Mujer y familia en el Islam
Autor: Mahdi Mahrizi
El segundo escenario de la vida humana, tanto de la mujer como del hombre, es la vida familiar. Este capítulo estará dedicado a manifestar la identidad común de estos entes dentro del marco de la familia y, si es imposible creer en la igualdad de carácter humano del hombre y de la mujer, a menos que sea probado en todos los campos de la vida. En el capítulo dos, lo común - entre ambos géneros- en la madurez individual y humana fue puesto en discusión, y en éste lo haremos acerca de la identidad común de ellos en el ámbito de la familia.
Para lograr este objetivo, dos temas requieren ser estudiados: Primero, la forma en la cual el Islam comprende el matrimonio, al igual que la claridad que debe tener el formar una familia; y segundo, se prestará atención a la posición y estatus de la mujer en la familia.
¿Cómo contempla el Islam al Matrimonio?
Muchas leyes y normas sobre el asunto de la familia han sido decretadas en religiones y en antiguas escuelas de leyes, las cuales están basadas en sus puntos de vista acerca del fenómeno del matrimonio. Estos puntos de vista y deducciones nunca podrán estar en un mismo nivel, para ambos, en tanto a lo que respecta a la profundidad, veracidad y desviación.
Eso es porque existen, en las religiones y creencias -aún entre eruditos musulmanes-, muchas opiniones desviadas y parcializadas. Entre los monjes y rabinos, se tiene la creencia que el matrimonio es opuesto a la santidad y castidad, que es sólo permitido para la procreación de la descendencia y prevención del libertinaje desenfrenado por parte de los hombres y de las mujeres.
Entre tanto, Bertrand Russell, expresa que de acuerdo con la teoría de San Pablo, la producción de la generación era sólo un objetivo parcial del matrimonio, mientras que su objetivo principal era la prevención del adulterio y el libertinaje. Este fue el papel principal del matrimonio, evitar la corrupción y la impudicia.
Al-Ghazali, un eminente pensador Sunni, toma en consideración cinco beneficios del matrimonio: producción de hijos, derrota de la lujuria de la carne, dar tranquilidad al ser, entregar solución al corazón, y fortalecer la autodisciplina.
Siendo para éste, entre todas, la conservación de la descendencia como la ventaja más importante, diciendo: “La procreación es el origen, y en honor a ella, el matrimonio ha sido decretado y legalizado con el propósito de mantener la descendencia y, con el fin de evitar que el mundo sea desprovisto de la humanidad. La lujuria se ha creado sólo como una fuerza irresistible e incitante para mantener la generación”[1].
El punto notable en el discurso de Al-Ghazali, es su -parcializada- visión del asunto del matrimonio, puesto que, su explicación sobre los tres últimos beneficios se plantean como si todas las ventajas del matrimonio, fuesen para el hombre. En la tercera ventaja, la cual es la tranquilidad al Ser, dice: “El alma humana llega a estar aburrida y cansada con la continua perseverancia en la adoración, y la sociabilidad con las mujeres permite que se pueda deshacer de dicho cansancio”. En el cuarto beneficio dice: “Puesto que los quehaceres del hogar son confiados a la mujer, entonces el corazón del hombre no está comprometido sino que es libre para adorar y, algunas de sus perturbaciones son eliminadas”. Al explicar el quinto beneficio dice: “La práctica estricta de la autodisciplina puede ser lograda a través del cuidado y la satisfacción de todas las necesidades y requerimientos de los niños y de los miembros de la familia”[2].
Por consiguiente, de estas cinco ventajas del matrimonio, dos son comunes tanto para el hombre como para la mujer, pero las otras tres pertenecen sólo al hombre.
Al.lama at-Tabataba’i, un gran exégeta Shi'ah, toma los principales objetivos del matrimonio y la copulación, como la permanencia de las especies y la procreación de la misma descendencia. Al mismo tiempo, considera que la disminución y la satisfacción de la lujuria, la colaboración en la vida material y los quehaceres del hogar son, debido a la esencia verdadera del matrimonio, preliminar y preludios de la vida conyugal o consecuentes ventajas[3].
