“Todos los hombres son iguales como los dientes del peine del tejedor”, “No hay diferencia del blanco con el negro y del árabe sobre el no árabe”· Profeta del IslamLos muros de la vergüenza, los que el propio hombre edificó con sus ansias de poder para manifestar su supremacía hacia los más oprimidos, para expresar y exponer sus atributos de mando y recalcar quién es el vencedor, los que fueron construidos por mentes racistas, xenófobas, imperialistas, sionistas con el propósito de dividir a la humanidad; continúan en pie en este mundo generando esta división galopante entre el más débil contra los todo poderosos, quiénes globalizaron el mundo creando mercados capitalistas y haciendo del pobre su esclavo y en este momento valga la pregunta ¿Quiénes son más prisioneros de sus destinos, los que los construyeron o los que se encuentran atrapados en estos muros?
Allí, donde las montañas que surcan la Cisjordania ocupada se unen al árido desierto,  la segunda ciudad más poblada del West Bank se alza como símbolo de una ocupación que debe terminar: Al Jalil  - amigo o compañero en árabe – una ciudad donde el bandidaje sionista se expresa en toda su dimensión.
En Ramallah, Monte de Allah en Árabe , 15 kilómetros al norte de Al Quds - Jerusalén - radica la sede provisional del gobierno de la Autoridad Nacional Palestina - ANP -  como gran parte de sus oficinas administrativas y el aparato burocrático que sustenta esta organización. Una ciudad del West Bank,  que junto a los pueblos vecinos de Beituniya y al Bireh conforman el área metropolitana de Ramallah, rodeada por 76 kilómetros de muro, con 11 check point que controlan las entradas y salidas de esta capital devenida en un enorme ghetto a pesar de las luces y cierto aire cosmopolita. Desde Ramallah se divisa hacia el sur, con los campos surcados de muros y asentamientos de colonos judíos, la ciudad de Al Quds y la enorme carga simbólica que ella entraña, de la cual nos detendremos latamente a analizar.
Por lo general el Islam siempre ha sido presentado por los cristianos como una religión que no solamente toleró la esclavitud sino que la impulsó. Ésta es una grave acusación levantada en contra del Islam y en este ensayo me propongo demostrar su falsedad y de qué forma solo ha sido consecuencia del prejuicio y malicia en contra del Islam. Brevemente hemos mencionado la actitud del Cristianismo hacia la esclavitud y al respecto se discutirá más adelante. Aquí, para comenzar, echemos un vistazo al Islam y sus códigos.
Del estudio precedente llegamos a la conclusión de que el To­dopoderoso ha puesto abundantes recursos naturales a disposición del hombre y lo ha provisto con todo aquello necesario para la vida. No existe duda de que dichos recursos le han sido provistos para que haga el mejor uso posible de ellos, y no simplemente para que los mi­re o los desprecie o descuide, recurriendo a una vida monástica, desa­tendiendo el mundo. El Islam denuncia la renunciación. Se relata que el Santo Profeta (B. P. y Desc.) ha dicho: “En el Islam no hay vida monástica.”
El autor del libro «El Islam revolucionario y la revolución islámica», del que hemos extraído este artículo y esperamos ofrecer en los próximos números más sobre el tema, es un académico iraní involucrado en la revolución islámica de Irán. Como profesor de Universidad de estudios islámicos, y como diplomático, está cualificado para dibujar los rasgos de la revolución en sus caracteres verdaderos,  para dar las respuestas precisas no tratadas hasta ahora y así ayudar al  observador inteligente e  insatisfecho, a entender la postura d el Islam contra las superpotencias y contra el poderoso régimen del Sha, contra el colonialismo, explotación e imperialismo y cómo el Islam continúa inspirando a la comunidad musulmana del mundo contra la opresión.Así es como las revoluciones islámicas, a través de la historia del Islam, tienen su sentido y derecho dentro del propio Islam.
Pasada la conmemoración del Día Mundial del refugiado millones de seres humanos siguen ahí, se mueven y desplazan en su propio país o emigran pues el suyo ya no es un sitio seguro. Cruzan desiertos, selvas, montañas, se ahogan en los mares que se suponen deben unir al ser humano. Viven hacinados en tiendas precarias, malnutridos, sobreviviendo, añorando sus hogares y soñando construir uno. La conmemoración del Día Mundial del Refugiado sacó de las sombras un fenómeno que debe avergonzarnos.
El año 1979,  a escasos meses del triunfo de la Revolución Iraní, su líder, el fallecido Imam Jomeini designó el último viernes del ramadán como el Día Mundial de Al Quds – nombre de Jerusalén, La santa, en árabe - destinado a colocar la causa del pueblo palestino por su autodeterminación en el centro de las preocupaciones de la comunidad musulmana  - la Umma - del mundo entero.El día 7 de agosto del año 1979 el Imam Jomeini declaró “A lo largo de todos estos años, he advertido a los musulmanes del peligro del ocupante israelí, que estos días ha intensificado sus feroces ataques a los hermanos y hermanas palestinos, y que está bombardeando especialmente las casas de los combatientes palestinos en el Sur de El Libano para aniquilarlos.
Cualquiera sea su circunstancia, el hombre necesita siempre ali­mento, ropa, alojamiento y otras cosas de la vida, en correspondencia con su desarrollo intelectual y social, intenta asegurarlas en la mayor cantidad, de la mayor calidad y de la manera más rápida posible. Hasta donde sabemos, la cuestión de asegurarse los medios de vida ha sido siempre considerado en todas partes y aún es considera­do, un problema esencial de la vida humana. En todos los períodos ha sido uno de los problemas principales que ha atraído la atención de los individuos así como de las naciones.
Como un trágico cuento de nunca acabar, nuevamente, el Mar Mediterráneo – en este caso frente a las costas libias - se convierte en el cementerio para hombres y mujeres – incluidos menores de edad.Ellos buscan mejores perspectivas de vida y encaminan sus pasos y se lanzan, en precarias embarcaciones a navegar, para llegar a una Europa que se resiste a aceptar su responsabilidad en la mayor ola migratoria desde la Segunda Guerra Mundial. Seres humanos venidos del África Subsahariana, del Magreb, del Sahel, África Oriental, pero también de Eritrea y Siria. Mostrando con ello que las guerras y la crónica situación económica de subdesarrollo que vive África son causas que alientan el desplazamiento de millones de seres humanos, que miran desde la orilla sur del mediterráneo las luces de una Europa opulenta y lejana.