La historia de persecución de los musulmanes por los paganos en principios del Islam

Por: Por A. A. Razawi

Aunque Abu Lahab frecuentemente tenía éxito en disuadir a la multitud que se reunía para escuchar el mensaje del Islam, sin embargo, estas palabras se esparcieron en la Meca. La gente hablaba del mensaje del Islam. Los más cautelosos entre ellos planteaban la pregunta de ¿cuál es esa religión a la cual Muĥammad nos está invitando? Esta pregunta mostraba la curiosidad de parte de ellos, y un tanto de estos querían saber más acerca del Islam.

En los días siguientes, Muĥammad, el mensajero de Dios, trató muchas veces de predicar a los ciudadanos de la Meca. Abu Lahab y su confederado Abu Ÿahl, hicieron lo que estaba a su alcance para sabotear su trabajo, pero no pudieron disuadirlo de su objetivo.

El mensaje que Muĥammad trató a los árabes era extraño y único. Ninguna persona antes había escuchado algo como esto. Muĥammad como mensajero de Dios, le dijo a los árabes que no adoraran objetos inanimados, los cuales habían sido fabricados por ellos mismo, y que no tenían poder, para darles o quitarles algo, y a esos que ellos habían dado estatus de dioses y diosas. Por el contrario, les dijo que dieran su amor y obediencia a Dios, el señor único de todo el universo. También les dijo, que ante los ojos de su creador todos eran iguales, y que si se convertían al Islam, todos serían hermanos los unos de los otros.

Pero la idolatría, era algo que estaba fijado en el corazón de los árabes desde mucho tiempo atrás, y no estaban listos para arrojar sus ídolos. Pero a ellos les molestaba los sermones de Muĥammad en contra de la idolatría, y ellos no eran muy precavidos a la hora de mostrar su resentimiento.

Muĥammad, también llamó a los ricos de entre los árabes a compartir su riqueza con los pobres y los desprotegidos. Los pobres poseen el derecho de recibir la ayuda de los ricos. Tal ayuda más adelante, después dijo Muĥammad garantizará la distribución equitativa de la riqueza en la comunidad.

La mayoría de los árabes ricos en la Meca, eran prestamistas; o mejor dicho ellos eran “usureros". Ellos se habían enriquecido mediante el préstamo de dinero a las clases menos favorecidas con unas tasas de intereses exorbitantes. Los pobres nunca podrían pagar sus deudas y de esta manera, estarían sometidos perpetuamente. Los prestamistas prosperaron en la usura, así como los vampiros prosperan en la sangre. Compartir aquella mal ganada fortuna con las mismas personas a las que ellos habían estado explotando, esto para ellos, era como un “sacrilegio”. Insinuarles aquellos de compartir su riqueza con los pobres, para ellos Muĥammad los había ofendido.

Muĥammad también, deseaba reorganizar la sociedad árabe. La nueva doctrina que él presentó para este fin, hizo que la fe reemplazara la sangre, y esto se convirtió en la clave de la comunidad. Pero los árabes vivieron siempre con un código de costumbres paganas; ellos creían en la base tribal y la estructura familiar. Para ellos solo la sangre era lo factible para la organización social, desde su óptica, si a la fe se le permitía reemplazar la sangre, esto rompería toda la estructura social de Arabia.

Pero Muĥammad, poseía un pequeño interés en la “sociedad árabe”. Su objetivo era crear y consolidar una “sociedad islámica”, la cual se mantendría unida por la fe y no por la sangre. Por esto, asiduamente cultivó y promovió el poder de la fe.

Philip K. Hitti dijo;

Sustituir todas aquellas creencias antiguas de la sangre por religiosas, como la base de la sociedad es en verdad algo atrevido por parte del Profeta de Arabia.[1]

Para los árabes, todo aquello era nuevo, para ellos todas estas ideas eran nuevas y desconocidas; en efecto, ellos eran revolucionarios. Mediante la prédica de tales ideas revolucionarias, Muĥammad había enfurecido a los líderes de las tribus, el más furioso de todos los clanes fue el clan Omeya de Quraish. Sus miembros eran los más usureros y capitalistas de la Meca. Ellos eran grandes sacerdotes del panteón pagano; en el Santo Profeta Muĥammad y en el mensaje del Islam, ellos vieron amenazado su sistema social el cual estaba basado en sus privilegios, elitismo y fuerza. Sus ideas, por esto eran aborrecidas por ellos y ellos estaban decididos a no permitirle cambiar el estatus quo.

Philip K. Hitti más adelante, dice:

“… Los Quraish, particularmente su clan Bani Omeya – custodiaban la Ka'bah y el agua de Zam Zam, controladores del mercado de las caravanas, y los amos oligarcas de la ciudad; tenían una razón especial para resistirse (a Muĥammad).Podría poner en peligro, los dos principales medios de su economía, el peregrinaje a la Ka'bah y el negocio de las caravanas. Además, la situación de los pobres, huérfanos desprotegidos, cambiaria debido a que los ricos debían de compartir sus riquezas con estos. Adicionalmente (Muĥammad) evocaba una doctrina peligrosa, la cual sustituiría la fe por la sangre como el vínculo social de la comunidad "Si, los creyentes no serían nada más que hermanos” (Corán 49:10)

Ya que toda la unidad familiar de clanes y tribal, se acabaría y sería reemplazada por la unidad religiosa.[2]

La hostilidad de los Omeyas hacia el Santo Profeta y al Islam fue marcada por una vehemencia sin límites. Ellos simbolizaban una dura oposición hacia el Santo Profeta Muĥammad, cuando estaba en la Meca, ellos desataron una implacable guerra en contra del Islam, cuando el emigro hacia Medina.

