y se separen de Dios y por consiguiente de la verdad. Esta gente no tiene otro objetivo sino promulgar la corrupción en la tierra y contaminar a la gente y a las naciones con diferentes clases de pecados y desobediencias.

“Pero, apenas te vuelve la espalda, se esfuerza por corromper en el país y destruir las cosechas y el ganado. Dios no ama la corrupción”. [Corán: 2:205]

Los sionistas han indicado en su libro Los protocolos de los sabios de Sión: “somos nosotros quienes hemos establecido las bases de la victoria de Darwin, Marx y Nietzsche y hemos diseminado sus doctrinas en todas las naciones y gentes”. Así es como han destruido la moral por medio de estas teorías desviadas, como todos lo sabemos.

El mundo en su cultura de hoy se somete a tres personas creadas por los judíos, Marx, Freud y Darwin. La teoría de Darwin de la evolución de las especies, por ejemplo, ha llevado a que se destruyan la virtud y la moral de los europeos. Estos pensadores siempre enfatizaron en despotricar la religión y las creencias sagradas. Corrompieron la mente de la gente con sus teorías y mostraron la religión y a los religiosos como una imagen horrenda para las personas.

Estas personas, dependientes de las teorías de sus sabios no dejaron ningún campo de la humanidad sin corromper; corrompieron toda clase de relaciones y conexiones del hombre con su Creador y con su vida y sus congéneres. La desviación actual corresponde a la relación del hombre con Dios y a cómo mirar el mundo y la relación de la existencia humana con Dios; tiene que ver también con la relación del hombre con el mundo y la relación del mundo con el hombre. El hombre se ha desviado en su percepción del alma humana y la conexión de si mismo con su hermano, del individuo con la sociedad, del esposo con la esposa. En general, es una desviación en cuanto a la visión de todos los aspectos de la vida.

Tras esta desviación los aspectos de la vida humana se han sometido a la influencia de las pasiones, la lujuria y la corrupción, las cuales se han diseminado día tras día hasta que el hombre de hoy piensa que Dios no es efectivo como otros dioses que adora. Esos dioses falsos cada vez prevalecen más y más por sobre todos los aspectos de la vida individual y social de la creación humana.

Muchos se han enmascarado tras aspectos científicos hasta que han logrado que la gente crea en las teorías que han inventado, lo cual hace que se afecte el futuro del hombre, quedando este sin otra opción para elegir lo que quiere con su vida. La vida del hombre se ha puesto bajo el control de todos estos factores [teorías] irreales.

Estas teorías insubstanciales han llevado especialmente a la gente joven en Europa y América a creer en una falsa idea de libertad: “tengo todo mi derecho de hacer lo que quiera con mi vida”, dicen. “soy libre de elegir mi creencia y mi conducta de acuerdo a lo que yo considere. Sólo yo construyo mi vida y mi futuro. Yo determino mi futuro sin la ayuda de Dios”.

El resultado de este decir es que el hombre se ha salido del círculo de la salvaguardia de Dios y ha caído en la trampa de Satanás y su red de las pasiones. El poder de la maldad y de la sedición prevalece en el mundo de hoy. La injusticia y la opresión prevalecen en todos los países del mundo y como consecuencia de esta esclavitud aparece la sumisión de la gente a la bajeza y el servilismo ante el capitalismo, los gobiernos opresores, los dictadores, los deseos y las lujurias, todo lo que destruye cada vez más a las familias y a las sociedades. El resultado final de todo esto es que el libertinaje se ha diseminado por todo el mundo, especialmente entre los jóvenes.

