La Disertación de Fátima Az-Zahra (P)

 

Fátima Az-Zahrá (P) es poseedora de una esencia que deja perplejas a las mentes, las cuales se ven impotentes de alcanzar a comprenderla. Las palabras se paralizan al tratar de explicar su grandeza. Su existencia nos materializa los ideales islámicos. Cada una de sus virtudes se distingue por estar impregnada de la moral de la profecía. Ella es quien fue educada en la casa de la profecía y quien fue compañera del Imamato. Allah la escogió para ser hija del Elegido (BP) y madre de los puros Imames de los Musulmanes (P). 

Es esa sublime categoría y venerable posición que la elevó a su condición de Inmaculada, la que posibilitó que dejara grandes testimonios mediante su postura ante los acontecimientos acaecidos después del fallecimiento del Mensajero de Allah (BP). A continuación exponemos un extracto de una de sus más famosas disertaciones, pronunciada en la mezquita del Profeta en Medina.

Cuando le fueron arrebatadas las tierras de Fadak[1], a pesar de su juventud, dio esta disertación ante el Califa, los Muhayirin (emigrados desde la Meca), y los Ansar (auxiliadores de Medina) cuya elocuencia, sin llegar a ser palabras del Señor del Universo, se puede decir que está por encima de la del resto de las criaturas. ¡Cómo podría ser de otra manera si era la hija del Señor de los Mensajeros (BP) y la pareja digna del Señor de la Elocuencia!  

Fátimah Az-Zahrá (P), con su velo extendido sobre el rostro y cubierta con su Yalbab[2], llegó acompañada de un grupo de mujeres, y después de ser dispuesta una cortina entre ellas y los hombres, se sentó y comenzó a mencionar los padecimientos que sufrió después de la desaparición de su padre (BP), lo que provocó que muchos de los presentes estallaran en llanto. Ella esperó que las voces se acallaran y a continuación dijo:  

 “La alabanza sea para Allah por aquello con que ha agraciado. Suya sea la gratitud por lo que ha brindado. Suya sea la alabanza por todas las bendiciones que ha manifestado; las cuales, la magnitud de su extensión y número, son incalculables e imposibles de retribuir; y Cuya Eternidad está lejos de la comprensión. Él os invita a que logréis el incremento de éstas, siéndole agradecidos. Colmando de ellas (a Sus siervos), Él se hace acreedor a Su alabanza de parte de las criaturas. El  invita a que causéis su incremento, otorgándolas a su vez.  

Testimonio que no hay divinidad sino Allah, Único y sin asociado. Ciertamente que la creencia en el Monoteísmo sólo se manifiesta testimoniando estas palabras. El dispuso que los corazones contuvieran la tendencia al Monoteísmo. Iluminó las mentes para que pudieran comprender Su Unicidad mediante el razonamiento, así como la imposibilidad de que los ojos pudieran verle, de que las palabras pudieran describirle y de que la imaginación pudiera darle forma. Él es quien forjó las cosas sin que fuera a partir de algo existente antes que ellas. Las originó sin llevarse de modelos a los cuales imitar. Las creó mediante Su Poder, y las multiplicó mediante Su Voluntad. Él originó Su creación sin que necesitara de ella y sin que obtuviera beneficio de su conformación, sino que con ello materializó Su Sapiencia. Hizo reparar en la obediencia a Él, manifestó Su Poder, y concretó la adoración de Sus siervos. Luego dispuso la recompensa para quienes le obedecieran, y el castigo para quienes le desobedecieran, previniéndoles de Su cólera y guiándoles hacia el Paraíso.  

Testimonio que mi padre Muhammad es Su siervo y Enviado. Que Allah lo eligió antes de haberlo enviado. Que le dio su nombre antes de elegirlo, cuando aún las criaturas estaban en el mundo de lo oculto y vinculadas a la no-existencia, sabiendo Allah, Exaltado Sea, el curso de los acontecimientos, ya que El domina los sucesos de todas las épocas y posee el conocimiento de lo que acaecerá.  

Allah lo envió para perfeccionar y completar sus normas y concretar los niveles de Su Misericordia. Vio a los pueblos diversificados en sus religiones, empeñados en avivar el fuego de la discordia, adorando ídolos y renegando de Allah a sabiendas. Entonces Allah iluminó las tinieblas mediante mi padre Muhammad (BP), sacando a la luz los graves problemas de los corazones, retirando los velos de los ojos y guiando a la gente. Les salvó del extravío y sacó de la oscuridad. Les guió hacia el correcto modo de vida e invitó al sendero recto. 

