La responsabilidad de los padres en la educación de los hijos según el Islam (I)
“Un Hijo Benevolente; Una Flor del Paraíso”
Programa ético, espiritual, médico y nutricional desde antes de la concepción del niño hasta su primera infancia
¿Cómo educar a nuestros hijos?
“El bienestar del universo se funda en la educación del ser humano. El ser humano es extracto de todos los seres y los profetas han venido para cambiar esta perfección potencial en una perfección real convirtiendo al ser humano en un ser divino, un ser que posea los atributos divinos y que refleje la sagrada luz de Dios Altísimo”.
Imam Jomeini (r.a.)
¿Acaso has pensado en dónde se encuentra la pérdida más grande de la humanidad y cuáles son los golpes más grandes a las sociedades y a las familias?
¿Acaso es a causa de las guerras? Tantas guerras devastadoras han sucedido a lo largo de la historia…
¿O acaso se debe a las catástrofes naturales? Terremotos, inundaciones, tormentas eléctricas, con tantas pérdidas y deterioros…
¿O es acaso debido a las enfermedades que, diariamente, dejan incapacitada a la gente al punto de terminar con su vida muchas veces?...
¿O es acaso por accidentes fatales?...
Ninguna de las respuestas responde en forma completa a nuestra pregunta, pues la pérdida e infortunio más grandes que ha alcanzado la humanidad a lo largo de su historia se debe a que, si bien los seres humanos nacen con muchas y diversas capacidades y, además gozan de la capacidad de poder crecer y avanzar en diferentes terrenos, estas capacidades no encuentran terreno para desarrollarse o, debido a algunos factores, estas capacidades se pierden por completo o, el terreno no se halla lo suficientemente preparado para que se desarrollen. Como resultado, una pequeña cantidad obtiene resultados y el resto se pierde.
Por ejemplo una familia que tiene cinco hijos y cada uno puede alcanzar un grado espiritual elevado tal como el Imam Jomeini, Ayatolá Bahyat, o, más bien, personas que satisfacen a Dios día a día, pero por no encontrar un campo idóneo para desarrollarse se convierten en personas mundanas, desviadas y cargadas de negatividad.
¿Pueden imaginar qué gran pérdida sufre esta familia y la sociedad humana por esta razón?
Lamentablemente, la mayoría padece esta situación. Y ésta es la pérdida más grande para la humanidad.
La falta de métodos correctos de educación y la existencia, a cambio, de métodos erróneos son los golpes más grandes que se han dirigido a las familias y sociedades.
Si las aptitudes de las personas no se hubieran malogrado a través de menosprecios, insultos, golpes, amenazas, las disputas entre los padres y demás problemas educacionales, claramente, el número de seres humanos destacados en nuestras sociedades sería mucho mayor.
Si los pequeños árboles de las capacidades y talentos de nuestros hijos no se hubieran secado por la falta de cariño y respeto y la invasión de problemáticas educacionales, las sociedades humanas no estarían tan carentes de seres humanos competentes.
¿Cuál de las pérdidas del ser humano puede ser comparada con esta pérdida?
La necesidad de un manual instructivo de educación
En casa de muchos musulmanes existe un libro que se llama “Risala ‘Amaliiah” (libro de leyes prácticas perteneciente al sabio referente que uno imita) y las familias religiosas, generalmente, lo buscan para conocer cuáles son sus obligaciones religiosas y también para enseñarlas a sus hijos. ¿Pero por qué no tener un libro que nos guíe en cuestiones de educación y pedagogía? ¿Acaso la educación tiene menos importancia que los mandatos religiosos? ¿Acaso, la educación no forma parte de nuestra religión? ¿Acaso, aprender a educar no es tan obligatorio como aprender la oración y el ayuno?
Con gran sorpresa observamos que algunas familias son muy cuidadosos en cuestiones religiosas pero restan importancia a la educación.
