La avanzada intolerante del evangelismo en América Latina como yuxtaposición a la construcción de la identidad

“La nuestra es la lucha contra todas las desigualdades. La nuestra es la lucha de los pueblos descalzos contra el libertinaje y la prodigalidad de los desmesurados. La lucha de los valores ideológicos y revolucionarios contra el sucio mundo del poder, el dinero y la codicia”. Ruhollah Jomeini

Roberto Chambi Calle[1]

Las recientes noticias en el mundo han pasado del terrorismo en Medio Oriente al Coronavirus, y para hacerlo  frente aparecieron pronósticos científicos, médicos e incluso manifestaciones de líderes evangélicos que han declarado que “los que paguen el diezmo estarán protegidos contra el coronavirus[2]” y es que las organizaciones evangélicas en este último tiempo, no solo se han dedicado a las tareas de “sanación y curación” dentro de sus recintos; sino que también desde sus pulpitos han comenzado a planificar lo que sería la toma de las riendas de los sistemas políticos y de decisión en la zona a partir de que el gobierno de Jesús y el Espíritu Santo deben reinar en América Latina (y en el mundo)  por sobre otro tipo de creencias.

Hasta hace pocos años las iglesias cristianas protestantes no tenían estos niveles de decisión, su influencia ha rebasado sus estructuras internas posesionándose en centros de decisión de algunos estados en América Latina,  fenómeno que fue muy notorio con los discursos racistas y discriminadores de los “líderes políticos” especialmente el de EEUU y su máximo representante, Trump, quien con un discurso fascista intolerante e impositor se hizo Presidente de los Estados Unidos, apoyado en gran parte por aquel conjunto de personas que manejan esta postura contra  las demás creencias, principios e ideologías haciéndolas ver como ajenas y herejes que no deben gobernar; pues de hacerlo estarán quebrando las órdenes de Jesús y el espíritu santo.  

Este movimiento no solo se ha estrellado contra los sistemas de gobiernos en América Latina; sino también contra aquellas otras creencias milenarias de los pueblos de Abya Yala, así como de las demás confesiones religiosas que son herejes y que se irán al infierno, pues no creen en Jesús (Palabra de Dios”) o la Biblia, cuando muchos estados han promovido y protegido estos derechos fundamentales cristalizándose en normas jurídicas legales.

La avanzada del cristianismo protestante (pentecostales, neo pentecostales, metodistas, adventistas, mormones, etc.) han logrado permearse y controlar muchos órganos de poder, muchos Presidentes desde Trump en EEUU, Bolsonaro en Brasil  o el fenómeno eleccionario en Costa Rica, han sido los lugares en donde otrora eran tenues y raudos hoy hayan logrado constituir fuerzas de decisión gubernamental a partir de que estos “líderes” han sido apoyados utilizando un discurso xenófobo, racista y discriminador, sostenidos por grupos de personas que creen que sus principios “curarán” los males de la humanidad. Ello nos hace entender del por qué en la actualidad actúan con mano dura e impunidad descarada contra los pobres; así por ejemplo hay toda una panoplia de legisladores en Brasil quienes en coordinación con Bolsonaro han amputado y vulnerado los derechos de otro tipo de minorías especialmente la indígena que tiene sus propias creencias ancestrales mucho más antes que el cristianismo llegara a América Latina.

Creemos que vivimos en una sociedad libre; la realidad es otra, pues cuando estos  hacen la toma del poder (aunque parciamente) tienen la capacidad de doblegar algunas de las decisiones de los gobiernos como las directrices o el trato que se hace con otro tipo de ideologías y creencias, actuando de manera intolerante y sobre todo demagógica y aquí es en donde el islam y los musulmanes son catalogados como herejes y como aquellos pecadores que se irán al infierno o los terroristas que están en América (Norte, Centro y Sur) infundiendo de esta manera la islamofobia. Pero el doblamiento de las decisiones no solo es para el islam o los musulmanes; sino para otras comunidades que no están a favor de sus posturas.

Este cristianismo evangélico no solo ha espetado las estructuras sociales, sino su ambición hace que sus políticas vayan alineadas con posturas para cambiar de manera radical el sistema de gobierno y el estado y cuando consiguen sus objetivos aúnan esfuerzos para dar continuidad a esta intolerancia, así por ejemplo en el plano internacional hacen alianzas que van rompiendo el sistema legal como la de Trump y Bolsonaro respecto a la ocupación y la usurpación de Palestina por parte del régimen israelí.

Muchos países bajo la egida de EEUU y Tump han reconocido a Jerusalén como la capital de Israel, el oprobio en Latinoamérica ha sido tan flagrante que países como Honduras, Guatemala, Paraguay o Brasil también lo hicieron siendo que lo derechos de esta capital están observados y en estatu Quo por parte de Naciones Unidas y la comunidad Internacional.  

Este fanatismo intolerante y discriminador no solo se ha estrellado contra la normativa internacional al apoyar ilegalidades como Palestina; sino contra sus propios estados tal es el sine quanon del problema que países como Bolivia, Chile o Colombia están siendo golpeados en nombre de “Dios”, así por ejemplo el caso de Bolivia preocupa en demasía, pues allá hay un retroceso en cuanto a los derechos ganados por sus ciudadanos, ya que con el reciente golpe de estado del 10 de noviembre de 2019 contra el primer Presidente Indígena de Bolivia Evo Morales Ayma se “han sacado” a los “salvajes[3]” del poder, porque estos deben volver a “su chaco[4]” así como también dijo Camacho: "Vamos a sacar de los lugares públicos la Pachamama y vamos a imponer la Biblia[5]".

