Enseñanza de la Doctrina Islámica

La Profecía y la necesidad de la humanidad de la revelación y la profecía

Por Aiatollah M. T. Misbah

Profecía

Una introducción al asunto de la Profecía[1]

Contenido:

-Introducción

-El objetivo de de los temas de esta sección

-El método de investigación en la ciencia de la teología[2] (Kalâm)

Introducción

Vimos en el primer tomo sobre el Monoteísmo que los asuntos más fundamentales que una persona racional debe resolver para tener una vida humana y sabia son los siguientes:

1- ¿De dónde proviene la existencia del universo y del ser humano?

2- ¿Cuál es el fin de la vida y el objetivo último del hombre?

3- Teniendo en cuenta las necesidades de cada hombre para conocer el camino de vida correcto y transitarlo para alcanzar la felicidad deseada, ¿qué medios se han garantizado para conocer este camino? ¿Quién los posee?

La respuesta correcta a estos planteos radica en los tres fundamentos de la creencia (Monoteísmo, Resurrección y Profecía), que constituyen las principales creencias en las religiones celestiales (reveladas).

En la primera parte de este libro (se refiere al libro sobre el monoteísmo que hemos traducido en un libro aparte), al revisar los temas concernientes al conocimiento de Dios, hemos concluido que todas las criaturas obtienen su existencia de un único Creador, todos están sometidos a su Sabio Gobierno y ninguno está exento de la necesidad de Él, bajo ningún estado, condición, acción, en ningún tiempo o lugar.

Estos temas los hemos demostrado con argumentos racionales[3] y explicamos que estos temas solamente se pueden demostrar por la razón, puesto que la argumentación basada en el criterio de autoridad y el basarse en la palabra de Dios, es correcto cuando la existencia de Dios, Su palabra y su credibilidad han sido fundamentadas racionalmente. Del mismo modo, basarse en las palabras del Profeta o los Imames y la prueba (huyyíah) de sus palabras, es correcto cuando estás pruebas han sido demostradas racionalmente.

El principio (asl) de la profecía también debe fundamentarse a través de la revelación, aunque el principio de la resurrección, se puede demostrar tanto por medio de los argumentos racionales como por la vía de la transmisión del libro revelado, el Corán en nuestro caso y las narraciones proféticas (vía naqli).

Por lo tanto, para determinar los asuntos de estas dos cuestiones, profecía y resurrección se puede, en primer término, demostrar a ambos por la vía racional, y cuando, a su turno, se demuestra racionalmente el tema de la profecía del profeta del Islam y la veracidad del Sagrado Corán, los detalles de ambos temas (profecía y resurrección), se explicarán en base a los contenidos del Libro y la Tradición (vía naqli). Pero debido a que diferenciar los temas es más apropiado y grato para la enseñanza, debemos de acuerdo con la metodología tradicional, dedicarnos en primer lugar a la exposición de los temas de la profecía y luego a los de la resurrección. Si en algunos lugares necesitamos exponer algo que ha de ser demostrado a posteriori, aceptaremos ese tema como supuesto hasta demostrarlo en su lugar.

El objetivo de tratar estos temas

El primer objetivo al tratar estos temas es demostrar que para conocer las verdades de la existencia y el camino correcto de vida, hay otro medio además de los sentidos y la razón, que está exento de error y es la revelación, que es un tipo de enseñanza divina que pertenece exclusivamente a algunos de los siervos elegidos de Dios Altísimo y el común de la gente no están conscientes de la realidad de ello porque no encuentran un ejemplo en ellos mismos. Pero pueden conocerlo mediante sus efectos, señales y confirmar la declamación de los profetas (la paz sea con ellos) de haber recibido la revelación. Naturalmente cuando se confirma el descenso de la revelación sobre alguien y su mensaje alcanza a otros, estos tienen la obligación (moral) de aceptarlo y actuar de acuerdo a él y nadie será disculpado si se opone a ella, a no ser que el mensaje tenga como destinatario a una persona o grupo en especial o que se dirija a un tiempo específico.