Asimismo, expresa de la siguiente manera que:
La naturaleza de los hombres los empuja a que deseen e intenten obtener al sexo femenino, y viceversa. El proveer a cada hombre y toda mujer con las cualidades masculinas y femeninas, respectivamente, no tiene ningún otro propósito que la procreación de la misma descendencia y la permanencia de la especie humana. Por lo tanto, el matrimonio está basado en esta realidad, y todas las leyes para éste giran alrededor de esa realidad.[4]
Después de mostrar este objetivo él continua criticando otros puntos de vista, tal como podemos apreciar:
“Las leyes y normas de hoy en día respecto al matrimonio han sido decretadas basándose en la participación del hombre y de la mujer en el manejo de los asuntos de la vida. Por lo tanto, el contrato matrimonial es un tipo de sociedad en la vida, cuyo ámbito o magnitud es menor que la comunidad urbana. Sobre esta base, las leyes modernas no interfieren con las relacionadas a la castidad, las cuales han sido legisladas por el Islam.”[5]
Él sostiene esta teoría que es inconsistente con el temperamento y la disposición humana, diciendo: “Si el propósito del matrimonio es tal realidad, puede establecerse entre dos individuos de igual sexo y familia, y tampoco nunca se habría tenido la necesidad de tales leyes y normas”[6].
Aparentemente este punto de vista, expresado por Al-Ghazali y sus predecesores, es vulnerable a la crítica debido a las siguientes razones:
- Hay un fuerte énfasis en el Corán acerca del tema de la tranquilidad y sosiego, y en los versículos Coránicos se ha enunciado que el objetivo de crear a la mujer y al hombre es que encuentren calma y descanso.
- Si el objetivo del matrimonio es sólo la procreación sin ningún otro propósito, entonces no hay diferencia entre un animal y un hombre. Porque los animales se reproducen de la misma forma y su descendencia puede sobrevivir, aunque no se comprometan con una familia y así su sistema no requiera normas específicas.
- Al-Ghazali mismo considera, por otro lado, la procreación de la especie y la permanencia de la descendencia como filosofía del matrimonio y, no su causa. Por consiguiente, él considera que casarse con una mujer estéril y menopáusica como algo permitido[7].
Sin embargo, nadie puede aceptar el punto de vista unilateral al respecto del matrimonio, sean la multiplicación de la generación u otros propósitos tomados en consideración como objetivos del matrimonio. Más bien creemos que el contrato matrimonial, en la Shari'ah Islámica, busca alcanzar varios objetivos los cuales son establecidos por los legisladores islámicos:
Continuación de la descendencia humana.
El Sagrado Corán se refiere al matrimonio con términos como cultivo y cosecha:
“Vuestras mujeres son un campo de labranza para vosotros. Id, pues, a vuestro campo como deseéis.” (2: 223)
Sayyid Qutub, cuando hablaba acerca de este verso, dice: “Los versículos coránicos manifiestan en muchos lugares, con expresiones diversas, la conexión del matrimonio usando el término vestido -Libās- en un momento y, encontrar descanso y amor en otro, o un campo de labranza -harz- en otra ocasión.”
El término campo de labranza –harz- indica una parte adjunta al matrimonio, que significa procreación de la especie y la multiplicación de la descendencia. Así, llegamos a la comprensión de la profunda visión del Islam, la cual ha admitido al hombre con todas sus inclinaciones y necesidades[8].
Existen algunas tradiciones que sustentan este tema. Una vez el Mensajero de Allah (P) dijo:
“Casaos para que se multipliquen en número de modo que yo pueda presumir con ustedes ante las naciones.”[9]
El Imam Al-Baqir (a.s.) narró que el Profeta (P) dijo:
“¿Qué mantiene a un creyente alejado de tomar una esposa?” que Allah le conceda un hijo que haga la tierra más pesada diciendo “No hay dios sino Allah.”
Este acuerdo y tranquilidad de la pareja - novio y novia es una de las metas sobre las cuales el Corán ha hecho énfasis. Este factor ha sido indicado en el Corán en el verso número 89 de la Sura al-A’raf, y en el verso número 31 de la Sura ar-Rum. Estos versículos junto con la explicación dada en el capítulo uno, consideran el reposo de la esposa y del esposo, como la filosofía de la creación del hombre y de la mujer.