La separación de la ética y moral de los preceptos y obligaciones religiosas se debe a una desviación del pensamiento. El Islam es la religión de la vida y la felicidad y su objetivo es hacer que los seres humanos alcancen la felicidad en ésta vida y la otra. Ello es imposible si no se conocen las leyes correctas de educación y no se aplican correctamente.
Dios ha puesto en cada recién nacido el primer capital de la educación y la guía y éste se llama “Fitra Tauhidiiah” (esencia monoteísta), es decir que esta combinación original de monoteísmo y perfecciones espirituales viene acompañando al niño desde que nace. Esta esencia monoteísta es el cimiento de todos los valores y bondades, pero los padres y los maestros deben hacerla florecer guiando y preparando el terreno para su crecimiento, eliminando los obstáculos que aparezcan en su desarrollo. Ésta es la definición de educación.
Los profetas de Dios, también realizaban la tarea de educar a la humanidad. Dios dice en cuanto a este capital divino:
فَأَقِمْ وَجْهَكَ لِلدِّينِ حَنِيفًا فِطْرَةَ اللَّهِ الَّتِي فَطَرَ النَّاسَ عَلَيْهَا لَا تَبْدِيلَ لِخَلْقِ اللَّهِ ذَلِكَ الدِّينُ الْقَيِّمُ وَلَكِنَّ أَكْثَرَ النَّاسِ لَا يَعْلَمُونَ
“Levanta, pues, tu rostro hacia la religión, como un buscador de la fe pura, siguiendo la naturaleza esencial en la que Dios ha creado a los seres humanos. En la creación de Dios no hay cambios, ésta es la verdadera religión, pero la mayoría de las personas no tienen conocimiento”. (Corán 30:30)
El Imam As-Sadiq (la paz sea con él), dice al respecto: “Cada niño nace con la esencia divina, y son sus padres que lo hacen judío, cristiano o perteneciente a otra creencia”.[1]
Ayatolá Jameneí, este gran sabio y educador dice: “Los niños del mundo son como pimpollos de esperanza cuyo capital para su vida es la pura semilla de su esencia divina, y el campo de su desarrollo es la tierra de su familia y luego de la sociedad. Pero estos pimpollos delicados y sensibles sólo florecerán y darán frutos a través de una educación muy cuidadosa y dedicada, bajo los rayos del sol vivificador de la verdad”.
Las tres etapas de la educación
Para educar a nuestros hijos e incrementar sus capacidades necesitamos atravesar tres etapas.
La etapa del descubrimiento: un educador competente debe, en primer lugar, descubrir las capacidades y las fuerzas internas de la persona para poder entrar en otras etapas.
Los seres humanos no son iguales desde el punto de vista de las capacidades. Es por eso que conocer las capacidades de cada uno es esencial.
Dice el Imam As-Sadiq (la paz sea con él): “Los seres humanos son minas, tales como las minas de oro y plata.”[2]Así como existen diferentes variedades de éstas, los seres humanos también tienen diferentes capacidades y talentos. Muchas de sus capacidades permanecen desconocidas, incluso, para la misma persona. Es responsabilidad de los padres y maestros poder descubrir sus habilidades prestando mucha atención.
La etapa de extracción: luego de descubrir y conocer las capacidades y aptitudes de las personas, llega el turno de la extracción, tal como se extraen los metales y piedras preciosas de las minas.
Esto significa hacer efectivas las capacidades potenciales.
La etapa de la guía: luego de descubrir y extraer, llega la etapa de orientar las capacidades. Luego de extraer el metal valioso de la mina, se debe empezar a darle forma para un uso adecuado.
Un maestro competente que haya sabido extraer las fuerzas internas de la persona a la que educó, ahora deberá orientarlo hacia un camino pertinente, tal como se realiza con lo extraído de la mina en el proceso de disolución, colocando el extracto en recipientes especiales para poder ser utilizados más tarde.
