Debate libre en el Islam

El Imam Zaîn ul-Abidîn (a.s.) y Hasan al-Basrî

Tema: La Capacidad para dar Consejos

Hasan al-Basrî era uno de los grandes sabios islámicos del siglo I H. y los Omeyas, utilizaron su aspecto piadoso y devoto para tratar de ocultar los abusos y crímenes del gobierno.

En la época del califato de Imam Alí (la paz sea con él), Hasan al-Basrî era joven. Tras finalizar la Batalla del Camello, Basora fue liberada por el ejército de Imam Alí (la paz sea con él), y, cuando éste entraba en la ciudad rodeado de la multitud que le aclamaba, el Emir de los Creyentes (la paz sea con él), vio a un joven que mantenía en sus manos una pizarra e iba escribiendo en ella lo que él decía. El Imam se dirigió a él en voz alta, preguntándole qué estaba haciendo. Hasan respondió:

- Estoy anotando lo que usted dice, para relatárselo después a la gente.

Entonces, Imam Alí (la paz sea con él), pronunció estas sorprendentes e interesantes palabras:

- ¡Oh gentes! Todo pueblo tiene su Sâmerî[1] con y éste es el Sâmerî de vuestro pueblo. La única diferencia que tiene con el Sâmerî de la época de Moisés (la paz sea con él), es que aquél decía ¡No me toquen! ¡No me toquen! y éste dice ¡No luchéis! ¡No luchéis contra el gobierno corrupto de los Omeyas![2]

La predicción del Imam Alí fue correcta. Hasan al-Basrî prestó tales servicios a los Omeyas a tal punto que un historiador ha dicho de él: "Sin la lengua de Hasan al-Basrî y la espada de Hayyây, el gobierno de Marwân no habría existido, hubiera muerto al nacer."

Hasan se sentaba ante la multitud y con ese tono piadoso que poseía les decía: "Dijo el Mensajero de Dios (la paz y bendición sean con él): "No maldigan a los gobernantes, ya que, si hacen el bien serán recompensados por ello y ustedes les deben estar agradecidos y, si hacen el mal, Dios les castigará y ustedes deberán ser pacientes. Tales gobernantes son calamidades de las que Dios se vale para vengarse de quién Él quiere."

Cosa que el Mensajero de Dios jamás dijo. Este mismo Hasan, dio una fatwa ordenando "Obedecer a los califas Omeyas es una obligación legal, aunque sean tiranos, ya que Dios, por medio de ellos, realiza reformas superiores a los crímenes que cometen."

A pesar de ello, Hasan era uno de los sabios famosos de la época del cuarto Imam, Alí Ibn Husein (la paz sea con él). Un día el Imam, para desenmascararlo y avergonzarlo, se dirigió a Hasan mientras estaba hablando y aconsejando a la multitud, aprovechando la concentración de los peregrinos en Miná, le pidió que guardase silencio un instante y le preguntó:

- A la vista de tu comportamiento hacia Dios y hacia ti mismo, si mañana te buscase la muerte ¿Estarías satisfecho de éste?

- No - respondió Hasan.

- ¿Estás decidido a abandonar tu actitud actual y a adoptar otra que te sea buena y provechosa cuando mueras?

- Digo que sí con mi lengua - respondió Hasan después de pensarlo un momento con la cabeza baja - pero no con el corazón.

- ¿Tienes, acaso, esperanza de que, tras el Profeta Muhammad, venga algún otro profeta a quien puedas seguir y así alcanzar un estado más satisfactorio?

- No.

- ¿Tienes entonces esperanza de que exista otro mundo donde puedas actuar conforme a tu responsabilidad?

- No. Volvió a admitir Hasan.

- ¿Conoces a alguien que tenga el más mínimo seso, que esté dispuesto a seguir a una persona que se encuentre en el estado en que tú te encuentras?

Si tú mismo dices que te encuentras en un estado del que no estás satisfecho y no dispones de la decisión para salir de él. Y tampoco tienes esperanza de que venga otro profeta que te guíe u otro mundo donde puedas mejorar tus actitudes ¿Cómo puedes estar amonestando y aconsejando a la gente en el lamentable estado en que te encuentras?

La coherencia de la lógica del Imam (la paz sea con él), golpeó tan fuertemente a Hasan, que éste se quedó sin palabras. Cuando el Imam se hubo alejado de ellos, Hasan al-Basrî preguntó a la gente quién era aquella persona y, cuando le respondieron que era Alí ibn Husein, dijo:

- Es un miembro de la familia en la que descansa la sabiduría y la ciencia.

Después de aquella bochornosa escena, nunca más se vio a Hasan al-Basrî aconsejando a la gente.[3]

Fuente: DEBATE LIBRE EN EL ISLAM

Editorial Elhame Shargh

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[1] Hombre que invitó a los adeptos de Moisés a adorar al ternero. Y luego contrajo una enfermedad que le impedía tener contacto con la gente, por lo que se veía obligado a rechazar a la gente.

[2] “Safinatul Bihar” tomo 1, pág. 262

[3] “Bihar al-Anuar” tomo 10, pág. 146

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