Por lo tanto, los asuntos fundamentales de este sección son: la necesidad del envío de los profetas; la necesidad de la inmunidad de la revelación con respecto a todo tipo de posesión y alteración sea adrede o por error, hasta que alcance su contenido a la gente. Dicho de otro modo, la infabilidad de los profetas en la transmisión y la difusión del mensaje divino, y la necesidad de la existencia de un camino para demostrar la profecía de los profetas para los demás.

Luego de esclarecido el tema fundamental de la revelación y la profecía mediante argumentos racionales, se analizarán otros temas como la cantidad de los profetas, los libros sagrados, las leyes divinas (shari’as celestiales) y el determinar el último profeta y el último libro sagrado y sus sucesores.

 Demostrar todos estos asuntos (en forma directa) con razonamientos no es posible, en muchos casos deben emplearse transmisiones y criterios de autoridad (basados en esas transmisiones ya probadas racionalmente como señalamos)

El método de investigación en la teología (Kalâm)

Teniendo en cuenta lo dicho, quedan claras las diferencias que existen entre la filosofía y la ciencia del Kalâm (teología), puesto que la filosofía solo trata de aquellas cuestiones que pueden conocerse y probarse mediante el intelecto, pero la ciencia del Kalâm abarca también a temas que solo se pueden demostrar con argumentos transmitidos por la tradición y La vía devocional (aceptación de las citas de las fuentes religiosas luego de demostrarla racionalmente). Dicho de otro modo, la relación que existe entre los temas de la filosofía y la ciencia del Kalâm es una relación común y diferente a la vez, es decir, del mismo modo que la filosofía y la ciencia del Kalâm tienen objetos de estudio en común que se demuestran con métodos racionales, cada una de ellas tiene sus temas particulares y específicos. Los asuntos filosóficos que se demuestran con el método racional son diferentes a los temas del Kalâm que se demuestran con el método de la transmisión, el criterio devocional y de autoridad. Es decir, el método del Kalâm es una mezcla de dos tipos, tanto el racional como el devocional o de autoridad.

Entre la filosofía y el Kalâm hay dos diferencias básicas:

El primero consiste en que además de los objetos que son compartidos (como por ejemplo el conocimiento de Dios), cada una de estas ciencias tiene su propio objeto que en la otra ciencia no se trata.

El segundo es que el método de investigación en la filosofía en todos sus temas es el racional al contrario de la ciencia del Kalâm que en algunos temas (como en temas que son compartidos con la filosofía) emplea el método racional y en algunos asuntos (como el tema del Imamato o liderazgo de parte de Dios) utiliza el método de transmisión y en otros temas emplea ambos métodos (como la demostración de la resurrección). Es necesario mencionar que los asuntos específicos de la ciencia del Kalâm que se demuestran con los métodos de transmisión y devocional no están todos en un mismo nivel, sino que algunos temas, como por ejemplo la prueba de la palabra y el comportamiento del profeta del Islam, la bendición y la paz sean con él y su descendencia, es decir la sunna o tradición, se demuestran directamente por medio de versículos coránicos (luego de que la veracidad del Sagrado Corán fuera demostrada por medio de argumentos racionales), luego son demostrados, también por esta vía, otros temas como la determinación del sucesor del Profeta y la prueba veraz o evidencia (Huyyah) de las palabras de los Imames purificados.

Es claro que las conclusiones que se obtienen mediante los argumentos transmitidos brindarán certeza siempre y cuando su fuente de transmisión sea correcta y su significado expreso.

La necesidad de la humanidad de la revelación y la profecía

Contenido:

-La necesidad del surgimiento de los profetas

-La insuficiencia del conocimiento humano

-Los beneficios del envío de profetas

La necesidad del surgimiento de los profetas

Este tema es el más fundamental con respecto a la profecía y se puede demostrar con un argumento que consta de tres introducciones.

1- El objetivo de la creación del ser humano es que con un accionar libre se conduzca por el camino del progreso hacia la perfección última. Un objetivo que no se le logra sino con la propia elección y voluntad. En otras palabras, el ser humano fue creado para que a través de la adoración y obediencia a Dios Altísimo encuentre la aptitud para ser objeto de la misericordia divina que es especial de los hombres perfectos. La voluntad sabia divina está vinculada a la perfección y felicidad humanas. Pero debido a que esta perfección y felicidad elevada y valiosa no se logra sino por medio de las acciones voluntarias, la vida de los hombres se halla entre dos vías para que elija,(la de la perfección y felicidad mencionada) y la que se dirige a la desgracia y al castigo permitido por Dios pero no deseado primaria y esencialmente por Él.