He aquí otro ejemplo: la gente de una aldea sufre la falta de agua y piensa que si desea tener una vida mejor debería salir a buscarla.
Inmediatamente, comienzan a buscarla alrededor de su aldea y, tras reiteradas búsquedas, al pie de una montaña, descubren rastros de agua (etapa de descubrimiento). A la vez, ven que existen muchas piedras que obstaculizan la salida del agua. Entonces, para llegar a su objetivo, deberían romper las piedras y eliminar todo obstáculo para permitir su salida.
Éste es un trabajo muy arduo pero no hay otro remedio. Para sobrevivir hay que esforzarse. Luego de haber utilizado los medios necesarios para correr las piedras, el agua brota (etapa de extracción).
Bueno, ¡gracias a Dios que encontraron el agua!, pero la gente sigue sin obtenerla, pues fluye sin ser dirigida hacia la aldea. ¿Qué deberán hacer? En este caso, deberán construir un canal que fluya para hacerla llegar a la gente y prevenir que se malogre.
En esta etapa, deberán trazar el mapa de un canal de modo que indique el camino más adecuado. Una vez trazado, deberán construirlo y, finalmente, el agua llegará a la aldea y toda la gente será beneficiada (etapa de la guía).
Método de educación de los profetas
Dice el príncipe de los creyentes (la paz sea con él):
“Los profetas extraían los tesoros ocultos de los intelectos de la gente”.
Esta extracción de los intelectos, consiste en las tres etapas mencionadas.[3]
Los padres y el maestro deben tratar de conocer las fuerzas y talentos internos del niño a partir de sus actos, conductas y palabras; dedicándose a extraerlos y orientarlos.
Si estas etapas son bien observadas, se obtendrán excelentes resultados. En este aspecto, es importante la lectura de libros de educación y de psicología y también pedir ayuda a la gente experta en ese terreno. He aquí un hermoso ejemplo del modo de educación del Príncipe de los creyentes, Ali Ibn Abi Talib (la paz sea con él).
Como sabemos, los Imames de la escuela de Ahlul Bait (la paz sea con ellos), utilizaban diferentes métodos de acuerdo a las exigencias de su época para educar a la gente, enseñarles y acercarlos al objetivo por el que Dios los ha creado.
Uno de los métodos utilizados por algunos de los Imames, especialmente el Imam Ali y el Imam Sayyad (la paz sea con ambos), era el de comprar esclavos, educarlos, enseñarles el Islam y luego, liberarlos en el camino de Dios, para que ellos sean maestros de otra gente. Fue por ello que varias de las grandes personalidades del Islam fueron personas que, en su origen, eran esclavos.
Un exaltado ejemplo en el florecimiento de las capacidades
El príncipe de los creyentes, el Imam Ali (la paz sea con él), había ido a comprar al mercado y uno de sus discípulos lo acompañaba sosteniendo una bolsa con dinero.
Llegaron al mercado y un comerciante tenía varios esclavos a la venta. El Imam (la paz sea con él) miró detenidamente el rostro de cada uno. Su vista se fijó en uno de ellos. Era un hombre de rostro trigueño, de la raza de los kurdos.
El Imam Ali (la paz sea con él), con su mirada minuciosa y profunda, notó en su rostro una virtud que ni siquiera su vendedor la había percibido.
Luego, le preguntó al comerciante sobre su valor. Éste respondió: “Cincuenta dinares”. Entonces, el Imam le dijo a su compañero que le entregue cincuenta dinares para comprar al esclavo.
El comerciante no sabía que el comprador era el Imam Ali (la paz sea con él), y había pensado que si decía cincuenta le iba a pedir rebaja, al ver que el Imam se decidió a pagar los cincuenta dinares sin protestar, pensó que él no sabía el precio del mercado. Entonces, imbuido en su ambición, le dijo: “No lo doy a cincuenta dinares, éste es un buen esclavo y vale cien dinares”. El Imam se volvió a dirigir a su discípulo pidiéndole que pague los cien dinares a cambio del esclavo.