Philip K. Hitti agrega,

“… El eje de la oposición, es decir, los Omeyas, permanecieron firmes en su hostilidad hacia (Muĥammad).[3]

Pero también habían algunos individuos quienes mostraron un fuerte interés, en estas nuevas ideas que el Santo Profeta les estaba dando, en realidad las encontraron tan atractivas que las aceptaron. Abandonaron sus ídolos y empezaron a adorar a DIOS su creador.

El Islam, hacía un énfasis especial en las clases deprimidas de la Meca; por aquellos que eran “pobres y débiles". Los historiadores musulmanes denotan que los primeros seguidores de los apóstoles y los Profetas anteriores, fueron los “pobres y los débiles”. Cuando los miembros de estas clases se convirtieron al Islam, ellos también se dieron cuenta que como paganos fueron despreciados por las clases sociales, y las castas y las aristocracias de la Meca, pero el Islam les dio un nuevo valor. Como musulmanes, ellos encontraron un nuevo orgullo para ellos.

La mayoría de los nuevos conversos al Islam fueron “pobres y débiles”. Pero hubo algunos musulmanes ricos como Hudhayfah ibn Utbah, y Arqam ibn Abil-Arqam.Y todos aquellos hombres que fueron traídos al Islam tales como: por Abu Bakr, 'Uzman, Talhah, Zubayr, Abdur-Raĥmān ibn ‘Awf, Sa’d ibn Abi Waqqas, y Abu 'Ubaydah Ÿarrah, que también eran ricos. Ellos eran miembros de varios clanes de Quraish.

Podemos asumir que en el principio, los paganos y aristócratas de la Meca, fueron testigos del esfuerzo que el Islam hizo por ganar reconocimiento. Mas con la diversión que con la irritación, y ni hablar del odio y la histeria, que les produjo un poco más adelante. Pero el movimiento empezó a crecer, y ellos asumieron que las ideas, los cuales el Santo Profeta Muĥammad, estaba introduciendo eran realmente “peligrosas". Y esto no era nada “divertido” para ellos, ellos argumentaban o sostenían que sus antepasados habían adorado ídolos desde antaño; por esto, la idolatría, estaba bien, y que ellos no la iban a abandonar porque Muĥammad lo dijese. Pero Muĥammad, no se conformaba solamente con criticar su idolatría. Lo más peligroso y aterrador para los Omeyas, eran sus ideas económicas y de justicia social, las cuales amenazaban con derrumbar las fortalezas de sus privilegios; desmantelar su pecaminoso sistema de monopolio, demoler las viejas estructuras de autoridad y jerarquías, y aplastar todas las antiguas instituciones del pasado. Por esta razón, sabían que los privilegios eran algo que ellos no iban a renunciar, de ninguna manera.

Pero una de las ideas que la autoproclamada élite de Quraish encontró más indignante, dada por Muĥammad fue la de que los miembros de las clases deprimidas y despreciadas, muchos de los cuales eran esclavos, fueran iguales a los altos y poderosos de Quraish. Aún más si uno de estos esclavos aceptaba el Islam, sería superior a todos los jefes y señores de Quraish. Lo básico de su vida era la arrogancia y la presunción, y la igualdad con sus esclavos, era algo impensable para ellos. Estaban obsesionados y desilusionados con su propia grandeza y su superioridad para con el resto de la humanidad. Igualdad y hermandad entre los hombres era una idea totalmente absurda para ellos.

Mediante la promulgación “heterodoxa” de la doctrina de la igualdad, del esclavo y el maestro, del pobre y el rico, del árabe y el no árabe, y el repudio de la superioridad de sangre, Muĥammad había cometido un delito de lesa majestad en contra de Quraish.

Los Quraish adoraban muchos ídolos, y Raze era uno de ellos.

Pero el orgullo racial no es permitido en el sagrado Corán, cuando este dice que todos los hombres han descendido de Adán; y Adán de una manotada de tierra. Iblis (Satanás el diablo) fue maldecido, porque alegó ser de un nivel superior al hombre. "hombre” dijo él: el hombre fue creado de polvo, mientras yo fue creado de fuego. Este sentido de exclusividad, el cual también llego a la gente, es denunciado con el Islam en un fuerte termino.

(Iblis) Dijo: Yo soy mejor que él (Adán): Tú me creaste de fuego y lo creaste a él de barro. “Mi maldición caerá sobre ti, hasta el día del juicio. (Corán 38: 76)

El Islam derrumbó la importancia racial, la nacionalidad, el color y el privilegio, y ha prohibido a los musulmanes clasificar a los hombres en grupos o por sangre, nacionalidad, o privilegios particulares; los cuales son autoproclamados. Para el Corán la persona más exaltada es el muttaqi (piadoso), aquel que ama a Dios y lo obedece. La única prueba de la cualidad de una persona, es su amor por Dios. Todas las otras cosas individuales en la vida no poseen sentido.