Esta introducción fue aclarada cuando tratamos el tema de la sabiduría y la justicia de Dios en los capítulos onceavo y vigésimo del libro sobre el monoteísmo.

2- La voluntad y la elección consciente, además del poder para realizar la acción, la preparación externa para las distintas acciones, la existencia de una inclinación y un esfuerzo interior hacia ellas, necesita de un conocimiento correcto de las acciones bellas y malas y los caminos adecuados e inadecuados. El hombre puede elegir su propia perfección en forma libre y consciente cuando conoce el objetivo y el camino para alcanzarlo y los altibajos, las complejidades y los errores existentes en ello. Por lo tanto, lo que depara la sabiduría divina es que disponga para los seres humanos, los medios adecuados para lograr esos conocimientos necesarios, sino será como aquel que invita a una persona pero no le entrega la dirección ni el camino para llegar a él. Es obvio que una conducta así es contraria a la sabiduría divina y contradice el objetivo (de la creación del hombre).

Esta introducción es clara y no necesita de mayores explicaciones.

3- Los conocimientos comunes y ordinarios que los hombres obtienen mediante los sentidos y la razón, si bien desempeñan un rol importante en la vida práctica no son suficientes para descubrir el camino de la verdadera felicidad en todas las dimensiones, individual, social, material, espiritual, mundana y del más allá, y si no existiese otro camino para obtener estos conocimientos trascendentales, el objetivo de la creación no se concretaría.

Teniendo en cuenta estas tres introducciones podemos concluir que la sabiduría divina requiere que el ser humano disponga de otro camino más allá del de los sentidos y la razón para conocer la vía que lo conduzca al desarrollo completo de todas las dimensiones de su ser para que los hombres puedan valerse de él, sea directamente (como el caso de los profetas por ejemplo u otros infalibles) o mediante la intermediación de una persona o varia personas. Este es el camino de la revelación que Dios dispuso para los profetas, la paz sea con ellos. Ellos la reciben directamente y el resto de los hombres por su intermedio y ven colmadas así sus necesidades para su perfeccionamiento y felicidad últimas.

Entre las premisas de este argumento, puede que la última introducción sea puesta en duda, por lo tanto nos dedicaremos a explicarla con mayor detenimiento a fin de que la incapacidad del conocimiento humano para discernir el camino de la perfección multidimensional y su necesidad de la revelación sea más patente.

La incapacidad del conocimiento humano

Para que sea conocido (para el hombre), el camino correcto en la vida con toda sus dimensiones y aspectos, deben conocerse el comienzo y el final de su ser, los vínculos que guarda con otros seres, las relaciones que puede sostener con aquellos de su misma especia y las otras criaturas y los efectos que los diferentes tipos de relaciones pueden producir en su felicidad e infelicidad. También deben conocerse las limitaciones y pérdidas entre los beneficios y los perjuicios, las distintas virtudes y los vicios y revisarse hasta poder distinguir las obligaciones de millones de hombres que poseen particularidades físicas y psíquicas diferentes y viven en condiciones naturales y sociales distintas. Pero comprender todos estos asuntos no solo no es posible para una o varias personas, sino que miles de grupos de especialistas expertos en ciencias humanas no pueden descubrir y enunciar estas complejas fórmulas y ordenarlas en leyes y normas precisas y estructuradas de modo de poder garantizar todas los beneficios individuales, sociales, materiales y espirituales, mundanos y post mundanos de todos los hombres. En caso de colisionar intereses entre los distintos tipos de beneficios y vicios o corrupciones que sucede tan a menudo, deberían poder determinar los beneficios más importantes con precisión y anteponerlos.

El curso de los cambios en los derechos y las leyes en la historia de la humanidad evidencia que con la existencia de investigaciones y esfuerzos de miles de sabios y científicos especialistas a lo largo de miles de años, aún no se ha podido conformar un sistema legal correcto, completo y multidimensional. Continuamente los sistemas jurídicos en el mundo se dan cuenta de sus propias falencias y limitaciones dando lugar a toda una serie de anulaciones, abrogaciones, agregados y enmiendas.