Los efectos secundarios de la falsa connotación de la libertad son la desviación, la locura, la confusión de los sentimientos inherentes al ser humano y el creciente número de enfermedades psicológicas y por lo tanto de hospitales mentales en los países desarrollados, por un lado; por el otro, es que la gente se ha visto envuelta en la imitación de estrellas de la televisión, del cine, de modelos, del porno... siendo ignorantes ante el entendimiento de la verdad y malgastando la vida en el orgullo y la indiferencia. En esa vida desviada todos los aspectos del ser humano se han estancado en la corrupción y el libertinaje; así es como comúnmente vemos personas en el mundo que viven su vida en medio del desespero, cubiertos por una nube de desazón, preocupación y pena crónica. Al mismo tiempo, sienten estas personas el peso de su conciencia y la presión de su ser así que promulgan la idea que el camino hacia reformarse está cerrado, o si está abierto, se sienten incapaces de seguirlo y al final, para calmar sus conciencias, dicen que el hombre se ve obligado a someterse a lo que acontece en su vida pues ya estaba destinado a ello.

Pero esta oscuridad se da como consecuencia de la influencia de la cultura satánica, de la ignorancia y del veneno que expiden los falsos eruditos y científicos.

No obstante, dentro de la cultura Islámica está concentrada la doctrina Shi‘a cuya ideología se basa en el Corán y las tradiciones del Profeta (BP) y los Imames Infalibles (P), siempre asociada a la verdad, la evidencia y la razón. Esta anuncia claramente que el camino a la reformación siempre está abierto para los seres humanos, nunca se cerrará sino hasta el Día de la Resurrección y que el caminar hacia la vía de la reformación siempre es posible para todos, incluso para aquel que está corrompido por el pecado. No es correcto imponer creencias, comportamientos o normas de moral con base en el pensamiento erróneo de libertad y de predestinación. Es mejor que se le preste atención a la sabiduría divina y a la instrucción y guía del ser humano hacia la reformación y el rescate del ser del pecado y la desobediencia.

El Imam Sâdiq (P) le dijo a alguien, “has sido creado como el doctor de tus propias dolencias; la enfermedad se te ha mostrado, se te han enseñado maneras de aliviarte y se te ha guiado hacia la cura. Así que mira como haces tu propio tratamiento”. [1]

Sí. El hombre es conocedor de su lugar y tiene un control sobre sí mismo. Es el doctor de sí mismo. Sus enfermedades se basan en sus falsas creencias, su moral satánica y su mal comportamiento, lo cual ha sido mencionado en el Sagrado Corán y en las honorables tradiciones. La cura para tales enfermedades es la fe pura, la buena moral, la tranquilidad del alma y el buen comportamiento. Todos estos son signos de buena salud mental cuya base es el arrepentimiento, el pedirle perdón a Dios, la piedad, la abstinencia de ciertas cosas y el apartarse del pecado. El hombre, con la ayuda de estos principios, puede reformarse a sí mismo.

El Imam Bâqir (P) narra de sus padres que el Profeta (BP) dijo en su recomendación al Imam Alí (P): “‘Alí, la mejor Ÿihâd es cuando uno se levanta en la mañana sin la intención de hacerle daño a nadie”.[2] Cuando uno se levanta con este pensamiento sin la intención de mostrarle enemistad a nadie, sin la intención de herir a nadie, sin pensar en la maldad incluso contra sus enemigos, sino con la intención de servir a la gente, de seguro encontrará en su interior la luz y transmitirá benevolencia.

El Imam Sâdiq (P) dijo: “quien se controla en sus deseos, temores, gustos, iras y se satisface en Dios, Él le protegerá del Fuego”.[3]

El Príncipe de los creyentes (P) dijo: “despierta con tu corazón sumido en la ponderación, no te excedas en el sueño y témele a tu Dios”.[4]

El Imam Sâdiq (P) dijo: “la ponderación lleva a la piedad y a actuar de acuerdo a ella”.[5]

Cierto día un hombre se le acercó al Imam Sâdiq (P) y le preguntó, “¿puedes hablarme de las características del noble?”. El Imam (P) le respondió, “perdona al que te ha hecho mal, relaciónate con aquel que ha roto la relación contigo, se caritativo con el que te ha privado de algo y di la verdad incluso si es en tu contra”.[6]

El Profeta Muhammad (BP) dijo: “si un pecado o una lujuria contamina a alguien y se arrepiente de ello por temor a Dios, Él le apartará del Fuego, le salvará del Gran Temor y cumplirá Su promesa tal y como está escrito en Su Libro,