Oh hombres, En verdad, los hemos creado de un macho y una hembra y hechos de vosotros pueblos y tribus para que os conozcáis, en verdad el más noble de vosotros ante Dios es quien posee mayor temor de Dios. En verdad, Dios todo lo conoce, está bien informado. (Corán 49:13)

Como se dijo anteriormente, los Quraish de la Meca, no estaban de acuerdo con aquellas ideas, y además intelectualmente ellos eran incapaces de ingerir esto; ellos lo consideraban una blasfemia. Fue entonces que ellos decidieron oponerse a Muĥammad, el Profeta del Islam, y a destruir “la herejía” llamada Islam, antes que esta pudiera enraizarse y ser viable. Su juicio fue nublado por su perversidad, su rapacidad y paranoia. Ellos fueron dirigidos por Hubris -el orgullo, que ellos poseían sobrepaso la escala humana- y por su denso materialismo decidieron oponerse al Profeta Muĥammad y al Islam.

Con esta resolución, Quraish declaró su intención de combatir hasta el final, en defensa de sus ídolos y fetiches, así como también, en defensa de su economía y su sistema social, el cual les garantizaba privilegios.

La Meca estaba en estado de guerra.

Los Quraish abrieron campamentos en contra del Islam, para perseguir y acosar a los musulmanes. Al principio, la persecución estaba confinada a insultos, abucheos y burlas, pero al pasar el tiempo los Quraish, cambiaron la violencia verbal por violencia de acción. Ellos esperaban que a través de su violencia, podrían destruir o al menos socavar la fe de los musulmanes, ellos se abstuvieron de injuriarlos personalmente, por temor a provocar represarías, pero ellos no se inhibieron de herir a otros musulmanes. Por mucho tiempo, fueron estos últimos quienes se llevaron lo peor de la ira de los Quraish.

Muĥammad ibn Isĥāq dijo:

Entonces Quraish, incitó a la gente para que se pusieran en contra de aquellos que se habían vuelto musulmanes. Cada tribu se fue en contra de aquellos miembros que se habían convertido al Islam, golpeándolos y seduciéndolos, hacia su religión. Dios protegió a su apóstol, a través de su tío Abu Ţalib, aquel que cuando vio aquello que Quraish estaba tramando, llamo a Bani Hashim y Abdul-Muttalib para que respaldaran y protegieran al apóstol, y ellos accedieron a esto a excepción de Abu Lahab.[4]

Entre las víctimas de la persecución estaban:

1. Bilal, el etíope, esclavo de Umayyah ibn Khalaf, su amo y otros idolatras, lo torturaron exponiéndole al incesante sol de la Meca, y ellos lo torturaron más allá de los límites de la fortaleza humana, pero él, fue fortificado mediante una fuerza interna y coraje, el cual nunca falló. El amor de DIOS, y el amor de su mensajero, hicieron posible que el sobrepasará la tortura. Abu Bakr liberó a Bilal de la tortura cuando él se lo compró a su amo y lo liberó. Cuando el apóstol de Dios y sus seguidores, emigraron hacia Medina, el designo a Bilal como el primer Muecín del Islam[5]. Su rica y hermosa y poderosa voz se esparcía, a través del aire de Medina, con el grito “Allahu Akbar” (Dios es el más grande). En los años siguientes, cuando se conquistó toda la península, el apóstol designó a Bilal como el secretario del tesoro público.

2. Jabbab ibn al-Aratt. Él era un hombre joven que tenía veinte años cuando acepto el Islam, era un cliente de Bani Zuhrah, los Quraishitas lo torturaron día tras día, hasta la época de la emigración del Profeta del Islam.

3. Suhayb ibn Sinan. Suhayb llegó a la Meca como esclavo. Cuando él se volvió musulmán, su amo lo golpeaba brutalmente pero no pudo romper su espíritu.

4. Abu Fukayhah, el esclavo de Safwan ibn Umayyah, el aceptó el Islam, al mismo tiempo que Bilal. Igual que Bilal también fue enterrado en las calientes arenas del desierto por su amo, por una cuerda atada a sus pies. Abu Bakr lo compró y lo liberó, el emigro a Medina pero murió antes de la batalla de Badr.

5. Labibah era una mujer esclava de Bani Mu’ammal ibn Habib. Amin Dawidar escribió en su libro, “imágenes de la vida del Profeta Muĥammad” (Cairo, 1968) que Umar ibn Jattab, el futuro califa de los musulmanes, la torturó, y cada vez que él se detenía, le decía: he dejado de golpearte, no por piedad sino porque estoy cansado, y volvía a golpearla después de descansar.

Abu Bakr la compró y la liberó.