También, en algunas tradiciones la sociabilidad espiritual ha sido considerada como el factor de creación de la pareja, tal como se muestra:
“Luego Él creó para él -Adán- a Hawwa-Eva…Adán dijo: ¡Oh Señor mío! ¿Qué es esta agradable criatura? Me siento muy complacido con ella y con mirarla. Allah dijo: ¡Oh Adán! Esta es mi esclava Eva… ¿te gusta que esté contigo para que te alegre y hable contigo? Él contestó: Sí, Señor mío, si me haces eso, estaré agradecido Contigo mientras esté vivo.”[10]
Satisfacción del instinto sexual
Uno de los principales instintos del hombre es el sexual, a cuya posición en la Ley Islámica -Shari'ah- se le ha prestado mucha atención y cuidado. De hecho, el punto de vista realista de su atención hacia el tan maravilloso deseo de instinto sexual.
Se ha registrado que Más’adah Ibn Sadaqah dijo:
“He escuchado que una vez se le preguntó al Imam As-Ŝadiq (a.s.): ¿Por qué no consideras al adultero como incrédulo mientras que a alguien que abandona las oraciones obligatorias si lo consideras así? El Imam As-Ŝadiq (a.s.) contestó: el incentivo que lleva a un adúltero a cometer ese pecado -el adulterio- es la pasión bestial -la libido- que lo supera, pero el incentivo que hace que alguien abandone sus oraciones obligatorias es únicamente el menosprecio y el desprecio por ellas. Un fornicador adquiere placer del acto que realiza y lo que pretende ganar con esa acción, es placer sexual únicamente, mientras que no es lo mismo para alguien en el caso de las oraciones porque quien las abandona no siente placer al dejar de realizarlas.”[11]
En otra referencia, puede encontrarse respuesta a la misma pregunta, en la cual el Imam As-Ŝadiq (a.s.) dijo:
“La razón detrás de esto yace en el hecho de que cualquier cosa a la que te arrojas a realizar, sin ningún animoso incentivo que te fuerce a hacerlo o a no superar una acción, como el adulterio y la bebida de licor sino que tú mismo abandonas las oraciones sin ninguna lujuria o deseo, por lo tanto esto es considerado como desdén y desprecio.”[12]
Sin embargo, en otra tradición el Imam As-Ŝadiq (a.s.) declaró:
“Lapida al hombre y a la mujer mayor porque ellos ya han pasado y superado la etapa de la lujuria y la sensualidad.”[13]
En los libros de jurisprudencia y tradiciones ha sido enunciado que cada mujer y hombre, quienes cada mañana y noche no pueden satisfacer legalmente su lujuria, son considerados como muhsan[14]. Si cualquiera de ellos comete adulterio, su pena es conmutada, y la ejecución –muerte por lapidación será cambiada por flagelación –yald-[15].
Una vez el Imam As-Ŝadiq (a.s.) preguntó:
“¿Sabes cuál es el mejor de los placeres?” ellos no sabían la respuesta, entonces él (a.s.) dijo: “En verdad lo más placentero yace en las mujeres”[16]. “El hombre nunca se ha complacido, en esta vida ni en la otra, con un placer mejor que la felicidad de dormir con una mujer”.
Desde luego, este placer no está sólo en la forma que el hombre se complace. Dicho asunto ha sido indicado de manera general en el complemento de esta tradición:
El Imam (a.s.) añadió: “Los habitantes del Paraíso no encuentran placer, en el Jardín más deseable para ellos, que la copulación con las mujeres, ni alimento o bebida en el cielo”[17].
Todas estas tradiciones reflejan el fuerte poder del instinto sexual dentro cada ser humano; de tal forma que el legislador islámico le ha prestado buena atención y cuidado.
Ahora, puede verse que es inevitable decir que este instinto, con esa fuerza, debe ser satisfecho dentro de los límites del hogar y su sano fundamento es el contrato matrimonial.
Como complemento de la tradición mencionada en el capítulo anterior, se cita el siguiente enunciado:
“Puedes pedirme su mano, ella es mi esclava y puede adaptarse a ti también como esposa y satisfacer tu instinto sexual”[18]
Puesto que cualquier mirada de fogosidad a una mujer no consanguínea, el adulterio, la sodomía , la masturbación y cosas similares han sido prohibidas por la Shari'ah Islámica, aunque el instinto sexual es fuerte e intenso, por consiguiente el único medio que queda para satisfacer la lujuria sexual es el camino legal dentro de la familia. Así, el matrimonio puede compensar esta necesidad y deseo humano.
