A la luz de las reflexiones precedentes cabe preguntarse si es posible adjudicarle a Averroes la famosa teoría de la doble verdad, tal y como en su momento lo hizo el averroísmo latino. Según Alain de Libera, los dos esquemas interpretativos más difundidos de la Doctrina decisiva -el de la historiografía filosófica greco-árabe (armonización de Platón y Aristóteles), y el de la filosofía medieval latina (la doble verdad)- son inadecuados, pues ambos presuponen una contradicción esencial entre sabiduría y revelación, cuando Averroes explícitamente niega esta contradicción, precisamente porque no existe, al menos para su autor. Lo que Averroes busca en la Doctrina decisiva no es armonizar la religión y la filosofía, sino legalizar esta última.
El texto titulado Fasl al-maqal, traducido como Doctrina decisiva y fundamento de la concordia entre la revelación y la ciencia, como su mismo título lo explicita, constituye una obra cuyo análisis es de vital importancia a los efectos de esta investigación. En este, Averroes se propone investigar de modo directo el problema de la relación entre la filosofía y la religión musulmana desde una perspectiva “interna”, es decir, la legitimación o exclusión mutua de ambas formas (saber racional y fe) teniendo en cuenta lo declarado explícita o implícitamente en el texto coránico así como las formas del razonamiento estrictamente filosófico o apodíctico.
La perspectiva “externalista” en la consideración del problema que centra este estudio, el de la relación entre la filosofía y la religión en algunas obras no comentarísticas de Averroes, no es nada deleznable. No se trata del mero procedimiento de “situar” las obras en cuestión en un contexto que les sirva de trasfondo, sino precisamente de lo contrario, es decir, de mostrar la importancia “de fondo” de la cuestión relativa al contexto en el aspecto “internalista” de la investigación (el análisis de las obras elegidas). Claramente no es objetivo de esta investigación un análisis exhaustivo del problema histórico-social del Islam en los tiempos de Averroes. Ello sería una investigación propiamente histórica e independiente.
El nombre de Averroes (Ibn Rushd para los árabes: 1126-1198) se asocia inmediatamente con el período de esplendor de la filosofía y de la cultura islámica medieval. A veces la asociación es más inmediata por la importancia que tuvo durante el renacimiento europeo la “corriente” más o menos homogénea del averroísmo latino. Gran filósofo (es considerado el comentarista por excelencia de la obra de Aristóteles), jurista, médico, matemático y astrónomo, su obra, al igual que la de otros pensadores islámicos, constituye una verdadera enciclopedia del saber árabe y musulmán. Así presentan a Averroes la mayoría de la historias de la filosofía medieval. Siempre se le atribuye cierta “grandeza”, pero más curioso resulta constatar que en ella “pesan” menos los valores de su propia filosofía que el hecho de que esta se refiera a otros grandes pensadores (Aristóteles) o sea referida por otros (Tomás de Aquino).