“Para quien, en cambio, haya temido comparecer ante su Señor, habrá dos jardines” [Corán: 55: 46]

Quien enfrenta la vida terrenal y la otra vida (la oportunidad de hacer el bien para obtener la otra vida) y escoge la vida de acá, se encontrará con Dios en el Día de la Resurrección sin ninguna buena acción que le salve del fuego; por el contrario, quien escoja la otra vida Dios estará complacido con él y le perdonará sus pecados.[7]

Alguien le dijo a Abu ’Abdullah As-Sâdiq (P) “alguna gente comete pecados y dice espero la misericordia de Dios”. Abu ‘Abdullah (P) repuso: “este tipo de gente vive de ilusiones. Sólo dicen mentiras. No anhelan. Aquel que desea algo, trata de obtenerlo, y el que le teme a algo, huye”.[8]

Interpretando el versículo coránico “Para quien, en cambio, haya temido comparecer ante su Señor, habrá dos jardines”, el Imam Sâdiq (P) dijo: “aquel que sabe que Dios ve y oye todo lo que hace y dice sea malo o bueno y se abstiene de hacer el mal, es aquel que teme comparecer ante su Señor y se controla frente a los deseos”. También le dijo a ‘Amr Ibn Sa‘id, “te recomiendo que le temas a Dios, que seas piadoso y cumplas con la iÿtihâd (trata de emitir los veredictos reales). Sabe que no hay iÿtihâd sin la piedad”.[9] “Debes temerle a Dios, debes ser piadoso, practicar la iÿtihâd, debes ser fiel, devolver lo que te prestan, debes tener buenos pensamientos, ser bueno con los vecinos. Hazte una buena propaganda de ti mismo, no con tu lengua sino con tus acciones. Se bueno y no se malo. Póstrate constantemente ante Dios, porque cuando te postras Satanás dice detrás de ti: “¡Ay! Este obedeció y se postró pero yo no lo hice...”[10]

El Profeta (BP) le dijo a Amir-ul Mu’minin Alí (P): “existen tres cosas que se alguien las posee será el mejor ante Dios: quien cumple con las obligaciones que Dios ha impuesto será el mejor adorador; quien se abstenga de hacer lo que Dios ha prohibido será el más piadoso y quien esté satisfecho con lo que Dios le da será el más rico. ¡Ay Alí! Existen tres cosas a que quien no las tenga, no le serán suficientes sus obras: la piedad que ayuda a no desobedecerle a Dios, las buenas maneras para tratar a la gente y la paciencia para enfrentar la ignorancia...’Alí, el Islam está desnudo y su único traje es la prudencia, su adorno es la abstinencia, su magnanimidad está en las buenas obras y su base es la piedad”.[11]

El Imam Bâqir (P) dijo: “las mejores adoraciones son la abstinencia del abdomen (abstinencia de comer lo que no está permitido) y la castidad”.[12]

El Imam Sâdiq (P) dijo: “los seguidores de Yafar As-Sâdiq son aquellos que se abstienen de comer lo que está prohibido, los que son castos, practican la Ÿihâd, trabajan por su Creador, anhelan su recompensa y temen al Castigo. Estos son los Shi‘as (seguidores) de Yafar”.[13]

El Profeta (P) dijo: “mi Umma (comunidad) será buena siempre y cuando se amen los unos a los otros, se devuelvan sus depósitos, se abstengan de lo que no está permitido, entretengan a sus invitados, hagan su oración y paguen el Zakât. Si no hacen estas cosas, serán afligidos por la sequía y la infertilidad”.[14]

Se entiende de estas tradiciones que el camino hacia la reformación se halla abierto ante todos y que el hombre no está obligado a cumplir con ciertas acciones, a tener ciertos comportamientos o cierta moral. El ser humano puede determinar estas cosas libremente. Se menciona incluso en las tradiciones anteriormente expuestas que el hombre debe adornarse de bondad, benevolencia y belleza moral. Todo el que sigue el camino hacia la reformación tiene la ayuda de Dios para cambiar sus malos hábitos; sólo así Dios le perdonará sus malas acciones.

