EL ISLAM Y EL HOMBRE CONTEMPORANEO

El asunto sobre invocar al Profeta y a los Imames

Por: Ayatola Al-lamah Tabātabā’i

Desmintiendo el punto de vista de wahabí

El asunto sobre invocar al Profeta y a los Imames

Pregunta

El razonamiento lógico, el Corán y la Sunnah [Tradición de los Infalibles] condenan el que se invoque al Profeta y a los Imames. Esta es una práctica que hacen los chiitas, y es una práctica hereje que se considera politeísmo. Las siguientes son las razones por la que esta práctica se considera una herejía.

Primero, basándose en un razonamiento lógico, sólo Dios es el creador y por consiguiente toda la causalidad emana de él; el Corán afirma: “... Dios es el creador de todas las cosas...”[1] En este sentido, la única causa real en el mundo es Dios. Lo que nosotros asumimos como causa es sólo una cosa que Dios ha querido que ocurra antes que otra cosa: no hay relación causal entre los fenómenos. Por ejemplo, cuando la madera arde, no se debe a una relación causal entre ella y el fuego; mejor, esta es la manera en que Dios ha querido conducir los asuntos del mundo. En el mismo sentido, el Profeta y los Imames son sólo criaturas con ninguna función en particular, y por lo tanto invocarlos constituiría politeísmo.

Segundo, Dios dice en Su Escritura:

Vuestro Señor ha dicho: «¡Invocadme y os escucharé! Los que, llevados de su altivez, no Me sirvan entrarán, humillados, en el infierno».[2]

De acuerdo con este versículo, “invocar” [du’a] es un acto de adoración. Por lo tanto, invocar a una criatura de Dios es equivalente a adorarla y por consiguiente esto constituye politeísmo.

Tercero, sabemos que el Profeta combatió las creencias de los adoradores de ídolos y que los cristianos creían que todos ellos aceptaban a Dios como el creador del mundo. El profeta se opuso a ellos, ya que ellos pedían ayuda a los ángeles e invocaban las almas de los profetas para que sus peticiones se realizaran. Al respecto, el Profeta confrontó a los cristianos así como confrontó a los adoradores de ídolos; ambos grupos tenían creencias politeístas.

Cuarto, de acuerdo con las siguientes citas, sólo Dios conoce lo Oculto:

“… Nadie en los cielos o en la tierra conoce lo Oculto, sólo Dios...”[3]

Él posee las llaves de lo Oculto...”[4]

Por lo tanto, ninguna criatura, ni aun el Profeta o los Imames, está al tanto de lo Oculto. Lógicamente, para los que han muerto en este mundo y moran en el Mundo Intermedio [barzakh], este mundo es “oculto” y por lo tanto no tienen conocimiento de lo que sucede aquí. Entonces, invocar al Profeta y a los Imames, ya que están muertos, constituye una forma de politeísmo y además es inútil. La idea anterior es reforzada por la aleya que dice:

El día que Al-lah congregue a los profetas y diga: ¿Qué respuesta les dieron? dirán: No sabemos. En verdad tu eres conocedor de todo lo Oculto.”[5]

En resumen, invocar al Profeta y a los Imames luego de que han fallecido, mostrando humildad, inclinándose y besando sus tumbas es en definitiva una práctica politeísta. ¿Cómo justifican los Chiitas esta práctica?

Respuesta

Quien formula la pregunta primero sostiene que no hay causas en el mundo, ya sean dependientes o independientes. Por lo tanto, niega el principio de causalidad restringiendo la libre voluntad para Dios. Además de contradecir el razonamiento intuitivo, hay dos problemas presentes en este razonamiento.

Primero, este razonamiento nos priva de los fundamentos que tenemos para probar la existencia de Al-lah como el creador. La existencia de Al-lah la deducimos de los fenómenos de este mundo, si negamos la causalidad como uno de los fenómenos del mismo, entonces no es posible que defendamos la dependencia de este mundo en la actividad Divina. Sería ridículo hablar acerca de cómo Dios organiza el mundo si no somos capaces de probar Su existencia.

