El mejor escudo para resguardar la decencia y la pureza del alma es el casamiento. El Islam, refrendando una exigencia de la naturaleza humana, ha incentivado la concreción del matrimonio. Dijo el Profeta (B.P.): “Quien quiera enfrentar a Dios con un alma pura, debe casarse”. Y dijo también: “Será un honor para mí en el Día del Juicio Final ver que mi comunidad es numerosa”.
El alcohol y los embriagantes en general constituyen uno de los mayores azotes de las sociedades humanas. Para justificar nuestro rechazo a este mortal veneno es suficiente decir que atenta contra el mayor capital que posee el hombre: su razón. La felicidad del hombre está garantizada por el intelecto. Todos sabemos que en el intelecto radica la diferencia entre el ser humano y los otros seres vivos. Y el embriagante es justamente su anulador. Esta prohibición se encuentra en los mandatos de todos los Mensajeros y Profetas enviados por Dios y tiene vigencia en todas las religiones sin excepción.
Una de las grandes y más conocidas batallas libradas por el Islam (y la primera) fue la de Badr. Los que participaron en la misma gozaron posteriormente de un especial privilegio y distinción. Los sucesos en que participaban quienes combatieron en Badr y el testimonio que daban en cualquier asunto eran considerados de mucho valor. A los que intervinieron en Badr se los llamaba Badrí.
Numerosos sabios e intelectuales del mundo islámico han escrito libros sobre el Imam Mahdi (a.s.) y vale la pena mencionar que la mayoría de ellos son de autores de la comunidad Ahl Sunnah. Además, los sabios Shias han escrito también muchos libros sobre el Imam Mahdi (a.s.)
El objetivo de este capítulo es dilucidar las claves de una serie de expediciones bélicas que comenzaron en el octavo mes del primer año de la Hégira y continuaron hasta el mes de Ramadán del segundo año. El primer año de la Hégira transcurrió con dulzuras y amarguras. El honorable Profeta y sus seguidores entraron en el segundo año de su estancia: en Medina. El segundo año de la Hégira contiene acontecimientos de mucha importancia, siendo dos los más destacables: el cambio de la qiblah (orientación para la oración) y la batalla de Badr.
Después de la Segunda Guerra Mundial se idealizó un mundo bizarro en donde primaría la paz, el amor y la solidaridad, pues la gran guerra había terminado, pero los sueños eran fallidos, ya que la colonización, la invasión y el saqueo de los recursos de los miserables por parte de imperios, reinos y monarquías aún seguía; uno de ellos la República Árabe Saharaui Democrática frente a la felonía de España y las garras de su opresor Marruecos.
Este 15 de mayo, se cumplen 75 años desde que la Nakba (catástrofe en árabe) Palestina tuvo lugar, ocasión en que Naciones Unidas favoreció la creación del Estado ilegítimo de Israel, promoviendo la limpieza étnica de Palestina en manos del proyecto colonial sionista, campaña ideada por el “Plan Dalet” que llevó a la avalancha masiva de refugiados en 1948, en donde más de 900.000 palestinos fueron expulsados por la fuerza de sus hogares, de sus tierras, donde más de 531 aldeas fueron destruidas y más de trece mil palestinos fueron asesinados por el régimen israelí.
La división entre los musulmanes puede ser caracterizada como religiosa. Hay algunas diferencias en los detalles de algunas reglas islámicas, y estas radican solamente en la interpretación de algunas palabras coránicas o declaraciones del Profeta; llevado al establecimiento de varias escuelas de pensamiento. Fundamentalmente, la diferencia es política, y su inicio fue inmediatamente tras la muerte del Profeta. Es bien sabido el hecho que el Islam abarca el aspecto tanto espiritual como material, en la vida del ser humano. El Profeta fundó un estado islámico del cual él era su cabeza, es decir, era el encargado de administrar todo los asuntos religiosos, políticos y sociales. De hecho, nunca mostró a sus compañeros ningún símbolo de separación entre la religión y el estado. Es por esto que el bienestar de la comunidad y la prevalencencia entre la justicia y los miembros que la conforman, son tan importantes en sus enseñanzas como los actos devocionales los cuales son requeridos individualmente.
El Imam Hassan (la paz sea con él) fue también una floreciente y fragante flor de este jardín de virtud y perfección, que fue regado por el Todopoderoso con las aguas del conocimiento y la sabiduría. Solía florecer en la atmósfera iluminada de la misericordia y la generosidad. Estaba protegido por la infalibilidad y cuidado por la profecía. Este príncipe de los dos mundos había sido alimentado por la lengua de la profecía y se crió en el regazo del Imamato.
Todos los sabios Islámicos son unánimes respecto a la creencia de que el Imam Mahdi (a.s.) reaparecerá, reformará al mundo y destruirá toda forma de opresión. El gobierno de Su Eminencia, será de tal éxito y realización que la humanidad no ha visto hasta ahora en la historia. Los sabios del Islam tienen fe en ello y consideran que este es una parte inseparable de la creencia religiosa. Es debido a las tradiciones auténticas y ampliamente transmitidas, narradas tanto por el Santo Profeta (a.s.) como por los Imames de la guía (a.s.), fuentes de las cuales han sido ya citadas en páginas anteriores. Por tanto no existen diferencias de opiniones respecto al asunto antes mencionado. Mas bien las diferencias radican en otros asuntos, tales como el nacimiento y la existencia de Su Eminencia. Todos los sabios e historiadores shiitas sin excepción y una gran parte de los sunnitas creen que Su Eminencia ya ha nacido y existe en el momento presente. Sin embargo, otros consideran que nacerá en un momento futuro.