El desarrollo del sentido religioso en los niños
Dr. Gholam Ali Afrooz
Traducción del inglés de la revista "Mahjubah"
Realizada por: Sra. Fátima Clavero[1]
Cuando disertamos sobre la educación religiosa en general y sobre el aprendizaje del SALAT en particular, hablamos de temas aparentemente separados pero realmente afines. La definición que se acepta como la mejor del concepto de educación es: El desarrollo de los talentos, capacidades y habilidades del hombre.
Aceptando la definición, el conocimiento de las habilidades naturales de los niños es vital. La religión de Dios es natural, y el principal propósito de los profetas de Dios, todos ellos portadores de buenas noticias y temidos por los tiranos, fue el restituir el orden natural y desarrollar la moralidad en el hombre.
Por naturaleza el niño se inclina a aceptar y a cumplir sus deberes religiosos, pero lo más importante es la manera cómo se le presenten estos deberes. En otras palabras, si somos capaces de exponerles a los niños los deberes y prácticas religiosas de una forma apropiada y deseable, de la misma forma ellos aprenderán estas prácticas de un modo natural y por su propia voluntad, porque las costumbres religiosas no son algo que se impone al hombre de forma convencional y condicional, sino que, bien mirado, la religión satisface algunas de las necesidades naturales de los seres humanos.
La Familia y la Educación Religiosa de los Niños
El primero y más importante centro de aprendizaje es la familia. Las bases de la personalidad se constituyen en la familia, y las opiniones, inclinaciones y comportamientos correctos e incorrectos se originan en el hogar. Imam Ali (a.s.) dijo:
"El corazón del joven es como una tierra fértil donde no ha crecido ninguna planta. Está listo para cualquier siembra" (Najul-Balagha)
Cualquiera cosa deseable está presente en la naturaleza del niño y es deber de los guardianes de la profecía hacer que esta semilla crezca y se perfeccione con un esmerado cuidado.
El famoso psicólogo americano Arnol Gesell dijo:
"El niño a los cinco o seis años es una pequeña copia del hombre que llegará a ser"
En su opinión, muchos comportamientos, como la timidez, el aislamiento, las peleas y la requerencia con respecto a la oración y el ayuno, o, por el contrario, la alegría, la hiperactividad, el espíritu constructivo y la atención hacia los asuntos religiosos que pueden encontrarse en los niños y en los jóvenes están principalmente influenciados por experiencias anteriores al acceso a la escuela.
Los niños tienen edad para aprender, conocer y comprender el secreto de la vida y de la existencia; aprenden directa o indirectamente, intencionada o no intencionadamente. Para los niños, cualquier cosa, la clase, la escuela y la vida en general es su maestro.
El hecho de que los niños sean investigadores y curiosos por naturaleza es un signo de necesidad de descubrir y comprender causas y efectos. Existen un montón de preguntas acerca del por qué y el cómo, pero no todos los niños articulan siempre estas preguntas. Muchas de las preguntas de los niños pueden encontrarse en sus ojos y su expresión. Nosotros debemos intentar asociarlos descubrimientos de los niños con experiencias placenteras e interesantes.
Conocimiento Perceptivo
La más agradable y duradera manera de aprender es la indirecta o perspectiva. En este tipo de aprendizaje, el aprendiz, de acuerdo a sus gustos y motivos, dirige toda su atención hacia el comportamiento en cuestión, sin ningún constreñimiento o presión mental, y aumenta su conocimiento.
Si los padres y tutores logran crear oportunidades de conocimiento perspectivo, éstas serán unas experiencias muy efectivas y válidas. Se sobrentiende que, en el aprendizaje basado en la observación, ya que el aprendiz presta atención a un sujeto o comportamiento en particular, y tiene un incentivo rico y poderoso y un punto de vista positivo, tiene una actitud buena y se beneficia de su amplio campo de atención, mientras que en el aprendizaje indirecto no ocurre siempre esto, y es bastante posible y el estudiante no muestre interés o deseo por aprender, y se sienta en seguida aburrido o cansado.
En el aprendizaje preceptivo un ejemplo o modelo puede adquirir una importancia extraordinaria. Como hemos dicho, muchas de nuestras acciones aprendidas, habilidades y comportamientos se han ido formando en base a lo que hemos visto en padres y tutores.
