EL ISLAM Y LAS ESCUELAS ECONOMICAS

Fundamentos de las escuelas Económicas; Islam, Capitalismo, Comunismo y Socialismo (III)

Islam; el sistema conveniente para desarrollar la vida social de la humanidad

Un análisis acerca de los Fundamentos de las escuelas Económicas; Islam, Capitalismo, Comunismo y Socialismo

Por: Ayatollah Muhammad Baqir As-Sadr

REVISIÓN DEL PROBLEMA SOCIAL DESDE EL ANGULO ISLÁMICO Y SU SOLUCIÓN

Correcta solución del problema

Como primer paso hacia la solución del problema social es necesario descubrir por qué el capitalismo hizo del interés materialista privado el criterio y principio guía de todas sus actividades y objetivos. ¿En qué idea o concepto se respaldaba? Esa idea será la responsable de todos los desastres y fracasos sociales del capitalismo democrático por asegurar la dignidad y la prosperidad.

Si podemos exterminar esa idea o concepto en el origen del mal, seremos capaces de frustrar todas las intrigas contra el bienestar social y todas las transgresiones a los derechos de la sociedad.

Entonces seremos capaces de hacer uso de la propiedad privada para la promoción de los intereses humanos en el campo industrial y otros campos productivos.

¿Cuál es esa idea o concepto?

Dicha idea o concepto se forma de una interpretación estrecha y materialista de la vida y el universo, sobre la que el mundo occidental ha basado la orgullosa estructura del capitalismo. Naturalmente, un individuo que tiene una visión materialista y egoísta, que cree que la existencia se limita a esta vida mundanal, que hace lo que le viene en gana y cuyo único objetivo es la búsqueda del placer, se encaminará por la senda de los capitalistas y seguirá el mismo curso de acción seguido por ellos, a menos que sea impedido por la fuerza.

El egoísmo es el más viejo y más amplio instinto humano.

Todos los otros instintos incluyendo el de subsistencia, son vástagos suyos, en tanto el egoísmo significa amar la felicidad y el placer para uno mismo, rechazando y disgustándole el dolor y el sufrimiento. Es el egocentrismo el que impele al hombre a ganarse los medios de vida y saciar sus necesidades. Por eso, cuando a veces siente que la vida se ha vuelto demasiado dura para él y considera que la muerte es más sencilla y fácil que la amargura de la vida, se suicida.

Así, el egoísmo es una realidad que controla y guía inconscientemente la conducta humana. No es posible forzar a la humanidad a sobrellevar sufrimientos y penas voluntariamente a menos que lo haga con agrado para hacer confortable la vida a otros. Eso será posible solamente si la naturaleza humana sufre un cambio básico.

Incluso los gloriosos ejemplos de autosuficiencia que observamos o leemos ocasionalmente en la historia tienen sus raíces en el instinto egocéntrico. El hombre a menudo hace sacrificios por sus hijos y amigos. Renuncia a su vida por valores morales y espirituales. Pero tales sacrificios solamente son posibles cuando van acompañados de un sentido de satisfacción y placer más alto que el perdido o que los sentimientos en que se ve envuelto.

De esta manera la vida humana puede ser considerada tanto en el campo del egoísmo como en el campo del sacrificio. El hombre tiene amplia capacidad de encontrar placer en múltiples cosas materiales como el comer, el beber y el sexo, así como en otras cuestiones espirituales del tipo de los deleites morales y emocionales derivados de valores y creencias éticas.

El grado de capacidad del hombre de sentirse a gusto por distintas cosas, depende del éxito alcanzado por medio de factores naturales y adquiridos. En ciertos casos su capacidad se desarrolla materialmente como en el caso del sexo. Por otra parte, en muchos otros casos la facultad de sentirse gozoso tiene que ser desarrollada por medio de un tipo particular de aprendizaje. En todos los casos en el fondo de esto está el instinto egoísta, que determina la conducta humana de acuerdo al desarrollo de sus capacidades en cada caso.

Es este instinto el que impele a un hombre a arrebatar el alimento de la mano de una persona hambrienta o lleva a otro hombre a dar su sustento a otros. En la primera persona existe la capacidad potencial de deleitarse con los valores morales y emocionales, pero yacen dormidos debido a la falta de circunstancias favorables para una educación correcta, mientras que la segunda persona ha desarrollado esa capacidad hasta el grado de inducirle a sacrificar sus goces materiales por amor al deleite espiritual.

Por lo tanto, en cualquier lugar que quisiéramos modificar la forma de vida humana, en primer lugar debemos cambiar la concepción del placer o del estar a gusto en la sociedad, preparando el camino para llevar a la práctica exitosamente el nuevo sistema, en el propio campo del egoísmo y el egocentrismo.

Consecuentemente, si dichos instintos se vuelven tan dominantes en el mundo que prácticamente todos hallan placer únicamente a través de la utilización de recursos materiales, resulta natural que los objetivos básicos humanos queden confinados a la búsqueda de placeres materiales y a la adquisición de riquezas, al ser ésta la clave del éxito en la realización de las metas personales y el cumplimiento de sus deseos.

Esta es la secuencia natural de la concepción materialista que ha llevado la atención humana hacia el capitalismo.

En estas circunstancias, ¿puede la abolición de la propiedad privada y la negación de todos los otros conceptos materialistas, resolver y eliminar los sufrimientos, que es lo que dicen los pensadores comunistas? ¿Es posible para la sociedad, mediante la abolición de la propiedad privada, sacarse de encima todas las consecuencias nocivas del materialismo y asegurar su estabilidad y decencia, a pesar del hecho de que esa seguridad tiene una estrecha relación con la no desviación de quienes dirigen el sistema gubernamental, para que no se coloquen contra su teoría mientras la ponen en práctica?

Los auspiciadores de la teoría comunista deberían ser considerados simplemente herejes porque ellos creen en el concepto materialista del universo sobre el que se basa el capitalismo, siendo la única diferencia entre ambos que el comunismo ha transformado su teoría en una filosofía mientras que el capitalismo no tiene ninguna base filosófica.

Cuantas veces ocurre que en caso de choque entre los intereses personales y colectivos, uno se queda confundido y se pregunta si debería soportar los sufrimientos e inconvenientes por consideración a otros, o por el contrario ignorarles, permitiéndose los placeres y beneficios personales.

Cuando los altos funcionarios y ejecutivos de un gobierno pasan por momentos críticos, ¿qué garantía hay de que se protejan los intereses de la gente? ¿Hay alguna salvaguardia para proteger el sistema con sus metas y objetivos?

El egoísmo y el egocentrismo no se confinan solamente al sistema de la propiedad privada y su abolición no puede poner fin a todos los tipos de males automáticamente. Ambos se manifiestan distintos en variadas circunstancias. Los errores y crímenes cometidos por los antiguos gobernantes comunistas, expuestos por los líderes actuales del comunismo mundial, son testimonio de esta realidad.

En el caso de la nacionalización, los fondos del capitalista en el sistema de economía multilateral y libertad individual, son pasados al Estado.

Sin embargo, el Estado está constituido por individuos impregnados del espíritu materialista y motivados solamente por el interés personal. Naturalmente, dan preferencia a sus intereses personales más que a cualquier otra cosa y no se puede esperar que hagan el mínimo sacrificio. Y esta posición lleva nuevamente al choque de clases y a la explotación de las masas.

La verdadera fuente de peligro es el materialismo y la concentración de la riqueza en manos del Estado, quien no modifica la situación. Con la abolición de la propiedad privada todos los ciudadanos se vuelven trabajadores de una gran compañía para que los ejecutivos controlen sus destinos e incluso sus vidas.

Comparada con las compañías capitalistas la misma tiene una diferencia. En las primeras los propietarios se consideran dueños del beneficio de sus factorías, pero de acuerdo al sistema comunista nadie puede pensar así. Sin embargo las puertas del auto engrandecimiento todavía están abiertas y las personas que dirigen las cuestiones de Estado, teniendo la misma concepción materialista, trabajan para sus intereses personales.

¿COMO RESOLVER EL PROBLEMA?

El mundo tiene dos alternativas sobre cuyas bases puede ser resuelto el problema social.

La primera alternativa es el cambio completo de la naturaleza humana para que el hombre, a pesar de creer solamente en los valores materiales, pueda desear sacrificar sus intereses individuales por consideración a los intereses sociales. Esto solamente sería posible si el hombre en vez de tener el instinto egoísta adquiriese el instinto colectivista, amase a la sociedad y empezase él mismo a considerarse solamente como una parte de la sociedad. En este caso los individuos trabajarán devotamente por la materialización de los intereses sociales.

