Enseñanza de la Doctrina Islámica

La abundancia de profetas

Por Aiatollah M. T. Misbah

La abundancia de profetas

Hasta ahora hemos tratado tres temas fundamentales acerca de la profecía y hemos concluido que atendiendo a la incapacidad del conocimiento humano para acceder a todos los conocimientos necesarios para obtener la felicidad en este mundo y en el otro, se requiere que la sabiduría divina disponga de la elección de un profeta o varios para que enseñen las verdades necesarias a los hombres de modo que lleguen puras, sin omisiones o agregados a todos los hombres. Por otra parte, estos profetas deben poder presentar las enseñanzas de tal manera que no haya excusas o dudas con respecto a la autoridad y veracidad de los profetas y dijimos que con tal fin les era dado a los profetas por parte de Dios la capacidad de realizar milagros.

Demostramos estos temas con argumentos racionales pero estos argumentos expuestos no demuestran la necesidad de una cantidad de profetas, libros sagrados y legislaciones divinas. Sin dudas, si las condiciones de vida humanan hubieran sido de tal manera que un solo hombre hubiera podido satisfacer todas las necesidades de los seres humanos hasta el fin de los tiempos de modo que toda persona y todo grupo en todas las épocas hubiera podido conocer sus obligaciones de parte de las enseñanzas de ese único profeta, entonces nuestros argumentos serían suficientes.

Pero, sabemos que la vida de cada hombre, entre ellos los profetas es limitada y la sabiduría divina no estableció que el primer profeta viviese hasta el fin del mundo y guie personalmente a todos los hombres.

En segundo lugar, las condiciones, las situaciones y estados de la vida de los hombres en tiempos y lugares diferentes no es igual y estas diferencias y el cambio de las situaciones, más el hecho de la creciente complejidad de las relaciones sociales puede afectarla calidad y cantidad de leyes, normas y disposiciones sociales, haciendo que en diferentes circunstancias se requieran leyes nuevas. Si estas fueran aquellas que un profeta trajo miles de años antes sería algo absurdo y sin sentido. De la misma manera que resguardarlas y aplicar sus principios a los casos particulares es un asunto muy difícil.

En tercer lugar en muchos momentos del pasado no había posibilidades para difundir y expandir los mensajes de los profetas, la paz sea con ellos, de tal manera que un profeta no estaba en condiciones de llevar su mensaje a todo el mundo.

En cuarto lugar, las enseñanzas de un profeta entre toda la gente que recibía su mensaje con el paso del tiempo y bajo los efectos de diversas causas fueron objeto de desviaciones[1]y de interpretaciones erradas, para luego de un tiempo dar lugar al nacimiento de una nueva doctrina como ocurrió con el monoteísmo de Jesús que luego devino en una doctrina trinitaria.

Atendiendo a estos puntos, la sabiduría de establecer un número de profetas y sistemas celestiales de leyes diferentes queda aclarada [2].Hay que tener en cuenta que todos estos distintos mensajes de los numerosos profetas y sus distintos sistemas legales poseen un mismo sistema doctrinario de creencias, principios éticos y los mismos principios generales para las leyes tanto del individuo como de la sociedad[3]. Por ejemplo, la oración existió en todas las revelaciones y sistemas legales que trajeron todos los mensajeros de Dios, si bien la forma de realizarse o la orientación que deben guardar los orantes son diferentes. La caridad y la ayuda a los necesitados existieron igualmente en todos los mensajes revelados pero variaron sus cantidades y condiciones.

De todas maneras, la fe en todos los profetas, el no establecer diferencias entre ellos en cuanto a confirmar sus profecías, la aceptación de todos los mensajes y los conocimientos que descendieron sobre ellos y la no distinción entre ellos (en cuanto a aceptar a algunos y rechazar a otros), es necesario para cada hombre[4]. El desmentir a uno es como desmentir a todos ellos y negar un juicio de Dios es como negar todas las leyes de Dios [5].Por supuesto la obligación práctica de cada comunidad (Ummah) en cada tiempo es seguir las órdenes y disposiciones de cada profeta de su tiempo y de esa comunidad.

Aquí hay un punto que debemos recordar y es que si bien el intelecto humano puede - atendiendo a los puntos mencionados- comprender la necesidad de la cantidad de profetas y libros celestiales y las diferencias entre los sistemas legales de cada uno, pero no puede comprender esto en tal nivel de profundidad que pueda por ejemplo discernir en qué época y en qué lugar Dios tiene que enviar a un profeta con un libro o sistema legal nuevo. Pero puede comprender que siempre que las condiciones de vida de la humanidad sean de tal manera que la invitación de los profetas alcancen a toda la humanidad y sus mensajes sean resguardados para las futuras generaciones de modo que el cambio de las condiciones sociales no requiera de nuevos sistemas legales y el cambio de leyes existentes, no haga necesario enviar a un nuevo profeta.

