Boicot, desinversión y sanciones contra el Apartheid Sionista
Por Pablo Jofré Leal
Periodista y Analista Internacional
 
Entre el 10 y el 16 de abril de este año 2017, en gran parte del mundo, la sociedad civil, organizaciones políticas e incluso gobiernos están realizando una serie de actividades, conferencias y encuentros en solidaridad con el pueblo palestino bajo el nombre de “Semana Mundial Contra el Apartheid Israelí”.
Un ciclo de actividades cuyo objetivo es visibilizar y condenar las violaciones a los derechos humanos contra la sociedad palestina, por parte de Israel. Una palestina que sufre la ocupación de su territorio desde el año 1948. Una semana abierta también a la crítica abierta y lucha contra el sistema de apartheid instalado por la entidad sionista y su ejército de ocupación, tanto en la Ribera Occidental como en la Franja de Gaza. Esto, mediante una política colonial y racista que ha sido condenada en innumerables oportunidades por las propias Naciones Unidas.
Tanto en sus expresiones de construcción de asentamientos con colonos sionistas en los territorios del West Bank, incluyendo Al Quds Este – Jerusalén -  la construcción y ampliación del Muro de segregación que se adentra en territorios palestinos cercenando pueblos, usurpando tierras de cultivos, destruyendo y demoliendo viviendas, además de segregar a la población palestina en sus diversas ciudades y pueblos. La última condena provino del informe de la Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas Para el Asia Occidental – ESCWA por sus siglas en inglés - una entidad dependiente de las Naciones Unidas cuya misión es apoyar el desarrollo social de sus miembros y que solicitó un informe sobre la situación vivida por el pueblo palestino en los territorios ocupados, concluyendo, en parte de su informe que “Israel ha establecido un régimen de apartheid que somete al pueblo palestino en su conjunto”.
El texto del informe, entregado al conocimiento público, constituye un legajo de más de 60 páginas, que reconoce la política de segregación racial de Israel contra el pueblo palestino y concluye con un capítulo de recomendaciones en el que pide a la ONU y a la comunidad internacional que estudien acciones para responder a las políticas israelíes contra los palestinos y tomen medidas contra sus responsables. No había terminado de darse a conocer el citado informe, lapidario con la conducta segregacionista del sionismo respecto al pueblo palestino, cuando al unísono, en coro vociferante e histérico, el régimen de Tel Aviv y el de Washington expresaron su “indignación” por el informe. No hay mejor catalizador contra la injusticia que la verdad. Las presiones significaron que el informe fuera bajado de la página de la ONU y su presidenta, la jordana Rima Khalaf presentara su renuncia, con enorme estatura moral, ante un Secretario General, el portugués Antonio Guterres,  timorato y medroso ante la presión del imperialismo y el sionismo que actúan  al unísono desde el año 1948 a la fecha.
BDS Como Arma Contra el Apartheid
Hablar de una lucha contra el apartheid es dar cuenta de la necesidad invitar a la comunidad internacional, a la sociedad civil, como también a los gobiernos, de llevar a cabo la campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones – BDS – que la propia sociedad civil palestina desde su seno, ha instalado desde el año 2005 a la fecha. Campaña que en 12 años de acción ha tenido tal desarrollo y éxito en sus objetivos, que ha significado el recrudecimiento de la política de represión de la entidad sionista ocupante y la criminalización de todas aquellas actividades y por ende de las personas que llevan a cabo esta campaña, sin distinción alguna de nacionalidad. Para Israel y su gobierno la cruzada de millones de personas con el BDS representa un ataque al corazón mismo de su economía y el mostrar al mundo la cara hipócrita y totalitaria de la que se autodenomina “la única democracia de Oriente Medio”. Ese temor es el que explica el que se exigiera que el informe de la ESCWA fuese bajado de la red. Para los promotores del BDS este informe refleja el hecho que ha sido la primera entidad de la ONU que prueba, sin lugar a dudas, que Israel es culpable del crimen de apartheid contra el pueblo palestino, confirmando las conclusiones del movimiento BDS: Dado que el apartheid es el segundo crimen más grave contra la humanidad en el derecho internacional – Después del delito de genocidio – esta demoledora conclusión de la ESCWA refuerza el argumento a favor de las sanciones mundiales contra Israel y su democracia ficticia.
Una democracia espuria, una mascarada que basa su existencia en la segregación de su propia población árabe, que representa el 20%, con derechos conculcados en función de su raíz palestina. Una pseudo democracia que sustenta su existencia física en tierras conquistadas mediante el despojo, las guerras y la ocupación desde el año 1948 a la fecha. Israel es un remedo de democracia representativa, dominada por lo más execrable del sionismo. Un remedo de ideologías totalitarias y que denomino el nacionalsionismo israelí. Una entidad criminal, una etnocracia como la define el académico israelí Oren Yiftachel pues prevalece en ella la pertenencia a un grupo étnico por sobre el concepto de ciudadanía. Israel, recordemos, se define como un Estado judío. “Israel es un régimen que sirve de instrumento para una mayoría étnica – judía – en detrimento de una minoría Árabe” afirma Yiftachel.
La campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones – BDS -  es un llamado a la acción práctica, con actos concretos, pero también un llamado a la conciencia de no aceptar los crímenes cometidos contra la sociedad palestina. Para llevar a cabo estas tareas se proponen y se implementan una serie de acciones económicas, políticas, deportivas, comerciales, culturales y diplomáticas, que permitan destruir la política del terror llevada a cabo por el régimen sionista. Si de verdad la comunidad internacional, la sociedad y sus instituciones están por la paz, entonces no se puede ser cómplice de la ocupación israelí de los territorios palestinos y de su política de exterminio, despojo y exilio de millones de seres humanos, cuya tierra ha sido ocupada, transformada y segregada por un régimen invasor. Frente a esa política de colonización, de apartheid, de crímenes, la sociedad civil palestina y millones de personas en el mundo individual y colectivamente exigen, a través del BDS, que Israel respete el derecho internacional en base a tres objetivos fundamentales:
Primero Poner fin a la ocupación de los territorios palestinos por parte de la entidad sionista y el desmantelamiento del Muro de la Vergüenza. En segundo lugar, el reconocimiento de la igualdad de derechos de los ciudadanos no judíos de Israel, frente a la existencia de 49 leyes que discriminan a los palestinos con ciudadanía israelí, que viven en parte de la Palestina histórica ocupada desde el año 1948 y que representan un 20% de la población total. Y, en tercer lugar, respetar y reconocer el derecho del retorno de los refugiados palestinos, tal como se estableció en la Resolución N°194 del año 1948, que en su artículo N° 11 resuelve que “que debe permitirse a los refugiados que deseen regresar a sus hogares y vivir en paz con sus vecinos, que lo hagan así lo antes posible, y que deberán pagarse indemnizaciones a título de compensación por los bienes de los que decidan no regresar a sus hogares y por todo bien perdido o dañado cuando, en virtud de los principios del derecho internacional o por razones de equidad, esta pérdida o este daño deba ser reparado por los Gobiernos o autoridades responsables”
El BDS es una de las acciones, desde el punto de vista de las acciones de no violencia activa, más potentes en la lucha contra la ocupación israelí de los territorios palestinos. Su llamado nos convoca a boicotear la compra de productos israelíes, sobre todo aquellos generados en los territorios ocupados. No invertir en este régimen pero también evitar los contactos culturales, deportivos, políticos y sociales. Esta campaña permite ampliar el abanico de acciones que es  posible llevar a cabo, sumando a las ciudadanías, exigir a los gobiernos y revelar el verdadero rostro del sionismo en su política de colonización, segregación y apartheid. Llevar adelante el BDS es posible traer a la memoria el trabajo que se comenzó a realizar con el desaparecido régimen del apartheid sudafricano, desde el año 1960 y que finalmente, junto a la lucha del pueblo negro sudafricano a través del Congreso Nacional Africano, la lucha armada y el apoyo de las fuerzas cubanas acantonadas en Angola, fueron facilitando el debilitamiento de un régimen opresivo, inhumano y genocida.
El objetivo es similar: debilitar y lograr la desaparición de una entidad que oprime al pueblo palestino, lo segrega, lo asesina, lo humilla y coloniza mediante una política genocida. La lucha contra el apartheid es relevar nuestra propia condición como seres humanos, de solidaridad con un pueblo considerado de segunda clase, que el sionismo denomina como seres inferiores “ganado” como lo definió en su oportunidad el fallecido ex Primer Ministro Menagen Begin “Nuestra raza es la raza maestra. Nosotros somos dioses sobre este planeta. Somos tan diferentes de las razas inferiores como ellos lo son de los insectos. De hecho, comparadas con nuestra raza, las otras son bestias, ganado a lo sumo. Las demás razas son consideradas como excremento humano. Nuestro destino es gobernar sobre las razas inferiores. Nuestro reino terrenal será gobernado con vara de hierro por nuestro líder. Las masas lamerán nuestros pies y nos servirán como nuestros esclavos”.
El Sionismo y Su Terror
Como prueba evidente e indiscutible de la política de segregación y apartheid llevada a cabo por Israel y como prueba del enorme temor que le genera la campaña BDS el gobierno ultraderechista de Israel aprobó en el mes de marzo un enmienda a la Ley de Ingreso a los territorios de la Palestina histórica – aquellos ocupados desde el año 1948 y por extensión a los territorios ocupados desde el año 1967, que otorga facultades amplias al Ministerio del Interior Sionista, para negar la visa y la entrada, a toda persona, de cualquier nacionalidad que haya expresado, por cualquier vía su opinión favorable a la campaña BDS, a extranjeros que se desempeñen en organismos vinculados al Movimiento BDS o que apoyen públicamente acciones tendientes a favorecer acciones de boicot, desinversión y sanciones contra Israel.