El ambicioso vendedor, al ver esta generosidad, elevó el precio, diciendo: “Ciento cincuenta”. El Imam, nuevamente, le dijo al compañero que le pague lo que pedía. Sin mostrar mucho pudor, el vendedor aumentó cincuenta dinares más. Y del mismo modo, el Imam estuvo dispuesto a pagar. El vendedor siguió aumentando el precio de su esclavo hasta llegar a cuatrocientos dinares. El Imam no se echó atrás y el vendedor se contuvo de elevar el precio aún más por miedo a que el comprador rompa la transacción. Tomó el dinero y le entregó el esclavo.
El Imam tomó la mano del joven y se dirigió hacia su casa. Su discípulo, que estaba sorprendido por el comportamiento del Imam, sabiendo que todo él lo que hacía era por su gran sabiduría, quiso saber la causa de ello y preguntó: “Oh, príncipe de los creyentes, ¿por qué dio tanto dinero por un solo esclavo? Con este dinero podríamos haber comprado siete u ocho esclavos. El Imam lo miró detenidamente y dijo: “Tú no sabes cuán valioso es este joven, ni cuántas capacidades se esconden en su ser, sólo ves que en apariencia es igual a otros esclavos, pero yo quiero convertirlo en un ser humano exaltado, un ser humano único, sin igual”.
Sí, él era Maisam At-Tammar, el famoso discípulo del príncipe de los creyentes cuya trayectoria es un ejemplo de fe, paciencia, amor a Dios y a la familia del Profeta, servicio al Islam y un desgarrador martirio.
El príncipe de los creyentes, este maestro de la humanidad, convirtió a este esclavo en un ser muy cercano a Dios. Un hombre que es orgullo de los kurdos y orgullo de todos los creyentes y benevolentes del mundo.
Observamos en esta historia, los milagros que puede realizar un maestro competente.
Seamos ejemplos para nuestros hijos
Los niños tienen tendencia a imitar, esta tendencia es muy fuerte en ellos.
Antes de que cualquiera de nuestras órdenes sea realizada, nuestra conducta es la que tiene más efecto sobre ellos.
La primera medida que debemos tomar para educar a los niños se remonta a nuestra propia adolescencia.
Desde el momento en que nos conocemos y encontramos nuestra identidad, entendemos que debemos seguir el camino recto y que debemos educarnos a nosotros mismos. Podremos ser buenos modelos para nuestros hijos siempre y cuando permanezcamos en el camino correcto.
El padre o madre que, al comprar el boleto de entrada a un parque de diversiones, le dice al vendedor que su hijo tiene menos edad de la que tiene, para evitar pagar su entrada, su hijo, inmediatamente, sabrá que está mintiendo. Los niños sienten tanta vergüenza en situaciones tales que muchas veces corrigen a los padres, aseverando que su edad es otra. Este tipo de progenitores no pueden ser modelos para sus hijos y no pueden pretender ser respetados o que no mientan al momento de ordenarles hacer algo.
Recordamos al Imam Jomeini (Dios esté complacido de él) que aconsejaba que si eres padre o madre y no has podido tener éxito en desarrollar virtudes dentro de tu alma de modo que aún estás afectado por distintos vicios, deberás esforzarte lo suficiente para educar a tus hijos e intentar mostrarle las virtudes (a pesar de que no las poseas) para que puedas ser considerado un modelo para ellos. Si sigues este método puedes tener la esperanza que tenga un efecto sobre ti también.
Si Dios ha puesto dentro del niño esta capacidad, -y la sabiduría de Dios afirma que Dios no establece nada en este mundo sin que tenga una razón- entonces, nosotros, como educadores, tenemos la responsabilidad de aprovechar esta capacidad de la mejor forma. En otras palabras, debemos ser modelos para ellos. Lo que significa brindar una educación ejemplar.