“...No así quien [excepto quien] se arrepienta, crea y haga buenas obras. A éstos Dios les cambiará sus malas obras en buenas. Dios es Indulgente, Misericordioso”. [Corán: 25:70]

“Sí, en cambio, quien haya obrado impíamente; pero, si sustituye su mala acción por una buena... Yo soy Indulgente, Misericordioso”. [Corán: 27:11]

Asuntos relacionados con la auto reformación

La intención de hacer el bien se halla en la paciencia, en controlar los deseos, los temores, las iras, lo que le satisface; también se encuentra en la paciencia, en adorar a Dios en la noche, en la piedad, en perdonar, en ser indiferente ante lo negativo que tengan los demás, en fortalecer las relaciones familiares, en ser generoso con el necesitado, en evitar satisfacerse sexualmente de manera prohibida, en preferir la otra vida a esta, en ser congruente con los actos, en temer a Dios, en retornar a Él externa e internamente, en la pureza interna, en apresurarse a adorar a Dios y en servir a la gente, en la verdad, en regresar lo que se nos ha prestado, en las buenas maneras, en ser bueno con los vecinos, en postrarse ante Dios constantemente y con sinceridad, en tratar a los demás con cordialidad, en la paciencia, en la prudencia, en la abstinencia, en no comer lo que no está permitido, en la castidad, en actuar justamente en el nombre de Dios, en esperar la recompensa de Dios en el Día del Juicio, en ser bueno con los demás, en recomendar la verdad y la guía, en alejarse de los vicios, en atender bien a los hermanos de fe, en hacer las oraciones y en pagar el Zakât.

Todas estas virtudes han sido extraídas de las tradiciones citadas en el capítulo anterior; pero si quisiéramos citar otras virtudes desde las tradiciones concernientes a la auto reformación, a la familia, a la sociedad y a los asuntos de la vida, indudablemente nos tomaría escribir otro libro detallado al respecto.

Si el hombre trata de adquirir estos preciosos aspectos por su propia intención y voluntad y se purifica a sí mismo de los vicios, especialmente de los rangos o dineros mal habidos y de los deseos prohibidos, de seguro adquirirá grandes ventajas en este mundo y en el otro.

A este respecto mencionaremos historias de algunas personas que han sido piadosas y se han librado de deseos no permitidos obteniendo grandes ventajas. Esperamos que lo que viene a continuación sea de ayuda para aquellos que buscan el bien y la felicidad.

Ibn Sirin y la interpretación de los sueños

El hombre de esta historia es Muhammad Ibn Sirin al Basri. Tenía un extraordinario don de interpretar los sueños y las visiones. Era sorprendente al aplicar los sueños de la gente a sus realidades. Interpretaba sueños con base en el Sagrado Corán y las tradiciones proféticas. Cierta vez alguien le preguntó: “¿cuál es la interpretación de ver y escuchar el Adhân (llamado a la oración) en un sueño?”. “Significa que irás a la peregrinación”, dijo. Otra persona le hizo la misma pregunta y Sirin le respondió: “significa que has hurtado algo”. Le preguntaron cuál era la diferencia en las respuestas siendo que los dos sueños habían sido iguales. Sirin Respondió, “la apariencia de la primera persona me indica que es piadosa, así que le interpreté su sueño de acuerdo a el versículo del Corán, “... ¡Llama a los hombres a la peregrinación...!” [Corán: 22: 27]; pero en cuanto a la otra persona no le vi piedad así que le interpreté su sueño de acuerdo al versículo, “¡Caravaneros! ¡Sois, ciertamente, unos ladrones!” [Corán: 12:70]

Se narra que Ibn Sirin era comerciante de ropa y que además era apuesto. Una mujer se enamoró de él así que lo mandó a llamar para comprarle algunos vestidos. Cuando él entró en la casa de la mujer ella cerró las puertas y quiso tentarlo para que se acostara con ella. Él se resistió y dijo: “¡Dios no lo permita!” Así que empezó a advertirle a la mujer acerca del adulterio, pero ella no comprendía. Entonces el hombre fue al baño y se untó el cuerpo de excremento. La mujer, al ver esto, lo echó de la casa. Dicen que fue después de este hecho que se le dio este don de interpretar los sueños.