La segunda forma de eliminar el peligro que enfrenta la humanidad actualmente y en el futuro, es modificando la interpretación materialista de la vida humana para que con el cambio de concepto de la existencia y el universo, los objetivos y criterios de la vida humana puedan sufrir la mayor transformación natural y pueda surgir una nueva y milagrosa forma de vida.

La primera alternativa es la que conciben los líderes comunistas. Dijeron que rápidamente habrá un cambio de la naturaleza humana y que la humanidad se moverá automáticamente en función de servir a la sociedad. Para lograr este fin, de acuerdo a ellos, es necesario que les sea confiada la administración del gobierno del mundo, de la misma manera que un paciente pasa al cuidado del cirujano para que le opere las partes enfermas y afectadas. No pueden pronosticar cuánto tiempo durará la operación y cuánto tiempo deberá permanecer en el quirófano (ni si el comunismo finalmente prevalecerá sobre el capitalismo).

Esta rendición incondicional de la humanidad, como es sugerida por el comunismo, dio argumentos a la incontrolada injusticia del capitalismo que engañó a la gente ofreciéndole una libertad imaginaria cuando en realidad les privó de la libertad y les chupa la sangre.

Las marxistas dicen que si los postulados del capitalismo se vuelven revolucionarios y el sistema capitalista de propiedad privada es reemplazado por el sistema socialista de propiedad colectiva, cambiará toda la sociedad y los conceptos individuales y egoístas darán lugar al colectivismo y a la consideración de los intereses sociales. El cambio tendrá lugar de acuerdo con la ley de correspondencia, que requiere que haya compatibilidad y congruencia entre la base y la estructura edificada sobre la misma.

En realidad, la interpretación marxista del egoísmo y la relación existente entre éste y las condiciones sociales es confusa, de otra forma cómo puede creerse que las motivaciones íntimas y el egoísmo son productos de la propiedad individual y de las contradicciones de clase, siendo que si el hombre no tuviera esos sentimientos egoístas las contradicciones de clase y el concepto de propiedad privada y explotación del hombre no hubieran aparecido nunca. El hombre no debería ser egoísta para nada si no quiere formular un sistema que asegure sus intereses a costa de otros.

En realidad el fenómeno social que se manifiesta en los campos político y económico sobre la base del egoísmo no tiene ningún otro motivo más que el sentimiento egoísta y el interés individualista. Es el instinto humano más profundamente enraizado, que no puede ser arrancado mediante la eliminación de solamente algunas de sus manifestaciones. El reemplazo de la propiedad privada por la colectiva no es más que la sustitución de una tradición por otra, mínimamente diferenciadas, siendo en realidad las dos caras de la misma moneda.

Por lo tanto, si aceptamos que el egoísmo tiene un origen externo y es una reacción a fenómenos individualistas en el sistema social, como el fenómeno de la propiedad privada en la visión de los marxistas, tampoco ello significará que con la abolición de la propiedad privada dicho instinto desaparecerá totalmente de la escena social y no habrá ninguna causa para su existencia en el sistema social. Aunque la propiedad privada es un fenómeno individual no es el único, porque también existen otros fenómenos individualistas como la gestión de una junta directiva y otras organizaciones especiales que se encuentran incluso en el sistema socialista. Este sistema ha abolido la propiedad privada de los medios de producción pero no ha sido capaz de deshacerse de las juntas directivas que tienen facultades dictatoriales (dictadura del proletariado) y se consideran ellas mismas los amos de las organizaciones que controlan, puesto que, incluso después de su nacionalización, no es posible su dirección o administración por todos los miembros de la sociedad. De esta manera un claro fenómeno individualista quedaba al servicio del socialismo. Este sistema preserva naturalmente el egoísmo de los miembros de dichas juntas directivas e influencia sus deseos y designios más íntimos.[1]

Por lo tanto ahora sabemos para qué sirve la primera solución. Está claro que la abolición de la propiedad privada en el comunismo ha fracasado como medio para eliminar todos los males. No puede modificar la mentalidad humana.

La segunda solución ha sido ofrecida por el Islam que cree que la única manera de resolver los problemas es cambiando el concepto materialista de la vida. El Islam no se apresura a abolir la propiedad privada. Antes que nada quiere combatir el concepto materialista de la existencia y el universo. Quiere que un nuevo concepto sea la base de un sistema en el que ni el individuo resulte un instrumento automático al servicio de la sociedad ni la sociedad un cuerpo formado para adorar al individuo. En el Islam tanto el individuo como la sociedad tienen sus derechos especiales y las mutuas relaciones de los individuos, tanto materiales como morales, son respetadas. Es el Islam quien ha señalado el problema real en la teoría de la democracia social y eliminado todos los males más o menos congruentes con la naturaleza humana, en tanto el punto más sensible y origen de todos los infortunios y desastres es el criterio que presupone que el objetivo final de la creación del hombre en este mundo es su propia existencia, y en consecuencia, que todas las actividades y esfuerzos humanos corresponden a su propio interés individualista.

Desde el punto de vista islámico la teoría del capitalismo democrático está condenada a fracasar y colapsar no porque el comunismo haya afirmado que el capitalismo está lleno de contradicciones y la propiedad privada aumenta los factores internos que lo llevan a su aniquilación, sino porque el Islam en su análisis lógico de la filosofía y economía social se opone a los conceptos y puntos de vista dialécticos imaginarios e incorpora la propiedad privada en su sistema social, sin contradicciones.

Desde el punto de vista islámico el retroceso del capitalismo democrático, a continuación de su fracaso, se debe a su interpretación materialista del universo, porque la humanidad no puede progresar adoptando un sistema inspirado en conceptos materialistas.

Por lo tanto los hombres necesitan otra fuente diferente a la materialista que inspire a su sistema social. Además necesitan una sólida visión política que emane de la correcta interpretación de la vida, a la luz de la que puedan ver los problemas mundiales y trabajar por el bienestar, la prosperidad y la felicidad. Solamente con el desarrollo de tal visión política y la eliminación de todos los otros tipos de política y conceptos incongruentes con la correcta interpretación de la existencia, el mundo puede entrar en una nueva fase de la vida, iluminada por la luz de la justicia y la prosperidad.

Este profundo y valioso discernimiento político y realmente alentador mensaje universal, salvador de la humanidad, es el mensaje de la eterna escuela del Islam que obtiene los recursos para su sistema social (que difiere de todos los demás) del nuevo precepto intelectual respecto a la existencia y el universo.

Es el Islam quien, sobre la base de su nueva ideología, ha dado una correcta y perfecta perspectiva a la humanidad y ha enseñado al hombre a tener fe en la Fuente de la Existencia que posee la perfección absoluta y a creer que el mundo actual es un lugar donde prepararse para viajar al mundo eterno, donde no habrá aflicciones ni pena. Resumiendo, debería conseguir agradar con sus obras a Dios a lo largo de su vida.

Frente a este criterio no se puede considerar que todos sus intereses personales sean legales ni que todas las cosas individuales llevan a la perdición, porque de acuerdo al Islam el logro de la alegría de Dios es la meta fundamental de la vida humana. Es a través de este criterio moral que son juzgadas todas las obras humanas.

El Islam considera en alto grado solamente a aquellas personas que prácticamente alcanzan este objetivo fundamental. La personalidad perfecta y sobresaliente es aquella guiada constantemente por dicho objetivo en todas sus acciones. Este cambio del concepto moral o criterio no significa un cambio en la naturaleza humana o su reconstrucción como lo concibe el comunismo. El egoísmo es un instinto humano natural y no conocemos ninguna experiencia humana en toda la historia de la humanidad que pueda haber demostrado más claramente otra cosa que dicha condición del egoísmo.

Si el egoísmo no hubiera sido natural, el hombre primitivo (antes de la existencia de la sociedad) no hubiera recurrido a ciertos métodos para satisfacer sus requerimientos a costa de otros, ni se hubiera esforzado por buscar a otros semejantes y formar una sociedad con el mismo propósito.

Si el egoísmo y el egocentrismo no hubieran sido instintos naturales, no habrían ocupado una posición tan sensible en la naturaleza humana. Por lo tanto es esencial que la solución final de los problemas humanos se base en la aceptación de esta verdad. Cualquier solución que quiera modificar el instinto humano sería una solución idealista e incoherente.

