Enseñanza de la Doctrina Islámica
El Imam Mahdí (que Dios apresure su llegada), la promesa divina y el gobierno mundial
Por Aiatollah M. T. Misbah
En las lecciones anteriores mencionamos algunos hadices (narraciones) que aludían a los nombres de los doce Imames, pero hay muchas otras narraciones del noble profeta (BPD), transmitidas tanto de fuentes sunnitas como shi’itas en las que en algunas solo se alude al número de los Imames y en otras se agrega que todos ellos pertenecen a la tribu de Quraish. En otras narraciones se menciona que su número es igual al de las tribus de los Hijos de Israel y en otras se dice que nueve de ellos son descendientes del Imam Husein (P). Finalmente en algunas de las narraciones sunnitas y narraciones mutawâtir (seguras por ser abundantes fuentes independientes y remontarse a alguno de los infalibles) de parte de las vías shi’itas, se registra el nombre de cada uno de ellos.[1] También hay abundantes narraciones transmitidas por vías shi’as sobre el Imamato de cada uno de los Imames, la paz sea con ellos, que por razones de espacio no podemos citar acá.[2] Por este motivo, en la última lección de esta parte, nos referiremos específicamente a la doceavo de los Imames, al Dueño del Tiempo, que Dios apresure su noble venida y para ser breves nos referiremos solamente a los puntos más sobresalientes con respeto a su persona.
Vimos que el objetivo fundamental y primario del envío de los profetas era el de perfeccionar las condiciones para el crecimiento y la perfección libre de los seres humanos que se concretó mediante la colocación de la revelación al alcance de la gente. También hubo otros objetivos como el proporcionar la ayuda para un desarrollo intelectual y la educación del alma y la espiritualidad de las personas capacitadas para aprovechar esas enseñanzas. Por último, los grandes Profetas (Idhâm), la paz sea con ellos, buscaron generar la sociedad ideal basados en la adoración de Dios y los valores divinos, la propagación de la justicia en toda la tierra. Cada uno en la medida de las posibilidades dio unos pasos en este sentido y pudieron en una geografía y un tiempo limitado establecer un gobierno divino, pero ninguno de ellos tuvo la oportunidad de establecer un gobierno mundial.
Por supuesto, el hecho de que no se hayan dado esas condiciones no implica una imperfección en las enseñanzas y los programas de parte de los profetas o una falta de capacidad para gobernar o liderar o una fracaso en los objetivos divinos del envío de los mismos. Tal como fue señalado, el objetivo divino era el ir creando las condiciones y el terreno para el movimiento libre de los seres humanos: “Para que no tengan los hombres una excusa ante Dios luego de los mensajeros” [3], y no obligar a los hombres a aceptar forzadamente la religión verdadera y obedecer a los líderes divinos y este objetivo fue cumplido.
De todas maneras, Dios Altísimo en las Escrituras Celestiales prometió la concreción de un gobierno divino en toda la tierra que se puede comprender como una profecía con respecto a la preparación del terreno para la aceptación de la religión verdadera en una extensa superficie de la sociedad humana. Mediante el uso de personas y grupos muy distinguidos y las ayudas divinas ocultas (de carácter metafísico) irá removiendo los obstáculos para conformar un gobierno universal que establezca la justicia a las masas oprimidas por los abusos de los poderes inescrupulosos, desilusionadas con todas las ideologías y los regímenes. Este gobierno divino de carácter universal puede considerarse el objetivo último del envío del sello de los profetas (BPD) y el din o religión universal e imperecedera. Puesto que dice el Sagrado Corán acerca del Islam: “Para que prevalezca sobre toda otra religión”. [4]
Atendiendo al hecho de que el Imamato completa a la profecía y permite la concreción de la filosofía de la culminación de la profecía se puede concluir que este objetivo tendrá lugar con el último Imam y este es el tema que vemos en numerosísimas tradiciones mutawatir (abundantes e independientes originadas en al mellos uno de los infalibles) transmitidas y enfatizadas acerca del Imam Mahdi, sean para él sacrificadas nuestras almas.
Aquí, en primer lugar, señalaremos algunos versículos del Noble Corán en donde se albricia con la materialización del gobierno divino y luego aludiremos a algunas narraciones al respecto.