En muchas tradiciones se ha transmitido que a través del matrimonio, el hombre adquiere la mitad de su religión ganando inmunidad, restándole entonces intentar con su mejor esfuerzo, salvaguardar y mantener la otra mitad.
- “Quien se casa, de hecho, ha adquirido la mitad de su religión”[19]
- “Cada uno de ustedes debe tener una lengua recordadora, un corazón agradecido y una esposa buena creyente, esposa que le ayude a ganar la otra vida”[20]
Existen muchas tradiciones concernientes a la selección de una esposa, recomendando entre ellas, tener en cuenta cualidades como buena moral, fe, lealtad, y advertencia en contra del casarse con una incrédula, borrachina y casos similares. Todo esto indica el hecho que los hábitos y trato del esposo y la esposa, tienen un efecto sobre cada uno y juegan un papel en la moralidad o degeneración de ambos.
El Sagrado Corán considera que casarse con una fiel esclava es preferible a casarse con una mujer politeísta libre.
“(…) ciertamente una esclava creyente es mejor que una mujer libre idólatra, aunque ésta os guste más”. (2:221)
Asociación en la vida material
Tanto esposa como esposo, deben ayudarse y apoyarse mutuamente en la administración de su vida secular. Este hecho ha sido enfatizado en muchas tradiciones.
El Imam As-Ŝadiq dijo:
“Hay tres cosas que traen confort a un creyente: una casa espaciosa que mantiene oculto de las personas los defectos de éste y su acciones vergonzosas, y una esposa que lo ayuda y le apoya en el manejo de los asuntos de esta vida y de la otra”.
La educación de la descendencia
Vale la pena mencionar que uno de los propósitos importantes del matrimonio, que tiene un alto grado después de la procreación de la descendencia y la conservación de la especie, es la educación de los hijos.
Esposo y esposa son, en verdad los mejores educadores para los niños. Y la tradición del Profeta (P) “Casaos y multiplíquense en número, para que la tierra se llene de una descendencia monoteísta” es una indicación de dicha importancia de este rol.
Al interpretar este verso “¡Oh creyentes! Salvaos a vosotros y a vuestras familias de un Fuego (…)”[21] Al-Muraghi, un exegeta sunni, dijo: “Aquellos a quienes se refiere este verso son las esposas y los hijos”.
El Imam Ali (a.s.) dijo: “Enseñen, a sus familias, las buenas obras, edúquenles y disciplínenlos“. En otra tradición dijo: “Díganle a sus familias que mantengan en mente las oraciones, el ayuno, el zakat y la ayuda al necesitado, al huérfano y a los vecinos”[22]
Pensamos que estos seis propósitos son los objetivos pretendidos por el Islam. Es el hecho certificado por las leyes y las normas del matrimonio y el divorcio con las costumbres y moral familiar. Observar la castidad y modestia, el cuidado de los niños, la abstinencia de los actos obscenos y de los vicios, observar los derechos de la esposa, la iddah -periodo prescripto, el cual una mujer tiene que dejar pasar después de su divorcio o de la muerte de su esposo, antes de volverse a casar-, herencia y otros, indican estos propósitos.
Tomando esto como una base, las características recomendadas para seleccionar una esposa, más que la elección de un solo propósito, todos los propósitos deben ser considerados:
- Una fiel, sabia y modesta esposa
- Fértil
- Capaz de satisfacer los deseos sexuales del esposo.
- Casta
- Noble, de honorable descendencia y linaje
- Que el hombre se sienta atraído por la belleza de su rostro.[23]
A los hombres se les recomienda no casarse con mujeres sólo por la belleza de éstas porque esto indica que el matrimonio es tomado únicamente como medio de satisfacción del instinto sexual, y esto no debería ser así. También, se les recomienda no casarse con una mujer por su riqueza, ya que esto refleja el hecho de que el hombre pretende tener una socia en la vida material. Con esto no queremos despreciar e ignorar la riqueza o la belleza, sino prestar atención a su Ser reprochado y censurado actos que no contemplen los demás propósitos.