La riqueza divina y el conocimiento abundante

El gran jurisprudente y piadoso erudito Huyyatulislam Shafti, conocido como Sayed, en los inicios de su estudio islámico vivía en Naÿaf. Vivía en la pobreza y en condiciones de dificultad. Usualmente no tenía nada que comer y su residencia en Naÿaf se tornaba cada vez más difícil. No pudo continuar sus estudios allí así que se fue a Isfahân, ciudad que estaba llena de ‘Ulamâ shi‘a por esos días. No obstante, continuó viviendo en la pobreza y en la dificultad.

Cierto día recibió algo de dinero de alguien. Así que se fue al mercado a comprar algo de víveres para su familia. Quiso satisfacer el hambre suya y la de su familia con algo de comida barata. Fue a la carnicería y compró un hígado de cordero. Se sentía feliz en su regreso a la casa con aquella comida que llevaba. En el camino se encontró con una perra que yacía en el piso y sus cachorritos trataban de tomar algo de leche pero esta estaba muy débil. Sayed se detuvo frente al animal y sus cachorros. A pesar de saber que él y su familia necesitaban comer, no le prestó atención a esto y le dio todo lo que llevaba a aquellos animales hambrientos. La perra meneó su cola y alzó su cara al cielo como pidiéndole a Dios en su mundo especial que se apiadara de aquel hombre y le diera muchas bendiciones.

Sayed contaba: “no pasó mucho tiempo después de este suceso cuando una gran suma de dinero llegó a mis manos desde la villa de Shaft. Me dijeron que ese dinero provenía de un hombre muy rico que había donado todo su dinero a un comerciante y le había recomendado a este que las ganancias me las diera a mí y que en su testamento dejó escrito que su dinero lo recibiera yo para gastar parte de este en lo que quisiera y otra parte de una manera que también dejó escrita”.

As Shafti empezó a comerciar con ese dinero y con las ganancias compró unos terrenos. Invirtió las ganancias en la gente pobre. Parte del dinero la daba como salario a los estudiantes de religión y otra parte la usaba resolviendo problemas económicos a los más necesitados. Construyó una mezquita que es ahora una de las más famosas en Isfahân. Se llama la mezquita de As-Saÿÿâd, a cuyo costado se encuentra su tumba.

El despertar de un hombre joven

Un hombre de Ansâr narró: mientras el Profeta (BP) estaba sentado descansando a la sombra de un árbol en un día muy caluroso, un joven se aproximó, se quitó la ropa y empezó a rodar sobre la arena del desierto quemando su espalda, su abdomen y su frente mientras decía: “quiero experimentar esto pues Dios es más grande que lo que me he hecho a mi mismo”.

El Profeta (BP) lo miraba. Luego el hombre se puso de nuevo su ropa y se dispuso a irse. El Profeta (BP) le hizo una seña para que se acercara. Le dijo: “siervo de Dios, acabo de ver algo que nunca había visto. ¿Por qué hiciste eso?”. El joven respondió, “fue por mi temor por Dios”. El Profeta (BP) le dijo: “le has temido a tu Dios como es digno de Él. Tu Dios estará orgulloso de ti entre los habitantes del cielo”. Se dirigió a sus compañeros y les dijo: “hombres, acérquense a este hombre y pidan a Dios por ustedes”. Así que se acercaron al joven y dijeron: “Dios nuestro, únenos en la guía, haz que la piedad sea nuestra provisión y el Paraíso nuestra residencia'“.