El número de profetas

Tal como fuera señalado, nuestro intelecto no puede determinar el número de profetas y libros revelados y la demostración de este tipo de temas no se puede realizar sino a través de la vía de transmisión (vía naqli). En el Sagrado Corán si bien se enfatizó que Dios Altísimo envió un profeta para cada comunidad [6] . Pero no especificó el número de profetas y comunidades y solo se menciona el nombre de unos veinte y tantos profetas, la paz sea con ellos, y narra la historia de otras tantas personas sin que se mencionen sus nombres[7] . Pero en algunas tradiciones narradas de parte de los miembros de la Casa Profética, es decir los Imames o líderes sucesores del profeta Muhammad, la bendición y la paz sean con él y con su Familia Purificada[8], según las cuales la cantidad de profetas habría sido de veinticuatro mil y la cadena de profetas comenzó con el profeta Adán, la paz sea con él, y culminó con el profeta Muhammad, la bendición y la paz sean con él y con su Familia Purificada.

Los profetas de Dios, además del término de profeta - que es un rango especial otorgado por Dios - poseen otras cualidades como “Amonestadores” o “Albriciadores” [9] y también “Virtuosos” (Sâlehin) y Escogidos o Purificados (Mujlasin)- Algunos de ellos tenían la misión de transportar un Mensaje (Resâlat) y en algunas narraciones consta que el número de Mensajeros sería el de trescientos trece[10] .

Por eso nos ocuparemos acá de aclarar la diferencia entre el concepto de la profecía, el del mensaje y la diferencia entre profeta y mensajero.

Profecía y Mensaje

El vocablo “mensajero”, en árabe rasul, alude a quien trae un mensaje y el vocablo profeta, en árabe nabi, si viene de la palabra naba, noticia, significa quien posee una noticia importante y si viene de la palabra nabu, significa quien posee un rango muy elevado y distinguido.

Algunos pensaron que el concepto de nabi es más general que el concepto de mensajero (rasul), afirmando que nabi es quien recibió una revelación de parte de Dios Altísimo, sea que le sea ordenado también la difusión a la gente de esa revelación o no, en cambio rasul significa aquel que le fue ordenado también la difusión de ese mensaje.

Pero esta opinión no es correcta, puesto que en algunos versículos coránicos el atributo de nabi viene después del de rasul (Capítulo Mariam, versículos 51 a 54), siendo que de acuerdo a lo expresado por quienes sostienen la opinión de la generalidad del término nabi, debería - el atributo que tiene un significado más general - ser expresado antes del que tiene un significado más particular. Además no tenemos ninguna prueba de que la difusión de la revelación esté limitada a los mensajeros.

En algunas narraciones (proféticas) el rango de la profecía (nubuuat) supone que se ve al ángel de la revelación en estado de sueño y en estado de vigilia solo se escucha su voz, mientras que quien posee el rango de receptor del mensaje ve también en vigilia al ángel de la revelación[11].

Pero esta diferencia no se puede atribuir al significado del vocablo y de todas maneras lo que se puede aceptar es que nabi (profeta) desde el punto de vista del referente (no desde el punto de vista del significado) es más general que mensajero. Es decir, todos los profetas tuvieron el rango de tales pero el rango de mensajero fue especial para algunos de ellos y de acuerdo a la tradición que antes mencionamos, el número de mensajeros fue de trescientos trece. Y naturalmente el rango de ellos era más elevado que el del resto de los profetas del mismo modo que los propios mensajeros no eran iguales desde el punto de vista de su rango y posición[12] . Algunos de ellos fueron honrados por Dios con el rango de Imames (líderes de parte de Dios)[13]

Los profetas Ulul ‘Azm (Los dotados de firme determinación)

En el Sagrado Corán son presentados algunos profetas como Ulul ‘Azm[14], pero no se especifican sus cualidades. Por las tradiciones recibidas de parte de La Gente de la Casa Profética (La Descendencia Purificada del Profeta Muhammad, la bendición y la paz sean con él y su descendencia), los profetas que ostentaban este rango son Noé, Abraham, Moisés, Jesús y Muhammad, la bendición y la paz sean con todos ellos[15].Las características de ellos además de una distinguida paciencia y resistencia que fueron mencionadas en el Sagrado Corán son que cada uno de ellos trajo un libro y una legislación independiente y los profetas contemporáneos o posteriores siguieron las leyes divinas traídas por ellos hasta que otro de los profetas Ulul ‘Azm, fuera enviado con un nuevo libro y con una nueva legislación.