El Imam As-Sadiq (la paz sea con él) dice:
کونوا دعاة الناس الی الخیر بغیر ألسنتکم
“Guía a la gente a hacer el bien con algo distinto a tu lengua (con tus acciones)”.[4]
Seamos artesanos de la educación.
Nosotros, como padres y madres, sabemos que nuestra responsabilidad es proveer a nuestros hijos de comida, vestimenta, hogar, medios de comodidad y descanso. Trabajamos y nos esforzamos mucho para garantizarles el sustento. Somos cuidadosos de su salud y curación para que no se enfermen, ni tengan accidentes, ni que sus cuerpos se intoxiquen.
En resumen, para el crecimiento corporal y la vida material de nuestros hijos, ponemos mucha atención y nos esforzamos demasiado,-y debemos ser así- pero ¿cuánto dedicamos y nos esforzamos en el terreno de su sano desarrollo psíquico, moral y educacional?
¿Acaso la misma preocupación y sensibilidad que tenemos por los asuntos materiales de nuestros hijos, la tenemos por su salud espiritual?
El Imam Hasan (la paz sea con él) dice al respecto:
عَجِبْتُ لِمَنْ یتَفَكَّرُ فی مَأْكُولِهِ كیفَ لا یتَفَكَّرُ فی مَعْقُولِهِ فَیجَنِّبُ بَطْنَهُ ما یؤذیهِ وَ یودِعُ صَدْرَهُ ما یرْدیهِ
“Me asombro de aquéllos que piensan en el alimento para sus cuerpos y no piensan en los asuntos espirituales y en el alimento de sus propias almas. Protegen sus estómagos de las comidas dañinas para éste pero no tienen cuidado en las vilezas y en las cosas que dañan el alma y la psiquis (y no piensan en las necesidades espirituales).”[5]
Nosotros, que durante el día trabajamos alrededor de diez horas para asegurar el sustento y la comodidad de nuestras familias, y otra cantidad de horas las gastamos, ocupándonos de los asuntos de la casa, ¿acaso no sería bueno que destinemos una hora a los asuntos espirituales y de nuestra educación moral, la de nuestra familia y la de nuestros hijos?
“Algunas personas piensan que si no proveen el sustento a sus hijos y a quienes dependen de ellas, han cometido un gran crimen, ¡mientras que durante años les han privado un alimento mucho más obligatorio!...
¡Oh, querido padre, oh querida madre!: ¿Dedicas unos minutos todos los días a estudiar libros de educación? ¿Has leído hasta ahora algo relacionado con ello? ¿Cuántos artículos sobre educación has leído? ¿Cuántas lecciones y clases has tenido en este tema?
Tú que has tomado a “un médico especialista” para tus hijos y los has puesto bajo su control en forma periódica para que les realice un examen corporal, preocupándote por la salud de ellos y por su peso- siendo que así debe ser- ¿acaso te has preocupado por conseguir un “asesor en educación” y tienes los mismos cuidados en los temas de educación y de espiritualidad de tus hijos?