Los niños pequeños aprenden a rezar a través de la observación y desarrollan un sentimiento particular respecto a ello. En una familia, los hábitos de los padres respecto a la oración, su actitud respecto a ella, su interpretación de la grandeza y la importancia de la oración, y su comportamiento antes, durante y después de rezar, condicionan el desarrollo y la formación de los sentimientos religiosos y particularmente una inclinación hacia la oración en los niños.
Mucho se ha dicho acerca del impacto y el papel que juegan los modelos en la formación de la personalidad de los seres humanos. Un fragmento de las memorias de un gran místico que recogemos aquí puede ser un buen ejemplo de ello:
Una vez le preguntaron a Sahl Shostari, que fue uno de los grandes místicos:
"¿Cómo ha alcanzado este estatus?"
El repitió:
"Durante mi infancia, vivía con mi tío materno. Cuando tenía 7 años, una noche me levanté de la cama para ir al lavabo. Cuando volvía a la cama vi a mi tío sentado en dirección a la Qibla (dirección hacia la que se orientan los musulmanes para hacer la oración) vestido con una Aba (manto abierto por la parte delantera) y con un turbante, ocupado en rezar. Me gustó su manera de estar y me senté detrás de él hasta que acabó su oración. Entonces me preguntó:
"¡Hijo! ¿Por qué estas sentado aquí?"
Respondí: "Me gustó lo que estabas haciendo y quise sentarme detrás de ti"
El replicó: "No, ve a dormir" Me fui y me dormí"
También la siguiente noche me levanté y encontré a mi tío rezando. De nuevo me senté detrás de él.
El me dijo: "Ve y duerme"
Entonces yo dije: “Quiero repetir lo que digas"
Mi tío me dijo que me sentara en dirección a la Qibla y dijo: "Di una vez...”
Lo repetí, entonces mi tío dijo: es suficiente por esta noche, ahora ve a dormir.
Cada noche yo repetía las palabras cinco veces. Gradualmente también aprendí como hacer la ablución antes de la oración, y después de la ablución repetía las sagradas palabras siete veces.
Aquel que ignora a Dios por un tiempo, en ese momento es un infiel, aunque no lo parezca.
Finalmente, yo mismo, sin necesidad de ir con mi tío, intenté levantarme antes del Adhan (llamada a la oración) de la oración de la mañana y, después de la oración cogía mi tashbih en mis manos y repetía continuamente... este acto me suponía placer espiritual.
Las cualidades morales importantes, los valores y los buenos comportamientos, son cosas que deben ser enseñadas por la familia o los responsables del niño. La creencia firme y constante y la moral elevada son algo muy importante.
Hay estudios que demuestran que el embrión humano reacciona ante determinados sonidos en los últimos meses de la gestación y que el desarrollo del embrión se ve influenciado por el habla de la madre y otros sonidos que ella escucha. En vista de este hecho, y de lo fácilmente influenciable que es el niño por sus parientes, la madre y el padre deben realizar sus oraciones con regularidad. Esto crea entusiasmo por la oración en los niños y niñas.
Cuando los niños, sin que los padres y tutores se lo hayan pedido o sin que se lo hayan enseñado directamente, alguna vez se colocan al lado de su padre o su madre para rezar o copiar sus movimientos, si se les anima en este comportamiento, este hábito puede fortalecerse y la inclinación del niño a aumentar y repetir este comportamiento, crecerá. En muchos casos, el niño, por el hecho de pensar o repetir determinado comportamiento en su memoria. Por ejemplo, si su padre o su madre fuman en casa, aunque el niño no sea testigo de ello, los padres no deben creer que el niño no va a aprender ese comportamiento. Si los niños han observado a sus padres con atención y curiosidad, naturalmente lo han aprendido aunque puede ser que no lo manifiesten de momento puede ser que decidan no realizar semejante actividad, pero es bastante probable que más adelante fumen. Por lo tanto, que las acciones de los padres son aprendidas por sus descendientes, éstos deben intentar muy seriamente no enseñar a sus hijos malos hábitos.
