Ashura: Más allá de un martirio
Por: Abdun-Nabi Chaaban
En relación a la conmemoración de Ashura, es muy importante realizar algunas puntualizaciones, con el fin de resaltar el espíritu y el significado de dicha conmemoración, así como los mensajes que se derivan de ello.
Desde el martirio del Imam Hussein (AS) en Karbalá, se viene conmemorando este evento por los seguidores de la escuela shi´ita o jafarita, casi de una manera exclusiva. Es necesario recordar que la rebeldía del Imam Hussein (AS) nace como un gesto de inconformidad legítima ante la transformación de la sucesión del califato islámico a reinado, por herencia, por parte de Mu´áwiyah Ibn Abi Sifián, quien designó a su hijo Yazid como su sucesor, rompiendo así diversos valores de la nación islámica, e incumpliendo las condiciones que el Imam Hassan (AS) le había impuesto para ceder el poder, en un acto tendente a proteger la unión de la nación islámica.
Antes, el califato o la sucesión era un acto que ameritaba –de hecho- una aclamación por una buena parte de los musulmanes, especialmente de los cercanos y buenos compañeros del Profeta (SAAWAWS). Además, el califa sucesor había sido un Compañero del Profeta que gozaba de una excelente trayectoria iluminada por los más altos valores que el Islam predica, y un ferviente practicante, defensor y vigilante de los mandatos de Dios, incluyendo la igualdad y la justicia. En el caso de la designación de Yazid, esto se rompió totalmente, siendo éste una persona reconocida por su desprecio de los valores del Islam. Apenas él asumió el poder, heredado de su padre, su actuación fue caracterizada por: la injusticia, la opresión, la tiranía, la arrogancia, la banalidad y la declinación de los valores y mandatos del Islam. El Imam Hussein no podía, en este escenario, aceptar la aclamación de Yazid, mucho menos teniendo en cuenta su posición (la del Imam Hussein (AS)) destacada en la nación, como nieto del Profeta (SAAWAWS), como hijo del Imam Alí (AS), como el futuro Príncipe de los Jóvenes del Paraíso, y como máximo exponente y guía religioso –de su época- de la nación.
A pesar de que el Imam Hussein (AS) inicialmente se conformó con no sumarse a la aclamación de Yazid, posteriormente él tuvo que enfrentarse al mismo, por dos razones básicas: (1) Yazid lo quería obligar a expresar su aclamación y lo amenazó -en caso negativo- con la muerte, y (2) los ciudadanos de Kufah le pidieron al Imam Hussein –mediante miles de cartas- que él se proclamara como el califa legítimo, y le ofrecieron todo el apoyo necesario para materializar esta proclamación. La primera razón se debe a lo explicado más arriba, mientras que la segunda es una razón de peso que responde a la “sharí´ah”. Si al Imam se le ofrece el apoyo necesario para ser aclamado como líder de la nación, en presencia de un gobernante que se haya desviado totalmente de los mandatos y de los valores islámicos, y en ausencia de otra persona que pudiese asumir un liderazgo igual que el del Imam, entonces este Imam (en este caso Hussein (AS)), estaría obligado, desde el punto de vista de la jurisprudencia (“sharí´ah”) de responder positivamente a la proclamación.
De esto se deriva una conclusión importante, consistente en que el Imam Hussein no se rebeló en contra de Yazid buscando poder o autoridad, respondiendo a una ambición personal, como algunos alegan. Si esto hubiese sido el caso, Hussein, al ver que finalmente estaba enfrentado a todo un ejército de miles de hombres, estando él con apenas unas 70 personas, hubiera salvado su vida atendiendo a la exigencia de Yazid y esperando otro momento más oportuno para lograr su supuesto objetivo de asumir el poder. Sin embargo la historia es testigo que el Imam Hussein prefirió conducirse de una manera muy consciente y decidida hacia el martirio por la justicia y hacia el sacrificio por rescatar los valores del Islam.
El martirio del Imam Hussein en Karbalá pasó a la historia como un evento que trasciende un simple enfrentamiento entre Yazid, por un lado, y el Imam Hussein y sus compañeros, por el otro. Este hecho se ha transformado en un símbolo de la victoria de la sangre frente a la espada, de la justicia frente a la opresión y tiranía, del rescate de valores frente a la declinación de valores y de la reforma frente a la corrupción y degradación de la sociedad. Este evento ha prendido una llama que sigue, y seguirá, iluminando a la historia, pasada y futura, inspirando revoluciones del bien en contra del mal y de los oprimidos en contra de los tiranos. El mejor ejemplo es el de Ghandi, quien dijo: “Aprendí de Hussein cómo –siendo oprimido- obtener la victoria” y “Si la India quiere obtener la victoria, no tiene más que inspirarse en la vida y el martirio del Imam Hussein”. Antoine Bara, un intelectual cristiano, ha dicho: “Si Hussein fuese uno de nosotros, le hubiésemos levantado, en cada sitio, una bandera y un púlpito, y hubiésemos predicado el cristianismo en su nombre”. Así, el martirio del Imam Hussein ha trascendido de un simple evento a una llama que ilumina e inspira a la humanidad, en todas sus épocas. Con esto, es importante recalcar que la conmemoración de este tan importante y noble evento, no debería limitarse a los shi´itas, sino a todos los musulmanes del mundo. Recordemos que cuando este evento ocurrió, no había una separación de la nación islámica en shi´itas y sunnitas; la misma tomó lugar un par de siglos después del mismo. De hecho, la narración del evento ha tomado lugar en muchísimos textos de ulemas considerados sunnitas. Inclusive, mucho de lo leído en las sesiones de conmemoración (mayális) se ha tomado de un libro de Tabari, un sabio sunnita. Además, recordemos que entre los compañeros del Imam Hussein que decidieron voluntariamente sacrificarse junto a él, y por él, estaba Zuhair, quien era reconocido como musulmán no “alawita”, y “Wahab”, quien era cristiano.
