¿QUE SIGNIFICA «LO OCULTO»

(al-gaib)?

La asistencia de lo Oculto (al-Gaib) en la vida de la humanidad

Por  Prof. M. Mutahhari

Sé que el título de nuestro tema susci-tará la extrañeza y la duda de algunos ingenuos pensando que hablaré de espiritismo, de desciframiento de talismanes o de algunos otros temas legendarios. Es cierto que, ante este título algunos gritarán en voz alta «estamos en la era de la ciencia, de la experiencia y de la conquista del espacio». Hoy todo está sometido a los sentidos del hombre, entonces, ¿qué papel puede jugar la asistencia del Gaib en nuestra época? Época de la luz donde la búsqueda de lo oculto y del Más Allá está desprovista de sentido y de utilidad.

«Él (Dios) es conocedor de lo oculto (el Gaib) y de lo patente» (Corán: 6:73)

ElGaib es lo que está escondido detrás de un velo, es decir, lo que está ausente en lo que se refiere a nuestros sentidos y lo que se escapa de la esfera de nuestra percepción.

La palabra Gaib figura numerosas veces en el sagrado Corán.

«Aquellos que creen en el-Gaib, hacen la oración y dan limosna de lo que les hemos proveído...» (2:3)

«Él (Dios) posee las llaves de lo Oculto, sólo Él lo conoce» (6:59)

Estas aleyas coránicas han sido de una gran importancia para los filósofos musulmanes que han designado a la naturaleza material como ’alam al-Shahadah (el mundo patente) y el Más Allá como‘alam al-Gaib (el mundo Oculto).

La literatura mística ha hablado del Gaib con una forma de expresión que abunda en la poesía de Hafez, Jaiiam, Molawí y Saadí.

La creencia en la existencia del Mundo Patente (‘alam al-Shahadah) se basa en nuestros sentidos. Por lo tanto, no se tiene la necesidad de un guía para aprender a creer en este mundo. El guía puede solamente explicar los métodos de búsqueda necesarios para obtener un conocimiento más profundo de las verdades de este mundo.

No se puede llegar a creer en el mundo de lo Oculto (‘alam al-Gaib) a partir de nuestros sentidos. Allí donde se encuentra el límite de éstos, la Razón, prolongación del Gaib en nuestra existencia, comienza a intentar el conocimiento de este mundo desconocido. Incluso se puede decir que esta tarea pediría una facultad más misteriosa que la Razón.

Los profetas son los guías que nos dirigen hacia el conocimiento del mundo de lo Oculto. Han sido enviados para incitar a los humanos a creer en este mundo y en el que existe más allá de las apariencias que nos presentan nuestros sentidos. Son enviados en calidad de medios de comunicación entre el Mundo oculto y los humanos. Ellos les proporcionan la asistencia de este mundo en condiciones y circunstancias particulares.

Los profetas no se contentan con llamar a los humanos a creer en el mundo de lo Oculto. Han tratado de unirlos a dicho mundo y aquí es donde comienza la relación práctica entre la vida humana y lo oculto.

EL VELO DEL GAIB.-

Hemos dicho que el Gaib es lo que está escondido... detrás de un velo.

¿Qué es este velo que nos impide ver?

¿Es en realidad un velo que es necesario descorrer para poder ver y conocer?

¿Se trata de una metáfora a través de la cual se expresan otras realidades?

Hablando de la Resurrección, el noble Corán ofrece sinónimos de la palabra guita’, equivalente a palabras castellanas tales como velo o cobertura.

«Estas cosas te traían sin cuidado. Te hemos quitado el velo (guita’) y, hoy, tu vista es penetrante» (50:22)

Amir al-Muminin Ali (P) dice en uno de sus discursos: «Incluso aunque el velo (guita’) fuera descorrido delante de mí, mi certidumbre no es de una materia sensible: marca el límite que nuestra percepción no puede franquear».

Limitado e ilimitado.-

Además de la clasificación racional, los seres se dividen en limitados e ilimitados. La definición de los primeros, por sí sola, puede poner en evidencia los segundos.