No debemos olvidar que para escribir estas leyes han usufructuado en gran medida de los sistemas legales divinos y las jurisprudencias celestiales.

Además debemos considerar que todos los esfuerzos y atenciones de los legisladores y juristas se limitan a intentar garantizar los beneficios e intereses meramente mundanos y sociales de los seres humanos y jamás han intentado promover mediante sus leyes los beneficios espirituales o post mundanos de los seres humanos, ni han tenido en cuenta las limitaciones o contradicciones que puedan existir entre ambos tipos de intereses. Si quisieran tener en cuenta este aspecto, que es sin duda el más importante, jamás podrían llegar a una conclusión categórica, puesto que los intereses mundanales y materiales pueden hasta cierto límite discernirse por la experiencia práctica, pero los beneficios espirituales y del otro mundo no son susceptibles de experimentarse mediante los sentidos. No pueden analizarse con precisión y, en caso de entrar en coalición con los intereses de orden material y mundanal, comprender cuáles son los más importantes en cada caso.

Considerando la situación actual del estado de las leyes de la humanidad puede deducirse aproximadamente el grado de conocimientos de los hombres hace miles de años o cientos de miles de años antes, y concluir en forma categórica, que el ser humano en sus comienzos para discernir el modo de vida correcto era mucho más impotente que el hombre contemporáneo. Y aun suponiendo que el hombre contemporáneo pudiese alcanzar un sistema jurídico correcto, completo y abarcativo valiéndose de la experiencia de miles de años y que éste fuera capaz de garantizar la felicidad de este mundo material y del otro mundo post mortem, quedaría lugar para preguntarse cómo dejar a millones de hombres a lo largo de la historia abandonados a su ignorancia e incapacidad? ¡¿Cómo se conjugaría algo semejante con la sabiduría divina y el objetivo de su creación?!

Concluimos que el objetivo de la creación desde el comienzo hasta el fin, es realizable siempre y cuando exista otro camino más allá de los sentidos y el intelecto humano para conocer las realidades y las obligaciones individuales y grupales. Ese camino es la revelación.

Es claro que el supuesto de este argumento es que el primer hombre haya sido profeta de Dios para poder conocer el modo de vida correcto a través de la revelación y se cumpla en su persona el objetivo de la creación y los demás hombres pudiesen guiarse por su intermedio.

Los beneficios del envío de los profetas

Los profetas de Dios, además de mostrar el camino correcto para el verdadero progreso humano, recibir la revelación y transmitirla a la gente, también han tenido unos efectos importantes para el desarrollo humano, siendo los más importantes los siguientes:

1- Muchos asuntos son pasibles de ser captados por el intelecto humano, pero, o bien el hombre necesita mucho tiempo y abundantes experiencias, o bien son olvidados o descuidados debido a que le otorga mayor importancia a los asuntos materiales. Debido al predominio de las inclinaciones animales existentes en el ser humano, o bien, por efecto de una mala enseñanza o una propaganda incorrecta sobre las masas, (muchas realidades) permanecen ocultas. Estas realidades y asuntos son manifestados por los profetas y evitan con su constante prédica y recordatorios que se los olvide. Con adecuadas y lógicas enseñanzas evitan los errores y los efectos de la mala educación.

Es por ello que a los profetas también se los llama, recordadores y amonestadores y por eso el Sagrado Corán los menciona (a los profetas) con el nombre de Recuerdo o Recordatorio.

Amir Al Mu‘minin, el Emir o Líder de los creyentes, la paz sea con él, al hablar sobre las razones del envío de los profetas afirma: “liastad‘uhum mizâqa fitratahu ua iudakkiruuhum mansia ni’matihi ua iahtayyu ‘alaihim bi-at-tablig”.

“Dios Altísimo envió uno tras otro a Sus profetas para exigir la fidelidad de la gente con respecto al pacto de su naturaleza innata y recordarles las mercedes que han olvidado y por medio de la difusión de las verdades completar la prueba sobre ellos”.

