Fomentar la tolerancia, la comprensión y el respeto son las bases fundamentales para la convivencia humana y es que las sociedades son cada vez más diversas, pues la diversidad de religiones, culturas, lenguas y etnias no deben ser motivo de conflicto sino una riqueza valorada por todos; ya que la tolerancia es la capacidad de escuchar y aceptar la diversidad de opinión, social, étnica, cultural y religiosa.
Desde el punto de vista islámico se recomienda no apegarse con mucha intensidad a la vida de orden material, sin vivirla en plenitud y hacer por nuestro paso en la tierra todo aquello que sea necesario para beneficiarnos y beneficiar sobre todo a los demás dando un lugar especial al orden espiritual y obviamente ahí radica la importancia manifiesta de estas reflexiones, porque no nos olvidemos que el ser humano se lleva de esta vida nada más que sus obras.
Navidad, se ha convertido en un acontecimiento para la mayoría de los países en Occidente totalmente mercantilista, propagandista, y consumista, muy lejos de lo que viene a representar su verdadero significado e incluso de acuerdo a varios estudios psicológicos, para algunas personas esta celebración se volvió incómoda, angustiosa, algo malo, costoso, porque creen que no pueden cumplir esas marcas culturales, ya no les gusta y por eso prefieren que pase en cuanto antes.
El pasado miércoles 6 de diciembre de esta gestión, el Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, como una provocación política, además de poco diplomática, declaró la ciudad de Jerusalén (Al-Quds)  en Palestina, capital de Israel, en consecuencia, ordenó trasladar su embajada radicada en Tel Aviv hacia la Ciudad Santa, aunque eso demorará cierto tiempo y según el canciller Rex Tillerson no podría ser implementada hasta 2019.
El Profeta Muhammad (PBD), el hombre que nació para eliminar la ignorancia, dotar de espiritualidad y establecer un plan de hermandad y alianza para reformar la base intelectual y religiosa de los musulmanes, así como del mundo; él que atacó y combatió la idolatría, y con ella, el negocio de la fe, las falsas costumbres, las supersticiones y las tradiciones ancestrales basadas en sistemas injustos que privilegiaban a determinados sectores.
No se puede pensar hoy en día en una sociedad mono cultural, mona religiosa, es imposible; pues la religión, las culturas, el mundo es totalmente diverso, existen miles de culturas, miles de costumbres, más bien se debe pensar en que la práctica religiosa sea un factor de integración, ya que como está el mundo, se necesita también la unificación, y no el olvido de Dios.
Arbain: un ejemplo de unidad entre todos los seres humanos, un momento de reflexión necesaria, unos instantes de paz ante el miedo que continúa latente por tanta agresión imperialista y sionista, por la ambición y la arrogancia de los más poderosos, un valioso segundo de súplica por los más desposeídos; pues también Arbain representa el marco, el escenario y es sin lugar a dudas la lucha en el plano antiimperialista y anti sionista al que llama el movimiento del Imam Hussein.
Lo que no informaron los medios es sobre la existencia de un obstáculo en cuanto a manejar, y es que, al obtener la licencia para conducir, el marido es quien debe autorizar si su esposa es capaz y digna de conducir; y tampoco ella podrá comprar un automóvil para hacerlo, pues solo podrá adquirir un vehículo si obtiene el permiso oficial de un hombre, sea su hermano, padre o esposo. 
Sobre el caso AMIA, debemos recordar que ya en el año 2008 el periodista estadounidense Gareth Porter realizó una amplia investigación sobre el atentado, entrevistando a los agentes del FBI de la embajada de Estados Unidos que asistieron a la Argentina en la investigación, concluyendo que nunca se encontró evidencia que implicara a Irán.
El otro día me preguntaron si es que las mujeres en Irán son esclavas que sólo se quedan en casa a cuidar a los hijos y si están sometidas a su esposo;  esa misma pregunta me la hicieron muchas veces, refiriéndose a la mujer musulmana (sea iraní, paquistaní, árabe, turca; etc.…) como sinónimo de sometimiento, de servilismo. Es que deja mucho que pensar el ver a las mujeres siempre haciéndose cargo de sus hijos y no el hombre, el deber de cocinar, el de arreglarlo todo y también estudiar o trabajar y obviamente atender al marido entre otras cosas más; pues la primera impresión a primera vista es esa. Pero si vamos investigando e indagando nos daremos cuenta que la realidad es otra.