LA MISIÓN DE LA RELIGIÓN

La religión tiene una gran misión que ninguna otra institución puede emprender porque todos sus elevados e implícitos objetivos pueden materializarse solamente sobre la base religiosa. Solamente la religión puede establecer una ligazón irrompible entre los valores morales y el egocentrismo que es parte de la naturaleza humana. En otras palabras, la religión combina el egoísmo, como conducta natural en la vida, con ese tipo de normas que deben ser observadas para asegurar la prosperidad y la justicia.

Por naturaleza el hombre da preferencia a sus intereses personales sobre los intereses colectivos. Es la religión la que reconcilia al ser humano con los intereses equitativos y justos de la sociedad y evita los desastres sociales que probablemente causarían el egoísmo humano.

La religión hace uso de dos medidas para lograr este fin:

Primera medida

Ha dado la interpretación correcta de la vida. Ha descripto esta vida como un preludio de la próxima y ha explicado que la salvación depende de los esfuerzos hechos en esta existencia limitada por ganar la complacencia de Dios. Este precepto de lograr la complacencia de Dios asegura los intereses tanto individuales como colectivos.

Para mantener la justicia social el Islam persuade al hombre que coopere con otros y lo guía a proteger la justicia social que es el medio para el deleite divino. El Islam le dice que será premiado inmensamente por todos los esfuerzos que haga por el bien de la sociedad.

El concepto de la vida que sostiene la religión hace coherentes los deseos del individuo y los requerimientos de la sociedad. Contrariamente a la interpretación materialista de la vida que empuja al hombre a mirar las cosas desde un ángulo estrecho, el Islam ensancha su horizonte y le da un discernimiento más profundo, capacitándolo para ver más allá de sus ganancias o pérdidas inmediatas.

El Sagrado Corán dice: “Quien obra bien lo hace en su propio provecho, y quien obra mal lo hace en detrimento propio. Tu Señor no es injusto (en absoluto) con Sus siervos. “(41:46).

Y también dice: “...los creyentes, varones o mujeres, que obren bien entrarán en el Paraíso y serán provistos en él sin medida.” (40:40)

En otra parte dice: “Ese día los hombres surgirán en grupos, para que se les muestren sus obras. Quien haya hecho el peso de un átomo de bien lo verá. Y quien haya hecho el peso de un átomo de mal, lo verá.” (99:6-8)

En otra ocasión dice: “... no padecerán sed, ni fatiga, ni hambre por Dios. Todo suelo que pisen, para irritación de los impíos y toda ventaja que obtengan sobre el enemigo, serán inscriptos como obra buena. Dios no deja de remunerar a los que obran bien.” (9:120-121)

La religión presenta algunos ejemplos atractivos para la realización de la primera medida. Estas exhortaciones morales son naturalmente provechosas para conseguir la armonía entre el individuo y los intereses colectivos.

De esa manera el Islam coordina los impulsos internos y la forma de vida saludable. Moldea los intereses individuales de tal manera que uno se convence de la existencia de una relación irrompible entre sus propios intereses y los intereses generales de la humanidad.

Segunda medida

Ha sido empleada para alcanzar la armonía entre los impulsos internos y los valores e intereses sociales por una parte y un particular tipo de enseñanza moral por otra parte, en vistas a desarrollar sentimientos morales y humanos. El hombre por naturaleza tiene múltiples facultades e impulsos. Algunos de sus impulsos son materiales y surgen automática e instintivamente, como ser los deseos de beber y comer y el deseo sexual. Otros impulsos aparecen como producto de una enseñanza o práctica.

Si el hombre es dejado solo, sus impulsos materiales que surgen automáticamente prevalecerán sobre su impulso moral que se debilitará y no se desarrollará. Es la religión la que le enseña a obedecer las órdenes divinas. Le enseña a respetar los valores morales y a dejar a un lado los beneficios personales incoherentes con dichos valores. No elimina el egoísmo de la naturaleza humana. Pero por otra parte moldea la naturaleza humana de tal manera que la defensa de los valores morales se convierte en un cuestionamiento del egoísmo y el hombre comienza a deleitarse con los esfuerzos hechos en ese sentido.

Estas son las dos medidas coordinadas de aseo moral frente a los deseos individualistas. La cuestión central de la primera medida es la interpretación correcta de la vida, no en vistas a llevar una vida de renuncia o a entregarse a excesos e injusticias, sino en vistas a mantener el correcto tipo de moral, garantizado completamente por dicha interpretación.

La cuestión central de la segunda medida es disponer una educación moral de los sentimientos e impulsos humanos en vistas a llevar a la práctica la correcta norma moral frente al instinto egocéntrico.

El Islam remedia las enfermedades sociales más profundamente enraizadas por medio de estas medidas.

A los conceptos que describen esta vida como el preludio a una vida eterna, los llamaremos conceptos morales y a los sentimientos y emociones que se desarrollan como resultado de la enseñanza moral, los llamaremos sentimientos morales.

Los conceptos y sentimientos morales de la vida son los dos postulados del nuevo tipo de moral delineada por el Islam, es decir, la complacencia de Dios.

Todos los aspectos de la vida humana deberían ser juzgados por medio de este precepto, lo que resulta seguro para timonear el barco de la humanidad hacia el puerto de la verdad, el conocimiento y la justicia.

Los conceptos y sentimientos morales de la vida son los rasgos distintivos del Islam, considerando en conjunto al individuo y a la sociedad y asegurando la justicia para ambos. De esta manera, de acuerdo al Islam, ni el individuo ocupa la posición central en el campo de la legislación y la administración, ni la sociedad se vuelve la única cosa a la que el gobierno debería prestar atención o beneficiar exclusivamente con sus leyes.

Un sistema social que no surja de tales conceptos y sentimientos será un sistema simplemente individualista y expondrá a la sociedad a graves penurias y riesgos, o será un sistema que suprimirá y ahogará todos los impulsos internos y con toda probabilidad conducirá a violentas luchas entre el sistema gobernante y los impulsos y emociones de la gente. En este caso y mientras el régimen gobernante sea dirigido por sus propios impulsos probablemente con la intención de aplastar los sentimientos de la sociedad violentamente con el objeto de fortalecer su propia posición, la comunidad estará constantemente amenazada por el peligro de colapso total. Y de ser esto así, los conceptos y sentimientos morales de la vida serán empequeñecidos y prácticamente anulados por el gobierno.

En resumen, una sociedad equilibrada debe basarse sobre un concepto moral de vida que dé nacimiento a un sistema capaz de inculcar el espíritu moral. De otra manera ninguna teoría puede proveer una solución cien por ciento correcta para todas las enfermedades sociales.

Tal fundamento se encuentra solamente en el Islam que es una fe ética y moral y establece una elevada meta de vida. Provee al hombre de un claro sendero por el que avanzar. Lo familiariza con sus verdaderos intereses.

Por lo tanto, si renunciamos al concepto moral del universo y queremos alienar al hombre de sus sentimientos morales, considerar que los conceptos morales son imaginarios e hipotéticos y tomar los factores económicos como la fuente de todos los valores morales, esperar la prosperidad y estabilidad de la sociedad será entonces solamente una expresión de anhelo. Tal aspiración solamente puede materializarse si el hombre se transforma en un instrumento mecánico a ser supervisado por un grupo de técnicos.

No es difícil para el Islam educar al hombre sobre la base de los conceptos y sentimientos morales de la vida porque las religiones anteriores en la historia humana ya han allanado la tierra para este propósito con incansable esfuerzo, instruyendo a la gente y dirigiendo sus impulsos materiales.

Cuando la humanidad alcanzó un cierto grado de desarrollo el Islam hizo aparecer su luminosa antorcha y elevó el estandarte de la humanidad en un grado y amplitud mayor, en base a los valores éticos y morales. El Islam construyó un estado ideológico que duró un cuarto de siglo[2] con el solo objeto de inducir a la fraternidad universal, poniendo a toda la gente a la sombra de una ideología y capacitándola para organizar sus vidas y leyes de acuerdo al sistema islámico. De esta manera el líder o dirección de los musulmanes tiene una doble responsabilidad:

• Tomar las disposiciones para una educación organizada de la gente sobre bases ideológicas, y

• Mantener un control externo para que nadie se desvíe de su ideología.

La ideología islámica respecto a la vida no es superficial.