Un joven adorador

Se narra del Imam Yafar As-Sâdiq: “cierta vez una prostituta estaba cerca de unos jóvenes judíos y estos se quedaron fascinados con ella. Algunos de ellos dijeron, “si ese adorador la viera, se quedaría fascinado con ella”. Al oír esto, la mujer se dijo a sí misma, “no me quedaré tranquila hasta que conquiste a ese hombre”. En la noche, la mujer fue hasta la casa del devoto y le pidió que la dejara entrar. Él no quiso. Ella le dijo: “unos israelitas estaban molestándome, si no me dejas entrar, me van a alcanzar”. Al escuchar esto, el joven creyente la dejó entrar. Una vez entró, la mujer se quitó su ropa. Al ver su belleza, se impactó. La abrazó pero se apartó de inmediato. Se dirigió hacia la chimenea e introdujo su mano en el fuego. La mujer le preguntó por qué hacía tal cosa. El joven le dijo: “la quemo pues ha cometido un pecado”. La mujer se vistió y se fue corriendo hacia donde estaban los israelitas. Les dijo: “¡corran! ¡Ese hombre se está quemando su propia mano!” Cuando los hombres llegaron, encontraron al joven con su mano completamente quemada.

Puria Wali y su lucha contra los deseos

Había un hombre piadoso que se llamaba Puria. Era un hombre fuerte. Era famoso en su época porque vencía a todos los luchadores. Cuando llegó a Isfahân, luchó contra los campeones de lucha de esa localidad y los venció. Les dijo a los luchadores que le dieran su cinturón de campeón. Todos aceptaron excepto el jefe del grupo quien no había luchado con él aún. Este dijo, “debo luchar con Puria primero. Si me vence, firmaré y sellaré su victoria”.

Se determinó que la gran pelea sería el viernes en el coliseo ‘âli Qâpu para que la gente pudiera verla. La noche del jueves, Puria vio una anciana que le daba dulces a la gente para que pidieran por su necesidad. Puria le preguntó, “¿cuál es tu necesidad, mujer?”. Ella le dijo: “mi hijo es el jefe de los campeones de lucha libre en esta ciudad y mañana deberá luchar contra un hombre muy fuerte llamado Puria. Mi hijo es el soporte económico de nuestra familia, y temo que si pierde esa pelea se le quite el salario y por lo tanto enfrentemos una difícil situación”.

Puria determinó que se dejaría vencer por aquel hombre. Al llegar el momento de la lucha, Puria vio que podría vencer a su oponente con un solo golpe, pero decidió que la lucha continuara y se dejó vencer, para no causarle pena a esa familia y para que Dios se apiadara de él.

El nombre de Puria el Santo aparece en la historia de los héroes generosos y magnánimos. Hoy en día su tumba yace en una mezquita muy visitada en la ciudad de Gilân, al norte de Irán.

Son muchas Las personas que se han resistido a sus deseos y pasiones y que por esto han alcanzado grandes posiciones entre la gente y se han posicionado cerca de Dios. El Sagrado Corán, al igual que las tradiciones, menciona muchas de ellas. Nos tomaría varios volúmenes escribir acerca de todas estas personas.

Es conveniente, sin embargo, mencionar algunas de las muchas tradiciones del Profeta (BP) y los Infalibles Imames (P) al respecto.

El Imam Bâqir (P) dijo: “Dios Todopoderoso dijo, por Mi Gloria, mi Grandeza y Majestuosidad, ningún creyente antepone sus deseos ante Mis deseos con respecto a los asuntos de este mundo sin que yo haga que los cielos que están sobre la tierra aseguren su sustento y Yo seré su apoyo en todo”.[15]

El Imam Sâdiq (P) dijo: “el Día de la Resurrección un grupo de gente se acercará a la puerta del Paraíso. Tocarán la puerta y se les preguntará, ¿quiénes son ustedes? Dirán, somos la gente de la paciencia. Se les preguntará, ¿con qué han sido pacientes? Hemos sido pacientes con la obediencia a Dios y al abstenernos del pecado. Dios dirá, es cierto, déjenlos entrar. Y esto es lo que dice Dios en el Corán, “...los pacientes recibirán una recompensa ilimitada...” [Corán: 39:10]

El Príncipe de los Creyentes (P) dijo: “bendito sea aquel que mantiene su casa, come lo que le es permitido, se ocupa obedeciendo a su Señor y llora por sus pecados estando ocupado consigo mismo; la gente estará tranquila con él”.

