El Imam Yafar as-Sadiq (p) y su escuela
La Escuela Yafarita tomó su nombre del sexto Imam, Yafar As- Sadiq, hijo de Muhammad Al-Baqir, nieto éste de Al-Husein (con ellos la Paz) y bisnieto del Profeta Muhammad, con él Bendición y Paz. La Escuela tomó dicho nombre debido a que fue el Imam Yafar quien la difundió, y no porque él fuera su creador. El Imam (P), sobresalió sobre los hombres de su época, así como sus ancestros, los descendientes de Ali y Fátima, por su sabiduría y espíritu extraordinario, de lo cual quedaron muchos testimonios recogidos de diversas fuentes, no sólo de sus discípulos y seguidores.
La época que le tocó vivir fue la que mejor se adecuaba a la difusión de la Escuela de los Imames, causa que contribuyó también que ella llevara su nombre. Dicha época permitió por varias causas, la propagación de ideas de todo tipo, que tanto eran buenas como negativas para el Islam. Se desarrolló en ese período el arte de la traducción al árabe de numerosos textos de diversas lenguas (siríaco, griego, idiomas indios, persa, etc.); aparecieron así nuevas ciencias, antes no cultivadas en lengua árabe, ni conocidas en el Islam: la medicina, la astronomía, la química, la física, las matemáticas, la lógica, la filosofía, etc.) Esto produjo una conmoción en la sociedad islámica, y los musulmanes, desde entonces, además de estudiar a fondo las ciencias recién recibidas, iban a modificarlas y asentarlas sobre bases aún más sólidas (como en astronomía, química, medicina, óptica y matemáticas, por ejemplo,).
A su vez, algunos conceptos, e incluso la cosmovisión que daban algunas ciencias, estaban contra el espíritu del Islam y su propia visión de la realidad. Por ello surgieron tendencias materialistas y ateas, otras racionalistas, otras políticas, otras esotéricas, que pretendían desviar al Islam de su mismo significado.
A ello se enfrentó el Imam Yafar As-Sadiq (P) tratando de establecer el pensamiento y las creencias del Islam sobre bases sólidas. La Shari’ah del Islam y su Din estaban en verdadero peligro, apenas un siglo después de la desaparición del Profeta (BP). El Imam debió empeñarse en: 1º) desarrollar las ideas fundamentales del Islam, su Gnosis, para hacer frente a la invasión de doctrinas extrañas a aquél, que atentaban contra su misma existencia, como fueron las tendencias racionalistas de los teólogos (kalam), las corrientes filosóficas helénicas y el ateísmo.
Por otro lado, hizo frente a la falsificación de las fuentes del Islam (como por ejemplo el Hadiz y la Shari’ah), producto de las tendencias sectarias que entonces formaban escuelas al servicio del poder. 2º) dar a conocer las fuentes islámicas en su estado original, constituidas por la interpretación correcta y exacta del Corán, la transmisión de los hadices sin las alteraciones que se produjeron en el transcurso del tiempo, la aplicación de la Shari’ah (Norma revelada) en la forma perfecta que tuvo cuando fue aplicada e interpretada por el Profeta (BP). El Imam Yafar (P) vivió entre el año 83 y el año 148 de la Hégira, correspondientes al 707 / 772, aproximadamente, de la era cristiana.
Nació en Medina un 17 de Rabi 1º (tercer mes del calendario islámico) y fue su madre Fátima Bint Al-Qasim, también llamada Qaribah Bint Al-Qasim y apodada Umm Furuat. Fue testigo del final del primer siglo del Islam y vivió la primera mitad del segundo un período vital para cualquier doctrina. En dicho período, por lo general, las doctrinas se desvían de su carácter inicial, y son conquistadas por un sector que las utiliza en provecho propio, sobre todo cuando dicho sector está aliado al poder gobernante. Esto aconteció también en el Islam, pero allí estaba la descendencia del Profeta, (BP), quienes tuvieron la misión de resguardar de sus enemigos la enseñanza coránica y los hadices del Mensajero (BP), para que llegaran incólumes hasta el final de los tiempos.
Para esta tarea fue Yafar As- Sadiq designado como sucesor de la línea profética, Imam, y tuvo a su cargo a numerosos discípulos a quienes formó para el desarrollo de su misión. La relativa libertad que tuvo para ello facilitó las cosas. Los Imames y sus seguidores siempre fueron perseguidos, excepto durante cortos períodos, primero en vida de Al-Hasan, y luego en época del Imam Yafar y su padre, con ellos la Paz, época en que gozaron de cierta libertad. Esta circunstancia se debió a la disolución del poder Omeya a consecuencia de sus disidencias internas y de la amplitud de su gobierno, el cual cubrió, en su mejor época, cerca de un cuarto del planeta.
Hasta los once años el Imam Yafar fue criado por su abuelo Ali Zain al-Abidin (hijo de Al-Husein y nieto de Ali Ibn Abi Talib y Fátima Az-Zahra, con ellos la Paz). De este primer periodo proceden las bases de su educación, dentro de la más pura tradición profética. Luego, su enseñanza continuó con el quinto Imam, su padre, Muhammad Al-Baqir, de quien recibió la sabiduría mas refinada hasta los treinta y dos años, en que se hizo cargo del Imamato, por el fallecimiento paterno. Respecto de su padre, sabemos que tuvo cientos de discípulos, a quienes enseñó las ciencias islámicas y transmitió los hádices proféticos. Dicho Imam, como luego su hijo, tenía su sede en Medina, en la Mezquita del Profeta (BP), lo cual indica su alta categoría espiritual e intelectual.