Está profunda y ampliamente enraizada. En su perspectiva de la vida abarca el universo, la sociedad, la política, la economía y la ética.

Todas las otras teorías miran al universo superficialmente, desde un ángulo estrecho, sin basar sus conceptos sobre una filosofía particular, o se basan en el materialismo, que es un azote de la humanidad.

LIBERTAD Y SEGURIDAD EN EL ISLAM

Libertad en el capitalismo y en el Islam

De lo dicho hasta ahora queda claro que el postulado del pensamiento capitalista es la “libertad” y el del sistema comunista la “seguridad”. Ahora proponemos hacer un estudio comparativo del Islam y el capitalismo respecto a la libertad y luego comparar el Islam con el marxismo respecto a la seguridad.

La palabra “libertad” en su sentido más amplio significa ausencia de control por parte de otros. Tanto el Islam como el capitalismo la usan en ese sentido, aunque el fundamento intelectual varía en uno y otro. Se puede advertir que la palabra “libertad” se encuentra en los textos islámicos originales y no se toma prestada de occidente. El Imam Alí ibn Abi Talib (600-661) ha dicho: “No seas esclavo de ninguna otra persona siendo que Dios te ha creado libre”.

Igualmente se relata que el Imam Ya‘far as-Sadiq[3] (P.) ha dicho: “El que carece de las siguientes cinco cualidades es el menos afortunado porque no puede disfrutar de la vida: 1) la fidelidad, 2) la habilidad práctica, 3) la modestia, 4) los modales correctos y 5) la libertad (que combina todas las cualidades en sí)”.

Hay una diferencia amplia y básica entre la libertad disfrutada y propagada por la sociedad capitalista y la libertad de la que el Islam es el portaestandarte, confiándola a la sociedad y erigiéndola en el curso de su historia. La libertad tiene un carácter cultural diferente para el Islam y para el capitalismo, en consonancia, por supuesto, con sus respectivos conceptos de la vida y el universo.

Bajo la cultura capitalista la libertad surge a partir de un escepticismo angustiante. Más tarde toma la forma de una convicción. Pero en el Islam es el reflejo de una firme fe en Dios y esta misma fe es la fuente de la libertad y la revolución lograda por medio del Islam. En tanto esta fe básica se vuelve más profunda y más efectiva en la vida, la fuerza revolucionaria de la libertad crece multiplicadamente.

En el capitalismo el concepto de libertad es categórico porque el hombre se considera el amo de su propia voluntad y como tal puede elegir por sí mismo el camino que le guste sin ninguna restricción externa. Es sobre esta base que todas las instituciones cívicas que afectan la vida del hombre deducen su autoridad para gobernar sobre las personas de las personas mismas. Pero el Islam cree en la libertad en el sentido de haber preservado los aspectos revolucionarios de la libertad humana.

Intenta liberar al hombre de la influencia y dominio de todos los dioses falsos que han llevado al mismo a la humillación y la desgracia a lo largo de la historia.

El Islam basa esta gran libertad en el fundamento de la fe en Dios. En la creencia islámica en la Soberanía de Dios en vez de la consideración de la propia superioridad del hombre, lo que capacita a éste para deshacerse de la dominación de todos los demás opresores. Cuando el hombre se reconoce siervo de Dios siente que ninguna otra fuerza tiene derecho a interferir en su destino o gobernarle.

En el capitalismo la libertad es un derecho natural de la persona, al que puede renunciar cuando le plazca. Pero esto no sucede en el Islam. En éste la libertad está estrechamente referida a la servidumbre del hombre a Dios Todopoderoso. El Imam Alí ibn Abi Talib[4] (P.) dice: “No seas esclavo de ninguna otra persona siendo que Dios te ha creado libre.” En el Islam el hombre es responsable de su libertad. En el Islam la libertad no significa irresponsabilidad.

En términos generales éstas son las diferencias básicas entre la libertad en el Islam y la libertad en el sistema capitalista. Veamos este punto con mayor amplitud.

LA LIBERTAD EN LA CULTURA CAPITALISTA

El concepto de libertad en la cultura capitalista surge en las circunstancias más difíciles, siguiendo a las sucesivas conmociones intelectuales que tuvieron lugar al comienzo de la moderna historia europea, que sacudió los fundamentos de todo su entendimiento intelectual. Al comienzo de los logros revolucionarios mundiales, los ídolos intelectuales europeos cayeron uno tras otro y se hicieron pedazos. El hombre occidental tuvo acceso a los nuevos conceptos del universo y la vida, descubriendo nuevas teorías que resultaban incoherentes con las máximas y preceptos del pasado, formados sobre la base de la vida religiosa e intelectual existente hasta entonces.

En el curso de este movimiento intelectual el hombre occidental desarrolló nuevas ideas respecto al universo y comenzó a mirar la herencia del pasado con suspicacia y escepticismo.

Percibió que el mundo visto según Copérnico (1473-1543), con la tierra como satélite del sol, era realmente diferente del mundo de Tolomeo (90-168) de Alejandría que creía que la tierra estaba estática y los cielos daban vueltas alrededor de ella. Simultáneamente, los descubrimientos de Galileo Galilei (1564-1642) y otros científicos y pensadores fueron tan originales que no tenían nada en común con las ideas y conceptos de los mayores pensadores anteriores como Tomás de Aquino (1224-1274), Dante[5], etc. Consecuentemente el hombre hizo pedazos todas las creencias del pasado y se esforzó por desprenderse del estilo de vida que estuvo siguiendo en los mil años transcurridos.

Como el nuevo mundo era opuesto al concepto del viejo mundo y el hombre quería estudiar su entorno y encontrar la verdad mediante métodos científicos, se hizo necesario revisar la creencia religiosa que proveía una unión entre el mundo físico y el metafísico, y también reconsiderar todos los ideales que se estructuraron sobre la base de la vida anterior a los nuevos descubrimientos.

En estas circunstancias el mundo occidental comenzó a mirar la religión con escepticismo. El sentido religioso que es la base de cualquier religión ya había sido debilitado como resultado de la persecución llevada a cabo por la Iglesia. Naturalmente, con el declinar de la religión la base de los valores morales en el camino de la vida comenzó a perder apoyo porque esos valores estaban estrechamente ligados a la religión. No resulta más que normal que con la eliminación de la religión también sean eliminados todos sus efectos morales. La historia da pruebas de esto. Sabemos que los viejos sofistas habían negado todos los principios morales porque eran escépticos de las creencias religiosas.

Cuando el nuevo escepticismo aquejó a las creencias religiosas del hombre occidental, se repitió la misma historia. Se rebeló contra las normas de conducta y todos los valores morales de la vida, considerándolos obsoletos y pasados de época.

De esta manera los conceptos de libertad personal y libertad de opinión aparecieron como una reacción negativa al escepticismo. Después de combatir con éxito a la fe y a los valores morales, el hombre occidental pasó a creer naturalmente en la libertad individual y rechazó toda autoridad que le quisiera imponer una manera particular de vida o actuar como guía de sus deseos.

Así el hombre moderno de la cultura occidental se movió del escepticismo a la libertad de opinión y de allí en adelante alcanzó el estadio de la libertad personal.

Ahora le tocaba el turno a la libertad económica que era otro estadio de curso natural.

El hombre moderno después de haber llegado a creer en la libertad personal sobre la que había basado todos sus conceptos, ambiciones y valores y habiendo rechazado los puntos de vista religiosos sobre la vida, el mundo, el Creador y las expectativas de la recompensa y la retribución, concentró toda su atención en hacer un uso total de la oportunidad provista por la vida actual, disfrutando de los placeres materiales en el mayor grado posible. Siendo la riqueza la clave para la obtención de los placeres, se volvió éste el único objetivo del hombre moderno por el cual esforzarse, a pesar de tener una libertad total.

Por lo tanto resultaba necesario poner los fundamentos de la libertad económica y movilizar todos los recursos para lograr el objetivo final de ganar dinero, que la cultura moderna ha colocado como un nuevo dios.

Cuanto más la caravana de la cultura moderna se alejaba de los conceptos intelectuales y religiosos y el ansia de riqueza se volvía más fuerte, prevaleciendo más ardientemente que cualquier otra consideración, mas fueron olvidados los conceptos y virtudes de la religión y de la realización de buenas obras, volviéndose el impulso económico tan intenso que Marx, en la mayor coyuntura crítica de la historia de la cultura occidental, pensó que el factor económico había sido la única fuerza motivadora de toda la historia humana.