Segundo, para negar el principio de la causalidad también se debe negar el que una conclusión pueda derivarse lógicamente de sus premisas. Esto debilitaría las bases del conocimiento y conduciría inevitablemente al escepticismo en cualquier campo de la ciencia.

Nosotros, sin embargo, debido a la guía Divina presente en la naturaleza humana, consideramos el principio de la causalidad como un principio universal que no permite excepción alguna.

Todos los fenómenos, al estar precedidos de la no-existencia, adquieren existencia de una causa mayor. Esta causa mayor a su vez, debe tener todavía una causa mayor, pero esta cadena debe parar en un existente necesario (de acuerdo con los razonamientos lógicos que prueban la imposibilidad de una regresión y circularidad infinita). A este Existente Necesario, lo llamamos Al-lah —Elevado es Él. Entonces, el mundo está compuesto de causas y efectos, dirigidos por la única causa que es independiente en su voluntad. La voluntad de las causas intermedias se deriva de Al-lah y por lo tanto es en efecto la voluntad de Al-lah.

El que un ser sea un medio para transmitir existencia a otras criaturas no implica su independencia. Para comprender esto mejor analicemos el siguiente ejemplo: cuando alguien escribe, la acción de escribir se le atribuye a la persona que escribe, a su brazo que sostiene el lápiz, y al lápiz.

Es correcto atribuir la acción de escribir a estos tres agentes, pero quien es independiente es la persona y estos agentes dependen de ella. Así, aunque la acción puede atribuírsele al brazo y al lápiz, ellos sólo son agentes secundarios, sólo medios. En el ejemplo del fuego que da quien pregunta, lo cierto es que Al-lah ha creado el fuego con la característica natural de quemar, no es que el fuego surja de un acto de creación y quemar de otro. Al-lah creó la característica de quemar con la mediación del fuego, no con independencia de él.

De aque convalidar voluntad para las criaturas de Al-lah no es un desafío a Su voluntad, ya que Él es independiente y la voluntad de ellas es dependiente. De hecho, cuando el Corán atribuye varias acciones a las criaturas, reafirma el principio de causalidad y al mismo tiempo aclara que sólo Al-lah posee independencia en la voluntad.

Hay muchos versículos que confirman esto; he aquí dos ejemplos:

¡Luchad contra ellos! Al-lah le castigará a manos vuestras..”[6]

“...Al-lah sólo quiere castigarlos por medio de su hacienda y sus hijos...”[7]

El otro argumento de quien pregunta es que el “llamado” es un acto de adoración y por lo tanto, invocar al Profeta y a los Imames para pedirles ayuda es politeísmo. Pero debe señalarse que el “llamado” a las criaturas de Al-lah puede concebirse en una de dos maneras. Una manera es invocar a una criatura con la intención de que ella es independiente en voluntad y la otra es invocarla como un medio. Por consiguiente, el versículo (Vuestro Señor ha dicho: «¡Invocadme y os escucharé! Los que, llevados de su altivez, no Me sirvan entrarán, humillados, en el infierno.)[8] prohíbe el “llamado” a Sus criaturas creyendo que son independientes en voluntad. Entonces, el monoteísmo aprueba la invocación a las criaturas de Al-lah si se tiene en mente que ellas le deben su voluntad y existencia.

Obviamente, si el versículo en cuestión se interpretara con el estricto sentido literal de prohibir cualquier búsqueda de ayuda en las criaturas de Dios, tendríamos serios problemas. Rutinariamente vamos donde el panadero a comprar pan; vamos donde el carnicero para comprar carne, una interpretación estrictamente literal del versículo anterior haría de estas acciones practicas politeístas. Pero sabemos con certeza que el hecho solicitarle algo a los demás no constituye politeísmo.

