El noble profeta del Islam (BPD), luego de su emigración a Medina y de recibir él y los musulmanes que emigraron de Meca (los Emigrados), el auxilio sin reservas de la gente de esa ciudad que les valió el orgulloso apodo de Ansâr, los Auxiliadores, constituyó una sociedad islámica y se dedicó al gobierno de sus asuntos. La mezquita del profeta, además de ser el centro de la adoración comunitaria, la difusión del mensaje divino y la educación y la enseñanza de la gente, fue también el refugio de los emigrados y los desposeídos y el lugar donde se atendía a sus necesidades económicas. También fue el lugar donde se juzgaba, se impartía justicia entre partes litigantes y se tomaban decisiones militares y el envío de fuerzas a los frentes de batalla y el resto de los asuntos de gobierno. En otras palabras, el gobierno de los asuntos mundanos y espirituales de la gente era llevado a cabo por el noble profeta (BPD) y los musulmanes se veían en la obligación de obedecer sus órdenes puesto que Dios Altísimo, además de exhortar a la obediencia incondicional con respecto a las órdenes del profeta , específicamente en los asuntos políticos, judiciales y militares, dio órdenes enfáticas para la subordinación con respecto a Su Mensajero (BPD).
Teniendo en cuenta el carácter imperecedero de la religión del Islam se niega la posibilidad de que surja otro profeta que abrogue la jurisprudencia islámica. Sin embargo, puede quedar en pie la opinión de que pueda venir otro profeta que difunda y expanda el Islam, tal como muchos otros profetas anteriores han tenido esa misión (con respecto a otras revelaciones anteriores a ellos), sean profetas contemporáneos con quienes portaban la shari’a o jurisprudencia divina como el caso del profeta Lot, la paz sea con él, que era contemporáneo del profeta Abraham, la paz sea con él, y seguía su ley, o bien, profetas que eran enviados con posterioridad pero bajo la misma ley que el mensajero anterior, como la mayoría de los profetas de Bani Israel (Los Hijos de Israel, las doce tribus).
La fe en todos los profetas y la aceptación de todos sus mensajes es algo necesario y la negación de un profeta o la negación de alguna de sus normas o mensajes equivale a la negación del Señorío legal divino y se asemeja a la incredulidad de Iblís. Por lo tanto, luego de demostrarse la veracidad y condición milagrosa del mensaje del profeta del Islam, la bendición y la paz de Dios sean con él y con su Descendencia Purificada, es necesaria la fe en el propio profeta, la fe en todos los versículos que descendieron y en todas las normas y las leyes que trajera de parte de Dios Altísimo.
Por lo tanto, el resguardo del Sagrado Corán hasta ser difundido a la gente como cualquier otro libro no tiene objeción, pero como sabemos, el resto de los libros celestiales luego de que quedaron a disposición de la gente fueron objeto - en mayor o menor medida - de alteraciones y modificaciones, o luego de un tiempo, fueron dejados en el olvido como el libro de Noé del cual no se tiene rastros hoy en día, o lo mismo, el libro de Abraham, la paz sea con ambos. Los libros del profeta Moisés o del profeta Jesús, la paz sea con ambos, no se encuentran en su forma original. Teniendo en cuenta este tema se plantea esta pregunta y es que: ¿Cómo sabemos que lo que hoy en día tenemos en nuestras manos como el último libro revelado es el mismo libro que descendió sobre el profeta Muhammad, la bendición de Dios sea con él y con su Descendencia, y no posee ninguna alteración o cambio y no se le agregó ni se le omitió nada?
El Sagrado Corán es el único libro celestial que ha desafiado clara y categóricamente que nadie posee la capacidad de traer un libro semejante, e incluso si todos los seres humanos y todos los genios se uniesen para intentarlo serían incapaces. No solo no tendrían la capacidad de traer un libro completo como el Sagrado Corán, sino que incluso no podrían traer ni siquiera diez capítulos como él , ni tampoco un capítulo o siquiera un versículo. Luego, el Sagrado Corán enfatiza el desafío y llama a que los hombres lo intenten de modo que la incapacidad humana para ello constituya una prueba de su carácter divino así como el de la misión profética, la bendición de Dios y la paz sean sobre él y su Descendencia.