Se narra que el Enviado de Dios pasó junto a un grupo de niños y dijo:
رُوِیَ عَنِ النَّبِیِّ صلی الله علیه و آله و سلّم أَنَّهُ نَظَرَ إِلَى بَعْضِ الْأَطْفَالِ فَقَالَ وَیْلٌ لِأَوْلَادِ آخِرِ الزَّمَانِ مِنْ آبَائِهِمْ فَقِیلَ یَا رَسُولَ اللَّهِ مِنْ آبَائِهِمُ الْمُشْرِکِینَ فَقَالَ لَا مِنْ آبَائِهِمُ الْمُؤْمِنِینَ لَا یُعَلِّمُونَهُمْ شَیْئاً مِنَ الْفَرَائِضِ وَ إِذَا تَعَلَّمُوا أَوْلَادُهُمْ مَنَعُوهُمْ- وَ رَضُوا عَنْهُمْ بِعَرَضٍ یَسِیرٍ مِنَ الدُّنْیَا فَأَنَا مِنْهُمْ بَرِیءٌ وَ هُمْ مِنِّی بِرَاءٌ
جامع أحادیث الشیعة - السید البروجردی - ج 21 ص 408
“Ay por los niños de los últimos tiempos, por culpa de sus padres (negligentes). Los discípulos preguntaron: ¿por sus padres politeístas? Respondió: “No, por sus padres creyentes”. Preguntaron: “¿Cómo puede ser?”. Respondió: “Pues, no les enseñarán nada de sus deberes religiosos y si ellos mismos se dedican a aprender, los padres se lo impiden, y se satisfarán con lo poco del mundo que sus hijos consigan. Yo me desentiendo de ellos y ellos se desentienden de mí”.
(Yami’ al-Ahadiz ash-Shiah, Saiid Buruyerdi, Tomo 21, pág. 408.)
En el presente libro, recopilado por algunas profesoras de la Universidad Teológica Az-Zahra (la paz sea con ella) se tratan, en forma general, tres de las etapas más importantes de la educación del niño: la etapa previa al embarazo, durante el embarazo y la primera infancia.
Este libro ha sido basado en dos tipos de fuentes: por un lado, en el Corán y las tradiciones de Ahlul Bait (la paz sea con ellos), y por otro lado en libros científicos y de psicología para proveer un conocimiento adecuado a los jóvenes que están formando o desean formar familias creyentes.
Es menester destacar que este libro ha sido muy difundido y fue impreso varias veces en la República Islámica.
El objetivo original de la traducción de este libro era publicarlo en forma de cadena de artículos para la sección de educación de la revista Kauzar y luego de su finalización y debido al buen comentario de los lectores, se tomó la decisión de imprimirlo en forma de libro.
Agradezco especialmente la colaboración de las hermanas Masuma Assad de Paz y Fátima Paz en la traducción y corrección de esta obra. Así como agradezco a los hermanos de la Fundación Cultural Oriente, especialmente al director ejecutivo, el sr. Kameli, por su esfuerzo en la edición y publicación del libro.
Esperamos que Dios, Altísimo, nos dé éxito de educar una generación benevolente y ejemplar que pueda servir para apresurar la venida del Imam Mahdi (la paz sea con él) y mejorar el mundo en que vivimos.
Nuestros hijos son el fruto de nuestra vida y la bendita obra que dejamos después de nosotros.
Culminamos con la súplica del sagrado Corán:
وَالَّذِينَ يَقُولُونَ رَبَّنَا هَبْ لَنَا مِنْ أَزْوَاجِنَا وَذُرِّيَّاتِنَا قُرَّةَ أَعْيُنٍ وَاجْعَلْنَا لِلْمُتَّقِينَ إِمَامًا
“Oh, Señor nuestro, haz que nuestras esposas y nuestros hijos sean la luz de nuestros ojos y establécenos como guía de los temerosos de Dios”. (Corán, 25:74). [6]
Zohre Rabbani
Fuente: Un Hijo Benevolente; Una Flor del Paraíso, Publicado por: Editorial Elhame Shargh
Todos derechos reservados. Se permite copiar citando la referencia.
www.islamoriente.com , Fundación Cultural Oriente
[1] Biharul Anuar, T. 2, P. 87,88.
[2] Biharul Anuar, T. 58, P. 55.
[3] Nahyul Balagah, Jutba 1.
[4] Biharul Anuar, T. 7, P. 302.
[5] Biharul Anuar, T. 1, P. 218, h. 43
[6] Esta introducción está basada en libros de recopilaciones de hadices, libros de educación y como fuente especial, el libro de “Consejos para la educación”, de Ayatolá Ali Akbar Mazaheri, especialista en ética y educación.