Evidentemente la libertad económica no se puede separar de la libertad política, así como el eliminar todas las barreras políticas y sobrepasar todos los obstáculos que las autoridades gubernamentales pudieran poner en nuestro camino, es el prerrequisito de la actividad libre en el campo económico.

Para el éxito de la economía libre es necesario que haya un gobierno nacional al timón de las cuestiones del estado que permita a los individuos estar seguros que ninguna fuerza les impedirá obtener beneficios y alcanzar sus objetivos individualistas.

Hasta ahora nos hemos ocupado de la libertad en la cultura occidental. Ahora sabemos que este fenómeno comenzó en occidente en una atmósfera de escepticismo y confusión y que finalmente se convirtió en una firme creencia.

El hombre occidental considera impropio someterse a cualquier poder. Su concepto de libertad refleja su creencia en su propia superioridad. Se apresura a menospreciar cualquier hipotética relación con el Creador y el Más Allá.

LA LIBERTAD EN EL ISLAM

El concepto de libertad en el Islam es totalmente diferente del existente en occidente. El Islam considera solamente las consecuencias negativas de la libertad. En palabras más sencillas, la libertad en el Islam trae consigo un mecanismo para liberar al hombre de la dominación de otros y romper los grilletes que aprisionan sus manos. Lograr este objetivo es una de las mayores metas del mensaje celestial.

El Sagrado Corán dice: “El Profeta libera a la gente de sus cargas y de las cadenas que fueron puestas sobre ella (leyes severas e injustas)”. (7:157)

El Islam no acepta el concepto categórico de libertad común en occidente, porque no cree que los derechos humanos de equidad y libertad sean el resultado de la superioridad del hombre o que él sea libre de planearse la vida como más le guste. El Islam libera al hombre de la esclavitud de los falsos dioses y vincula su libertad a la pura adoración a Dios.

Sobre esta base, el Islam, antes que nada, cree que el hombre es siervo de Dios y como tal no debe permitirse someterse al dominio de ninguna otra persona o cosa. A los ojos del Islam el hombre se coloca sobre la misma base de todo lo existente, siendo todas las criaturas siervos de Dios.

En el Islam la base de la libertad se fundamenta en el monoteísmo y en una fe pura en Dios, una fe que destruye todas las fuerzas idólatras que han envilecido la dignidad y el honor humano a lo largo de la historia. En este sentido Dios Todopoderoso se dirige a Su Profeta en estas palabras:

“Di: ‘¡Gente de la Escritura (e.d.: judíos y cristianos)! Convengamos en una fórmula aceptable a nosotros y vosotros, según la cual no servimos sino a Dios, no Le asociaremos nada y no tomaremos a nadie de entre nosotros como señor fuera de Dios...” (3:64).

El Sagrado Corán dice:

“¿Servís lo que vosotros mismos habéis esculpido mientras que Dios os ha creado a vosotros y lo que hacéis?” (37:96-97).

Y dice: “No hay dudas que aquellos a quien invocáis en lugar de invocar a Dios son esclavos como vosotros”. (7:194)

También dice el Sagrado Corán: “¿Son numerosos dioses mejor que Dios el Uno, el Todopoderoso?” (12:39)

De esta manera, siendo consecuente en su completa sumisión a Dios, el Islam libera al hombre y lo hace libre e independiente en su relación frente a otros, estableciendo su relación con Dios sobre una posición más sólida.

Aunque tanto el Islam como la cultura occidental reconocen la libertad del hombre, no obstante, el fundamento de ambos respecto de la libertad es distinto. El Islam ha basado su concepto de la libertad en la sumisión a Dios, mientras que la cultura occidental es escéptica de todas las verdades y valores metafísicos, asentando la libertad humana en la teoría de la superior autoridad del hombre.

En el Islam el concepto de libertad se respalda en la firma fe monoteísta y la supremacía de Dios. Mientras esta fe de un musulmán crece más en fuerza y profundidad, más se convence de su dignidad y libertad para resistir la opresión de otros, lo que a su vez aumenta más su firmeza. Dios Todopoderoso dice:

“Aquellos que se defienden cuando son víctimas de una injusticia.” (42:39)

El concepto de libertad en la cultura occidental es totalmente diferente porque es el resultado de la duda, confusión y reacción y no de la convicción, estabilidad y satisfacción.

Con el propósito de comparar la libertad en el capitalismo con la existente en el Islam, clasificaremos la libertad en el primero en dos secciones:

1) Libertad en las cuestiones personales, conocida como libertad personal, y

2) Libertad en las cuestiones sociales, que corresponde a tres tipos de libertades: libertad de opinión, libertad política y libertad económica.

La libertad personal determina la conducta del hombre como individuo, ya sea que tenga una vida independiente y solitaria o como miembro del conjunto social. Los otros tres tipos de libertades determinan su relación con la sociedad y le permiten expresar sus puntos de vista frente a los demás. También le permiten influenciar en la formación del gobierno y abrirse camino en distintas actividades económicas de su gusto y elección.

Libertad personal

La moderna cultura occidental toma todas las medidas para proveer de suficiente libertad a todos los miembros de la sociedad, dándole la oportunidad de utilizarla mientras no sea afectada la libertad de otros. La libertad del hombre occidental está limitada solamente por la libertad de los demás.

Después de haber hecho posible la libertad para todos los individuos, el occidental no da ninguna importancia a la forma en que es utilizada la misma por la gente, a la resultante de esa utilización y a las reacciones intelectuales internas y externas que produce en la sociedad.

Esto es así porque cada uno es libre de adoptar cualquier forma de vida y hacer uso de su libertad sin límite, de la manera que mejor le parezca. Por ejemplo, alguien que toma alcohol se permite beber tanto como le guste, incluso aunque pueda perder el sentido, porque tiene derecho a hacer uso de su libertad mientras no perjudique a otros.

La gente estuvo entusiasmada por algún tiempo con el tono melodioso de esta libertad. Se sentía como liberada de los límites impuestos por miles de años y pasaba a ser libre de moldear su vida como desease.

Estos dulces sueños no duraron mucho. En poco tiempo la gente comprobó que este tipo de libertad total era un espejismo y todos sus conceptos y aspiraciones fueron abandonados. Pero en cuanto la humanidad se encontró otra vez frente a ese particular camino, avanzó rápidamente por él y se acostumbró al mismo al punto de ser incapaz de cambiar su destino, sin importarle las consecuencias. A pesar de todos los peligros sospechados, el único consuelo que le queda es que en cualquier caso, de acuerdo a algunos, éste es el sendero de la libertad.

El Islam era consciente de esta amarga realidad hace 14 siglos debido a que su concepto de libertad no es tan superficial y lleno de contradicciones como lo ha probado ser la libertad occidental. El Islam ha dado a la libertad un sentido más amplio y profundo. La ha proclamado de una manera tal que no solamente elimina las cadenas y grilletes exteriores sino que hace lo mismo con las causas internas. De esta manera ha garantizado la forma más pura y avanzada de libertad, nunca experimentada por la humanidad.

La libertad en la cultura occidental comenzó con una irresistible libertad de acción y finalizó en la esclavitud y múltiples limitaciones. El motivo de la libertad en el Islam fue realmente diferente. Comenzó con la completa sumisión a Dios y finalizó en la completa libertad y liberación de todo tipo de esclavitud.

El primer gran paso dado por el Islam fue liberar al hombre de las garras de sus malos impulsos. Según el Islam la libertad no significa que al hombre se le muestre un camino particular y luego se le diga que avance por él como le guste. El hombre es realmente libre solamente cuando es capaz de organizar por sí mismo su marcha en una línea particular, preservando su personalidad humana.

Tal esfuerzo solamente ha sido hecho por el Islam. Antes que nada lo rescató de la prisión de sus impulsos. Transformó sus impulsos en un medio para familiarizarlo con sus necesidades en vez que sea una fuerza dominante. Si el hombre no tiene ningún control sobre sus impulsos pierde su libertad desde un primer momento, porque si su razón y otras facultades humana que lo distinguen de un animal son sometidas al control de sus impulsos y no pueden funcionar independientemente de ellos, no tiene sentido que tenga las manos desatadas, que sea libre.

Sabemos que tanto el hombre como el animal hacen cosas de acuerdo a sus deseos, pero el fundamento más importante que distingue al hombre del animal es que las acciones de éste están determinadas por sus impulsos e instintos mientras que el primero tiene la facultad de usar su razón y controlar su pasión. En esto reside su libertad.

