Al incluir el ala militar del Hezbollah en su lista de organizaciones terroristas, la Unión Europea demuestra su total incomprensión del fenómeno que da origen a la Resistencia libanesa, que no es ni aspira a ser un partido político, aunque es de hecho un actor fundamental en el escenario político libanés. Bruselas expresa, en cambio, su sumisión al bloque anglosajón –en el que se incluye Israel–, aún en detrimento de sus propios principios.