En resumen, el Islam argumenta que el matrimonio es un medio para alcanzar los seis propósitos antes mencionados, sin que ninguno de ellos sea reemplazado por otro. El Islam toma todos estos objetivos, para la mujer y para el hombre, en el mismo nivel.
El estatus de la mujer en la Familia
Después de aclarar la perspectiva religiosa del matrimonio y la familia, es recomendable observar qué posición ocupa la mujer dentro de estos temas. ¿El hombre y la mujer representan el origen y una rama de la familia? O ¿Tienen posiciones iguales? Y si la responsabilidad de la mujer es mayor, ¿Qué significa eso?
Debe prestarse atención al hecho que tanto el hombre como la mujer, poseen dos noblezas y dos papeles; una es la sociedad en el matrimonio -como cónyuge-; y la otra es la paternidad y la maternidad, las cuales necesitan ser estudiadas y discutidas. Acerca de este tema también existen muchos puntos de vista incorrectos y creencias erradas, a las cuales es apropiado referirse primero antes de exponer el tema como debidamente sea posible.
- Abul Aswad ad-Du’ali una vez fue con su esposa Umm Owf, donde Zyad expresando ante él el desacuerdo entre ellos (de él y su esposa), concerniente a su hijo. Cada uno manifestó que el hijo le pertenecía:
Abul Aswad dijo: “Tengo más derecho que ella a tener el hijo”. Entonces Umm Owf dijo: “Tú has dicho ‘puse el esperma en el ovario’ sin lujuria, ni placer, mientras que yo lo he dado a luz con dificultad y constreñimiento, y tú lo cargaste cuando era liviano mientras que yo lo hice cuando era pesado”.
Ziyad dijo a Umm Owf: “Tienes razón y más derecho a conservar el hijo”. Él le concedió el hijo a ella.
- Al-Ghazali en Ihya’ al-Ulum y Mawlana en Fihi Ma Fih y otros, sostienen que el papel de la mujer, dentro de la familia y el matrimonio, es menos importante. En Ihya’ al-Ulum, cuando se exponen los cinco objetivos del matrimonio y, particularmente al explicar tres ejemplos de ellos, Al-Ghazali da un discurso de tal forma que indica que el hombre es el origen y la mujer es un una persona invitada. Él dice:
“Al-Yunaydi dijo: Tengo necesidad de una mujer de la misma forma que necesito del alimento y el sustento. Por lo tanto, la mujer es como la comida y es la causa de la pureza del corazón[24]. Y debido al matrimonio, el corazón llega a ser libre de la limpieza de la casa y de la preparación de los alimentos. Se vuelve pasivo a la reserva de conocimiento y de los modales; las tareas que pueden ser hechas por una mujer piadosa”[25]
De la misma manera el hombre, en su camino a devengar de un trabajo lícito y administrar los asuntos familiares, sufre muchas dificultades y esfuerzos los cuales son en sí mismos una laboriosa lucha -Yihād- y autodisciplina[26].
Mawlana Yalaluddin al-Balkhi, en su libro Fihi Ma Fih, también involucra el dilema del sexo cuando dice:
“Día y noche te esfuerzas buscando la edificación de la moral de la mujer, purificándola de las impurezas de tu esposa y de ti mismo. Preferirías purificarte a través de ella más, que ella se purifique a través de ti, y tú debes edificarte por medio de ella, escucharle y obedecerle en lo que diga, aunque esta petición sea imposible de realizar por ti. Abandona los celos y el celo…”.
El Profeta (P) dijo: “No hay monasticismo en el Islam. Los frailes, cuando escogen aislarse de las personas, vivir internados en las montañas, estar separados de las mujeres y abandonar la vida secular, confinan a Allah en un estrecho pasaje y generan dudas acerca de Él (swt) y sobre los Profetas. Ellos no se molestan en cortejar a una mujer porque las consideran como algo molesto. Ellos odian escuchar las “imposibles” exigencias de las mujeres o ir de aquí para allá para satisfacer las necesidades de éstas ya que se consideran a sí mismos como bien educados“[27].
Como se observa, por una parte, la mujer es considerada como un contenedor de lujuria para el hombre y por otra, es pensada como una plantación para que el hombre cultive y coseche. Así es vista como una esposa y madre.