Decenas de miles de profetas fueron enviados a lo largo de la historia y en todos los rincones del planeta y ejercieron su destacado rol en la guía y educación de los seres humanos dejando efectos extraordinarios en la humanidad. Cada uno guió a un grupo de hombres de acuerdo a creencias correctas y elevados valores y tuvieron efecto indirecto en los demás. Algunos de estos profetas tuvieron éxito en construir una sociedad monoteísta y justa, desempeñando el liderazgo de las mismas. Entre ellos, los profetas, Noé, Abraham, Moisés, Jesús, la paz sea con ellos, trajeron libros que contienen leyes, normas individuales y sociales, obligaciones morales y legales acordes con las condiciones de su época. Pero estos libros con el paso del tiempo, o desaparecieron o sufrieron tergiversaciones en su letra o significado, y como resultado devinieron en unas leyes celestiales deformadas. Así como la Torah (Pentateuco) de Moisés, la paz sea con él, sufrió muchas alteraciones, también el Evangelio de Jesús, las sufrió, al punto de no quedar rastro del propio Evangelio original emanado del propio Jesús, sino que los Evangelios (llamados canónicos), son en realidad escritos de quienes fueron considerados sus seguidores que fueron reunidos (tras su ida de este mundo) y reunidos en unos libros denominados santos.
Cuando el sagrado Corán recuerda a los profetas anteriores y explica algunos de los aspectos de sus vidas ejemplares y llenas de bendiciones, limpia las impurezas de las alteraciones intencionales o sin intención de las iluminadas páginas de sus historias, concediendo mucha importancia al análisis de las reacciones de sus comunidades frente a ellos. Por una parte narra las reacciones de la gente y explica las razones y factores que incidieron en sus diferencias con los profetas (aquellos que las tuvieron). Por otra parte, explica las posiciones de la gente frente a los profetas de Dios y las razones y factores de sus diferencias.
La fe en todos los profetas, el no establecer diferencias entre ellos en cuanto a confirmar sus profecías, la aceptación de todos los mensajes y los conocimientos que descendieron sobre ellos y la no distinción entre ellos (en cuanto a aceptar a algunos y rechazar a otros), es necesario para cada hombre . El desmentir a uno es como desmentir a todos ellos y negar un juicio de Dios es como negar todas las leyes de Dios .Por supuesto la obligación práctica de cada comunidad (Ummah) en cada tiempo es seguir las órdenes y disposiciones de cada profeta de su tiempo y de esa comunidad.
El tercer tema fundamental en el asunto de la veracidad de quien se declare profeta es responder a la pregunta de cómo se puede probar o fundamentar a los demás la veracidad de los profetas legítimos y cómo desmentir a los falsos profetas. Sin dudas una persona corrupta y pecaminosa cuya indecencia es comprendida por el intelecto no gozará de confianza y no será avalado. Teniendo en cuenta la condición de la infalibilidad en los profetas podrá afirmarse la falsedad de su pretensión (de ser infalibles) si no lo fueran, especialmente si invitasen a asuntos que se oponen a la razón y a la naturaleza innata o si en sus palabras existiesen contradicciones.
La creencia en la infalibilidad de los profetas, la paz sea con ellos, con respecto a los pecados intencionales y por error o involuntarios, es una de las creencias categóricas y conocida de los shi’as que fuera enseñada por parte de los Imames Purificados, la paz sea con ellos, a sus seguidores. Argumentaron con sus oponentes a favor de este tema con distintas expresiones y una de sus más famosas argumentaciones es la del Imam Ridâ (P), la paz sea con él, registrada en los libros de las tradiciones (hadices) y de historia. La negación del error involuntario y el olvido en ellos (el Profeta y los Imames), en los asuntos comunes, no en los asuntos prohibidos ni obligatorios, es algo sobre lo que existen diferencias. El aspecto aparente de las tradiciones atribuidas a Ahlul Bait (La Familia del Profeta, la paz sea con ellos) en este sentido, no están exentas de diferencias y una investigación acerca de ellas requiere de un espacio más amplio y de todas maneras no se la puede considerar una de las creencias necesarias.