Vosotros estáis ahora sentados en un lugar perfectamente determinado y ocupáis en la vida un espacio perfectamente delimitado. Si quisierais sentaros en otro sitio habríais de desplazaros. Esto quiere decir que no podríais ocupar dos sitios al mismo tiempo; de esta forma estáis limitados, desde el punto de vista del espacio, a un lugar determinado.

Ocurre lo mismo por lo que se refiere al tiempo: Nosotros existimos ahora y no tenemos existencia ni en el pasado ni en el futuro.

Si le fuera posible a un ente ser ilimitado en el tiempo y en el espacio, este ser existiría en todos los sitios y siempre, en todo tiempo y en todo lugar y nuestros sentidos serían incapaces de percibirlo.

Podemos ver el ser cuando está limitado y situado en un lugar bien determinado, cuando tiene una forma definida y cuando podemos designarlo por nuestros gestos. Pero si no está limitado, si no tiene ni forma ni lugar ocupado en el espacio nos es imposible verlo. Podemos escuchar un sonido porque existe durante un momento y no durante otro pero si el sonido se produjera continuamente y llegara sin  interrupción a nuestro oído nos sería imposible escucharlo.

Al Gazali dice «Percibimos la luz en tanto que exista y en tanto que no existe porque está presente en un lugar y ausente en otro. Si el mundo estuviera continuamente iluminado, de una manera que siempre es idéntica a ella misma y si no hubiera sombra y oscuridad, no se podría percibir la luz, que es la cosa más visible; es más, es lo que vuelve visible todo lo demás».

Por lo tanto, percibimos la luz gracias a su contrario, la oscuridad y es este contraste el que hace que la existencia de la luz se haga evidente para nosotros.

Los sufis y los místicos dicen que Dios es invisible porque es muy visible. Y si no puede ser percibido es porque no desaparece y porque ningún tiempo ni ningún espacio están vacíos de Él. Esta idea queda expresada en esta invocación mística:

«Oh Aquel oculto por la abundancia de Su luz.

Oh Presente que se ausenta en Su presencia».

Un poeta persa ha ilustrado esta cuestión en el poema siguiente:

«Había una vez un pez que nadaba en el mar.

Como yo, este pez tenía una percepción limitada.

No había sufrido nunca del pescador

Ni probado la angustia de las redes

No había conocido nunca la sed

Ni el calor del sol

Un día, escuchó voces humanas;

Gritaban: «¡Oh sed!... ¿Dónde está el agua?...»

El pez se puso a reflexionar.

Reflexionaba acerca del agua:

¿Qué es este elixir

Que hace vivir toda cosa?

Y si es una fuente de vida

¿Por qué, Dios mío,

No me la has dado?

Ante estos ojos siempre abiertos

El agua se presentaba día y noche

Era en el agua donde él vivía tranquilamente.

Sin embargo, lo ignoraba.

Vivía de tal forma

que no prestaba atención a la gracia en la que se bañaba.

Hasta que un día

Las olas le transportaron a la orilla...

Los rayos del sol quemaron su cuerpo

El agua lejana alumbró un fuego en sus vísceras

Y su boca se secó de sed.

Tendido en el polvo

Se acordaba del agua que oía gemir a lo lejos. Empezó a golpearse contra la tierra diciendo:

«Ahora he encontrado este elixir químico

Sin el cual no puedo vivir

¡Ay! Lo he encontrado demasiado tarde».

Sí, el pez que pasa toda su vida en el agua no llega nunca a percibirla. La única cosa que puede constituir para él un objeto de duda es la misma agua. Pero no fue capaz de conocerla hasta el mismo momento en que fue separado de ella y arrojado sobre el polvo.

Esta fábula aclara la cuestión mencionada anteriormente. La invisibilidad del «Gaib» es debida a la incapacidad perceptiva de nuestros sentidos y no a la existencia de un «velo» material que se interponga entre él y nuestro aparato sensorial y perceptivo.

Los filósofos europeos de los tiempos modernos pretenden que sus búsquedas concernientes a la percepción de los humanos son las más avanzadas y las más originales...(ver la continuación en archivo pdf)

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Se permite copiar citando la referencia.

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