El Legado del Imam Jomeini(r.a.)
Por los hermanos musulmanes de la Mezquita At-Tawhîd
Extraído de El Mensaje del Islam Nº8
Mucho se ha escrito acerca del Imam Jomeini y, sin duda, mucho más se escribirá en los años, décadas y siglos por venir. Pero en el caso del Imam Jomeini, los escritores de necrológicas no tuvieron la última palabra, pues su muerte marcó el comienzo de una leyenda, el cimiento de un nuevo Jomeini cuya influencia continúa guiando y modelando el destino de la ummah (comunidad musulmana) y de las futuras generaciones.
El Imam Jomeini ha desaparecido físicamente, pero vive en el corazón de millones de musulmanes, y su legado de luz y justicia crece día a día y se expande, y triunfará sobre todos los enemigos del Islam, In sha’ Allah.
La vida del Imam Jomeini es un ejemplo que inspirará a los musulmanes y a las futuras generaciones.
El Imam Jomeini nació como Ruhol·lah al-Musawi el 20 de Yamâdi az-Zâni de 1320, el 24 de septiembre de 1900 según el calendario occidental, que es también la fecha del nacimiento de Hadrat Fâtimah az-Zahrâ, la paz sea con ella, la querida hija del Profeta Muhammad, la bendición y la paz sean con él y su descendencia purificada, que fue esposa del Comandante de los Creyentes ‘Alî Ibn Abî Tâlib, la paz sea con él, y madre de Hasan y Husain, la paz sea con ambos, los Señores de los jóvenes del Paraíso. Una fecha sin duda muy favorable. Nació en Jomein, una pequeña ciudad situada a unos trescientos kilómetros al sudoeste de Teherán, de donde proviene el apodo por el que se le conoce en todo el mundo, Jomeini (natural de Jomein: los aiatullahs generalmente toman el nombre de su lugar de origen). Su familia desciende de una rama directa del séptimo Imam de los musulmanes, Musa Al-Kâzhim, la paz sea con él, que murió mártir en el año romano de 799, envenenado por orden del tirano abasida Harûn Ar-Rashîd, por eso el Imam Jomeini llevaba el turbante negro que le acreditaba ser descendiente de la familia del Profeta Muhammad (BP).
Jomein está situado en una zona especialmente religiosa, en pleno corazón del Irán, en la provincia de Markazí, a unos 1700 metros de altitud sobre el nivel del mar. En la época en que creció el futuro Imam, la ciudad tenía unos 16000 habitantes. Nacido en una familia de comerciantes muy religiosos, su abuelo Saiied Ahmad era conocido como al-Hindi (el hindú) porque había pasado gran parte de su vida predicando el Islam en la India.
Su padre fue un conocido Aiatullah, llamado Mustafa al-Musawi, que recibió un disparo en la cabeza y murió mártir, asesinado por los agentes de unos terratenientes acomodados, como consecuencia de haber defendido la causa de algunos de sus arrendatarios granjeros cuando Ruhol·lah al-Musawi tenía solo cinco meses de edad. Dejaba tres hijos y tres hijas. Ruhol·lah fue educado por su madre y su tía. Las dos mujeres fallecieron cuando Ruhol·lah tenía 16 años, fecha en la que pasó a vivir con su hermano mayor Saiied Murteza, convertido más tarde en el Aiatullah Pasandideh, que le inició en los estudios religiosos.
Corría el año de 1919. En una alejada ciudad, al borde del desierto, un sabio maestro decía a un alumno de 17 años: “Aquí no hay nada más que puedas aprender. Te he enseñado todo lo que sé”. El joven se había convertido en un talabah (palabra árabe que traducida quiere decir: el buscador). Para este inteligente joven de finos y firmes modales, el lugar natural para continuar sus estudios era la ciudad sagrada de Nayaf donde se encuentra el mausoleo del Imam ‘Alî Ibn Abî Tâlib (P), en la Mesopotamia (Irak actual), pero cuando preguntó cómo hacer para llegar allí, se le contestó que solo alcanzaría Nayaf si recibía visa del cónsul inglés, puesto que los ingleses ocupaban Bagdad desde marzo de 1917. El joven reflexionó y encontró que era inadmisible pedir permiso a los infieles para estudiar el Islam en una universidad del Islam. Muchos le aconsejaron, que si no iba a Nayaf fuera a Aligarh, a su entonces moderna universidad islámica. Pero Aligarh quedaba en la India, y también se requería visa de los ingleses. Ya sea para ir hacia el Este o al Oeste hay que pedir autorización a los enemigos del Islam, meditó el joven. ¿Y dónde ir en Irán? Se sintió en una encrucijada. El joven desde los diez años, escribía profundas ondas y sonetos. El poeta en él se sintió atraído por una ciudad donde aun reinaba la paz del Islam, la perfumada villa de Arak, con sus inmensos y coloridos jardines. Las flores de Arak curarían su frustrada tentativa. Allí aprendería no solo lo concerniente a la teología, sino también sobre las causas de por qué los musulmanes necesitaban visa británica para viajar a través del territorio islámico. Este joven silencioso, de mirada profunda y piadosa, no era otro que nuestro querido Imam Jomeini, Dios exalte su morada en el Paraíso.