Algunos defensores del Wahabismo han intentado mostrar su oposición señalando que existe una diferencia aquí. En los ejemplos mencionados, las personas a las que se recurre están vivas, mientras que el Profeta y los Imames están muertos. Pero esta respuesta, si es correcta, solamente sirve para demostrar que invocar al Profeta y a los Imames es inútil, no que sea politeísmo.

Además, hay versículos que hablan explícitamente de “medios”:

Oh ¡Creyentes! ¡Temed a Al-lah y buscad el medio de acercaros a Él! ¡Combatid por Su causa! Quizás, así, prosperéis.[9]

En este versículo Al-lah exhorta a los creyentes a que recurran a los “medios” que conducen a Él como una manera de encontrar la felicidad. En el mismo sentido, hay un hadiz narrado por el Profeta, donde él dice que la fe y la oración son sus medios.2 Este hadiz presenta estos dos elementos (la fe como un estado mental del creyente y la oración como una acción ejecutada por el creyente.) como medios para conseguir acercarse a Al-lah. Si aceptáramos una interpretación estrictamente literal del versículo en cuestión (40:60), el empleo de estos medios sería politeísmo, y el politeísmo, obviamente, no conduce a Al-lah.

El tercer aspecto que se menciona en la pregunta es el de que las religiones idólatras están de acuerdo con el Islam cuando hablan de que sólo hay Uno, un Dios único, quien es digno de adoración, y que su error consiste en buscar ayuda en otros seres. Este juicio sobre la religión idólatra es incorrecto. Según sus textos religiosos las religiones idólatras (las cuales cuentan con cientos de seguidores en países como China, India y Japón), no obstante reconocen que existe sólo Un Existente Necesario, consideran que el Existente Necesario escapa al entendimiento del conocimiento humano: somos incapaces de comunicarnos con el Existente Necesario directamente. Por lo tanto, necesitamos venerar medios (ángeles, genios, o seres humanos espiritualmente perfectos) quienes son capaces de suplir esta necesidad y de ayudarnos a que nos acerquemos al Existente Último.

Los ángeles son deidades con las cuales se asocia casi siempre a los adoradores de ídolos. Las religiones idólatras muestran a los ángeles como seres puros cercanos a Dios y a quienes Él les ha conferido el gobierno del mundo. Por lo tanto, creen que los ángeles tienen autoridad absoluta en su dominio –hay un dios o diosa para los mares, los desiertos, la guerra, la paz, la belleza, la tierra, el cielo, etc.– y que Dios les ha cedido todos los asuntos.

Los siguientes versículos revelan el error en la concepción politeísta:

Si hubiera habido en los cielos y en la tierra otros dioses distintos de Al-lah, se habrían corrompido...”[10]

 “... ni hay otro dios junto con Él. Si no, cada dios se habría atribuido lo que hubiera creado y unos habrían sido superiores a otros...”[11]

La lógica de los versículos anteriores consiste en mostrar que si hubiese existido una multiplicidad de dioses, habrían estado en desacuerdo en asuntos de gobierno, y esta discordia habría conducido al caos y a la destrucción. Obviamente, la premisa subyacente en este argumento es que el caos hubiera sucedido si los dioses tuvieran autoridad independiente. Entonces, los versículos anteriores no se aplican si hay sólo uno, un Dios supremo e independiente y una multiplicidad de agentes subordinados quienes dependen y son obedientes de Él, cuya función se remite a ser sus agentes intermediarios y a ejecutar sólo lo que Él desea.

La explicación anterior debería bastar para mostrar que los adoradores de ídolos – ya sean aquellos que adoran a las estrellas o aquellos que adoran “los dioses” de varias criaturas y fenómenosno adoran a Al-lah de ninguna manera. Sus ritos de adoración y sacrificio atañen a su panteón de dioses. La única relación que su adoración tiene con Al-lah es que la hacen con el ánimo de que sus dioses influyan sobre Él y sólo en lo que respecta a los asuntos mundanos, porque no creen en la doctrina de la resurrección. (Es en este contexto en el que debería entenderse el versículo: “... ¿Quién podrá interceder ante Él si no es con Su permiso?...[12]

Este versículo habla de intercesión en un sentido amplio, el cual incluye asuntos mundanos, no en el sentido predominante de intercesión en el Día del Juicio, en el cual no creyeron los infieles de Arabia.