Muhammad Al-Baqir (P) fue, sin duda, el más sabio de su época. Debemos aclarar, por otra parte, que los Imames se suceden unos a otros, designándose entre sí, de padres a hijos, por la inspiración que les proviene de Allah Ta’ala. No se trata de una sucesión familiar, se trata de la herencia de la Gnosis y la purificación, la Walaiat (primacía sobre el resto de los humanos) y la Imamat o el Imamato (conducción y maestrazgo tanto espiritual como político).
El Imam Yafar (P) vivió también la transición del gobierno Omeya (656 - 755) al Abbasida, quienes se hicieron con el poder bajo la bandera de la defensa de la Casa del Profeta (BP), para luego perseguirla y tratar de exterminarla. De hecho, los primeros abbasidas, como al- Mansur, continuamente requerían al Imam para saber su opinión, trasladándolo de Medina a Irak con tal motivo. De ese modo lo mantenían bajo estricta vigilancia, aunque sabían de antemano que él no se interesaba por el poder califal, en las condiciones en que tendría que recibirlo y ejercerlo. Dicho poder estaba bajo el dominio de los corruptos enemigos del Din, con quienes tendría que pactar en caso de ejercer el poder.
Su tarea espiritual se centró, pues, en difundir y establecer para el futuro la enseñanza verdadera del Islam, sobre bases inmutables. Decía «preguntadme antes de que me perdáis, porque no os dirá nadie lo que yo pueda deciros». Idénticas palabras a las de su abuelo Ali Ibn Abi Talib (P). Las reuniones de la escuela se realizaban en Medina, en la Mezquita del Mensajero Muhammad (BP), quedando claro con ello que el Imam Yafar (P) era su sucesor en sabiduría y dignidad. Hacia allí peregrinaban desde oriente y occidente en busca de saber, teniendo el Imam, como antes su padre Al-Baqir (P), un amplio círculo de discípulos, entre quienes se encontraban algunos que la historia del pensamiento y de la santidad del Islam ha perpetuado, como Sufian Az- Zauri, Shu’bat Ibn Al-Huyyay, Sufian Ibn ‘Alinbat, Malik Ibn Anas (el creador del método malekita del sunnismo), Abu Hanifah (el creador del método sunnita llamado Hanafita), Iahia Sa’id Al-Qattan, Aiub As- Sayistani, Abdul Mayid Ibn Yarih, etc.
Muchos de estos discípulos son la fuente principal de los hadices que del Profeta se transmitieron, tanto por fuentes sunnitas como shi’itas. El Sheij Al-Mufid, en su famosa obra «Al-Irshad», un poco alegóricamente dice, respecto de la influencia intelectual que ejerció sobre su tiempo el Imam Yafar As-Sadiq (P), «...fue tomada de él tanta ciencia como (cantidad) de travesías ha tenido la tierra, y su fama se expandió a todas las regiones. Nunca se refirió de nadie de la Casa Profética tanta ciencia como los sabios refirieron de él, ni recibieron tanto como de él los tradicionalistas y cronistas, ni transcribieron de otros como de él. Sin duda que los recopiladores de hadices consideraron como relatores fidedignos, a pesar de sus divergencias de criterio y posiciones, a cuatro mil personas (que transmitieron hadices fundándose en Yafar As-Sadiq, con él la Paz)»
El Sheij Mohsen Al-Amin dice en su libro A’ian Ash-Shi’at: «cuenta Al-Kashi en su libro «Hombres Eminentes», citando la fuente, que Al-Hasan Ibn Ali Al- Uasha, dijo, «Encontré en la mezquita (de Kufa) a novecientos sheij (maestros), cada uno de los cuales decía: Me narró Yafar Ibn Muhammad (As-Sadiq)...», y en una obra famosa «Hiliat...» de Abu Na’im se dice que «en Yafar As-Sadiq se basaron (para transmitir hadices) entre los grandes sabios: Malik Ibn Anas (el creador de la escuela sunnita homónima),... Sufian Az-Zauri, ... Ibn Yarih, Abdellah Ibn Umar,... Ruh Ibn Al-Qasim, Sulaiman Ibn Bilal, ...» (citamos sólo algunos nombres) y agrega, que «es tomado como fuente por Muslim en su Sahih (recopilación de narraciones considerada por las Escuelas Sunnitas como una de las dos mejores)... y Malik (antes citado) y Ash-Shaf’i (creador de una de las cuatro Escuelas sunnitas)... y Ahmad Ibn Hanbal (idem al anterior)».
El Imam As-Sadiq (P), tras una vida extraordinaria, incomparable en términos del común de los hombres, habiendo dejado una escuela establecida e influido en la educación de la Ummah y en la formación de otras escuelas del Islam, desapareció de este mundo hacia el Compañero Elevadísimo, el mes de Shawal del 148 de la Hégira (772d.C.) en la ciudad de Medina. Fue sepultado en el cementerio de Al-Baqi, junto a su padre Al-Baqir, a su abuelo Ali Zain Al-Abidin, a su tío Al- Hasan, hijo de Ali y Fátima Az- Zahra, la hija del Profeta Muhammad, con todos ellos sean las Bendiciones y la Paz de Dios.
«Shia en el Islam» Allamah Tabatabai; Traducción: Yafar González
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