Dios Altísimo afirma en el Noble Corán que: “En la Torah y en los Salmos (de David), escribimos que los virtuosos heredarán la Tierra”. [5] En otro versículo se narra algo semejante de boca del profeta Moisés, la paz sea con él[6]. Sin dudas un día esta promesa divina se cumplirá.
En otra parte, luego de referirse a la historia del Faraón que oprimía al pueblo, afirma: “Y queremos agraciar a quienes fueron oprimidos en la tierra y designamos Imames (guías, líderes de parte de Dios) y los hacemos herederos (de la tierra)”.[7] Este versículo, si bien se refiere en primera instancia a los Hijos de Israel y a su libertad de las garras del Faraón y el acceso de ellos al poder, también la expresión árabe ua nuridu, “y queremos”, alude a una voluntad permanente (pues está en tiempo presente, no en pasado como suele traducirse al español en forma errónea en las traducciones vigentes del sagrado Corán. NT). Por ello, en muchas narraciones se alude con este versículo a la venida del Imam al Mahdi, que Dios apresure su honorable venida.[8]
En otra parte, refiriéndose a los musulmanes, el Sagrado Corán afirma: “Quienes de vosotros posean fe verdadera y acciones virtuosas los haremos sucesores, como hemos hecho sucesores a quienes os precedieron y daremos poder a su religión, que les satisface y cambiaremos su temor en seguridad, me adorarán y no me asociarán nada y quien descrea luego de ello, ciertamente esos serán de los corruptos”.[9] En las narraciones leemos que el ejemplo perfecto de este versículo se concretará en la época de la aparición del Imam Mahdi, que Dios apresure su honorable venida.[10] Hay otras tradiciones explicando otros tantos versículos [11]que descendieron sobre el Imam Mahdi, que Dios apresure su venida, que evitaremos citarlos para abreviar nuestro trabajo. [12]
Las narraciones que han transmitido tanto shi’as como sunnas del noble profeta (BPD) acerca del Imam Mahdi, que Dios apresure su noble venida, están por encima del nivel de tawâtur y solamente las narraciones que los sabios sunnitas han transmitido alcanzan por sí solas el nivel de tawâtur[13] Algunos de los sabios sunnitas han considerado a la creencia en el Imam Mahdi (P), común a todas las escuelas islámicas[14] . Otra serie de sabios sunnitas escribieron libros sobre el Imam Mahdi (P) y los signos de su aparición[15]Veamos un ejemplo entre las tantas narraciones del noble profeta de parte de los sabios sunnitas: “Si quedase nada más que un solo día de vida del mundo, Dios Altísimo alargaría ese día hasta que un hombre de mi Familia y que posee mi mismo nombre ejerza el gobierno (y llene la Tierra de justicia así como estaba llena de opresión y tiranía). [16]
De parte de Ummu Salma narraron que el Mensajero de Dios (BPD) dijo: “El Imam Mahdi es de mi Familia y es de los hijos (la Descendencia) de Fátima”. [17]
Narraron de Ibn ‘Abbas que el noble profeta (BPD) dijo: “Ciertamente ‘Ali es el Imam (líder religioso político de parte de Dios ), de la Comunidad (de los musulmanes, Ummah), luego de mí, y el Restaurador Esperado será de su descendencia, y cuando aparezca llenará la Tierra de justicia luego de que estuviese repleta de injusticia y tiranía.[18]
De las características especiales del doceavo Imam, que Dios apresure su noble venida, que ha sido enfatizado en las narraciones provenientes de la Familia del profeta, la paz sea con ello, es el de su ocultamiento. Por ejemplo, ‘abdul ‘Azim Hasani narró del Imam Muhammad Taqi narró de su padre y éste del Príncipe de los Creyentes, la paz sea con él, que dijo: “Nuestro Restaurador (literalmente, Quien se levanta), tendrá un largo ocultamiento y es como si viese a los shi’as en el tiempo de su ocultación como animales hambrientos en búsqueda de pastizales pero no lo encuentran. Sepan que quien de ellos se mantenga firme en su religión y no se le endurezca el corazón producto de lo extenso de la ocultación de su Imam, en el día del juicio estará conmigo en el mismo grado que yo. Luego dijo: “Cuando nuestro Restaurador se levante no hará un pacto de obediencia con nadie (y ningún gobernante opresor tendrá poder sobre él), es por eso que nacerá en forma oculta y se ocultará de la mirada de la gente”.