Estos fueron ejemplos de visiones incorrectas sobre este tema. Pero revisando los textos religiosos, especialmente el Sagrado Corán revela la falsedad de estas deducciones e inferencias y muestra los equivalentes roles tanto del hombre como de la mujer, dándole en algunos casos superioridad a ella. Esta equivalencia, o en algunas situaciones superioridad, es vista en ambas dimensiones; como esposa y como madre.
Allah ordenó a Adán y a su esposa Eva, vivir en el cielo:
“Y ¡Oh Adán! Tú y tu pareja vivid en el Jardín y comed de lo que queráis (…)” (7:19)
“Dijimos ¡Oh Adán! Habitad Tú y tu pareja en el Jardín y comed ambos de él cuanto y donde queráis (…)” (2:35)
Allah también le recuerda, a Adán y a su esposa, que Satán es enemigo de ellos: “Dijimos ¡Oh Adán! En verdad este es un enemigo para ti y para tu pareja, así que no permitáis que os saque del Jardín pues sufriríais.” (20:117)
Y en momentos de disensión Allah se dirige a esposo y a esposa: “Dijo: Descended ambos de él (…)” (20:123)
Sí, como esposa la mujer tiene identidad independiente, al igual que el hombre. Ella tiene derecho a compartir y a hacer uso de todos los privilegios del matrimonio y la familia. La mujer, como el hombre, tiene derecho a escoger con respecto al matrimonio (el cónyuge). No es permitido forzar a una mujer a aceptar cierto hombre como esposo.
Se reportó que Judam, el padre de Al-Jansa’ había forzado a su hija a casarse con alguien. Cuando el Profeta (P) supo de esto, él (P) anuló el contrato matrimonial[28].
Un día una joven vino al Profeta (P) y le dijo: “Mi padre me ha obligado para que me case con el hijo de su hermano”. El Mensajero de Allah (P) autorizó a la chica para que aceptara o se rehusara. Ésta dijo: “He permitido lo que mi padre ha hecho- acepté sus deseos-, pero lo que pretendo es que las mujeres sepan que los padres no tienen autoridad para realizar lo que les place o interferir en este asunto en particular”[29]
Se ha narrado que Ibn Abbas dijo: “Un día una joven se acercó a regañadientes al Profeta (P) y exclamó: “Mi padre me ha hecho casar con alguien en contra de mi voluntad”. Entonces el Profeta (P) la autorizó y le dio la alternativa entre estar de acuerdo o no”[30]
Dentro de la casa nadie puede ser un jefe de la mujer porque que ella es una compañera en la vida y no una cautiva. La familia se forma a través de un contrato el cual es aceptado por las dos partes - esposo y esposa-.
La mujer constituye, como madre, un pilar de la familia al igual que el padre, más bien puede decirse que ella como madre tiene una posición superior al padre.
En la Sura al-Isra’, Allah da una comprensiva orden con respecto al padre y a la madre:
“Tu Señor ha decretado que no debéis servir sino a Él y que debéis ser buenos con vuestros padres. Si uno de ellos o ambos envejecen en tu casa, no le digas ¡Uf! Y le trates con antipatía, sino sé cariñoso con ellos. Y baja para ellos con misericordia las alas de la humildad y di: ¡Señor mío! ¡Ten misericordia de ellos igual que ellos me cuidaron cuando yo era pequeño!”[31]
En este verso, después de que Allah ha ordenado que los hijos muestren amabilidad a los padres y que se abstengan de irritarlos o molestarlos, Él (swt) hace un llamado a hijos e hijas para que Le pidan que tenga misericordia con el padre y con la madre, quienes se comprometieron en la crianza y nutrición desde la infancia de esa descendencia.
En otros versículos se recomiendan que se sea agradecido con los padres:
“Y encomendamos al ser humano con respecto a sus padres- su madre le llevó, soportando debilidad sobre debilidad, terminando su lactancia a los dos años- ¡Se agradecido conmigo y con tus padres! ¡A Mí regresáis! “. (31:14)
El Sagrado Corán deja la determinación concerniente al periodo de lactancia de un niño en manos de los padres.
“(…) y si ambos, de mutuo acuerdo y consultándose, desean destetar al hijo antes de tiempo, no cometen falta (…)” (2:233)
La posición de la madre también se describe como muy en alto y es muy valorada. Se relata que el Profeta (P) dijo: “Yarih ar-Rahib habría sido un jurisprudente y un hombre de conocimiento si hubiese comprendido que responder a los requerimientos de la madre en verdad era más preferible que adorar a su Señor”.