6. Zunayrah, esta era otra esclava. Cuando ella declaró que había aceptado el Islam, Umar ibn Jattab y Abu Ÿahl la torturaron. Estos la torturaron hasta que quedo ciega, Amín Dawidar dijo que pocos años después ella recobró su vista, y los Quraish atribuyeron su recuperación a la “hechicería” de Muĥammad. Se dice que Abu Bakr la compró y la liberó.

Muĥammad Hasanayn Haykal dijo:

…Abu Bakr compró a muchos de los esclavos y clientes, los cuales estaban siendo torturados por los incrédulos. Entre estos hubo una esclava a quien Abu Bakr había comprado a Umar ibn Jattab, antes de su conversión. Se sabe que una mujer había sido torturada hasta morir, debido a su simpatía por el Islam, y por rehusarse a regresar a su antigua fe.[6]

Hubo algunos otros musulmanes, quienes a pesar de no ser esclavos, eran pobres y débiles, y por estos fueron expuestos a la malevolencia de Quraish. Uno de ellos fue Abdullah ibn Mas’ud .Él era distinguido, entre los compañeros del Profeta, por su gran conocimiento y aprendizaje. Él probablemente tenía más familiaridad con los hitos del Islam y con el sistema legal islámico, que la mayoría de los otros compañeros del Profeta.

Abdullah ibn Mas’ud, fue uno de los primeros huffaz (hombres que cesaban el Corán de memoria) en el Islam. Así como cada nuevo versículo del Islam era revelado, él lo memorizaba, y el compiló su propia copia del Corán. Esta copia fue incautada y quemada por ''Uzman ibn Affan, el tercer califa, durante su califato.

Se dice que cuando el nuevo capítulo del Corán –sura ar-Raĥmān (capitulo 55)– fue revelado, el aposto de Dios, le pregunto a sus compañeros, quién de entre ellos podría ir o iría a la Ka'bah y la recitaría entre los paganos, otros compañeros se abstuvieron, pero Abdullah ibn Mas’ud fue voluntariamente. Él fue a la Ka'bah y recitó el nuevo capítulo en voz alta, al lado del Profeta Muĥammad. Abdullah ibn Mas’ud fue el primer hombre que recitó el sagrado Corán en la Ka'bah ante la hostil multitud de los idolatras. Ellos lo mutilaron, no una sino repetidas veces, pero no pudieron intimidarlo y hacerlo callar.

Muĥammad ibn Isĥāq dijo:

Yahya ibn Urwah ibn Zubayr, me dijo de su padre que el primer hombre que había recitado el Corán en la Meca, después del aposto de Dios fue Abdullah ibn Mas’ud.[7]

M. Shibli, historiador indio, dijo en su libro Sarah, que Abu Bakr era igual a los otros jefes de Quraish en rango y riqueza, aun así el no pudo leer el Corán en voz alta (en la Ka'bah).

Uno de los primeros compañeros del Santo Profeta fue Abu Ďarr al-Ghifari. El pertenecía a la tribu de Ghifar, la cual vivía del pillaje. A través, de los viajeros el escuchó que un Profeta había aparecido en la Meca, el cual predicaba un nuevo credo llamado Islam, y exhortaba a las gentes, que abandonaran la idolatría, para adorar a un solo Dios, a hablar solo la verdad, velar por los pobres, ''Alimentar al hambriento, no difamar a las mujeres, y no enterrar a sus hijas vivas. La idolatría había sido repelida por Abu Ďarr, incluso, antes de que el escuchará acerca del mensaje del Islam y el trabajo del Profeta Muĥammad. En realidad, él vivía una vida asceta y no hacía parte del pillaje de su tribu hacia las caravanas y los peregrinos. Él vivía como pastor.

Abu Ďarr envió a su hermano a la Meca, para comprobar los reportes que él había escuchado acerca de Muĥammad, después fue a la Meca y se reunió con el Santo Profeta, habló con él y le hizo muchas preguntas, lo escucho recitar el Corán, y luego regreso a su casa, y él dijo a Abu Ďarr lo que él había visto y escuchado. Entre otras cosas, él dijo a Abu Ďarr, “tú ya haces muchas cosas de las que Muĥammad está haciendo y predicando”

En adelante, Abu Ďarr fue atraído a la fe, así como la polilla es atraída hacia la luz. En sus ansias de ver al Profeta con sus propios y escuchar el Corán de sus labios, el decidió ir a la Meca.

Abu Ďarr era un extranjero en la Meca. Su hermano le había dicho que la Meca, tenía un ambiente agitado y hostil frente al nuevo Profeta. Por lo tanto, no sabía quién podría ser amigo o enemigo del Profeta. Por esto, el dudo en preguntarle a alguien sobre el Profeta, el permaneció todo el día bajo la sombra de la Ka'bah, viendo pasar los transeúntes. En la noche, 'Ali ibn Abi Ţalib, por casualidad paso junto a él y notó que era un extranjero, lo invitó a su casa a cenar .Abu Ďarr aceptó la invitación, y más tarde este informó a 'Ali, cuál era el propósito de su visita a la Meca, que era ver al Profeta del Islam. 'Ali por supuesto, estaba muy complacido de llevar a su nuevo amigo a la presencia de su maestro, el Santo Profeta Muĥammad (BPD).