Una vez habiendo usurpado el poder legítimo y constitucional ingresaron al centro del poder en La Paz (Palacio Quemado) con la Biblia en mano, diciendo que “Bolivia es de Dios” y no de los comunistas, socialista, ni ateos; así como hace más de 500 años un puñado de españoles liderados por un  porquerizo y un sacerdote asesinaron como matarifes a miles de hombres cercenando sus cuerpos, disparándoles con cañones, arcabuces para finalmente ser pisoteados con sus caballos dejando Cajamarca (1532) con olor a carne y sangre de “esas bestias que no tenían alma”.

La avanzada del cristianismo intolerante no es de ahora, sino desde hace muchos siglos antes, hoy esa intolerancia tiene un nuevo glasé que está permeado en gobiernos, estados y organizaciones internacionales como la Organización de Estados Americanos, con mucha razón el Filósofo y Humanista Enrique Dussel manifestó que “grupos evangélicos son la nueva arma de Estado Unidos para los golpes en América Latina” así también dijo que “Esa biblia reinterpretada desde un hombre moderno norteamericano es el origen de la posibilidad de una nueva Biblia, eso es hoy usado por la OEA y la nueva política norteamericana que se está retirando de Medio Oriente. Se habían alejado de América Latina; pero como en Irak e Irán han sido derrotados, vuelven a Latinoamérica y la quieren recuperar. Eran sutiles los métodos pero hemos vuelto a los golpes de Estado[6]”.  

Pero que es lo que mueve a tanta gente para que pueda tomar esta postura que más allá de sus principios son engañados en su buena fe, cuando algunos de sus “pastores” dicen que ¡para que no se tenga coronavirus se debe pagar el diezmo!

Es increíble a qué grado de desconocimiento y falta de profundidad han llegado estos pseudo líderes o es que solo ellos siguen los postulados del capitalismo y el neoliberalismo financiero cuando asistiendo a una de sus sesiones “de sanación espiritual” no se hace ningún aporte son clasificados como poco practicantes y creyentes; pues no hacen su aporte para su “parcela de tierra en el paraíso”, por lo cual no serán salvos del fuego del infierno. Pero no solo este evangelismo atropella al estado en esencia misma, sino vulnera los derechos de los sujetos internacionales (Personas, Estados y Organizaciones Internacionales) tratando de borrar lo poco que han conseguido en estos años.

Estas posturas tan radicales tienen como objetivos erradicar todas las creencias ancestrales de los pueblos, tal cual lo hemos manifestado en el caso boliviano, pero no solo es ello sino que trata de sepultar a las civilizaciones no teniendo ni siquiera la voluntad de convivir con ella;  pues “no es de Dios” cuándo en muchos estados teocráticos hay un respeto por las tradiciones ancestrales, así como otro tipos de creencias y valores, ya que debe manifestarse acá que los hombres y mujeres van a una congregación religiosa en busca de espiritualidad, no para que los hagan odiadores intolerantes de su cultura, su lengua, sus principios, su arte en definitiva  su civilización.

Desde sus inicios estas organizaciones “Evangélicas” han sido los caldos de cultivo para que las personas odien sus atavismos milenarios, incluso su color de piel, sus formas, sus símbolos convirtiéndose en la continuidad de ese avasallamiento cuando los españoles llegaron a saquear a Abya Yala.

Los albores de América Latina han sido profundamente marcados, primero por el catolicismo que duró hasta los años 70as  y 80as del siglo pasado, hoy esos resabios se han encarnado en el movimiento evangélico igual que otrora; no respetando las estructuras sociales, políticas, ni económicas de los estados más aun contra aquella otra forma de llevar la espiritualidad como por ejemplo el Islam, por eso se hace urgente que los movimientos sociales y humanistas puedan contener está avanzada tan desmedida e irracional, pues va  contra la lógica imponiendo la Biblia y estableciendo el gobierno de cristo en la tierra, siendo paradójico ello, ya que para la mayoría de estos grupos la biblia es interpretada a su manera, siendo proclive a doblegar la conciencia de las personas así como la propia verdad, cuando  Jesús enseñó otras formas que contradicen lo que inculcan en sus sermones pues decía Jesús "Bienaventurados los pobres porque vuestro es el reino de Dios[7]".

Está claro con todo ello que la mayoría de estos grupos va irrumpiendo en América Latina con un discurso intolerante, islamofobo y racista, sin duda hay excepciones como los grupos que apoyaron A Daniel Ortega en Nicaragua o en México cuando Manuel López Obrador incluyó en su coalición a Partido Encuentro Social; estos son sin duda algunas  excepciones a diferencia de Trump, Bolsonaro o Piñera en Chile quienes son apoyados en cierta medida por estos que al no tener tolerancia con otras posturas realizan sus exegesis particulares dejando de lado los axiomas que los profetas han enseñado: humildad, austeridad, pobreza ayuda al necesitado o estar siempre del lado de la justicia, de continuar esta avanzada en el futuro habrán países que no respeten los derechos de las minorías, que no respeten los ordenamientos jurídicos nacionales e internacionales y lo peor de todo que se viva en un estado gendarme, avasallador, intolerante, discriminador y racista, ya hemos mencionado  el ejemplo Boliviano, por ello se hace de  vital importancia que los actores, nacionales e internacionales sean conscientes actuando de acuerdo a los verdaderos principios;   el de los seres humanos no de aquellos que hacen su interpretación personal para su propio favoritismo, así como para sus élites complacientes a regímenes e imperialismos que sepultaron los derechos de los pobres y oprimidos del mundo.

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