Ya‘qub Ibn Shu‘aib narró que escuchó al Imam Sâdiq (P) diciendo: “Dios no sube a un siervo Suyo de la bajeza de la desobediencia al honor de la piedad antes de enriquecerlo con dinero, de honrarlo con una tribu y deleitarlo con un amigo”

El Profeta Muhammad (BP) dijo: “quien haya llorado por temor a Dios, Él le recompensará por cada lágrima con un palacio en el Paraíso, decorado con perlas y que contiene joyas que nunca nadie ha visto ni ha oído mencionar ni que nunca se han pasado por la mente de nadie”.

El Imam Sâdiq (P) dijo: “todos los ojos van a derramar lágrimas el Día de la Resurrección excepto: los que se han bajado para no mirar lo prohibido, los que se han mantenido despiertos en la noche adorando a Dios y los que han llorado en el medio de la noche por temor a Dios”.

El Profeta (BP) dijo: “dar caridad incrementa la riqueza. Se caritativo para que Dios tenga misericordia de ti. La humildad incrementa la sublimidad. Se humilde para que Dios te exalte. El perdón incrementa el honor. Perdona a otros para que Dios te honre”.1

El Imam Alí dijo: “quien sea justo con otros aunque esto le afecte sus intereses es glorificado por Dios”.2

El Profeta Muhammad (BP) dijo: “bendito sea aquel cuyas maneras son buenas, cuya naturaleza es pura, cuyo interior es claro, cuyo exterior es fino, quien gasta el exceso de su dinero en los necesitados por complacer a Dios, quien no dice cosas sin sentido y quien hace justicia por otros en contra de sí mismo”.3

Hemos de notar que las tradiciones anteriormente mencionadas confirman aspectos importantes: preferir la otra vida a la vida mundanal, ser paciente en la adoración, abstenerse de pecar, estar satisfecho con lo que es permitido, ocuparse en la adoración de Dios, llorar por la comisión de pecados, cuidarse a sí mismo y mantener la paz con los demás, ser piadoso, llorar en medio de la noche por temor a Dios, bajar la mirada ante lo que Dios ha prohibido, pasar la noche en adoración, dar caridad para complacencia de Dios, ser humilde, perdonar y olvidar, ser justo con los demás incluso si es en contra de uno mismo, poseer buena moral y buenas maneras, tener un interior puro y exterior fino, mantener el silencio y abstenerse de hablar cosas sin sentido.

Estas cosas, seguidas y aplicadas de manera correcta en el campo individual y social, se consideran como parte de los factores más importantes en cuanto a la resistencia ante las pasiones y los deseos. Quien se resiste a los deseos satánicos en cuanto a lo material de esta vida y lucha contra sus pasiones y lujurias con el fin de alcanzar los ideales y las virtudes, definitivamente va a ganar abundantes bendiciones, tal y como Dios, Sus Profetas (P) e Imames (P) lo han prometido.

Aprovechar la oportunidad

Aprovechar las oportunidades, especialmente la de la vejez y la del tiempo, es una de las órdenes de Dios, Sus Profetas, los Infalibles Imames y los santos. En la oportunidad de esta vida, el hombre puede reemplazar sus malos actos por actos buenos y sus vicios por buenos aspectos y buena moral, para que la luz Divina brille en su corazón y su alma. Si uno ignora y pierde su oportunidad y no practica ni una buena acción en su tiempo, la muerte llega y la lámpara de la vida se apaga, así que no habrá oportunidad de arrepentirse.

Cuando a Talha lo alcanzó la flecha de Marwân Ibn Hakam en la batalla de Ÿamal y cayó llegándole el momento de su muerte, dijo: “no he visto la muerte de un viejo más desperdiciada que la mía hoy”.1

Este remordimiento no benefició a Talha en el preciso momento en que la lámpara de su vida se apagó. Él fue el primero en pagar tributo al Imam Alí (P), pero cuando el Imam Alí (P) no respondió a sus peticiones ilegales y cuando la influencia de Mu‘âwiya le afectó, rompió su tributo perdiendo esta vida y la otra.