Si reprimimos esta facultad para satisfacemos con la libertad artificial y las pasiones animadas, como en la cultura occidental, privaremos gradualmente al hombre de su libertad a resistir sus inclinaciones animales y lo dejaremos indefenso frente a sus deseos más básicos.

Por otra parte, si desde el mismo comienzo desarrollamos esta facultad, que en realidad representa la libertad humana, podremos educar al hombre humanamente y hacerle comprobar que la misión de la vida es más elevada que la que sería de ser dirigida por sus impulsos animales. En este caso sabría que hacer esfuerzos por la realización de los objetivos para los que fue creado, es mejor que asegurarse inútiles placeres materiales.

En realidad, si podemos liberar al hombre de la esclavitud de sus pasiones, será libre en el real sentido y así será capaz de elegir el curso de su conducta sin ser impedido por sus deseos momentáneos o los elementales placeres animales.

Esta misión fue la que estableció el Corán cuando otorgó a los musulmanes una perspectiva espiritual especial que modificó sus normas y amplió su horizonte. Dice: “Al hombre le fue engalanado el amor por lo deseable: las mujeres, los hijos varones, el oro y la plata por quintales colmados, los caballos de raza, los ganados, los campos de cultivo... Todo esto es breve deleite de la vida mundanal. Pero Dios tiene junto a sí un bello lugar de retorno.” (3:14)

La lucha interior es el paso básico y el primero hacia la libertad humana. Cualquier libertad que venga de otra fuente es ilusoria y sin fundamento, convirtiéndose en última instancia en grilletes y cadenas.

Sabemos que el método empleado por el Corán para rescatar a la humanidad del yugo de las pasiones y la esclavitud y para conducirlo a los verdaderos placeres, es el mismo método general que el Islam tiene presente para la educación general del hombre. Es el método del reconocimiento de la Universalidad de Dios. Cuando el Islam liberó a los hombres de la esclavitud terrenal y los placeres pasajeros, lo unió al cielo y a la alegría de Dios. A los ojos del Islam el reconocimiento de la Unicidad Divina es la garantía de la libertad humana de todo tipo de esclavitud interior, lo que a su vez garantiza la libertad en todas las otras esferas.

Lo que hemos dicho en los capítulos anteriores es suficiente para mostrar las importantes consecuencias que emanan de esta fuente y cuan distinta es la libertad humana del Islam respecto a la occidental. El pueblo liberado por medio del Sagrado Corán pudo poner en vigor la prohibición del alcohol siguiendo solamente un versículo que trata sobre ello, aunque haya sido tan adicto al mismo que parecía imposible que lo abandonase. Esto sucedió así porque ese pueblo controlaba su voluntad, independientemente de sus impulsos animales. En otras palabras, el pueblo gozaba de una libertad real que lo capacitó para cambiar su manera de vivir.

Pero el pueblo educado por la cultura moderna y equipado con su propia espada liberadora, a pesar del encubrimiento de todos sus vicios, fue hallado falto de fuerza de voluntad e incapaz de gobernar su propia vida porque sus impulsos internos estaban dominados por las pasiones y los placeres materiales, habiendo perdido el autocontrol.

Por eso fracasó EE.UU. en su gran campaña por la prohibición de las bebidas alcohólicas. Aunque utilizó toda su fuerza moral y material y fueron emprendidas muchas acciones sociales con este propósito, la nación no pudo sacarse de encima la maldición del alcohol.

Este gran fracaso se debió al hecho de que el hombre occidental carece de una libertad real. Aunque pueda estar convencido realmente a nivel intelectual, sin embargo no puede decir “no” a sus pasiones. Por eso fracasó la “Ley Seca”.

A los ojos del Islam la libertad interior o la congruencia interior es la infraestructura de una sociedad libre. Una persona nunca puede gozar de la libertad en la esfera social a menos que domine su voluntad y controle sus pasiones.

El Sagrado Corán dice: “Ciertamente Dios no cambia la situación de un pueblo, si ese pueblo no se cambia a sí mismo. (13:11)

También dice en otra parte: “Cuando queremos destruir una sociedad (primero) advertimos a su gente que lleva una vida acomodada. Si persisten en su iniquidad queda expuesta al castigo y la aniquilación completamente.” (17:16)

La liberación en el campo social

Mientras el Islam ha hecho determinados esfuerzos por liberar al hombre interiormente, también se ha esforzado por liberarlo en el campo social. En la esfera individual el Islam rescata al hombre de las pasiones que le impiden ser libre. En la esfera social elimina el sometimiento de un hombre por otro.

El Santo Corán dice: “Di: ‘¡Gente de la Escritura! Convengamos en una fórmula aceptable para nosotros y vosotros, según la cual no serviremos sino a Dios, no Le asociaremos nada y no tomaremos a nadie de entre nosotros como Señor fuera de Dios’...” (3:64)

El reconocimiento de Dios coloca a todos los hombres al mismo nivel en relación al Dios único, el Creador, y no da derecho a ningún pueblo a someter a otro ni permite que un grupo cualquiera explote a otro o no respete su libertad. A nadie le está permitido dominar a otros.

Encontramos que el Generoso Corán ha empleado la misma técnica en combatir la sumisión de un hombre por otro y en su campaña por liberar al hombre de sus pasiones.

En todas sus campañas el Islam usa el monoteísmo como arma. Cuando el hombre se declara sirviente de Dios, descarta todos los dioses falsos. Como tal, no piensa humillarse frente a cualquier poder o autoridad terrenal.[6]

El sometimiento servil de un hombre a otro es el resultado de alguna de las dos razones siguientes:

1) Ser esclavo de las pasiones, debido a que uno se inclina frente a cualquiera que se comprometa a saciar sus deseos carnales.

2) Ignorar las cosas que llevan a la servidumbre, es decir, aquellas que conducen a la aparición de pseudo dioses.

Sin embargo el Islam no ha liberado solamente al hombre de la esclavitud de sus pasiones sino que también ha suprimido las supersticiones idólatras. Al respecto dice el Sagrado Corán: “No hay duda que a esos que invocáis en lugar de invocar a Dios son esclavos como vosotros.” (7:194) Por lo tanto resultaba natural que el Islam triunfase sobre las prácticas idólatras y que eliminase tales criterios de la mente de los musulmanes.

A la luz del hecho de que desde el punto de vista islámico la verdadera base de la libertad humana es la liberación del hombre de la esclavitud de las pasiones en el campo personal y la liberación de la servidumbre a los ídolos en el campo social —ya sean ídolos de un pueblo, de un grupo o de un individuo—, encontramos cómo espera el Islam que se comparte el individuo en sus actividades. Hay una diferencia básica entre el Islam y la cultura occidental, porque ésta cree que se debe dar la máxima libertad personal a un individuo, siempre que no interfiera con la de otros, mientras que el Islam libera al hombre de la esclavitud de sus pasiones y de los ídolos, permitiéndole conducir las cuestiones de su vida con la condición de no transgredir los límites de la alegría de Dios. Dice el Corán: “El es Quien creó para vosotros cuanto hay en la tierra” (2:29). Más adelante dice: “Y ha sujetado a vuestro servicio cuanto hay en los cielos y en la tierra. Todo procede de Él. Hay en ello, sí, signos para gente que reflexiona.” (45:13)

De esta manera el Santo Corán coloca todo el universo al servicio del hombre y al mismo tiempo solamente le da una libertad limitada y controlada, en consonancia con su liberación interior de la esclavitud de las pasiones y la liberación exterior de la servidumbre a los ídolos.

De acuerdo al Islam la libertad no significa consentir la búsqueda de placeres materiales, enredarse en cuestiones mundanales, pisotear la verdadera libertad, mantenerse pasivo frente a la opresión, abstenerse de lo lícito o someterse a los ídolos humanos. El Islam niega tales cosas y no permite que el hombre ignore la real misión de su vida por consideración a fines egoístas.

El Islam no aprueba la forma de vida occidental porque la misma no otorga la libertad sino que en realidad significa su negación. El Islam no reconoce la validez de ningún concepto que pueda ser una manifestación de los impulsos animales. El concepto de libertad en el Islam es parte de su programa global espiritual e intelectual sobre cuya base quiere educar a la humanidad.