Abu Ďarr y el Profeta cambiaron saludos. Momentos después este se encontró con el Profeta, y Abu Ďarr se convenció de que estaba en la presencia de un verdadero mensajero de Dios. El escuchó el mensaje de Dios (el sagrado Corán) y entendió el significado del Islam. El los hayo a ambos irresistibles, al mensaje y al mensajero. Él se dejó atraer por el Islam y en verdad, se preguntó ¿cómo había podido vivir sin el Islam?, el enterró su pasado, un pasado sin Islam.

El primer acto de Abu Ďarr después de su inducción al Islam, fue desafiar a los infieles de la Meca, él fue al recinto de la Ka'bah y gritó, ¡no hay más Dios, que Dios y Muĥammad es su mensajero!

Como era de esperarse, los infieles se abalanzaron frente a él, y le empezaron a llover golpes. Él fue rescatado de esto por Abas ibn Abdul-Muttalib, un tío del Profeta. Él le dijo a Quraish que Abu Ďarr pertenecía a la tribu de Ghifar, cuyo territorio era un paso obligado de las caravanas hacia el norte; y que si ellos lo herían, sus paisanos prohibirían el acceso de sus caravanas hacia Siria.

Abu Ďarr al-Ghifari, es uno de los más remarcables hombres en la historia del Islam, el mostró públicamente su desprecio para Quraish y sus presunciones de poder, no solo en la Meca, cuando ellos eran idolatras, sino en los tiempos venideros en Medina, cuando ya habían aceptado el Islam; pero, una vez allí, revivieron su actitudes pre Islámicas de capitalismo. Él fue uno de los más francos y los más temibles hombres de todos los compañeros del Santo Profeta. Quien una vez dijo que “el cielo no se extendió en un hombre que fuera más confiable que Abu Ďarr”.

Abu Ďarr era como una fuerza elemental en busca de un propósito en la vida, y él encontró eso en el Islam. Él fue la voz de la conciencia del Islam.

El temor de la violencia de Quraish no detuvo a esta heroica y fuerte alma de aceptar el Islam y cada uno de ellos dejó una marca sobre ellos, debido a su sacrificio.

Otro notable entre los primeros compañeros fue Mus’ab ibn 'Umayr, un primo del padre del Santo Profeta. Muchos años después, del primer voto de al-'Aqabah, los ciudadanos de Yazrib (Medina) pidieron al Profeta que les enviara un profesor o alguien que les enseñara el Corán, y esta tarea recayó sobre él. Esto lo convirtió en el primer oficial del Islam. Él también fue el portaestandarte del ejército islámico en la batalla de Uhud, pero fue asesinado.

Si un miembro de la familia pagana aceptara el Islam, era condenado para siempre, sin ninguna esperanza de volver a hacer aceptado. Muchos mecanos vieron el Islam como una fuerza decisiva, la cual estaba destruyendo sus familias, y algunos otros, pensaban que podrían evitar que esta división se expandiera, pero más allá de usar la fuerza para suprimir el nuevo movimiento, ellos no podrían pensar en nada que pudiese ser más provechoso, para este progreso. Ellos también pensaron que si no actuaban lo suficientemente rápido pronto, en cada casa de la Meca se convertiría en un campo de batalla, en la cual se protagonizaría un encuentro entre la vieja y la nueva fe, y esto desataría una batalla entre unos y otros. Había otros, que imaginaban que el Santo Profeta estaba siendo motivado por la ambición de denunciar su modo ancestral de culto y de sus ídolos. Todos ellos se unieron y trataron de dar una solución incondicional al problema, después de una larga deliberación, decidieron enviar a Utbah, uno de los jefes de Quraish, a reunirse con el Santo Profeta, y a tratar de hablar acerca de su misión. Utbah era reconocido por su habilidad de persuasión. 'Utbah fue hasta donde el Santo Profeta Muĥammad y le dijo, “oh Muĥammad, no siembres la semilla de la disensión y la discordia entre los árabes, y no maldigas a los dioses y las deidades que nuestro ancestros han adorado por siglos, a los cuales nosotros estamos adorando hoy. Si tus intenciones son en convertirte en un líder político, nosotros te reconoceremos como el soberano de la Meca. Si quieres riqueza, solo dilo, y nosotros te proveeremos todo lo que podamos. Y si tu estas deseoso de casarte con alguna mujer de una familia noble, solo dilo y arreglaremos el matrimonio”.

Utbah concluyó su discurso y él esperaba, conseguir una respuesta favorable y positiva de parte del Profeta, pero para su sorpresa, el Santo Profeta no mostró ningún interés en posición, rango o belleza; por el contrario, él le recito la sura As-Saÿdah (capítulo 32 del sagrado Corán) la más reciente revelación proveniente del cielo.

El Santo Profeta Muĥammad, nunca permitió que los compromisos debilitaran su autoridad moral.

Utbah escucho en silencio, y luego regreso a Quraish y les informó de lo que había pasado. El advirtió a Quraish, que dejarán al Santo Profeta Muĥammad tranquilo y que no se inmiscuyeran más con él. Y él también les dijo que si el Santo Profeta Muĥammad fracasaba en su misión, ellos (Quraish) no perderían nada; pero, si por el contrario tenía éxito, entonces ellos compartirían su gloria y su poder.

