Ramadán, el mes de la súplica por la libertad del mundo frente a la opresión y la tiranía de los todos poderosos.

Sdenka Saavedra Alfaro[1]

El mes de Ramadán es uno de los pilares del Islam, pues porque no solamente se realiza el ayuno tan esperado, que consiste en no ingerir ningún alimento, ni bebida desde la salida del sol hasta la entrada de este; sino que también debe realizarse a la par buenas acciones, que deben ir acompañados con el buen comportamiento, tarea  tan difícil de cumplir; pero tan eficiente para crecer espiritualmente.

Porque este acto voluntario de resistir las pasiones, el hambre y la sed; así como el deseo sexual, despierta y hace surgir en nosotros la fuerza interior dormida y no manifestada; a la vez que también es un ejercicio de autocontrol que capacita al hombre para resistir y no sucumbir fácilmente a las pasiones más bajas como la codicia, el egoísmo y la cólera tal como lo señalan Beheshti y Bahonar[2]:

“Hay muchos deseos, pasiones y tentaciones que a menudo encolerizan y golpean la dignidad y posición del ser humano. Sin embargo, es posible que pueda aumentar su fuerza de resistencia y autocontrol, mostrase perseverante contra todo mal sin sucumbir a ninguna tentación y no respondiendo a todos los llamados de los deseos”.[3]

Ramadán es el mes donde también uno se debe poner en los zapatos de los que tienen hambre; es decir de los más oprimidos, de los más necesitados, en este periodo deberá acrecentar la empatía hacia ellos, por eso el Profeta señaló en este mes:

“Recordad, por medio de vuestra hambre y sed en este Mes, la sed y hambre del Día de la Resurrección. Dad limosna a vuestros pobres e indigentes; respetad a vuestros mayores y tened misericordia de vuestros niños; fortaleced los lazos con vuestros parientes; retened vuestras lenguas (de aquello que no se debe decir), cerrad los ojos ante aquello que no es lícito para vosotros mirar y alejad vuestros oídos de aquello que no es lícito para vosotros escuchar; y sed benevolentes con los huérfanos de la gente para que sean benevolentes con vuestros huérfanos (una vez que hayáis partido)”.[4]

Y por lo señalado este mes deberá ser sobre todas las cosas un periodo ligado a las súplicas, a la reflexión y al análisis; pues el informe sobre el Estado de la Inseguridad Alimentaria en el Mundo 2015, presentado por Naciones Unidas[5]señala que:

“795 millones de personas en el mundo continúan sumergidas en la lucha contra el hambre”; es decir que en la actualidad, existen 795 millones de personas que pasan hambre en el mundo, siendo África subsahariana la parte más afectada; ya que una de cada cuatro personas, el 33, 2% de la población, pasa hambre en la actualidad”.

Y al respecto como lo señala Noam Chomsky[6], el hambre en la historia siempre ha sido una consecuencia de la política, de las leyes sobre las que se basa el sistema del Orden Mundial que impone la desigualdad y la injusticia. Este orden no ha cambiado; “Los débiles están sometidos a la fuerza de la ley, mientras los poderosos se sirven de la ley de la fuerza”.

“Parece indiscutible que la principal potencia del mundo actual es Estados Unidos y sus aliados de Europa Occidental dominan al mundo y derrotan cualquier desafío o amenaza, real o inventada, a los intereses de sus élites: el comunismo, el islam, China. Este es el establishment desde el final de la guerra fría. Estas potencias dominan no sólo las riquezas del mundo; sino también el pensamiento de los ciudadanos, mediante la manipulación: la fabricación del consentimiento generalizado es una inversión multimillonaria”.[7]

Y sobre este tema tan importante que es el hambre en el mundo, lo que pretendemos es invitar a la reflexión, a un despertar de conciencia, porque si solamente fuéramos conscientes de la realidad como señala Chomsky, ya habríamos dado un paso en la lucha contra el hambre, tomemos conciencia real de ello, porque también los consumidores estamos atrapados en el mismo sistema liberal global que tiene atrapados en la pobreza a millones de personas, cuestionemos el sistema de las multinacionales, es una prioridad de todos.

Por otro lado, a la par están las guerras suscitadas a consecuencia de los intereses y ambiciones de estos todos poderosos, como la de Siria, como la de Irak, y la última la de Yemen que hasta la fecha desde el pasado 26 de marzo, que comenzó la agresión Saudí hacia este país de acuerdo a la ONU:

“El número total de civiles muertos se eleva a 1.412, incluyendo 210 mujeres y 279 niños, con 3.423 heridos”[8]

Y por su parte, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) lamentó los “90 días de caos, muerte y destrucción” que se vive en Yemen, y la catastrófica situación humanitaria que vive el país árabe por la escasez de agua y combustible[9].

No nos olvidemos también las muertes, degollamientos, raptos y demás catástrofes como la destrucción de patrimonios culturales tanto de Siria como de Irak [10], que está cometiendo el grupo terrorista Daesh (EI); así como los de Al Qaeda y Boko Haram; los que utilizan los medios del poder como son las redes sociales, los mass media para justificar sus barbaridades, como también las ejecuciones, torturas, y demás actos de extrema violencia que realizan contra la población civil, o las personas que no se someten a su nuevo califato[11], los que dicen ser realizados en nombre del terrorismo que ellos, y que junto a sus colaboradores más cercanos como son el imperialismo, el sionismo, están enarbolando, al llevar adelante esta mala propaganda que se está realizando en contra del islam.

Así mismo manifestar nuestra labor de lucha en solidaridad a nombre de los países más oprimidos y vilipendiados por el sionismo y el imperialismo como lo son Palestina, África, y por qué no decirlo también los países de Abya Yala[12], por no decir América Latina.

El Corán describe el papel positivo del ayuno con estas palabras:

“!Creyentes!” Se os prescribió el ayuno como se prescribió a quienes os precedieron, quizás así podáis practicar la piedad (y permanecer firmes contra los pecados y deslices)”. Corán (2:183).

Y la piedad tiene que ver también con las súplicas, las dúas y los rezos que en este mes de Dios, Ramadán, realicemos en nombre de todas las personas del mundo que se encuentran atravesando grandes dificultades como lo es el hecho de padecer hambre, frío, dolor y demás angustias como consecuencia de los intereses de los todos poderosos.

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