Cuando enfatizamos el aspecto revolucionario de la libertad islámica en el campo social, no estamos diciendo que sea sinónimo de la democracia social como se entiende en occidente, porque si el Islam difiere con la cultura occidental en el concepto de libertad personal, también difiere con sus libertades intelectuales, políticas y económicas.

El concepto de libertad política en occidente se originó del concepto básico de su cultura de acuerdo a la cual el hombre es el amo de sí mismo y nadie tiene derecho de propiedad sobre él. La libertad política también es producto de esta visión general porque en tanto las leyes sociales afectan la vida del individuo, todos los miembros de la sociedad tienen derecho a formularlas de acuerdo a sus propios deseos y ambiciones sin que nadie tenga derecho a forzar a otro a hacer lo que no le guste o a imponerle una ley que no le agrade.

Pero tal libertad política era incongruente con el concepto básico de libertad en la vida a la vez que impracticable, porque en cada sociedad, por naturaleza, varían los puntos de vista de los individuos. Si se acepta una visión determinada, otros que sostienen puntos de vista contrarios son privados de su derecho a ser los conductores de su propio destino.

Consecuentemente, en vistas a armonizar la doctrina política con la libertad política, fue inventado el principio de “la opinión de la mayoría”.

Pero en realidad la armonía no se ha logrado aún porque la minoría tiene el mismo derecho de libertad que la mayoría y las elecciones y los votos impiden a la minoría ejercer su indiscutible derecho a la libertad.

El derecho de la mayoría electoral coloca el destino de un grupo en manos de otro, simplemente porque resulta que un grupo particular tiene esa mayoría.

No negamos que a menudo una ley aprobada por la mayoría es aceptada por todos los miembros de la sociedad y la minoría ayuda a su puesta en vigor en vista del número de sus defensores, aunque al mismo tiempo puede continuar esforzándose por ganar apoyo para hacer prevalecer sus propios puntos de vista. De todos modos esa es una hipótesis que no se cumple en todos los casos. Muchas veces la minoría se aferra a su propia opinión sin importarle la oposición de la mayoría.

Por lo tanto el concepto básico de la cultura occidental resulta irreal en su aplicación práctica y lleva al individualismo autocrático, que en el mejor de los casos puede ser descripto como el gobierno de la mayoría sobre la minoría.

El Islam no acepta el concepto básico de la cultura occidental. La base del Islam es el monoteísmo, de acuerdo al cual el hombre se obliga a ofrecer obediencia solamente a Dios.

Sólo Dios, siendo el Creador y Sustentador de todos los seres humanos tiene derecho a organizar sus vidas. El Corán dice:

“¿Son preferibles numerosos dioses a Dios, el Uno, el Todopoderoso? El juicio pertenece sólo a Él. El ha ordenado que no sirváis (adoréis) a nadie sino a El.” (12:39-40)

El Islam censura a quienes han tomado a otros como dioses. El Santo Corán dice: “Han tomado a sus rabinos y a sus monjes como señores, en lugar de Dios.” (9:31)

Por lo tanto en el Islam ningún individuo o grupo tiene derecho a asumir el poder absoluto en el plano legislativo y social, ignorando la Autoridad divina.

De lo anterior queda claro que desde el punto de vista islámico la libertad humana en el campo político se basa en la creencia de que todos los miembros de la sociedad son igualmente responsables de implantar las órdenes divinas. El Santo Profeta Muhammad dijo: “Cada uno de ustedes está al cuidado de sus subordinados y son responsables de ello.”

Por lo tanto la libertad política en el Islam tiene una forma diferente de la corriente en occidente. En el Islam todos son iguales solamente en la defensa de la fe divina y no en la supremacía del hombre sobre todo.

La consecuencia de esta igualdad es que el hombre se libera de la dominación de otros en el campo político y que se elimina todo tipo de explotación política y clase gobernante despótica.

A esto se debe que el Generoso Corán haya censurado el gobierno del Faraón y la política que llevó a cabo, dado que representaba el dominio de clase y el despotismo.

El Sagrado Corán dice: “Faraón se condujo altivamente en el país y dividió a sus habitantes en castas...” (28:4).

El Islam no reconoce ninguna forma política que permita a un individuo o grupo dominar sobre otros individuos o clases, porque ello niega la igualdad de todos los miembros de la sociedad en la defensa de Dios.

El concepto de libertad económica bajo el capitalismo solamente es formal y cumple el papel de un negocio o asunto llamativo, atractivo, pero que resulta un fracaso.

Representa la libertad de los individuos de llevar a cabo cualquier tipo de actividad económica sin ninguna interferencia por parte del gobierno.

El capitalismo permite a los individuos la libre acción pero no les provee de las garantías para el cumplimiento de sus objetivos. En otras palabras, atribuye mucha importancia al hecho de darle la oportunidad para lograr su objetivo. Esto muestra la falsedad de la libertad económica en el capitalismo. La libertad no tiene sentido para un individuo que no tiene la oportunidad de competir exitosamente y beneficiarse de su actividad productiva.

La antorcha occidental de la libertad solamente es atractiva superficialmente pero no real y verdaderamente. Es atractiva como la libertad de un hombre que no sabe nadar al que se le dice que es libre de nadar como le guste.

Si realmente queremos darles libertad para que naden a las personas que no lo saben hacer, primero deberemos tomar las medidas necesarias para que aprendan. Deberíamos emplear nadadores expertos para que supervisen su preparación. Solamente entonces podremos darles una verdadera libertad para que naden.

El Islam ha hecho tales esfuerzos en el campo económico, porque combinó la libertad económica con la seguridad económica, aunque de una manera muy especial. Los musulmanes no son libres cuando el bienestar público y la seguridad de otros individuos demanda ceder parte de su libertad. De esta manera en el Islam hay coherencia entre los conceptos de libertad y seguridad social.

En occidente la libertad de opinión significa que todos tienen derecho a proclamar sus puntos de vista y a invitar a otros a aceptarlos. Pero esta libertad solamente es tolerada mientras no dañe sus propios postulados de libertad. Por eso la sociedad democrática intenta aplastar los puntos de vista fascistas en tanto los mismos son repugnantes a los principios democráticos.

El Islam tiene un punto de vista diferente al respecto porque su ideología se basa en el monoteísmo y la relación entre el universo y su Creador es diferente a la de los postulados del capitalismo. El Islam permite al hombre proclamar sus puntos de vista mientras ellos no violen la ideología básica del monoteísmo que provee los fundamentos verdaderos de la libertad humana. De esta manera tanto el Islam como la cultura occidental permiten la libertad de opinión pero solamente hasta el grado que la propia base de la libertad, de acuerdo a sus respectivos conceptos, no sea afectada.

Con el propósito de desarrollar un razonamiento deductivo, el programa revolucionario de la libertad intelectual en el Islam incluye una campaña contra la aceptación de mitos y criterios populares de otros sin razonarlos o estudiarlos.

A diferencia de la cultura occidental, el Islam no estimula la libertad ilimitada de pensamiento porque la misma en su amplitud va en detrimento del propio concepto de libertad y a menudo culmina en la esclavitud que se manifiesta por sí misma en los prejuicios y la santificación de los mitos. De acuerdo al Islam uno debería desarrollar un razonamiento deductivo con el propósito de dar a luz nuevas ideas y aceptar solamente aquellas opiniones y puntos de vista que sean comprobados lógicos. Este enfoque intelectual lo salvará de conformarse a los prejuicios, costumbres irracionales y mitos.

En realidad este punto es parte de una campaña proyectada para la liberación interior del hombre. Así como el Islam ha liberado la voluntad del hombre de la esclavitud de las pasiones, similarmente ha librado sus facultades de pensamiento de la esclavitud de las costumbres irracionales, prejuicios y mitos. Dice el Corán: “Da la buena nueva a Mis siervos que escuchan la Palabra (revelada) y siguen la verdad contenida en ella. Esos son los que Dios ha dirigido. Esos son los dotados de intelecto.” (39:17-18).