Pero, Quraish no aceptó el consejo de Utbah de tratar con moderación a Muĥammad y a sus seguidores. Los Quraishitas continuaron acosando al Profeta y persiguiendo a los musulmanes. Y también, siguieron tratando de ingeniar algo en contra del Islam, que pudiera dar mejores resultados, que los que la violencia había dado hasta entonces.

El Santo Profeta Muĥammad estaba protegido por su tío y guardián, Abu Ţalib mientras este estaba vivo los infieles no podrían molestar a su sobrino. Algunos de ellos vinieron con nuevas ideas para tratar de persuadir a Abu Ţalib y así lograr que este quitara la protección a su sobrino, en nombre de la solidaridad tribal. Esta solidaridad es básica para vivir en el desierto. Esta fue una idea brillante y fue aplaudida por todos los líderes de las tribus. Después de todo, la solidaridad tribal era mucho más importante para ser tratado con ligereza, incluso por Abu Ţalib, a pesar de todo el amor que tenía por su sobrino.

Los Quraish decidieron enviar a un embajador con Abu Ţalib, ellos eligieron con cuidado de la delegación la cual se dirigía hacia él, y apelar a este en el nombre de la “solidaridad tribal”. Quraish trató de que Abu Ţalib le quitará la protección a su sobrino el Santo Profeta Muĥammad el cual estaba destruyeron esta solidaridad.

Abu Ţalib por supuesto, no tenía la más mínima intención de quitar la protección o el apoyo al Santo Profeta Muĥammad. Pero el, apaciguó la delegación de Quraish con palabras conciliadoras y ellos regresaron.

Los delegados se dieron cuenta que habían vuelto a casa con las manos vacías, pero ellos no se dieron por vencidos a causa de su fracaso; y al poco tiempo después hicieron otro intento para seducir a Abu Ţalib para que le quitara el apoyo al Santo Profeta .Una nueva delegación fue a verlo, las personas que conformaban esta delegación, llevaron consigo a un apuesto joven, Imarah ibn al-Walid, a quien ellos ofrecieron a Abu Ţalib como hijo, si este les entregaba al Santo Profeta.

Abu Ţalib debió reírse de los infieles, en realidad ellos pensaban que él, les daría su propio hijo para que lo asesinaran, ¿y a cambio el tomaría a otro? Esta idea fue ridícula, pero una vez más, Abu Ţalib supo manejar esta situación tan delicada con sutileza, y ellos se fueron.

El segundo intento de los líderes de Quraish para engatusar a Abu Ţalib para que les entregara al Santo Profeta, había fallado una vez más. Cuando ellos vieron que todo había fallado, y todos sus esfuerzos habían sido infructuosos, trataron de hacer algo, realmente drástico.

En la exasperación y la frustración, los responsables políticos de Quraish, adoptaron una posición más fuerte, y enviaron a su tercera delegación para ver a Abu Ţalib. Su propósito era obligarlo a que le entregara al Santo Profeta Muĥammad. El líder de la delegación le dio un ultimato a Abu Ţalib; que les entregara al Santo Profeta Muĥammad o que él tenía que atenerse a las consecuencias por no hacerlo.

Abu Ţalib, era un hombre de un temperamento alegre, y una buena disposición; pero este era un día sombrío en su vida. Él sabía que los Quraish no estaban bromeando, por eso él, llamo al Santo Profeta, y le informó del porqué los representantes de Quraish, y luego le dijo: “Oh vida de tu tío, no me pongas una carga, la cual no pueda soportar”.

El Santo Profeta Muĥammad (BPD) respondió, “Oh, tío mío, si Quraish pone el sol en mi mano derecha y la luna en mi mano izquierda, no me abstendré de la proclamación de la unicidad divina”. Y el cumplimiento de este deber, si triunfo en la expansión del Islam, o si fallo yo moriré en el intento.

Abu Ţalib por supuesto, no tenía ninguna intención de persuadir a su sobrino en la prédica del Islam. El solo estaba probando su resolución, ahora convencido y satisfecho de que él (el Santo Profeta) no desfallecería, él dijo: Adelante hijo mío, haz lo que quieras. Nadie podrá hacerte daño”.

Sir William Muir dijo,

“…pero la idea de la deserción de su protector (Abu Ţalib) lo sobrecogió a (Muĥammad). El estalló en llanto, y se apartó. Luego, Abu Ţalib lo llamo en voz alta: “Oh hijo, de mi hermano, regresa.” Así que el regresó, y Abu Ţalib dijo: Vete en paz, mi sobrino, y di lo que tú quieras". Por mi señor, ciertamente que siempre te apoyaré.[8]

Muĥammad Hasanayn Haykal, dijo,

Abu Ţalib, dijo, “ve adelante sobrino mío, y di lo que te plazca, por el mismo Dios, te juro que yo nunca de traicionare”.