Hubo, sin embargo, momentos en la Edad de la Ignorancia previos al Islam donde los adoradores de ídolos adoraron a Al-lah. Pero lo hacían ignorando las implicaciones lógicas de su sistema de creencia. Un ejemplo era el hayy, la peregrinación ritual establecida por Abraham. Esta práctica perduró aún después de que Amru ibn Yahya había logrado establecer la idolatría como la religión predominante en la península arábiga. Pero algunos aspectos de ella fueron distorsionados, los ídolos, por ejemplo, se ubicaban en locaciones sagradas —Hibil se ubicaba en la cima de la Kaaba, Asaf en el Monte Safa, y Nailah en el Monte Marwah— donde eran adorados y honrados con sacrificios.

(Debe anotarse que la adoración de ídolos es una vulgarización de la doctrina del politeísmo. Conforme a la doctrina, los ídolos se toman como símbolos de las deidades. El adorador de ídolos común, sin embargo, adora a los ídolos en sí, en lugar de las deidades que supuestamente representan.

Es en condena de este politeísmo vulgarizado que el Corán dice: “... ¿Adoráis lo que vosotros mismos habéis esculpido?”[13])

Por tanto, contrario a lo que piensa quien formula la pregunta, los adoradores de ídolos ni consideran a Al-lah como responsable de los asuntos del mundo ni le adoran. Los politeístas atribuyen una autoridad a los dioses menores, autoridad que es independiente y se restringe a este mundo. Ellos conciben a estos dioses menores como arquitectos a los cuales Al-lah les ha conferido autoridad absoluta para construir su mundo como ellos quieran. Entonces, perciben a Al-lah como el creador principal, quien creó el mundo pero luego renunció y les cedió toda autoridad a los dioses menores.

El siguiente punto abordado por quien formula pregunta es el de que los cristianos y judíos son politeístas. Esto es incorrecto. Los cristianos y judíos son incrédulos porque rechazan el ministerio del profeta Muhammad, no por ser politeístas. El siguiente versículo da fe de ello: “Quienes no creen en Al-lah ni en Sus enviados y quieren hacer distingos entre Al-lah y Sus enviados, diciendo: «¡Creemos en unos, pero en otros no!», queriendo adoptar una postura intermedia, ésos son los infieles de verdad.”[14]

Además de negar la misión de Muhammad, también son culpables de la absoluta obediencia a sus sacerdotes y por creer en un hijo para Dios: “Los judíos dicen: «Ezra es el hijo de Al-lah». Y los cristianos dicen: «Cristo es el hijo de Al-lah». Eso es lo que dicen de palabra. Remedan lo que ya antes habían dicho los infieles. ¡Que Al-lah les maldiga! ¡Cómo pueden ser tan desviados! Han tomado a sus doctores y a sus monjes, así como al Ungido, hijo de María, como señores, en lugar de tomar a Al-lah cuando las órdenes que habían recibido no eran sino de servir a un Dios Uno. ¡No hay más dios que Él!...[15]

En cuanto a los zoroastrianos, el Corán no da una explicación detallada de su religión. Fuentes históricas, sin embargo, revelan que el Zoroastrismo era politeísta. Al igual que los adoradores de ídolos, adoraban ángeles, pero a diferencia de ellos, no esculpían ídolos para representarlos.

La explicación anterior aclara que invocar al Profeta y a los Imames como agentes intermediarios y dependientes no es politeísmo. El politeísmo consiste en adorar además de Al-lah a otros seres como agentes independientes. Por lo tanto, venerar un agente intermediario mientras se es consciente de su absoluta dependencia del Dios Único no constituye politeísmo. Sabemos que el agente intermediario es impotente de por sí. Cuando, por ejemplo, una persona rica ayuda a una persona pobre por medio de un agente intermediario, es a la persona rica a quien se debe dar el crédito, no al agente.