Se narró del Imam Sayyâd, la paz sea con él, (el cuarto Imam), de su padre y éste del Príncipe de los Creyentes, la paz sea con ellos, que dijo: “Nuestro Restaurador tendrá dos ocultamientos, una más larga que la otra y solamente quienes posean una certeza fuerte y un conocimiento correcto se mantendrán firmes bajo su liderazgo”. [19]
Para aclarar el secreto del ocultamiento debemos echar una mirada al destino de los Imames, la paz sea con ellos. Como sabemos, después del mensajero de Dios (BPD), la mayoría de la gente juró fidelidad a Abu Bakr como califa, luego a Omar y luego a ‘Uzman que al final del período de su mandato - debido a numerosos desórdenes producto de sus discriminaciones -, se produjo una rebelión, lo asesinaron y juraron fidelidad a ‘Ali, la paz sea con él. Esta eminencia que era califa por parte de la designación de Dios Altísimo y su mensajero (BPD), durante todo el período del gobierno de los tres primeros califas se mantuvo en (relativo) silencio para observar el interés de una sociedad islámica recién fundada y no habló sino para completar su prueba (sobre los demás) y al mismo tiempo, no dejó de emprender toda acción que fuera favorable al Islam y a los musulmanes.
Pero durante el período de unos pocos años de su gobierno tuvo que ocuparse de las guerras de “El Camello”, de Muawia en Siffin y con los Jauâriy en Nahravân y luego fue martirizado por uno de los Jauariy.
El Imam Hasan al Muytabâ (la paz sea con él) fue envenenado por orden de Muawia. Luego de éste, su hijo Iazid que no observaba ni la apariencia del Islam (en su conducta, sus palabras y gobierno) se recostó en el poderío Omeya (para ejercer ilegítimamente el califato). Así continuaba el camino descendente hasta intentar hacer desaparecer todo rastro y nombre del Islam. Por ello, el Imam Husein (P) no vio más remedio que levantarse y despertar hasta un cierto punto a los musulmanes y salvar al Islam de su desaparición. Pero no se dieron las condiciones sociales para establecer el gobierno islámico justo y por esa razón, el resto de los puros Imames (P), se dedicaron a fortalecer las bases doctrinales y difundir las ciencias y las leyes del Islam, a educar y purificar a las almas calificadas y dentro de los límites que las condiciones permitían invitaban a la gente en forma secreta a luchar con los opresores y tiranos y les albriciaban la implantación de un gobierno divino mundial. Finalmente, uno después del otro, fueron martirizados.
De todas maneras, los puros Imames, la paz sea con ellos, pudieron explicar el Islam a la gente durante el período de dos siglos y medio, sobrellevando dificultades y presiones extraordinarias. Parte de esa tarea la hicieron en público y parte en forma privada para sus seguidores (los shi’as) y sus compañeros especiales. De esa manera esparcieron los conocimientos islámicos en sus distintas dimensiones a lo largo de la sociedad musulmana, garantizando la permanencia de la shari’a (jurisprudencia) del profeta Muhammad, la bendición y la paz de Dios sean con él y con su Purificada Descendencia. Mientras tanto, en los distintos rincones del mundo islámico formaron grupos para luchar contra los gobernantes opresores y al menos pudieron en parte, poner límites a las opresiones y las fantasías egolátricas de los arrogantes.
Pero lo que provocó el terror y la intranquilidad de los gobernantes tiránicos era la promesa de la aparición del Imam Mahdi, que Dios apresure su llegada, que amenazaba sus existencias. Por ello, los gobernantes contemporáneos del Imam Hasan al Askari, la paz sea con él, el padre del Imam Mahdi (P), vigilaron severamente al Imam de modo de matar al primer hijo varón que pudiese llegar a tener o martirizarlo a temprana edad. Pero la Voluntad de Dios dispuso que nazca y sea conservado para la salvación de la humanidad y por ello en la época de la vida de su padre, hasta la edad de treinta y cinco años, salvo los compañeros más íntimos de los shi’as, nadie lo visitaba. Luego del martirio de su gran padre, el contacto del Imam con la gente se dio a través de cuatro representantes[20]. Estos cuatro representantes asumieron honrosamente esa representación particular, uno después del otro (durante unos setenta años, la llamada “Pequeña Ocultación”.), y luego dio comienzo por un tiempo no determinado la llamada “Gran Ocultación”, hasta el día que la sociedad humana, esté lista para aceptar el gobierno divino mundial y aparezca por orden de Dios .
