Los esclavos que se convirtieron en grandes personalidades del Islam (V) - Bilâl al-Habashî

Al·lâmah Saîied Said Ajtar Rizvî

Bilâl al-Habashî

Bilâl el abisinio fue el primer muecín del Profeta. Su padre era llamado Riâh, y su madre Ÿumânah; su apodo fue Abû ‘Abdul·lâh y Abû ‘Umar. Fue uno de los que aceptaron el Islam en sus comienzos. Participó en las batallas de Badr, Jandaq y otras.[1]

Bilâl fue el primer esclavo de Safwan ibn Umaîiah. Cuando era esclavo fue torturado inhumanamente debido a su fe. Fue colocado desnudo sobre la arena ardiente del desierto de Arabia mientras montaban una gran piedra muy pesada sobre su pecho. Y como si no fuera suficiente, hombres muy pesados saltaban sobre la piedra, tratando de estrujarlo hasta que muriera. A pesar de todo esto, la única palabra que salía de su boca era ¡Ahad! ¡Ahad! (¡Un Dios!, ¡Un Dios!).[2]

Al ver toda la barbarie que se cometía contra Bilâl, el Profeta se entristeció mucho. Abû Bakr lo compró y lo liberó. En el segundo año de la Hégira cuando se ordenó realizar el Adhân (llamado a la oración), le fue concedido a Bilâl este honor.[3] Después, varias personas sugirieron que este honor debería dársele a alguien diferente, debido a que Bilâl no podía pronunciar la letra shîn correctamente. El Profeta (s.a.w.) dijo: “La Shin de Bilâl es la Shîn que le gusta escuchar a Al·lâh. Al·lâh aprecia la pureza del corazón”.

Una vez Bilâl fue donde el Profeta y le recitó algunos versos de una poesía en su idioma, elogiando al Profeta (s.a.w.). El Profeta le pidió a Hassân ibn Zabit al-Ansârî que tradujera al árabe. Hassân dijo:

Cuando en mi tierra se han descrito los más bellos rasgos

Todos recaen sobre ti, y eres un modelo para nosotros.

   Bilâl era devoto seguidor de Ahl-ul Bait. Dijo el Imam Ÿa‘far As-Sâdiq: “¡Que Dios bendiga a Bilâl!, nos amaba a la familia del Profeta, y era uno de los siervos de Dios con mayor piedad”.

Está escrito en Kâmil Bahâî que Bilâl no recitó el Adhân o Iqâmah para el gobierno de Abû Bakr,[4] y no le dio el juramento de fidelidad a Abû Bakr como califa. El Shaij Abû Ÿa‘far at-Tûsî narró en el libro Ijtiâr al-Riÿâl un informe en el que le comunicaba que Bilâl se rehusaba a darle el juramento de fidelidad a Abû Bakr; y ‘Umar dijo: “¿Es ésta la recompensa de Abû Bakr? ¡Te ha liberado y ahora te rehúsas a darle tu juramento de fidelidad!”. Bilâl dijo: “Si Abû Bakr me ha liberado por la complacencia de Dios, entonces que me deje solo con Dios; y si me ha liberado para que esté a su servicio, entonces estoy listo a someterme a sus servicios. ¡Pero no voy a dar mi juramento de fidelidad a una persona a la cual el Profeta no ha designado como su Sucesor!”.

‘Umar lo trató con rudeza y dijo: “¡No debes estar junto a nosotros!”. Es por eso que después de la muerte del Profeta, Bilâl no pudo permanecer en Medina y emigró hacia Siria.

   Una de sus poesías sobre esta situación:

Por Dios, no me dirigí hacia a Abu Bakr.

Si Dios no me hubiera protegido,

Las hienas hubieran impurificado mis órganos.

Al·lâh ha sido bondadoso conmigo y me ha honrado.

Ciertamente hay una bondad infinita en Dios.

Nunca me verán siguiendo a un innovador,

Porque no soy un innovador, como ellos.

El autor de Al-Isti‘âb escribió: “Cuando murió el Profeta, Bilâl decidió ir a Siria. Abû Bakr le dijo que se quedara y trabajara para él y Bilâl le dijo: “Si me has liberado para ti, entonces esclavízame de nuevo; pero si acaso me has liberado para Dios, entonces déjame ir en la Causa de Dios”. Abu Bakr lo dejó en paz”.[5]

Bilâl murió en Damasco debido a una plaga en el año 18 o 20 de la Hégira y fue enterrado en Bab Saghîr.[6] Su tumba está en Damasco y es visitada por miles de fieles musulmanes cada año.

Fuente: La Esclavitud Desde las Perspectivas Islámica y Occidental; Editorial Elhame Shargh

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[1] Ibn Sa‘d, op. cit., vol. 3:1, p. 170; Ibn Haÿar, op. cit., vol. 1, p. 336.

[2] Ibn Sa‘d, op. cit., vol. 3:1, p. 166; Abû Na‘îm, op. cit, vol. 1, p. 148; Ibn Haÿar, op. cit., vol. 1.

[3] Ibíd., p. 167.

[4] Shushtarî, Nurul·lâh, Maÿâlis al-Mu’minîn (Teherán, 1268 de la Hégira), p. 54; y también ver Ibn Sa‘d, op. cit., vol. 3:1, p. 169.

[5] Shushstarî, op. cit.; también ver Abu Na‘îm, op. cit., vol. 1, p. 150.

[6] Shushstarî, op. cit., p. 54; y ver Ibn Sa‘d, op. cit., vol. 3:1, p. 170; Ibn Haÿar, op. cit., vol. 1, pp. 336-337.

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