El cuarto argumento del interlocutor es que el conocimiento de lo Oculto se limita solo a Al-lah. Considerar que otros tienen este conocimiento es blasfemia. Entonces, la creencia de que el Profeta y los Imames son conscientes de lo que pasa en este mundo y pueden interferir en ello, es inválida: ellos están muertos, y para los muertos este mundo es “oculto”. El Corán, sin embargo, desmiente este razonamiento:

[Al-lah] El Conocedor de lo oculto. Él no revela lo oculto a nadie, salvo a aquél a quien acepta como enviado...”[16]

De acuerdo con este versículo, hay seres a quien Al-lah les revela Sus secretos. Entonces, no hay error en creer que Al-lah confirió conocimiento de lo Oculto al Profeta y a los Imames. Una observación que corrobora este punto de vista es que los versículos coránicos que parece negaran el conocimiento que tiene el Profeta de lo Oculto hacen una excepción cuando se trata de la Revelación:

Di: «Yo no soy el primero de los enviados. Y no sé lo que será de mí, ni lo que será de vosotros. No hago más que seguir lo que se me ha revelado...”[17]

En la Sura Abraham, el Corán narra la respuesta que algunos profetas dieron cuando su pueblo negó que ellos tuvieran un estatus especial: “Sus enviados les dijeron: «No somos más que unos mortales como vosotros, pero Al-lah agracia a quien Él quiere de Sus siervos...[18]

Pero el versículo que expresa claramente el conocimiento que tienen de lo oculto los profetas de Al-lah es el que cita las palabras de Jesús cuando se dirige a sus seguidores:

 “... Os informaré de lo que coméis y de lo que almacenáis en vuestras casas. Ciertamente, tenéis en ello un signo...[19]

En otro versículo Jesús anuncia la venida del Profeta Muhammad: “Yo soy el que Al-lah os ha enviado... y como nuncio de un Enviado que vendrá después de mí, llamado Ahmad.”[20]

Además, en el corpus religioso, existen numerosos hadices que predicen los eventos futuros, a los cuales se les llama “premoniciones”.

Basándonos en la explicación anterior, podemos concluir que cuando el Corán niega que los profetas posean conocimiento de lo Oculto y que tengan poderes extraordinarios, quiere decir que ellos son incapaces de conocer lo Oculto o de realizar milagros de forma independiente. Sin embargo, ellos poseen estas capacidades por la voluntad de Al-lah. Al-lah revela lo Oculto a Sus enviados y ellos lo transmiten a sus sucesores. Hay muchos hadices que confirman esta idea.

Existe, sin embargo, un versículo que aparentemente plantea un problema:

El día que Al-lah congregue a los enviados y diga: « ¿Qué se os ha respondido?», dirán: «No sabemos. Tú eres Quien conoce a fondo las cosas ocultas».[21]

El versículo anterior parece aseverar que los profetas no tienen conocimiento de lo Oculto. Un análisis más a fondo, sin embargo, desmiente esta concepción.

Si los profetas carecieran en verdad del conocimiento de lo Oculto, no serían conscientes de las obras de sus seguidores. Tener plena conciencia de una acción requiere conocimiento de las intenciones que condujeron a realizar dicha acción. En consecuencia, si no se posee dicho conocimiento, no se tiene conocimiento de las obras. Pero esto no puede ser así, ya que el Corán dice que los profetas tienen conocimiento de las obras de sus seguidores; los profetas de Al-lah son testigos de la conducta de su pueblo:

Fui testigo [Jesús] de ellos mientras estuve entre ellos.”[22]

...y tome testigos de entre vosotros...”[23]

...Se hará venir a los profetas y a los testigos...”[24]

... Los testigos dirán: «Éstos son los que mintieron contra su Señor»...”[25]

La reflexión anterior explica que el versículo (5:109) del Corán, cuya malinterpretación llevaría a concluir que los profetas carecen del conocimiento de lo Oculto en verdad significa que por su propia cuenta, ellos no tienen este conocimiento, pero por la voluntad de Al-lah sí. En otras palabras, todas las criaturas, incluyendo a todos los individuos sagrados deben lo que tienen a Al-lah: todas las cosas son conferidas por Él.