Abu Ţalib, le comunico su decisión a Bani Hashim y a Bani Abu Ţalib, les hablo acerca de su sobrino con gran admiración y un profundo aprecio, de la posición de su sobrino, él les pidió a todos que protegieran a Muĥammad en contra de Quraish. Todos aceptaron hacerlo, excepto Abu Lahab, quien declaró abiertamente su enemistad, hacia él, y se fue al bando enemigo.

Quraish infligió sobre los compañeros de Muĥammad toda clase de injuria, de las cuales él se salvó, debido a la protección de Abu Ţalib, Bani Hashim y Bani Abu Ţalib[9].

Debido a la repetida frustración por Abu Ţalib, la paciencia de los politeístas alcanzó su punto máximo, su maldad se había acumulada por años. Tras el fallo de su tercer representante, ellos se desesperaron y fueron más insolentes, y amenazantes frente a los musulmanes, y resolvieron darle rienda suelta a toda su frustración y furia reprimida sobre estos, desprotegidos musulmanes, y aplastar la nueva fe, con el terror y brutalidad.

Los Quraish, al parecer iban a enloquecer, las primeras víctimas de esa guerra fueron aquellos musulmanes que no tenían clanes en la Meca. Yasir y su esposa, Sumayyah y su hijo ''Ammar que no poseían familia. Por esta razón eran vistos como “extranjeros” en la Meca ya que no había nadie que los protegiera. Todos tres fueron torturados salvajemente por Abu Ÿahl y los otros infieles. La esposa de Yasir, Sumayyah murió durante estas torturas, así ella se convirtió en la primera persona en ser martirizada en el Islam. Y poco después su esposo, Yasir, también falleció y se convirtió en el segundo mártir del Islam.

De esta manera, los esposos tomaron la decisión en el eterno conflicto entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, la verdad y la falsedad, lo correcto y lo incorrecto, el Islam y el paganismo. La elección fue muy difícil pero ellos no desfallecieron, y pagaron gustosamente con sus vidas. Ellos hicieron de sus vidas una ofrenda para el Islam.

Quraish había manchado sus manos con sangre inocente.

En la escala de los mártires, Sumayyah y su esposo Yasir, están entre los más grandes. Ellos fueron asesinados sin ninguna razón, más que su devoción hacia Dios, su amor por el Islam y su Santo Profeta Muĥammad. Aquellos musulmanes que fueron asesinados en la batalla de Badr y Uhud poseían un ejército que los defendía y apoyaba. Pero Sumayyah y su esposo Yasir, no tenían alguien que los defendiera, no poseían armas, y eran los más indefensos de todos los mártires del Islam. Mediante el sacrificio de sus vidas, ellos llevaron la verdad del Islam y construyeron una fuerte estructura de este.

Su martirio fue un triunfo de la fe sobre el materialismo, amigos y enemigos estaban pasmados de verlos desafiar la muerte. Ellos hicieron del sacrificio y el martirio una tradición integral de los hitos del Islam.

Entre los creyentes hay hombres que cumplen lo que han prometido a Dios. Entre ellos hay quienes ya han cumplido su promesa y hay otros que aún esperan y no han cambiado en absoluto. (Corán 33:23)

Notas del Traductor

En la lucha por la verdad, hubo y (hay) muchos quienes sacrifican sus recursos, conocimientos, influencias y hasta la vida misma en la causa y nunca vacilan. Si ellos ganan, la corona del martirio son bendecidos.(A. Yusuf ''Ali).

En los primeros días, Sumayyah, Yasir y 'Ammar, ganaron la distinción de ser la primera familia musulmana en la comunidad islámica. Ahora ellos ganaron otra distinción: Sumayyah y Yasir, se convirtieron en los dos primeros mártires del Islam. El mensajero de Dios, quien sabía cómo y porqué habían sido torturados, los confortó; él les aconsejo la paciencia (Saber) de los verdaderos creyentes y les había dicho que Dios, había construido para ellos un lugar en el paraíso. Su hijo 'Ammar también fue destinado a vestirse con la corona del martirio, al tiempo después.

Si la familia de Yasir fue la primera familia musulmana, ellos también fueron la primera familia de mártires. Cada uno de los miembros de esta bendita familia, murió reivindicando los principios de justicia y de verdad, consagrados en el Islam.

 Dios estuvo complacido de darles, los dos más grandes honores: primacía en la fe y primacía en el martirio.

Como dijimos antes, Bilal, abbab ibn Al-Aratt, Suĥayb ar-Rumi y otros pobres y desprotegidos musulmanes, fueron obligados a permanecer en las tórridas arenas, y fueron azotados por los infieles. La comida y el agua le fueron negados, esperando que el hambre y la fe los hicieran abandonar al Santo Profeta del Islam. En La persecución de los musulmanes, los infieles fueron consistentes, persistentes e innovadores.

Si Quraish, encontraba al Santo Profeta Muĥammad solo, ellos veían la oportunidad para molestarlos. Por supuesto estos querían matarlo, pero ellos tuvieron que frenar esta decisión; si lo mataban, ellos iniciarían una vendetta o incluso una guerra civil.