El Profeta del Islam (P.B.) dijo:
"El hombre sigue siempre las opiniones y comportamientos de sus amigos y compañeros"(Nahjul-Balagha)
Dar importancia a la oración con el ejemplo
Si con su comportamiento, el adulto da una extraordinaria importancia al Salat, los niños desarrollarán un particular sentimiento y una particular perspectiva de la oración y de su importancia. Cuando los niños, desde el principio de su vida observan repetidamente que sus amables, simpáticos y queridos padres prestan más atención a la oración que a otras cosas, ya estén en la casa, de viaje, de visita o en el trabajo, no hay duda de que sus puntos de vista respecto a la oración serán semejantes a la de sus padres. Durante la batalla de Siffin, una de las batallas más importantes de los primeros tiempos de l Islam, en plena lucha, algunos de los soldados de Ali (a.s.) vieron cómo el jefe de los Creyentes volvía su rostro hacia el cielo observando el sol. Ibnu Abbas, que estaba presente, se adelantó y le preguntó la razón. Hazrat Ali (a.s.) dijo:
"Quiero saber el momento de la oración de Zohr"
Ibnu Abbas dijo:
"¿Es momento de rezar en medio de una batalla?
Hazrat Ali (a.s.) replicó:
“¿Por qué razón combatimos contra esta gente? ¿No es por establecer el SALAT?"
Vinculación de la oración con experiencias agradables
Tomando en consideración los principios mencionados brevemente más arriba, debemos intentar atraer la atención del niño hacia la oración como una experiencia agradable.
Por ejemplo, rezar con los miembros de la familia, los invitados y los parientes, en la mezquita local, en la oración de los viernes, en las escuelas con sus profesores y tutores, patios aeropuertos... puede ser muy agradable e interesante para los niños.
En la familia y la escuela, sus modelos han de ser diligentes en rezar a su hora. Una mirada al comportamiento del Santo Profeta (P.B.), que es ejemplo perfecto para el hombre, es muy instructiva en este sentido.
Un día, el Santo Profeta (P.B.) estaba rezando con otros musulmanes. Cuando realizó la prosternación, Husein (a.s.), que entonces era un niño pequeño, se encaramó a su espalda y comenzó a jugar. Cuando el Profeta quiso levantarse de la prosternación, cogió sosteniendo a su nieto y con mucho cuidado lo colocó en el suelo detrás de él. De nuevo, en otra prosternación, antes de acabar la oración, el niño volvió a subirse a la espalda del Profeta (P.B.). Un judío, que observaba esta conducta, dijo al Profeta (P.B.) después de la oración:
"Te has comportado con el niño de una forma que nosotros no acostumbramos"
El Profeta (P.B.) replicó:
"Si tú tienes fe en Dios y en el Mensajero de Dios debes ser amable con los niños"
El amor y el afecto del gran Profeta por los niños conmovieron tanto al judío que aceptó sinceramente la santa religión del Islam.
Los niños necesitan más estímulo y confirmación que cualquiera. Cuando un niño reza, incorrectamente, él o ella, no debe ser reñido fuertemente. El estímulo proviene de la repetición continuada de la conducta correcta, y, mientras tanto el desarrollo mental y de comportamiento del niño lo provee de la base para aprender la manera correcta de rezar.
En relación con el hecho de aprender a rezar, particularmente en el caso de aquellos que no han alcanzado la pubertad, el énfasis debe de ponerse en los puntos positivos del comportamiento de los niños, lo cual aumentará la confianza en sí mismos y resultará más fácil el aprendizaje.
Si somos estrictos con los niños respecto a la oración y no es estimulamos, gradualmente desarrollarán una animadversión hacia ella, y no solamente tendrán dificultades para aprender las palabras y procedimientos de la oración, sino que además lo considerarán una dura tarea y se desentenderán de ella fácilmente.
Debemos intentar aumentar la paciencia en los niños mediante el estímulo y la persuasión y evitar humillarles. No debemos nunca comparar los comportamientos de unos con otros, porque pueden sentirse celosos o humillados, pueden adquirir un complejo de inferioridad y, de todo ello, puede resultar que se evadan de la oración.
El SALAT es la mejor respuesta a las más elevadas necesidades naturales del ser humano -la oración es la ascensión- del hombre hacia sus metas y objetivos, y es un principio de la religión y un medio de alcanzar la cualidades de desarrollo y guía de uno mismo. Todos los esfuerzos y habilidades del tutor se apoyan en este hecho:
Que puede pavimentar el camino de la salvaguarda de la natural castidad del niño y dirigirle por el buen camino.