2- Uno de los más importantes factores para la educación y desarrollo y perfeccionamiento humano es la existencia de un modelo de conducta cuya importancia ha sido demostrada en la psicología. Los profetas como modelo de perfección humana y modelo de educación divina cumplen de la mejor manera con este rol y además de las diversas enseñanzas y educación que imparten a la gente también las purifican. Como es sabido, el Sagrado Corán menciona en forma unida a la educación y a la purificación, e incluso en algunos casos hace anteceder la purificación a la enseñanza.

3- Otra de las bendiciones de la existencia de los profetas entre la gente es que de existir las condiciones necesarias toman a cargo el liderazgo social, político y jurídico de las personas. Es evidente que la guía de un infalible es una de las mercedes más grandes de parte de Dios para la sociedad y por su intermedio se evitan muchos de los problemas de las sociedades y éstas son salvadas de las diferencias, la desunión y los desvíos, siendo guiados a la perfección deseada.

Respuesta a algunas dudas

Contenido:

-¿Por qué muchos hombres se han visto privados de la guía de los profetas?

-¿Por qué Dios Altísimo no evitó las diferencias y los desvíos de los hombres?

-¿Por qué los profetas no tuvieron distinciones industriales y económicas?

Respuesta a algunas dudas

Acerca del razonamiento mencionado para mostrar la necesidad del envío de profetas, la paz sea con ellos, se han presentado algunas preguntas y dudas de las que nos ocuparemos a continuación:

1- Si la sabiduría divina supone el envío de profetas para guiar a toda la humanidad, entonces, ¿por qué todos ellos han surgido en una zona geográfica especial, el Medio Oriente y el resto de las regiones del planeta se han visto privadas de esta bendición? Más aún, teniendo en cuenta que antiguamente los medios de comunicación e intercambio de noticias eran muy limitados y el traslado de las noticias de un lugar a otro era muy lento, por lo que podía ocurrir que algunos pueblos y naciones no tuviesen ninguna información acerca de la invitación de los profetas.

La respuesta a este cuestionamiento es que en primer lugar el envío de profetas no se ha circunscripto a una región en especial. Los versículos coránicos señalan que cada pueblo y nación han tenido un profeta, tal como vemos en el versículo 24 del capítulo Fatir, El Creador.

Ua in min ummatin illa jalâ fihâ nadir. “No ha habido Comunidad (humana) que no haya tenido un amonestador”. Y en el versículo 36 del capítulo An-Nahl, La abeja, dice: Ua laqad ba’aznâ fi kulli ummatin rasulan ani ‘budu-llâha ua aytanibut-tâguta. “Hemos hecho surgir en cada Comunidad (humana) a un mensajero: “Servid a Dios y evitad a los falsos líderes o ídolos (tâguts)”. Si en el Sagrado Corán sólo se menciona a un número limitado de los grandes profetas, la paz sea con ellos, no significa ello que el número de profetas se limite a éstos, sino que en el mismo Corán dice expresamente que hubieron muchos profetas cuyos nombres no han sido mencionados en este noble libro. Por ejemplo, en el versículo 164 del capítulo Las Mujeres dice: Ua rusulan lam naqsushum ‘alaika. “Y mensajeros de los cuales no te hemos contado”.

En segundo lugar, las implicancias del razonamiento mencionado que tiene que haber un camino para los sentidos y el intelecto que se pueda emplear para guiar a la gente con dos condiciones: Una es que ellos quieran beneficiarse de estas dos grandes mercedes divinas; la segunda condición es que los demás no creen obstáculos para la guía de la gente. Muchos de quienes se privaron de la guía de los profetas lo han hecho por su propia voluntad y muchos otros debido a los obstáculos que han creado en el camino de la invitación de los profetas. Es sabido que los profetas se esforzaron permanentemente para apartar estos obstáculos y lucharon contra los enemigos de Dios, especialmente los poderosos y arrogantes, sacrificando muchos de ellos su propia vida en el camino de la transmisión del mensaje divino y la guía de la gente. En caso de poseer seguidores y ayudantes suficientes se alzaron en guerra contra los tiranos y opresores, quienes obstaculizaban en mayor medida la expansión de la religión divina.