Otra declaración hecha por el interlocutor es la de que mostrar respeto a las tumbas del Profeta y de los Imames es politeísmo. Pero, de nuevo, esto es incorrecto. Las tumbas de los personajes sagrados son símbolos [sha'ā'ir] que nos recuerdan a Al-lah. Entonces, honrarlas es en esencia honrar lo que ellas simbolizan, es decir, a Al-lah. Refiriéndose al Profeta, el Corán dice:

...Los que crean en él, le sostengan y auxilien, los que sigan la Luz enviada abajo con él, ésos prosperarán.[26]

Y en forma general, refiriéndose a todos los símbolos Divinos, el Corán dice: “...y quien respeta las cosas sagradas de Al-lah... Pues proceden del temor de Al-lah que tienen los corazones.[27]

La práctica chiita de honrar las tumbas de los personajes sagrados también puede justificarse con el siguiente argumento: Sin duda, el amor a Al-lah es producto de la fe. Cuando uno ama a Al-lah, uno ama todas las cosas que de alguna manera están asociadas con Él. Es por esta razón que todos los musulmanes honran el Corán y la Kaaba. Todos los musulmanes están de acuerdo en que es un acto de fe tocar y besar la Piedra Negra. ¿Podría afirmar cualquier musulmán que esta es una práctica politeísta? Obviamente no. Es en este sentido que los chiitas veneran al Profeta y a los Imames y muestran respeto a sus tumbas.

Para terminar, podemos concluir diciendo lo sorprendente que es el que los wahabitas, quienes dicen defender el monoteísmo puro y condenan a los chiitas por mostrar respeto a los siervos santos de Al-lah, patrocinan la doctrina de los Ocho Seres Eternos. Los teólogos wahabitas consideran que los Atributos Positivos Divinos (vida, poder, conocimiento, audición, visión, voluntad y discurso), son eternos y externos a la Esencia Divina. Ellos creen que estos atributos no constituyen la Esencia de Al-lah. ¿Cómo pueden tan vergonzosamente condenar a los chiitas, quienes sólo honran a quienes Al-lah ama, mientras ellos reconocen ocho deidades?

Fuente: EL ISLAM Y EL HOMBRE CONTEMPORANEO, (Conjunto de preguntas realizadas a Al-lamah Tabātabā’i); Editorial Elhame Shargh

Todos derechos reservados. Se permite copiar citando la referencia.

www.islamoriente.com, Fundación Cultural Oriente

 

[1] (Corán; 3:16)

[2] (Corán; 40:60)

[3] (Corán; 27:65)

[4] (Corán; 6:59)

[5] (Corán; 5:109)

[6] (Corán; 9:14)

[7] (Corán; 9:55)

[8] (Corán; 40:60)

[9] (Corán; 5:35)

[10] (Corán; 21:22)

[11] (Corán; 23:91)

[12] (Corán; 2:255)

[13] (Corán; 37:95)

[14] (Corán; 4:150)

[15] (Corán; 9:30-31)

[16] (Corán; 72: 26-27)

[17] Sura Las dunas 46:9; lo que el Profeta quiere decir aquí es que él posee conocimiento de lo Oculto pero porque Al-lah se lo ha revelado. Ninguna criatura tiene la capacidad de conocer lo Oculto (o algo que se le relacione) independientemente de Al-lah. [N. del T.]

[18] (Corán; 14;11)

[19] (Corán; 3:49)

[20] (Corán; 61:6)

[21] (Corán; 5:109)

[22] (Corán; 5:11)

[23] (Corán; 3:140)

[24] (Corán; 39:69)

[25] (Corán; 11:18)

[26] (Corán; 7:157)

[27] (Corán; 22:32)

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