En otra tradición hacer el bien y ser amable con las madres es contado entre los signos de los hombres sabios.[32]
Debe decirse que la mujer, dentro de la esfera de la familia, atraviesa la segunda arena del desarrollo y el disfrute de las ventajas de la vida, y no es correcto pensar que ella es la causa de la madurez de otra. De hecho, la mujer es una compañera en todos los privilegios de la vida, tanto como madre como esposa. Así, cada planificación y bosquejo de los derechos de la mujer, en la familia, debe ser establecido sobre la base del carácter independiente y equivalente de la mujer. Nadie puede considerar que el papel de la mujer, como esposa, sea equivalente al del esposo, pero el derecho a divorciar y la tutela -custodia- es totalmente confiada al hombre. Y como es impropio elevar el estatus de la madre hasta el Trono Divino, tampoco lo es privarla del derecho de la custodia y la correlación con los niños.
Por otra parte, en la perspectiva del Islam, la familia no tiene jefe y todo tipo de supremacía del padre, de la madre o de los hijos es considerado como una desviación del camino natural e instintivo de la familia. Más bien cada miembro de la familia tiene ciertos derechos que deben ser cumplidos y tienen deberes con los cuales deben ser responsables y estar comprometidos.
Es cierto que debe haber un gerente en la familia musulmana, pero no debe comportarse como un Amo y predominante, puesto que los otros miembros no son esclavos, ni sometidos. Además, el gerente debe, de acuerdo con la cualificación y autoridad, comprometerse en la administración y no ha de ser un gerente despótico.
Fuente: MUJER; (Un análisis desde la perspectiva islámica); Editorial Elhame Shargh
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Fundación Cultural Oriente
[1] Zanashu’i Wa Akhlaq, pág. 31
[2] Al-Mahajjah Al-Baydha’, vol. 3 pág. 58
[3] Al-Mahajjah Al-Baydha’vol. 3 pág. 67-70
[4] Al-Mizan, vol. 4 pág. 179
[5] Al-Mahajjah Al-Baydha’, vol. 3, pág. 67-70
[6] Al-Mizan, vol. 4 pág. 179
[7] Al-Mizan vol. 2 pág. 277
[8] Al-Mizan, vol. 15 pág. 15
[9] Fi Dhilal Al-Corán, vol. 1, pág. 353
[10] Bihar al-Anwar, Yamal, pág. 259
[11] Wasa’il Ash-Shi’ah, Yamal, pág.2, hadiz 1.
[12] Al Kafi, vol. 2 pág. 384, hadiz 9
[13] Al Kafi, vol. 2 pág. 384, hadiz 9
[14] Muhsan es una persona casada
[15] Ibíd., vol.7 pág. 176, Bab 3, hadiz 3
[16] Ibíd., pág. 178, Bab 3, tradición 10; Yawahir Al-Kalam, Yamal, pág. 269
[17] Wasa’il Ash-Shi’ah, Yamal, pág. 10, tradición 1
[18] Wasa’il Ash-Shi’ah, Yamal, pág. 10, tradición 8
[19] Ibíd., Yamal, pág. 2, hadiz 1
[20] Al-Kafi, vol. 5, pág. 329
[21] Corán 66:6
[22] Wasa’il Ash-Shi’ah, vol. 16, pág. 24, Bab 20, tradición Nº 41
[23] Tafsir Al-Muraghi, vol. 28, pág. 162
[24] En conexión con estas cualidades y tratos refiérase a Wasa’il Ash-Shi’ah, vol. 14, pág. 13-24
[25] Al-Mahajjah al-Baydha’, vol. 3, pág. 65
[26] Ibíd., pág. 69
[27] Al-Mahajja al-Baydha’, vol. 3 pág. 70
[28] Simaay Zan Dar Iran, pág. 132, citado de Fihi ma Fih, pág. 86
[29] Al-Isti’ab, vol. 4, pág. 295
[30] Sunan Ibn Majah, vol. 1, pág. 602.
[31] Corán 17:23-24
[32] Kanz Al-‘Ummal, vol. 16, pág. 460