Cuando, en 1921, Ruhol·lah Jomeini fue a estudiar teología islámica a la ciudad de Arak, a unos cuarenta y cinco kilómetros al norte de Jomein, con el famoso sabio Aiatullah Abdulkarim Ha’iri, lo más seguro sería que su carrera le llevase a convertirse en un religioso más, dedicado a dar sermones en la mezquita de su ciudad y preocuparse solo por la pureza de los rezos. Dice el Imam Jomeini en su libro “El Gobierno Islámico” (Hukumate islami):
“Debemos presentar al pueblo el Islam en su auténtica forma, para que nuestra juventud no caricaturice a los clérigos sentados en cualquier esquina de Nayaf o Qom, estudiando las cuestiones de la menstruación y el parto en lugar de interesarse por la política, y obtener la conclusión de que debe separarse a la religión de la política. Esta consigna sobre la separación entre la religión y la política y la exigencia de que los estudiosos islámicos no intervengan en asuntos políticos y sociales ha sido formulada y extendida por los imperialistas: sólo los profanos repiten eso. ¿Estaban separadas religión y política en tiempos del Profeta (BP)? ¿Existe un grupo de clérigos, por un lado, y un grupo de políticos y líderes, en oposición a ellos? ¿Estaban separadas religión y política en la época de los califas –aun cuando no fueran legítimos- o en tiempos del Comandante de los Creyentes (P)? ¿Existen dos autoridades separadas? Estas consignas y clamores han sido promovidos por los imperialistas y sus agentes políticos para evitar que la religión coordine los asuntos de este mundo y conforme la comunidad musulmana, y a la par crea un abismo entre los eruditos islámicos, por un lado, y las masas y aquellos que luchan por la libertad e independencia, por otro. Así, ellos han sido capaces de dominar nuestro pueblo y saquear nuestros recursos, lo que siempre ha sido su objetivo final.
Si nosotros musulmanes, no hacemos más que ocuparnos en plegarias canónicas, súplicas a Dios o invocar Su Nombre, los imperialistas y los gobiernos opresores, aliados de ellos, nos dejarán tranquilos. Si decimos hoy: “Permitidnos concentrarnos en hacer el llamado a la oración (adhân) y decir nuestras plegarias. Dejadlos que vengan y nos roben todo lo que es nuestro. Dios cuidará de ello. No hay poder ni refugio excepto en Él, y si Dios quiere seremos recompensados en el más allá”. Si esta es nuestra lógica, ellos no nos molestarán.
Una vez durante la ocupación de Irak, un determinado oficial británico preguntó: “¿Es acaso este adhân que se oye proclamar desde el minarete, dañino para la política británica?”. Cuando se le explicó que era inofensivo, dijo: “Entonces permitid que se llame a la oración todo lo que se quiera”.
Si no ponemos atención a la política de los imperialistas, y consideramos que el Islam son solo unos cuantos tópicos que siempre se estudian sin ir nunca más lejos, entonces los imperialistas te dejarán tranquilo. Reza tanto como quieras, es tu petróleo por lo que van, ¿por qué se van a molestar por tus oraciones? Vienen por nuestros minerales, y quieren transformar nuestro país en un mercado para sus productos. Esta es la razón por la que los gobiernos títeres que ellos han instalado nos previenen contra la industrialización, y, en su lugar, solamente instalan industrias y plantas de montaje que dependen del mundo exterior...(ver la continuación en archivo pdf)
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