Luego Allah tomó su alma de una forma benevolente, encontrándose en él la mejor voluntad, deseo, y disposición de sacrificio. De esa manera, Muhammad (BP) se halla en un estado de bienestar en relación a las fatigas de este mundo. Está rodeado de nobles ángeles y de la complacencia del Señor Misericordioso. Se encuentra en la vecindad del Soberano Todopoderoso.

¡Que Allah bendiga a mi padre, Su Profeta, lo mejor y más puro de su Creación! ¡Que la Paz, la Misericordia y Bendiciones de Allah sean sobre él!”

 Luego, dirigiéndose a los presentes dijo:

 “Vosotros -siervos de Allah- sois quienes deben mantener sus preceptos y prohibiciones, y quienes deben portar su religión y revelación. Sois los depositarios de lo que Allah os ha confiado. Sois quienes deben hacerlo llegar a los pueblos. Hay un aval de Su Verdad entre vosotros, que es un legado que os ha concedido: es el elocuente Libro de Allah, el veraz Corán, la luz resplandeciente cuyos argumentos son claros, y cuyas sutilezas son alcanzables. Quienes lo han adoptado como su Libro se sienten jubilosos con él. Guía hacia la complacencia de Allah a quien lo sigue. Dirige a la salvación a quienes le prestan atención. Es mediante él que se alcanzan las relucientes evidencias de Allah y Sus preceptos descritos, Sus prohibiciones de las que Allah advirtió, Sus claros conceptos, Sus acabados argumentos, Sus actos aconsejables, Sus actos permitidos y Su ley designada.

Allah dispuso la fe como purificación para vuestros corazones de la vileza de la idolatría, el rezo como forma de repeler la soberbia, el diezmo como purificación de vuestras almas e incremento de vuestras gracias, el ayuno como consolidación de la sinceridad, la peregrinación como exaltadora de la religión, la justicia para armonizar los corazones, la obediencia a Ahlul Bait como orden para la comunidad, nuestro Imamato como salvaguarda de la diversificación, el Yihad como grandeza para el Islam, la paciencia como ayuda hasta que la recompensa llegue, la encomendación del bien como beneficio general, el bien para con los padres como refugio de la cólera divina, la unión entre parientes como medio de alargar la vida y aumentar el número de individuos, el talión para evitar el derramamiento de sangre, el cumplimiento de las promesas para que se manifieste el perdón, la honradez en dar el peso y la medida para evitar el menoscabo, la prohibición de tomar embriagantes como forma de alejar lo abominable e impuro, el impedimento de la acusación contra las mujeres castas como velo contra la maldición, y el alejamiento de las posesiones de las personas como respuesta a la honestidad. Allah prohibió el politeísmo para que fuera testimoniada su Unicidad en el Señorío. ¡Temed a Allah de la forma en que se debe, y no muráis sin que seáis Musulmanes! ¡Obedeced a Allah en aquello que os ha ordenado y prohibido, ya que sólo temen a Allah, de entre sus siervos, quienes tienen conocimiento!...”.[3]

 

Extraído de la revista islámica Kauzar

Todos derechos reservados. Se permite copiar citando la referencia.

www.islamoriente.com, Fundación Cultural Oriente

 

[1] Fadak: Aldea a tres días de Medina. Después de la victoria de Jaibar contra los judíos que se habían aliado a los politeístas contra el Islam, éstos dieron la mitad de esas tierras como parte de un pacto de paz. Después de ser revelada la aleya «...y otorga a tus parientes su derecho...», el Mensajero (BP) se las dio a Fátimah Az-Zahrá (P), quien dispuso de ellas por un período de cuatro años, hasta que, después del fallecimiento de Profeta (BP), le fueron arrebatadas.

[2] Manto que cubre todo el cuerpo, conocido en Irán como ‘chador’

[3] Al-Ihtiyay de At-Tabarsi / p.79 (Ediciones Al-Bairutiah). Al-Imamah was Siasah de Ibn Qutaibah / T.2 / p.14. Usdul Gabag de Ibn Al-Azir / T.2 / p.522. Al-Isabah fi Ma‘rifatis Sahabah de Ibn Hayar pp.61-66. Balaghatun Nisa de Ibn Taifur / p.12 Tadhquiratul Jawas de Ibn Al-Yuzi.

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