Es importante destacar que la particular condición de libertad que posee el movimiento de perfeccionamiento humano supone que todo este curso de acción conlleve la posibilidad de una elección buena o mala para las dos opciones de la verdad o de la falsedad. A no ser que el dominio de los poderosos y los falsarios llegue al extremo de cerrar completamente el camino de la guía para los demás y se apague la luz de la verdad y la guía en la sociedad, que, en caso de suceder, Dios Altísimo auxiliaría a los seguidores de la verdad por vías ocultas (metafísicas) y extraordinarias.

En conclusión, si no hubiesen existido estos obstáculos en el camino de los profetas, sus invitaciones hubiesen llegado a todos en el mundo y todos se hubiesen beneficiado de la merced de la guía divina a través de la revelación y la profecía. Por lo tanto, el pecado de la privación de muchos de los hombres con respecto a la guía de los profetas recae sobre aquellos que obstaculizaron su invitación.

2- Si los profetas fueron enviados para completar las condiciones del perfeccionamiento humano, ¿por qué, a pesar de la existencia de ellos ha sobrevenido igualmente toda esta corrupción y decadencia, y la mayoría de los hombres a lo largo de la historia han caído en la incredulidad y la rebeldía, incluso llegando a enfrentarse entre sí los mismos seguidores de las religiones celestiales, generando cruentas y sangrientas guerras? ¿Acaso la sabiduría divina no supone que Dios Altísimo dispusiese de otros medios para evitar estas corrupciones y al menos evitar que los propios seguidores de estas religiones se enfrentasen entre sí?

La respuesta a esta pregunta se aclara reflexionando sobre la particularidad del libre albedrío que conlleva el perfeccionamiento humano, porque como fue dicho, la sabiduría divina supone la garantía y disposición libre de los medios y las condiciones para el perfeccionamiento de los hombres, y no que sean fatalmente determinados, a fin de que aquellos que quisiesen puedan conocer el camino verdadero y por medio de seguirlo puedan alcanzar su propia perfección y felicidad. El preparar los medios y las condiciones para que esa perfección tenga lugar no implica que todos los hombres hagan buen uso de ello y que necesariamente elijan el camino correcto. Como dice el Sagrado Corán: Dios Altísimo creó a los hombres en las condiciones de este mundo para probarlos cuál de ellos actúa mejor[4].Además reiteradamente en el Sagrado Corán se enfatiza que si Dios Altísimo hubiera querido, hubiera podido guiar a toda la humanidad al camino recto y evitar completamente todas las desviaciones. Pero si fuese así, no quedaría lugar para la elección libre y el accionar de los hombres carecería de valor humano, contradiciendo el objetivo divino de la creación libre y responsable del hombre.

En conclusión, la inclinación de los hombres a la corrupción, a la destrucción, a la incredulidad y la rebeldía se basa en la mala elección propia y el poseer el poder para una conducta así ha sido dispuesto en su creación. El llegar a elegir y seguir esas conductas ha sido permitido como una consecuencia pero la Voluntad de Dios esta originariamente ligada a la perfección del ser humano. Como aquello a lo que esta Voluntad está ligada está condicionado por la libre elección no niega la caída y la decadencia producida por la mala elección. La Sabiduría divina no supone que todos los hombres- quieran o no - se conduzcan por el camino correcto aún en contra de su propio deseo y voluntad.

3- Considerando que la sabiduría divina implica que los hombres alcancen su perfección y felicidad de la mayor y mejor manera, ¿acaso no era mejor que Dios Altísimo descubriese a los hombres los secretos de la naturaleza por medio de la revelación a fin de que mediante el usufructo de los distintos tipos de mercedes puedan apresurar el curso de su perfeccionamiento?

Muchos de los descubrimientos de los poderes naturales en los últimos siglos y la invención de medios de vida, ha tenido un efecto extraordinario en el avance de la civilización y en la conservación de la salud y lucha contra diferentes enfermedades, en el intercambio de información, en la expansión de las relaciones y en otras cuestiones que nos han obsequiado. Es evidente entonces, que si los profetas nos hubiesen otorgado las ciencias y las grandes industrias asombrosas y hubiesen procurado los medios para el confort y la ayuda de la gente, podrían haber aumentado su influencia social y su poder político y así alcanzado mejor su objetivo.