EL PAPEL DE LA MADRE EN EL DESARROLLO DEL NIÑO
"QUIERA DIOS TENER MISERICORDIA DE LOS PADRES QUE AYUDAN A SUS HIJOS A HACER EL BIEN".
La base de la educación y purificación se constituyen en la niñez, la opinión de los psicólogos es que la formación durante la infancia determina el futuro comportamiento y la personalidad del niño. La infancia es la mejor etapa para desarrollar la naturaleza y los hábitos la persona, la familia es el centro de formación natural del niño. Los padres deberán intentar dar lo mejor en la formación del niño como dice Imam Sadiq (a.s.):
"La mejor herencia que un padre puede dar a su hijo es cultura y formación recta, más que propiedades y riqueza."
La influencia de la familia en el desarrollo cultural, social y moral del niño es muy importante. Por lo tanto, el papel de los padres, especialmente de la madre es muy importante. Generalmente las madres están más tiempo que los padres con su hijo, y el vínculo entre madre e hijo es muy fuerte. Este sentimiento de afecto es más fuerte en una mujer y este poder hace a la mujer más capaz de cuidar al niño y formarle y educarlo. La influencia de la madre es particularmente fuerte en el período preescolar. En este período, la madre es la más evidente fuente de confort amor y felicidad. El éxito y el sentimiento de seguridad y confianza en el niño dependen en gran medida de la presencia de la madre.
El corazón de una madre está lleno de amor y afecto por su hijo, Imam Sajjad (a.s.) ha dicho con respecto a los derechos del niño:
"Es un derecho del niño recibir amor y buen trato de sus padres. Por lo tanto es el deber de los padres ser amables con sus hijos"
Pero este amor que el niño recibe de sus padres solamente le conduce al éxito cuando va acompañado de conocimiento. El amor sin conocimiento y sabiduría es ciego y la sabiduría sin amor queda coja. Ambos sólo pueden ser efectivos si van juntos. La madre puede llegar a ser tan sumamente bondadosa con el niño que no le deje libertad de tener sus propias experiencias y resolver sus problemas y, consecuentemente, siempre dependerá de los demás.
Imam Baqir (a.s.) dice respecto al amor de los padres:
"Los peores padres son aquellos que son extravagantes y excesivos mostrando amor por sus hijos"
Esto es más evidente en el caso de las madres. Una madre es un ejemplo para su hijo, por lo tanto, si quiere ofrecer a la sociedad un musulmán integro (sano) debe ella misma ser una creyente y ser fiel a Dios. Una madre piadosa y virtuosa es noble. Es un brillante ejemplo a seguir por su descendencia. Debido a al contacto diario con su hijo puede ser su mejor maestra. Curiosidad, imitación, gracia y heroísmo existen en cada niño, y su mejor ejemplo es su madre. El niño ve la conducta de sus padres, especialmente de su madre y aprende los modelos en los que va a basar su vida. Por lo tanto, la madre debe ser muy cuidadosa con su conducta y sus actos. Su negligencia puede llegar a ser la causa de la desviación de su hijo. El comportamiento de la madre con su hijo debería ser como un competente tutor, ya que es la fuente de una moral recta del niño en este mundo y la prueba de su endeudamiento hacia Dios. Ser madre supone aceptar tal responsabilidad y prestar atención a la educación y a la moralidad. Esto requiere un espíritu sano, conocimiento, paz interior, virtudes humanas como la piedad, la castidad, el honor, el afecto, un buen comportamiento y un corazón bondadoso. Pero incluso aunque tenga todas estas cualidades no puede ser llamada madre a no ser que sus actos estén de acuerdo con ellas y guíe y eduque a sus hijos de la mejor y más hábil manera.
LOS DEBERES DE UNA MADRE
Las madres deberían saber no es exactamente alimentar y vestir a sus hijos. El deber más importante es colmar el espíritu de los niños con amabilidad y amor para que después no sufran por falta de afecto. Una madre juega básicamente dos papeles: influir y alimentar a sus hijos. Por lo tanto, la conducta de la madre es de la mayor importancia. Consecuentemente, la madre es la primera escuela y el primer centro de entrenamiento para el niño, que aprende de ella moral y religión. Esta es una seria responsabilidad.