En cuanto a los actos de conmemoración que se realizan en muchos lugares de la nación islámica, es oportuno llamar la atención a la no exageración, y a no caer en manifestaciones de hacerse daño físicamente, con el pretexto de “consolar” a Ahlul Bayt. Todos sabemos que en el Islam están prohibidas las manifestaciones de aflicción o de luto que son extremas y que conducen a daños físicos que la persona se pueda hacer a sí misma. Además, en este evento específico, el Imam Hussein (AS) le solicitó a su hermana Zainab (AS) no caer en este tipo de manifestaciones, a raíz de su martirio y el de sus hijos, hermanos, familiares y demás compañeros, que estaban a punto de ocurrir. El mejor consuelo que podemos manifestar ante Ahlul Bayt, es demostrar que hemos aprendido las enseñanzas del Imam Hussein (AS), especialmente en lo que se refiere al sacrifico por las causas nobles y justas, y tomar siempre como ejemplo las actuaciones de Ahlul Bayt en nuestra vida cotidiana. Con esto, le hacemos el mayor honor al martirio del Imam Hussein (AS). Mutahhari nos ha dicho que la costumbre de pegarse con cadenas y espadas hasta sangrar es una costumbre ajena al Islam y a las enseñanzas de nuestros Imams. Casi todos los sabios o ulemas musulmanes, incluyendo los shi´itas, afirman que esta costumbre es totalmente ajena –y contraria- a nuestra sharí´ah.
En cuanto a algunos slogans relacionados con la conmemoración de Ashura, debemos –igualmente- ser muy prudentes, para no malinterpretarlos. El slogan: “Cada día es Ashura y cada tierra es Karbalá”, no debe interpretarse de que todos los días y en todas partes, está viva en nosotros la intención de tomar alguna venganza por el martirio del Imam Hussein (AS). Recordemos que la venganza jamás ha sido una conducta de nuestros Imams, ni de nuestro Profeta (SAAWAWS), ni una enseñanza de nuestra noble religión. Además, con frecuencia se afirma que el Imam Al Mahdi (AS) vendrá y tomará venganza por el Imam Hussein (AS). Esto no es digno de nuestro Imam Al Mahdi (AS). ¡Él está por encima de las venganzas personales!. Él sí ayudará a los oprimidos a liberarse de sus opresores, y a los injustamente maltratados a rebelarse en contra de los injustos. Él vendría a rescatar los valores del Islam en particular y de la Religión en general. ¡Ésta sí sería su obra! Debemos ser muy cuidadosos en los slogans que emitimos y anunciamos, ya que los demás podrían –con razón- malinterpretarnos y contaminar nuestra predicación con elementos que pudiesen dañar a nuestra causa.
No es conveniente cerrar este tema sobre Ashura sin hacer alusión a un tópico crítico y muy sensitivo. Los shi´itas tenemos la convicción de que los Imams de Ahlul Bayt son infalibles. Muchos utilizan la diferencia entre la actuación del Imam Hassan (AS), al entregar voluntariamente el poder a Mu´áwiyah, en vez de enfrentarse al mismo en una lucha armada, y la actuación del Imam Hussein (AS) al enfrentarse a Yazid, en una lucha asimétrica que lo conduciría a él y a sus familiares y compañeros a un martirio seguro, como una contradicción de la afirmación de infalibilidad de los Imams, ya que como sería posible que dos Imams consecutivos hagan cosas que se ven –a simple vista- como contradictorias; ello significaría que la actuación de –al menos- uno de los dos es errada, lo cual desmoronaría la premisa de infalibilidad de los Imams. Por ello, es muy importante aclarar que realmente no ha habido contradicción en las actuaciones de nuestros Imams Hassan (AS) y Hussein (AS), si analizamos con profundidad las motivaciones de sus sendas actuaciones. Ambos Imams (AS) actuaron, en sus respectivas oportunidades, bajo la motivación de preservar el Islam, sus valores, sus enseñanzas, así como la unidad de la nación islámica. Sin embargo, las diferentes circunstancias, obligaron a actuaciones diferentes, teniendo –en ambas situaciones- las mismas motivaciones. De hecho, si el Imam Hassan (AS) hubiera estado en lugar y en la circunstancia del Imam Hussein (AS) hubiera hecho lo mismo que hizo su hermano, y viceversa. Recordemos que el Profeta (SAAWAWS) se encontraba luchando en contra de los paganos y de los idólatras, en algunas situaciones, y firmando con ellos mismos acuerdos de no lucha, en otras situaciones; citemos, como ejemplos, el armisticio de Hudaybiyyah acordado con los paganos de La Meca, y el acuerdo de no lucha y de defensa mutua, con los judíos de Madinah. En ningún caso, estas actuaciones del Profeta (SAAWAWS) se ven como contradictorias unas con las otras, ya que la motivación es la misma, la cual consistió en el bien de la nación, bajo cada una de las circunstancias vividas.
Como punto final, la comunidad shi´íta debería convocar a nuestros hermanos sunnitas a realizar actos conjuntos de conmemoración de Ashura, haciéndoles ver que no se trata de conmemoración exclusivamente shi´ita, sino –dada la trascendencia del evento y de su mensaje- se trata de un evento de significancia universal, por su enaltecimiento y rescate de valores islámicos (no shi´itas) y universales.
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