Por lo tanto, el secreto principal del ocultamiento del Imam es que esté a salvo del daño de los opresores y tiranos arrogantes. En algunas narraciones se mencionan otras razones, entre las cuales podemos citar un examen para la gente que ver hasta qué punto permanecen firmes mientras se completa la prueba de Dios para la gente (es decir, la prueba de que los hombres, -luego de que no han aprovechado el envío de los Imames previos por parte de Dios -, por sí solos, sin la ayuda de Dios y el líder designado por él no pueden edificar una sociedad justa plenamente y quedan a merced de la injusticia y los tiranos).
Por supuesto en la época de la ocultación la gente no queda privada completamente de todos los beneficios y de acuerdo a un dicho del profeta, sus beneficios se comparan con el beneficio del sol tras las nubes[21], por lo que algo de su luz (y calor) llega al mundo, así como un número incontable de gente acceden a visitarle aunque de modo desconocido y se benefician del Imam para superar dificultades materiales y espirituales.
Fundamentalmente, la vida del Imam es un importante agente para el apoyo y la esperanza de la gente para que se reformen a sí mismos y se preparen para su venida.
Fuente: Enseñanza de La Doctrina Islámica, Editorial Elhame Shargh
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[1] Muntajaabu al azaar fii al Imami az Zani ‘ashar, tomo 3, pág. 10 a 14.
[2] Biharu al Anuaar; Gaiaatu al Maraam; izbaatu al Huda, y otras compilaciones de narraciones.
[3] Sagrado Corán: cap.4, vers.165.
[4] Idem. Cap: 9, vers. 33; cap: 48, vers. 28; cap: 61, vers. 9. Bihaarul Anuaar, tomo 51, pág. 50, tomo 22, pág. 60, tomo 58 , 59.
[5] Sagrado Corán: cap.4, vers. 105.
[6] Idem: cap: 7, vers.128.
[7] Idem. Cap: 28: vers. 5.
[8] Bihaaru al Anuaar, tomo 51, pág. 54; tomo. 35, pág. 63,64.
[9] Idem. Capítulo Nur, vers. 55.
[10] Bihaaaru al Anuar, tomo 51: pág. 58; tomo 50, pág. 54; tomos: 34 y 64.
[11] Como el versículo que dice: “Y sea la religión toda para Dios”, o “El remanente de Dios es mejor para vosotros si sois creyentes”.
[12] Bihaaru al Anuaar, tomo 51, pág. 44, 64.
[13] Saua’iqu ibn Hayar: pág. 99; Nauar al Absar de Shablanyi, pág. 155; As’afu Ragibiin: pág. 140; Futuhatul Islamia: tomo 2, pág .211.
[14] Sharh ibn ‘Abi al Hadid del Nahyul Balagah: tomo 2, pág. 535; Saba’iku ad-dahab Sauidi, pág. 87; Gaiaatul Ma´mul: tomo .5, pág. 362.
[15] Como el libro: Al Baian fi ajbari Sahibu Zaman, escrito por Hafiz Muhammad ibn Yusuf Ganyi Shafi’i , que vivió en el siglo séptimo; y el libro Al Burhan fi ‘alamati Mahdi ajiru Zaman, escrito por Mutaqqi Hindi que vivió en el siglo décimo.
[16] Sahihu Tirmidi, tomo 2, pág. 46; sahihu Abu Dawud: tomo 2, pág. 207; Masnad ibn Hanbal: tomo 1, pág. 378; Ianabii’u al- Mawaddat: pág. 186, 258, 440, 488, 490.
[17] As’af Ragibiin, pág. 124, narrado de Sahihu al Muslim, Abu Dawud, Nisai, Ibn Maya y Baihaqi.
[18] Ianabii’u al- Mawaddat, pág. 294).
[19] Muntajabu al Azar, pág. 2519.
[20] ‘Uzman ibn Sa’id; Muhammad ibn ‘Uzman ibn Sa’id, Husein ibn Ruh y ‘Ali ibn Muhammad Samarri.
[21] Biharu al Anuar, tomo 52, pág. 92.