La enseñanza de las materias éticas y religiosas al niño, subrayando la idea de la unidad de Dios y familiarizándose con la terminología religiosa es uno de los más importantes deberes de una madre, y ésta debe ser llevada a cabo gradualmente. Debe dirigir los hábitos y el comportamiento del niño en base a la ley divina, introduciendo en él la idea de Dios, enseñándole el camino recto de la vida y haciendo de él una persona sana y útil para la sociedad.
Indudablemente estas materias sólo pueden hacer mella en el niño cuando está interesado y se siente atraído por ellas. La mejor manera de despertar el interés en el niño es con el juego, ya que es una parte natural de las actividades del niño, y una madre puede enseñar estos temas sirviéndose de diversas actividades y juegos.
LA IMPORTANCIA DEL MOVIMIENTO
En el mismo corazón de un átomo de tierra, de cielo o de los planetas, existe el movimiento. Todo está en continuo cambio. Hay movimiento en las montañas, los mares, los animales y las plantas. También el hombre necesita el movimiento para estar sano. Un hombre sin movimiento, o crecimiento, es una persona enferma y abatida. El movimiento es importante en el desarrollo físico, mental y espiritual. Algunas personas no creen que la salud psíquica y la educación física estén relacionadas, pero el cuerpo influye en la mente y debe ser fortalecido. Como ha dicho el mártir Bahonar:
"Si el hombre fuese solo alma y espíritu, no necesitaría el cuerpo y éste le sería inútil, pero como Dios no hace nada sin un propósito el cuerpo debe de estar y desarrollarse sano".
La vida es un continuo y permanente combate con el entorno; una lucha por conocer el entorno y hacer uso de él. Todo el mundo debe tener, tanto miembros fuertes como pensamientos fuertes, porque Dios nos ha dado un alma y un cuerpo, y ambos deben ser desarrollados los máximo posible. Por lo tanto, vemos que en las enseñanzas islámicas se da gran importancia a la educación y desarrollo equilibrados del alma y del cuerpo, la sabiduría y el afecto. El fallecido líder de la Revolución Islámica, Imam Jomeini (a.u.) ha dicho:
"Los deportes y la gimnasia aportan salud a la mente y educan el cuerpo y lo vuelven sano, y la salud de la mente trae como consecuencia el refinamiento del alma."
La necesidad del movimiento y la educación física se manifiesta especialmente en la infancia, quizá por eso es más natural en los niños el interés por moverse y por jugar que en los adultos. El alma y el cuerpo de los niños requieren juegos. El valor del juego para los niños es equivalente al valor del trabajo, la actividad y el empleo para los adultos. Los juegos que son apropiados hacen feliz al niño, y un juego sin movimiento y lucha no es un buen juego, al igual que un trabajo sin movimiento no es beneficioso.
Algunas personas creen que el juego difiere del trabajo, porque el trabajo conlleva una meta y unas responsabilidades. Sin embargo un juego conlleva también responsabilidades y tiene también un objetivo. La única diferencia entre el trabajo y el juego es que el trabajo es la participación directa del hombre en la producción o administración colectiva y la creación de los valores materiales y culturales, y el juego no tiene semejantes fines y su impacto en los objetivos sociales es indirecto.
El juego en la infancia es la respuesta del niño ante el entorno y una manifestación de fuerza y poder.
PARTICIPACIÓN DE LOS ADULTOS EN LOS JUEGOS DE LOS NIÑOS
Una de las maneras de desarrollar la personalidad del niño es la participación de los mayores en sus juegos.
Cuando los padres participan en los juegos de los niños nace una confianza entre ellos, y muestran aceptación por sus actividades. En Islam, hacer feliz al niño es parte de la adoración (del culto). Los más grandes líderes musulmanes consideran el jugar con los niños como una parte de los preceptos religiosos recomendados. El Profeta del Islam (s.a.s.) dijo:
"El que tiene un niño debe comportarse como un niño educándole".