Quedó claro entonces que la unión de dos profetas en un mismo tiempo es posible como el profeta Lot fue contemporáneo de Abraham, la paz sea con ellos y el profeta Aarón fue contemporáneo de Moisés, la paz sea con ambos y el profeta Juan (el Bautista) fue contemporáneo de Jesús, la paz sea con ellos.

Algunos puntos

Al final de esta lección indicaremos a modo de índice unos cuantos temas relacionados con la profecía.

1- Los profetas de Dios se confirmaron mutuamente y profetizaron la venida del próximo profeta[16]. Por lo tanto si alguien pretendía ser profeta y desmentía a los profetas anteriores o a los contemporáneos sería una clara señal de su falsedad.

2- Los profetas de Dios no pedían de la gente recompensa (monetaria o material, ni nada para sí) a cambio de su misión[17]. Y solo el profeta del Islam, la bendición y la paz sean con él y con su Familia Purificada, aconsejó (por expresa orden de Dios ), como recompensa por su misión a su comunidad el amor a su familia[18] como un énfasis para que sean obedecidos y seguidos y en realidad el beneficio de esta recompensa recae sobre la misma comunidad[19].

3- Algunos de los profetas de Dios recibieron otros cargos divinos como el de juez y el de gobernante. Entre los profetas anteriores pueden mencionarse como ejemplo al profeta David y el profeta salomón, la paz sea con ambos. Del versículo 64 del capítulo 4, Las Mujeres en donde se menciona la obligación de la obediencia a todos los mensajeros de modo general, se puede deducir que todos los mensajeros tuvieron este rango.

4- Los genios que son un tipo de criaturas con libre albedrío y con responsabilidad (legal) y en condiciones normales no pueden ser vistos por los hombres fueron conscientes de las invitaciones de algunos profetas y las personas virtuosas y piadosas entre ellos creen en los profetas. Entre ellos (los genios) los hay seguidores del profeta Moisés y del profeta Muhammad, la bendición y la paz sean con ellos y la Familia Purificada del último Profeta[20], como así también algunos otros son seguidores de Iblis y descreyeron de los profetas de Dios.[21]

Fuente: Enseñanza de La Doctrina Islámica, Editorial Elhame Shargh

Todos derechos reservados. Se permite copiar citando la referencia.

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[1] Para ver en profundidad este tema el lector puede consultar el libro Al-huda ila dini al-Mustafa (La guía hacia la religión de Mustafá), escrito por ‘allama sheij Muhammad Yauad balagi Nayafi.

[2] Ver Sagrado Corán, capítulos 5:48 y 22:67.

[3] Ver el Sagrado Corán, capítulos 2:131,137, 285 y 3:19 y 20.

[4] Sagrado Corán, capítulos 42:14; cap. 4:136; 152, cap. 3:82,85.

[5] Sagrado Corán, capítulos 4:150; cap. 2:85.

[6] Sagrado Corán, capítulos 40: 24 y cap. 16:36.

[7] Sagrado Corán, cap. 2:246 y 256.

[8] Resalat ‘itiqadat Saduq ua Biharul Anuar, tomo 11, pág. 28,30, 32 y 34.

[9] Sagrado Corán, cap. 2:213 y cap. 4: 165.

[10] Biharul Anuar Tomo 11, pág. 32.

[11] Usul al Kafi, t 1, pág. 176.

[12] Sagrado Corán 2:253 y capítulo 17:55.

[13] Sagrado Corán: capítulo 2:124; 21:73 y 32:24.

[14] Sagrado Corán, capítulo 46:35.

[15] Biharul Anuar, tomo 11, pág. 33,34 y ma’alemu an nubuuat, pág. 113.

[16] Sagrado Corán, capítulo 3:81.

[17] Sagrado Corán, capítulos 6: 90; 36: 21; 52: 40;  68: 46; 10: 72; 11: 29, 51; 25: 57; 26: 109, 127, 145, 164, 180; 12: 104; 38: 86

[18] Sagrado Corán: capítulo 33:33.

[19] Sagrado Corán: capítulo 34:47.

[20] Sagrado Corán, capítulos 42:23.

[21] Sagrado Corán, capítulo 72:1 a 14.

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