Desde esa fecha hasta hoy el gobierno sionista ha impedido el ingreso del ciudadano británico Hugh Lanning, ex Presidente de la campaña de Solidaridad Palestina Pro-BDS en el Reino Unido, quien fue detenido en el aeropuerto Ben Gurion en Tel Aviv. La segunda persona, es un ciudadano chileno de origen palestino, Anuar Majluf, Director Ejecutivo de la Federación Palestina de Chile – el país sudamericano que posee la mayor colonia de palestinos fuera del mundo árabe, con una cifra estimada en 600 mil personas con amplias y actuales raíces con sus parientes, que viven la ocupación de sus tierras en Palestina – Majluf  joven y destacado abogado, dirigente de la numerosa colectividad palestina en Chile le fue negado el ingreso a la tierra de sus ancestros bajo acusaciones enmarcadas en la Ley Sionista 5712-1952, es decir, aquella que prohíbe el ingreso a aquellas personas que se declaran públicamente a favor de la campaña pacífica del Boicot, Desinversión y Sanciones a Israel (BDS). Las razones también ahondan en lo que el propio documento consigna y al cual este medio tuvo acceso “prevention of ilegal immigration considerations" y "public security or public safety or public order considerations".
Para Majluf este tipo de situaciones se da por la impunidad con que Israel se comporta en el ámbito internacional “Sin duda Israel toma la decisión de prohibirme el ingreso porque sabe que no tendrá consecuencias. La Comunidad Internacional y en este caso Chile, debe exigir a lo menos explicaciones al Gobierno de Benjamin Netanyahu y hacer lo imposible para revertir la situación. Si Israel supiese que esto le traería consecuencias jamás lo haría. El Gobierno de Chile debe actuar e incluso exigir reciprocidad con los miles de "turistas" israelíes que llegan a Chile”
Efectivamente, si la entidad sionista condiciona la entrada de chilenos a  los territorios ocupados debe actuarse en concordancia con esa política e impedir, por ejemplo que ex militares israelíes, que generalmente cumplen su servicio militar en los territorios ocupados, ingresen a Chile – diez mil anualmente según cifras entregadas por el Instituto nacional de Estadísticas de Chile - . Como también adentrarse en otras áreas, como por ejemplo, definir los pasos a seguir con aquellos chilenos, de religión judía que viajan a Israel a realizar su servicio militar en un país que no es el suyo. Hay mucho paño que cortar pero, el primero de todos es condenar el actuar sionista con decisión por parte del gobierno chileno y dejar de lado ese temor crónico que se tiene ante el sionismo y sus vociferantes representantes en chile.
Para la Federación Palestina con este acto de impedir el ingreso de Majluf a la tierra de su familia “la entidad sionista    deja en evidencia el proyecto colonial que ejerce actualmente sobre el Pueblo Palestino, al negar el libre tránsito de personas e imponer sus normas en un territorio que no le es propio, pero que controla a la fuerza en términos militares y administrativos” puntualizo que Anuar Majluf se dirigía a territorio palestino, desde Jordania, para cruzar por el denominado "Jordan River Border Crossing" un paso controlado por las fuerzas de ocupación y bajo el argumento que representa un peligro para la seguridad de la entidad sionista.
El propio Ministro de Seguridad Interior Sionista, Gilad Erdan, en una nota aparecida a las pocas horas de la negación de entrada a Majluf señaló al medio Jerusalén Post, que la negativa se debió a la necesidad "to prevent him to advance his agenda to boycot Israel…we will not allow entry to our country's enemies". El Ministro sionista miente descaradamente y muestra su rostro colonial pues a Majluf se le impidió entrar a la patria de sus padres, a los territorios palestinos, a los que están ocupados por el sionismo “no al país” de Erdan, que es una creación artificial. Tal determinación muestra la absoluta debilidad moral y política de la entidad sionista, que podrá tener las más poderosas armas, para impedir que el pueblo palestino goce sus plenos derechos en una tierra que les ha sido arrebatada y ocupada pero no tiene ni la moral, ni la razón para seguir ocupando ese territorio. Si de verdad la campaña del BDS no tuviera el éxito que el sionismo le niega, no tendría este régimen nacionalsionista que generar leyes represivas, discriminatorias, que segregan y que sigan consolidando la política del apartheid.
Reitero la necesidad de consolidar la campaña del BDS, de tal manera de enfrentar al régimen nacionalsionista. Si la entidad israelí no es capaz de sentir que su política criminal tiene un precio y que ese costo lo debe sentir su población, los votantes que renuevan el mandato de los partidos sino es así seguirán asesinando palestinos, destruyendo su infraestructura básica, ocupando sus territorios, destruyendo sus hogares y seguirá ese régimen colonialista, racista y criminal mostrando esa cara hipócrita de representarse como la única “democracia verdadera” de Oriente Medio. Esa es una farsa y hay que denunciarla y una de esas maneras es aplicar, con toda la fuerza, una política de Boicot, Desinversión y Sanciones. Una campaña que debe ser demoledora, que le duela hasta lo más profundo a un régimen que desprecia a los seres humanos, en esa idea malparida del “Gran Israel”. Sionismo como ideología y Apartheid como práctica de ocupación  se constituyen en dos palabras para un mismo significado: crímenes de lesa humanidad y eso debe cesar por la razón o la fuerza.
 
Pablo Jofré Leal
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