En otro lugar dice: “A ti también te hemos revelado el Mensaje para que expongas a los hombres lo que se les ha revelado. Quizás, así, reflexionen.” (16:44)

También dice el Corán: “Y cuando se les dice: ‘Seguid lo que Dios os ha revelado’, dicen: ‘No, sólo seguiremos las tradiciones de nuestros padres’. Pero, ¿y si sus padres son incapaces de razonar y no están bien dirigidos?” (2:170)

En la misma sura el Corán dice: “...Esos son sus anhelos. Di: ‘Aportad una prueba si es verdad lo que decís’”. (2: 111)

LA SEGURIDAD SOCIAL EN EL ISLAM Y EN EL COMUNISMO

El concepto de seguridad social en el Islam es distinto del practicado bajo el sistema socialista, el cual se basa en sus rasgos esenciales en los principios marxistas. La diferencia entre el Islam y el socialismo comprende los fundamentos, el trabajo y los objetivos respecto a la seguridad, pero sólo tocaremos las características salientes.

1) La seguridad social en el Islam es un derecho humano del que disfrutamos gracias a Dios y como tal no es afectado por ningún cambio en las circunstancias y formas de cultura. Pero desde el punto de vista marxista no es un derecho humano y solamente cuando los medios de producción alcanzan un cierto estadio de desarrollo la seguridad social se vuelve necesaria, como un prerrequisito para un mayor aumento de la producción.

Mientras los medios de producción no alcanzan dicho estadio, el concepto de seguridad social no tiene sentido. Por eso los marxistas sostienen que la seguridad social es una característica que corresponde solamente a algunas sociedades durante particulares períodos de su historia.

2) El Islam considera que la seguridad social es el resultado de la pacífica cohesión en la sociedad islámica. Por lo tanto, es dentro de la fraternidad musulmana que opera este tipo de seguridad. El Santo Profeta ha dicho: “Un musulmán es hermano de todos los otros musulmanes. No les perjudica ni les roba. Por consiguiente, es de esperar que un musulmán se esfuerce por ayudar a los necesitados y que congenie con ellos.”

En contraste, el marxismo cree que la seguridad social se puede obtener como resultado de la lucha de clases y por lo tanto incita al odio y a los conflictos de clase, para que con la victoria de una clase y la eliminación de la otra, se pueda implementar la seguridad social. Desde el punto de vista marxista la seguridad social no representa la unidad y fraternidad universal porque se basa en la contradicción de clase y los conflictos violentos.

3) En el Islam la seguridad social, siendo un derecho humano, no es el privilegio especial de ningún grupo o clase en particular y corresponde incluso a aquellos que son incapaces de participar en la producción. El gobierno islámico debe proveer los medios de vida para ellos.

Pero de acuerdo a la teoría marxista, la seguridad social se inspira a través de la lucha de clases entre el proletariado y los capitalistas. Al lograr la victoria, los trabajadores comparten la riqueza de los capitalistas. De esta manera al marxismo no se le ocurre proporcionar seguridad alguna a quienes están incapacitados o no toman parte en la lucha de clases. Naturalmente, no pueden reclamar los beneficios o botín de guerra.

4) De acuerdo al marxismo la seguridad social es una obligación exclusiva del gobierno pero en el Islam también es un deber de los individuos. Por eso el Islam ha delineado dos principios al respecto: a) Cooperación general, b) Seguridad social.

a) Cooperación general: Cada musulmán, de acuerdo a sus medios, es responsables de proporcionar medios de vida a otros. Incumbe a todos los musulmanes la implementación de este principio, incluso donde no haya un gobierno musulmán para llevar a la práctica las leyes islámicas.

Una Tradición (sagrada) dice que un creyente que no satisface las necesidades de otro creyente a pesar de ser capaz de hacerlo, será puesto de pie por Dios en tal estado el Día del Juicio, que su rostro será denigrante, tendrá los ojos fuera de sus órbitas y sus manos estarán atadas al cuello. Le será comunicado que es un traidor, que traicionó a Dios y a Su Profeta. Luego será enviado al Infierno.

b) Seguridad social: En el Islam es responsabilidad del gobierno asegurar que todos los ciudadanos lleven una vida digna y confortable. Para este propósito se pueden obtener recursos de la propiedad estatal, de la propiedad pública y de los impuestos gubernamentales.

Una Tradición dice: “Es deber del gobernante recoger zakat (fondos de la caridad que los musulmanes están obligados a dar para purificar su riqueza) y gastarlo de la manera que Dios ha mandado, en ocho categorías o casos: con el pobre, con los esclavos y prisioneros, con aquellos cuyos sentimientos son propensos al Islam, con aquellos que no pueden pagar sus deudas, por la causa de Dios y con quien se ve necesitado en un viaje. Los fondos serán asignados a esos casos de acuerdo a sus necesidades y el sobrante volverá al tesoro público. Si los fondos resultan escasos para los requerimientos, el gobernante debe disponer del dinero faltante de sus propios recursos para que la seguridad social se implemente en toda su extensión.”

Extraído del libro EL ISLAM Y LAS ESCUELAS ECONOMICAS; Editorial Elhame Shargh

Todos derechos reservados. Se permite copiar citando la referencia.

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[1] En las “dictaduras del proletariado”, instauradas por las revoluciones comunistas en Rusia (1917), Albania (1945), China (1949), etc., jamás los obreros tuvieron acceso a los puestos máximos de dirigencia dentro del partido o el estado. Lenin, Trotski, Stalin, Enver Hoxha, Mao Tse-tung, Chou En-lai, Jrushov, Brezhnev y Gorbachov no fueron ni proletarios ni obreros rurales, sino intelectuales de clases privilegiadas o sectores acomodados. Asimismo, Marx y Engels eran de extracción burguesa. Marx fue director del diario Rheinische Zeitung a partir de 1842, y Engels heredó una manufactura de su padre en Manchester (Inglaterra) de cuya explotación extrajo fondos para ayudar económicamente a Marx. (Nota del Editor).

[2] El autor se refiere al período de estricta vigencia del Islam como concepción ideológica, económica, política y religiosa, que fue el tiempo de la misión del Profeta (B. P. y D.) —22 años, 610 a 632 D. C.— y los cuatro años del califato del Imam Alí ibn Abi Talib (656 a 661). (Nota del Editor)

[3] Ya‘far as-Sadiq (702-765), con él sea la Paz, fue el sexto Imam de los musulmanes. Su imamato transcurrió en una época de relativa libertad para la difusión de las ideas y posiciones de la Casa del Profeta (Ahl al-Bait), por lo que le cupo la responsabilidad de sentar firmemente las bases de la escuela imamita o shiíta. Tuvo cientos de discípulos que a su vez escribieron multitud de obras bajo su dirección, sobre todas las ciencias islámicas. De él se conservan más tradiciones que del resto de los Imames Impecables, con excepción del primer Imam Alí Ibn Abi Talib (P.). El Imam as-Sadiq (P.) murió envenenado por el califa abbasí Al-Mansur, celoso de los legítimos derechos al califato que poseían los Imames de la Casa Profética. (Nota del Editor)

[4] Se refiere a los Imames de la Descendencia purificada, con ellos sea la Paz, Alí ibn Abi Talib, el primero, y sus once sucesores y descendientes, llamados “hijos del Profeta Muhammad (B.P. y Desc.)”, como distinción honorífica, pues fueron de la progenie de su hija Fátima, con ella sea la Paz, casada con Alí. En total fueron doce y se sucedieron durante poco más de dos siglos y medio a partir de la Hégira (migración) del Santo Profeta (622 D.C.).

[5] Dante Alighieri (Florencia 1265-Ravena 1321). Poeta italiano. En la Divina Comedia, su obra cumbre, trasunta sus conocimientos sobre la concepción islámica del destino final del hombre y del universo. El islamólogo español Miguel Asín Palacios (1871-1944), realizó exhaustivos estudios e investigaciones al respecto que se publicaron con el título de La escatología musulmana en la Divina Comedia en 1919 (ver la edición de libros Hiperión, Madrid, 1984). Asín Palacios, ordenado sacerdote católico en 1895, fue catedrático de árabe, director de la revista Al-Andalus (1932) y presidente de la Real Academia Española de la Lengua (1943). Investigó la filosofía y la teología musulmanas, y entre sus obras se destacan aparte de la ya mencionada: Abenházam de Córdoba y su historia crítica de las ideas religiosas (5 vols., 1927-1937), Vida de santones musulmanes, Ibn Arabi de Murcia, La espiritualidad de Algazel y Huellas del Islam. (Nota del Editor).

[6] Como dice el Allamah Muhammad Iqbal (1873-1938): “El cuello de quien concluye un pacto con el Todopoderoso se vuelve libre de obligaciones hacia cualquier otro dios. Un musulmán no es esclavo de nadie, excepto de Dios, y no se inclina ante ningún faraón.”

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