La respuesta es que la necesidad principal de la revelación y la profecía radica en los asuntos en los que los seres humanos no pueden alcanzar el conocimiento por medio de las fuentes ordinarias y en caso de ignorarlos no puedan avanzar en dirección a su verdadera perfección. En otras palabras, la obligación principal de los profetas, la paz sea con ellos, es que ayuden a los hombres en la orientación para sus vidas y el movimiento de perfección para que puedan en cualquier situación conocer sus obligaciones y emplear sus fuerzas en el camino de alcanzar su objetivo deseado, sean éstos beduinos, nómades, marinos o astronautas. Que conozcan los valores esenciales del ser humano y sus obligaciones con respecto a la adoración a Dios, con respecto a cada uno en sí mismos, en relación a los de su misma especie y el resto de las criaturas, para que por medio de observar esas obligaciones alcancen su máxima felicidad verdadera y eterna. Pero las diferencias de las capacidades, los recursos naturales e industriales, sean éstas en un tiempo o en tiempos diferentes, es un asunto que ocurre de acuerdo a una serie de medios y causas especiales y no tienen un rol determinante en la verdadera perfección y destino eterno. Tal como vemos en nuestra época, los adelantos científicos, industriales y tecnológicos han provocado una expansión e incremento del empleo de los recursos materiales y mundanos, sin embargo, no han tenido un efecto en el progreso espiritual y moral, sino que se puede decir que hasta han tenido un efecto contrario.

En conclusión, la sabiduría divina implica que los hombres puedan - usufructuando las mercedes materiales-, continuar su vida mundanal y mediante el empleo de la razón y la revelación puedan conducirse a la verdadera perfección y felicidad eterna. Las diferencias en las potencialidades corporales, psíquicas, en las condiciones naturales, sociales, en el usufructo de las ciencias y las industrias dependen de causas y condiciones existenciales particulares que sobrevienen de acuerdo a un sistema de causas y efectos y no tienen un rol determinante en el destino eterno de los seres humanos. Cuántas veces una persona o un grupo viviendo de la forma más simple y empleando la menor porción de bendiciones materiales, ha alcanzado un grado elevadísimo de perfección y felicidad y cuántas veces una persona o grupo de los más avanzados científica, industrial y tecnológicamente y poseedores de los medios más confortables de vida, producto de la ingratitud, el orgullo, la arrogancia y la opresión a los demás, han caído en lo más profundo de la maldad y la infelicidad.

Por supuesto, los profetas, además de su obligación principal, es decir la guía de la humanidad hacia la perfección y la felicidad verdadera y eterna, han contribuido a una vida mucho más plena de los pueblos en este mismo mundo y siempre que la sabiduría divina lo ha requerido han descubierto para la gente una serie de secretos y verdades naturales desconocidas y han ayudado al desarrollo de la civilización humana. Podemos encontrar ejemplos de estas ayudas de parte de los profetas, David, Salomón y Dul Qarnain[5], citadas en el Sagrado Corán. También realizaron esfuerzos y aportes valiosos con respecto a la sociedad y a la buena administración de sus asuntos, como los realizados por el profeta José, la paz sea con él, en la tierra de Egipto[6], pero todos estos aportes fueron un agregado a su tarea principal.

Con respecto a por qué los profetas no utilizaron para sus objetivos, los adelantos tecnológicos, económicos y militares debemos decir que el objetivo de los profetas, la paz sea con ellos, como ha sido dicho muchas veces, fue la preparación del terreno para una elección consciente y libre, y si hubiesen querido hacer uso de fuerzas extraordinarias no se hubiesen logrado las condiciones para el desarrollo espiritual y el progreso libre de los seres humanos, sino que éstos hubiesen obedecido a los profetas bajo la cohesión de ese poder extraordinario más que por una elección libre y una motivación para adorar a Dios por Él mismo.

Amir Al Mu‘minin (‘Ali ibn Abi Tâlib), la paz sea con él dice a este respecto:

“Si Dios Altísimo hubiese querido, cuando eligió a los profetas, hubiese puesto a su disposición los tesoros de oro, plata, minerales preciosos y nobles, jardines y campos colmados de frutos, a las aves en el cielo y a las bestias en la tierra a su servicio, y si hubiese hecho eso, hubieran desaparecido las condiciones para probar y recompensar a los seres humanos.

