Esta gran mayoría que usa el hiyab por convencimiento sabe por qué lo usa y no está obligada por nadie, es su decisión y el modo en que ella elige vivir. Veamos el ejemplo de una adolescente que vive en un país europeo o americano, nadie la obliga a usar el hiyab, pero tampoco les agrada a las musulmanas ser obligadas a quitárselo en las escuelas, universidades o lugares públicos, como hemos visto se ha hecho en algunos países que se llaman a sí mismos “modernos y civilizados”. Están prohibiendo una ley divina, cuando al mismo tiempo se desviven por aceptar y defender las modas inventadas por el hombre, muchas veces ridícula e innecesaria. Llevar aros por todas partes del rostro, tatuarse el cuerpo entero o hacerse modelos extravagantes en el cabello; usar ropa extremadamente ajustada o usar poca ropa no es motive de preocupación o discusión de parlamentarios y escuelas, el hiyab sí lo es.
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