Una tarde, el mensajero de Dios, fue a la Ka'bah a recitar el Corán. Él estaba recitándolo cuando de repente se encontró rodeado por los politeístas. Ellos lo asediaron y podrían haberle hecho, bastante daño sino hubiese sido por la intercesión de Hariz ibn Abi Halah, el sobrino y el hijo adoptivo de Jadiya, quien llego allí. Él se enfrentó cuerpo a cuerpo para defender el mensajero de Dios de la violencia de los idolatras y politeístas de la Meca.

Hariz ibn Abi Halah pateó y apuñeteo a los paganos, lo más probable es que él llevaba su espada o una daga como todos los árabes lo hacían, pero no quería derramar sangre en la santa Ka'bah. Pero en la gresca uno de los idolatras le lanzó su daga y lo apuñaló repetidas veces. Cayó en el mar de su propia sangre, y murió a causa de las múltiples heridas en el pecho, los hombros y en la sien. Fue el primer musulmán en ser asesinado en los recintos de la Ka'bah.

Hariz era un joven de diecisiete años, que dio su vida para salvar la vida del mensajero de Dios. Por hacer esto el gano la aureola del martirio. Él fue tercer mártir del Islam, su muerte a tan temprana edad, entristeció profundamente al Santo Profeta. Para Jadiya la muerte de Hariz fue una perdida personal, ella lo había criado como su propio hijo, pero ella se olvidó de su tristeza de manera tal que pudiera consolar emocionalmente a su esposo en su pena. Aunque los historiadores árabes, han callado este suceso, muchas amargas disputas, debieron tener lugar en la Meca, entre los musulmanes y los infieles durante años antes de la migración del Profeta del Islam a Medina. Abu Ţalib protegió a su sobrino durante su vida, y después de su muerte, su hijo ''Ali, se hizo cargo de eso.

''Ali, era un adolescente cuando se designó a sí mismo el guardaespaldas del Santo Profeta Muĥammad, después del asesinato de Hariz ibn Abi Halah por los paganos. 'Ali acompaño a su maestro, a donde este fuera cuando salía de casa, él se paraba entre el Profeta y sus enemigos, si un rufián se aproximaba al Santo Profeta Muĥammad de modo amenazante, 'Ali lo retaba inmediatamente y lo enfrentaba. Escribiendo acerca de este periodo de la historia del Islam,

No hubo conflictos externos en la Meca, antes de la Hiÿra (hégira o la migración del Profeta de Meca hacia Medina) pero si hubo muchas en las calles y en los lugares abiertos de la ciudad. Los jóvenes de la Meca tiraban piedras al Profeta, cuando este caminaba junto a ellos y 'Ali le rompía las manos, la nariz, los dientes, las piernas, etc. Fue en estos espacios (campos de batalla) que 'Ali, el león, adquirió todas sus habilidades, estas “batallas” en la Meca, fueron un ensayo del rol que él estaba destinado a jugar los años venideros en Medina, en las luchas armadas entre el Islam y el politeísmo. Fue también en estos días que 'Ali, antes de la Hiÿra se convirtió en la primera línea de defensa del Islam. En verdad o en realidad, él fue la segunda y la última línea del Islam, así él y solo él, permaneció por el resto de su vida.

Quraish torturo, los cuerpos de los desprotegidos musulmanes de la Meca, esperando que estos pudieran compelerlos a abandonar el Islam, pero ellos fallaron, ninguno de estos, “pobres y débiles” alguna vez renegó del Islam. Circunstancias adversas, pueden incluso romper la voluntad de los hombres más fuertes y para los musulmanes las circunstancias no podrían haber sido más adversas. Pero estas circunstancias no pudieron doblegarlos, el Islam los mantuvo unidos.

Para estos “pobres y débiles” musulmanes el Islam fue una “fuerte” experiencia. El Islam le había dado una vida en común, le había puesto un significado a esto, les había dado un propósito, un horizonte. Por esto, ellos rechazaron la seguridad, el confort y los lujos de la vida; y algunos de entre ellos como Sumayyah y su esposo Yasir, rechazaron la vida misma, pero ellos se aferraron a su fe. Ellos murieron en una macabra violencia por parte de los enemigos del Islam, pero no se comprometieron con la falsedad.

Quiera Dios estar complacido con estas nobles y heroicas almas, y quiera Él bendecirlos. Su fe y moral fueron tan inconquistables como la fe y moral de su maestro y líder, el mensajero de Dios. Ellos fueron diamantes que él encontró en la rocas del mundo, ellos fueron poco en número pero invaluables; mejor dicho no es la cantidad si no la calidad y esa calidad fue sublime.

Fuente: Jadiya (P); La gran esposa del Profeta Mahoma (PB); Editorial Elhame Shargh- 2012

Todos derechos reservados. Se permite copiar citando la referencia.

www.islamoriente.com, Fundación Cultural Oriente


[1]Islam, A Way of Life.

[2]Islam, A Way of Life.

[3]Ibíd.

[4]Life of the Messenger of God.

[5] Aquel que llama a la gente a la oración.

[6]The Life of Muĥammad, Cairo, 1936.

[7]Life of the Messenger of God.

[8]The Life of Muĥammad, Londres, 1877.

[9]The Life of Muĥammad, Cairo, 1935.

Article_image
Article_rate
No votes yet