Imam Ali Ibn Abu Talib (a.s.) dijo:
"Que Dios bendiga al padre que ayuda a su hijo a hacer el bien, le muestra la bondad, es su amigo como un niño y le educa como alguien instruido y culto"
EL PAPEL DE LA MADRE EN EL JUEGO DEL NIÑO
Sabemos que la mayor parte del tiempo, el niño está cerca de su madre, más concretamente en la casa con su madre. Puesto que la responsabilidad de la educación del niño recae en la madre, ésta debe tener en cuenta lo anteriormente expuesto referente al juego del niño. Sabemos que cuando el niño juega no lo hace con el objetivo de aprender las normas morales o de fortalecer sus facultades físicas o mentales. El juega movido por su necesidad natural, y es por lo tanto la madre quien debe aprovechar esta oportunidad y hacer del juego algo provechoso. Debe educar al niño desde diferentes aspectos mientras crea en él un sentido del juego y movimiento. Está comprobado que las advertencias, la violencia, la prevención y la argumentación pueden no producir mucho impacto en la educación del niño, y, en muchos casos, producen resultados negativos. Pero una madre puede dar al juego un sentido de guía y constricción para su hijo.
El juego ayuda a desarrollar la personalidad del niño de las siguientes formas:
1- BENEFICIOS FÍSICOS: Estimulando la circulación de la sangre, el cuerpo aumenta su resistencia a la enfermedad, fortaleciendo la musculatura otorgando paz al espíritu, estimulando los reflejos y desarrollando los cinco sentidos en el hombre.
2- IMPACTO INTELECTUAL: El juego fomenta el desarrollo mental, estimula la capacidad intelectual y prepara para el aprendizaje.
3- IMPACTO SOCIAL: El juego prepara el camino para una coexistencia pacífica. Un niño puede llegar a conocer los caminos de la vida a través del juego. Los niños adquieren responsabilidad y aprenden a resolver los problemas de la vida. Además su naturaleza puede ser orientada e instruida en el sentido de la justicia, la rectitud, la bondad y la maldad e incluso en el significado de la muerte, la enfermedad, la pobreza y la riqueza, el fracaso y el éxito, la fortaleza y la debilidad a través de los juegos.
4- IMPACTO ESPIRITUAL: Una madre puede enseñar a su hijo el sentido del sacrificio y la devoción a través del juego, puede enseñarle a ayudar a los oprimidos y a respetar los derechos de los demás. Puede crear en el juego un espíritu de cooperación y ayuda a los demás. Gradualmente puede ir conformando el comportamiento de su hijo de acuerdo a las normas morales. Además, gradualmente, puede ir poniéndole al corriente de los asuntos religiosos.
5- RECONOCIMIENTO Y RECONSTRUCCIÓN DEL NIÑO: Mediante la observación y el estudio del juego del niño, un padre puede ver hasta dónde llega su interés, su amor, su cólera y su odio, porque el niño, sin tener intención de ello, expresa sus pensamientos en el juego. De este modo, los problemas y deficiencias se pueden corregir.
TIPOS DE JUEGOS
Las madres y los padres deben ser muy cuidadosos en la selección de los juegos para sus hijos, porque la bondad del juego, su calidad, su objetivo, y la destreza necesaria para jugar, son muy importantes. Un niño juega durante horas, por lo tanto, este tiempo que el niño pasa jugando debe ayudarle a alcanzar una meta y esto depende de la calidad del juego. No todos los juegos son aceptables por el niño, y a éste se le debe permitir decidir, qué juegos quiere comprar. El niño debe estar interesado en que el juego sea bueno y debe ser él también el encargado de cuidarlo. La madre no debe hacer recaer sobre ella la responsabilidad hasta el punto de estar al tanto de las piezas, de ponerlo en marcha, etc. Una cosa que debe tenerse en cuenta es que los niños, necesitan independencia y no deben ser forzados a atenerse a las normas y regulaciones del adulto.
Imam Ali Ibn Abu Talib (a.s.) dijo a este respecto:
"Al niño se le debe dar libertad hasta los siete años y, después, en otro período de siete años debe ser educado e introducido en la cultura".
Imam Sadiq (a.s.) también dijo:
"Permitid a vuestros hijos jugar en los siete primeros años de su vida".
En conclusión, a un niño no se le debe permitir jugar un tiempo ilimitado, ya que esto iría en detrimento suyo. Debe de establecerse un sensato equilibrio entre el juego y el trabajo.
Todos derechos reservados. Se permite copiar citando la referencia.
www.islamoriente.com; Fundación Cultural Oriente
Nota
[1]