La esposa del Profeta Noé (P) y la esposa del Profeta Lot (P) traicionaron cada una a sus esposos. Insistieron en su desviación y en su descreencia hasta el último momento de sus vidas así que fueron merecedoras del tormento en esta vida y en la otra. Pero en cuanto a Âsiah la esposa de Faraón, ella sí aprovechó la oportunidad y prefirió la verdad y la voluntad de Dios a la de su esposo, ganando la Misericordia de Dios y la bendición eterna.

Jadiÿa, la esposa del Profeta Muhammad (BP), también supo agradecer la oportunidad y se dedicó a servirle a su esposo ganando la felicidad eterna. Sus familiares habían cortado relaciones con ella por haberse desposado con el Profeta Muhammad (BP), pero ella fortificó su relación con él obteniendo una gran victoria.

Quienquiera que aproveche la oportunidad que Dios le da, no importa qué tan pequeña sea, la luz divina brillará dentro de sí y se librará de los errores que ha estado cometiendo.

Debemos decir aquí que cuando la luz de la guía se sobresale para el que sigue el camino de la verdad, este pierde todos sus sentidos externos; no oye sino el tono divino de las palabras de Dios, no saborea ninguna comida prohibida ni ve sino la realidad de la vida. Un erudito religioso ve la verdad por medio de la luz de la guía interna. Sólo se asocia con la verdad de la luz divina y por medio de esta luz ve la grandeza del mundo de la existencia y su conexión con la grandeza del Creador; con la luz material sólo ve partes del mundo de la existencia. El seguidor del camino de la verdad mira la vida de una manera diferente a como lo hacen otros, aquellos que sólo se fijan en los deseos y los placeres para llorar al final: “¡Ay de nosotros! Nada nos queda para usar en la otra vida y no tendremos ninguna esperanza”.

El que tiene la luz de la guía y entiende su significado que se conecta con el gran mundo de la existencia, ve los exaltados objetivos de la vida con visión Divina y no se satisface con el conocimiento limitado de los fenómenos de la vida sino que va más afondo y descubre los secretos de la vida viviendo de esta forma durante toda su vida. Esta visión sagrada hace recordar a Dios y glorificarlo constantemente. ¿Puede un hombre con discernimiento, quien entiende la importancia de su existencia, ignorarse a sí mismo y vivir en la inadvertencia en cuanto a lo que le rodea? El significado de vivir en la inadvertencia equivale al defecto de su personalidad.

Extraído del libro El arrepentimiento, la cuna de la Misericordia; Editorial Elhame Shargh

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www.islamoriente.com, Fundación Cultural Oriente

 

1 Se refiere a resistirse ante los deseos y tendencias.

1 Nahÿul-Balâga, máxima 466.

[1] Usul Al-Kâfi, Vol. 2, p. 329.

[2] Wasâil, Vol. 15, p. 162.

[3] Ibíd.

[4] Al-Kâfi, Vol. 2, p. 45.

[5] Ibíd.

[6] Wasâil, Vol. 15, p. 199.

[7] Al-Kâfi, Vol. 2, p. 55.

[8] Ibíd., p. 63.

[9] Wasâil ash-Shi‘a, Vol. 15, p. 243.

[10] Al-Kâfi, Vol. 2, p. 63.

[11] Ibid. p. 64.

[12] Wasâil ash-Shi‘a, Vol. 15, p. 249.

[13] Wasâil ash-Shi‘a, Vol. 15, p. 251.

[14] Ibíd., p. 254.

[15] Al-Kâfi, Vol. 2 p. 111

1 Al-Kâfi, Vol. 2, p. 100.

2 Wasâil Ash-Shi‘a, Vol. 15, p. 283.

3 Al-Kâfi, Vol. 2, p. 116.

1 Al-Ÿamal, por el Shaij Mufid, p. 385.

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