…Y si hubiese querido les hubiese conferido un poder inalcanzable y una gloria invencible, un reino y un poder de tal modo que los demás se les sometiesen por miedo o por ambición y de esa manera hubiesen dejado a un lado la rebeldía y el engrandecimiento. De este modo, las motivaciones y los valores se hubiesen igualado, pero Dios Elevadísimo quiso que la obediencia a los profetas y la afirmación de sus libros, la humildad y la sumisión de la gente sea solo con una motivación divina y sin cohesión. Cuánto más elevada es la prueba más grande es la recompensa de Dios y más abundante[7].

Por supuesto, una vez que la gente se vuelve a la religión verdadera con deseo y ganas, con una elección libre y constituyen una sociedad divina y del agrado de Dios, el empleo de todo tipo de poderes (siempre dentro de los parámetros morales proféticos), para llevar adelante los objetivos divinos, especialmente para destruir a los agresores y defender los derechos de los creyentes será correcto, como se puede apreciar un ejemplo de ello en el gobierno del profeta Salomón[8].

Preguntas:

  1. ¿Acaso todos los profetas surgieron en una zona geográfica determinada? ¿Por qué motivo?
  2. ¿Por qué la invitación de los profetas no se expandió en todos los puntos de la tierra?
  3. ¿Por qué Dios Altísimo no dispuso de medios para evitar la corrupción y el derramamiento de sangre?
  4. ¿Por qué los profetas de Dios no revelaron a los hombres los secretos de la naturaleza a fin de que sus seguidores pudieran gozar de mayores bendiciones materiales?
  5. ¿Por qué los profetas para desarrollar sus metas no emplearon el poder industrial y económico?

 (N del T: Nosotros podemos apreciar que cuando se mezclan intereses económicos en una tarea religiosa el nivel de sinceridad, en términos generales, con que la gente se acerca o se motiva ya no es el mismo que cuando dichos medios no existen.)

 

Fuente: Enseñanza de La Doctrina Islámica, Editorial Elhame Shargh

Todos derechos reservados. Se permite copiar citando la referencia.

www.islamoriente.com  Fundación Cultural Oriente

 

[1] Por profecía queremos significar en un sentido general a la elección divina de seres humanos para que transmitan Sus mensajes revelados y guiar al resto de los hombres hacia su perfección y felicidad en la vida terrena y en el más allá. En un sentido más particular, el profeta se distingue del mensajero o del imam, pues puede que reciba la revelación pero no sea portador de un Libro revelado o que no tenga que guiar a los hombres socialmente como es el caso de quien es elegido por Dios para ser Mensajero o Imam. El profeta Muhammad, la bendición y la paz de Dios sean con él y con su Purificada Descendencia, poseía los tres atributos, recibió la revelación de parte de Dios, fue portador del mensaje del Sagrado Corán y guió a los hombres individual y socialmente hacia la perfección y felicidad en ambos mundos.

[2] En rigor el Kalâm se refiere a las ciencias en torno a la Palabra de Dios o la Revelación divina, lo que incluye a la teología como una de sus partes.

[3] La referencia a algunos versículos coránicos en los temas tratados no fue hecha a modo de argumentación racional, sino para mostrar cómo el Sagrado Corán ha planteado estos temas.

[4] Cap. 11, vers. 7; cap.18, vers.7; cap.67, vers.2; cap.5, vers.48; cap.6, vers.165

[5] Ver: Sagrado Corán, cap. 21: 78-82; cap.18: 83-97; cap. 34: 10-13.Es necesario aclarar que de acuerdo a muchas tradiciones proféticas, Dul Qarnain no fue un profeta sino un aulia (sabio cercano a Dios) de Dios

[6] Ver: Idem, cap. 12: 55

[7] Ver: Nahyul Balagah, Jutbah Qaseh; Sagrado Corán: cap. 25: 7-10; cap. Zujruf 43: 31-35

[8] Ver: Idem: cap. 21: 81-82; cap. 27: 15-24

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