La epopeya de Ashura

El encuentro de los prisioneros de Karbalá con el monje cristiano en el camino de Kúfa a Damasco

Un vistazo a la historia del Islam en el primer siglo

Por el Sheij Huseyn Ansarián

Seyed Ibn Táwuus, Alámah Maylesí, y Sheyj Abbás Qommí, la misericordia de Dios sea con ellos, han transmitido importantes pormenores del viaje que llevó a los prisioneros de Ahl ul-Bayt (a.s.) desde Kúfa a Damasco. Expondremos a continuación un resumen de tal viaje.

La mayoría de las ciudades y pueblos que la familia del Profeta (a.s.) atravesó en su marcha forzada desde Kufá a Damasco no eran urbes musulmanas. El gobierno había dado órdenes para que, antes de la llegada de Ahl ul-Bayt (a.s.) a ellas, las embellecieran y adornasen como si de celebrar una fiesta se tratara y para que los hombres salieran a ver el paso de los prisioneros y los niños jugasen y celebrasen su paso.

Uno de los hechos sorprendentes que en ese viaje de Kúfa a Damasco tuvo lugar fue lo acontecido en Deyr Ráheb.

 Fue relatado que una noche, lo soldados enemigos llegaron a Deyr Ráheb. Bajaron de sus cabalgaduras. Pusieron la noble cabeza del Imam en una caja y, habiéndose sentado al lado de ella para beber vino y comer, escucharon repentinamente que de ella salían palabras que decían:

أَترجوا اُمَّةٌ قَتَلَتْ حُسَيْناً * شَفاعَةَ جَدِّهِ يَوْمَ الحِسَابِ

Acaso espera la gente que mató a Huseyn

La intercesión de su abuelo el Día de la Cuenta.

وَقَد غضبُ الله وَخالَفوُه * وَلَم يَخشَهُ في يَومِ المَأب

Sin duda Dios estará disgustado con ellos por haberle desobedecido

Y no haber temido lo que les ocurriría en la otra vida.

ألا لَعنَ الله بَني زيادٍ * وَأسکَنَهمُ جَهَنَّمَ فِي العَذاب

¿Acaso no maldecirá Dios a los Banu Ziyád

Y no les hará morar en el Infierno y en el castigo?

Aquella fue una noche horrible para ellos y la pasaron toda temerosos y temblando. A media noche, el ermitaño sintió un sonido semejante a un trueno y escuchó una llamada. Prestó atención y a sus oídos llegó una voz que glorificaba y santificaba el nombre de Dios. Se levantó del lecho y asomó su cabeza fuera del monasterio. Junto a la pared vio una caja que emitía una luz sobrenatural. La luz ascendía hacia el firmamento y se transformaba en una mano que llamaba a las puertas del cielo. Los ángeles se amontonaban en grupos alrededor de aquella caja diciendo:

«السَّلامُ عَلَيْکَ يَابْنَ رَسُول الله، السَّلام عَلَيْکَ يا أبا عَبْدِالله، صَلَواتُ الله وَسَلامُهُ عَليک».

“La paz sea contigo ¡Oh hijo del Mensajero de Dios! La paz sea contigo ¡Oh Aba Abdellah! ¡Las bendiciones de Dios y Su paz sean contigo!”

El monje quedo totalmente trastornado. Esperó al amanecer. Salió del monasterio y gritó: “¿Quién es el jefe del destacamento?”

Dijeron: “Julí.”

Fue junto a Julí y le dijo: “¿Qué lleváis dentro de esa caja?”

Él respondió: “La cabeza de un hombre que se levantó contra el gobierno de Yazíd y al que Ibn Ziyád ha matado en las tierras de Iraq.”

El monje preguntó: “¿Cuál es su nombre?”

Dijo: “Huseyn ibn Ali ibn Abi Tálib”

El monje dijo: “¿Quién es su madre?”

Julí dijo: “Es Fátimah Zahrá hija de Muhammad el Escogido de Dios.”

El monje dijo: “¡Que Dios os de la muerte por lo que habéis hecho! Es cierto aquello que los sabios cristianos del pasado nos dijeron:

«إنَّهُ إذا قُتِلَ هذا الرَّجُلُ تَمْطُرُ السَّماءَ دَماً عَبيِطا»؛

“Cuando sea matado ese hombre, los cielos lloverán sangre fresca.” Y los cielos no llueven sangre fresca excepto por el asesinato de un profeta o de un heredero de un profeta. Déjame que tenga esa cabeza una hora en mi poder, si es posible.”

Julí dijo: “No sacaremos esa cabeza de su caja hasta que no la llevemos a presencia de Yazíd y él nos recompense por ello.”

El monje dijo: “¿Qué recompensa?”

Julí dijo: “Una bolsa con diez mil dírhams dentro.”

El monje dijo: “Yo te daré ese dinero si me das esa cabeza.”

Julí dijo: “Tráelo ahora mismo.”

El monje trajo el dinero y se llevó la cabeza al monasterio. La lavó con almizcle y loto y la puso junto a él mientras se lamentaba diciendo:

«وَالله يَعُزُّ عَلَیَّ يا أباعَبدِالله أن لا أوصِيکَ بِنَفْسي»؛

¡Oh Huseyn amado! Juro por Dios que es muy duro no haber estado a tu lado en Karbalá para dar mi vida por ti.

«وَلکِنْ يَا أباعَبدِالله أن لا أوصِيکَ بِنَفْسي»؛ «فَاشهَدْلِي»

Pero ¡Oh Aba Abdellah! Cuando te encuentres con tu abuelo Muhammad Al-Mustafá, da testimonio de que, ante tu cabeza cortada, yo he dicho:

«أشهَدُ أن لا إله إلّا الله وَحدَهُ لا شَريکَ لَه وَأَشْهَدُ أنَّ مُحَمَّداً رسولُ الله وَأشهدُ أنَّ عليّاً وليّ الله أسلَمتُ عَلی يَدِک»؛

“Doy testimonio de que no hay nada digno de ser adorado excepto Dios, sólo Él, que no tiene socio ni compañero y doy testimonio de que Muhammad es el Mensajero de Dios y de que Ali es el amigo de Dios y de que me he sometido ante ti y que soy tu siervo.”

Después de eso, la cabeza cortada habló con el monje y le prometió que intercedería por él el Día del Juicio Final y le prometió la salvación en ese día.”[1]

***

Extraído del libro La epopeya de Ashura, un vistazo a la épica del Señor de los Mártires; Imam Huseyn (P); Editorial Elhame Shargh, 2014

Todos derechos reservados. Se permite copiar citando la referencia.

www.islamoriente.com , Fundación Cultural Oriente


[1] Seyed Ibn Táwuus, Malhúf ‘ala qatli at-Tufúf, p. 142-143; Ráwandí, Al-Jaráich wa al-Yaráih, t. II, p. 578-580, hadíz 2; Sibt ibn Yúzí, Tadkirat ul-Jawás, t. II, p. 201-202.

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