Historiografía occidental sobre Ali Ibn Abi Tâlib (P)
Por el Prof. R.H. Shamsuddín Elía
La vasta y multifacética personalidad de ‘Alî Ibn Abi Tâlib,
Tal vez una de las primeras referencias sobre ‘Alî (P) que podamos encontrar en un libro escrito por un no musulmán es aquella del viajero judío Benjamín de Tudela, nacido hacia 1130 en Tudela, reino cristiano de Navarra, España, y fallecido hacia 1173 probablemente en su ciudad natal. Hacia 1160 Benjamín de Tudela parte desde Zaragoza y luego de visitar Roma y Constantinopla, pasa por Jerusalén, Damasco, Bagdad, Isfahán, Alejandría y muchas otras ciudades y pueblos. Se habla de que llegó hasta
Unos quince años después de Benjamín de Tudela, el viajero musulmán andalusí Abu al-Husain Muhammad Ibn Ahmad Ibn Ÿubair al-Kinani al-Andalusi al-Balansi (“el Valenciano”), nacido en Valencia en 1145 y muerto durante su tercera travesía, en Alejandría, Egipto, en 1217, llegó a la misma región el viernes 11 de mayo de 1184 (28 de Muharram 580), y hace este testimonio que nos parece interesante pues debe haber sido similar a la visión que tuvo el viajero tudelano:
«Nos amaneció en an-Naÿaf (el montículo) que está por detrás de Kufa... La antigua mezquita está en el extremo oriental de la ciudad... Esta venerable aljama tiene nobles monumentos, entre ellos se halla un cuarto al lado del mihrab, a la derecha enfrente de la alquibla: se dice que fue el oratorio de Abraham, el Amigo de Allah —Dios le bendiga y le salve—... Las gentes se agolpan en este lugar bendito para hacer la oración. Cerca de él, hacia el lado derecho de la alquibla, hay un mihrab encuadrado en madera de teca que se alza en el suelo de la nave, como si fuese un pequeño oratorio: es el mihrab del Príncipe de los Creyentes, ‘Alî Ibn Abi Tâlib —Dios esté satisfecho de él—. En ese lugar el malvado, el maldito Abd al-Rahman Ibn Mulÿam le hirió con la espada. Las gentes hacen la oración allí invocando a Dios llorando... En la parte occidental de la ciudad, a una distancia de una parasanga (antigua medida itineraria persa equivalente a
Tendrán que pasar cerca de 130 años para que encontremos una nueva cita sobre el Imam ‘Alî (P), esta vez a cargo de un cristiano católico: “Impugnación de la secta mahometana” es el título de la obra del fraile mercedario, san Pedro Pascual (1227-1300), escrita durante su cautiverio en el reino musulmán de Granada (1297-1300). San Pedro Pascual, nacido en Valencia y establecido posteriormente en Jaén, ciudad de la que fue designado obispo (1296), poseía un vastísimo conocimiento del Islam y argumentaba sus historias citando con precisión el Corán y los Ahadith o tradiciones del Santo Profeta (BPD). También fue el primer arabista español en destacar la figura de ‘Alî Ibn Abi Tâlib (P) en la historia de los comienzos del Islam, que era prácticamente desconocida para sus contemporáneos europeos.
No podemos saber si ese manuscrito o una copia fue asequible para el poeta italiano Dante Alighieri (1265-1321). Pero sí sabemos que san Pedro Pascual residió en Roma, después de 1288 y antes de 1292, fechas que encierran el pontificado de Nicolás IV, de cuya curia el fraile español gestionaba apoyo a la naciente Orden de
No es de extrañar que la erudición islámica de san Pedro Pascual haya sido aprovechada por distintos teólogos y eruditos del Vaticano y por el propio Dante Alighieri cuando en 1301, un año después de la muerte del fraile mercedario, se presentaba en la corte del Papa Bonifacio VIII como embajador de Florencia, su ciudad natal. Tal vez no sea una casualidad que el propio Dante pocos años después, en su memorable trabajo “
Los diversos especialistas y comentaristas han observado frecuentemente la parquedad de Dante respecto al suplicio de Muhammad (BPD) y de ‘Alî (P) en el Octavo Círculo del Infierno. Se aparta de ellos con unas pocas palabras que más son una despedida que algún tipo de condena o rencor (Infierno XXVIII, 31-63). Si numerosos datos y pruebas demuestran la simpatía y devoción de Dante hacia el Islam y los musulmanes[1], eso no implica, sino que excluye, toda sospecha de afición al dogma musulmán: la sinceridad de sus sentimientos religiosos, la profunda convicción de su cristiana fe, queda fuera de todo litigio... Esta psicología, nada complicada, perfectamente lógica y explicable, revélase en dos pasajes típicos de “
Esta lenidad e indulgencia en el castigo del fundador del islamismo es todo un síntoma revelador de aquella misma simpatía hacia la cultura del pueblo musulmán... Pero hay más: la figura de ‘Alî aparece bosquejada con sobrios y realistas rasgos, que no se deben a la inventiva ni al capricho del poeta florentino: “Delante de mí —dice Mahoma a Dante— va ‘Alî llorando, con la cabeza abierta desde el cráneo hasta la barba. Esta pintura es literalmente histórica: todos los cronistas musulmanes, desde los contemporáneos de ‘Alî en adelante, coinciden en describir la escena del asesinato de este cuarto califa con los mismos rasgos: su asesino Ibn Mulÿam lo atacó de improviso, cuando salía de su casa para hacer en la mezquita la oración nocturna del viernes, el diecisiete del mes de Ramadán del año 40 de la Hégira[2]; y de un solo golpe le tajó el cráneo con su sable, o, como otros historiadores dicen, lo mató de un golpe sobre la frente, de una cuchillada que le hendió la parte anterior de la cabeza y la coronilla hasta penetrar la masa encefálica” (Miguel Asín Palacios: “La escatología musulmana en
Con la multiplicación de los intercambios diplomáticos entre la corte de Luis XIV (1638-1715), «le Roi-Soleil», y los soberanos mogoles, persas y turcos, el Islam se presentó como un universo encantado y misterioso para la imaginación europea de los siglos XVII y XVIII. Fue la época en que comenzaron las costumbres, la moda y la música «a la turca». Charles-Louis de Secondat, barón de
Montesquieu, considerado uno de los más grandes exponentes de
El historiador británico Edward Gibbon (1737-1794) refiriéndose a ‘Alî (P), expresa: «El nacimiento, el parentezco, el carácter de ‘Alî, que lo exaltaba de entre el resto de los hombres de su tierra, justifican plenamente su designación como Califa y único sucesor de Muhammad. El hijo de Abu Tâlib era, por derecho propio, el jefe de los Banu Hashim y el príncipe herdero o guardián de la ciudad de
En esta obra monumental escrita por Gibbon entre 1776 y 1788, también podemos leer una nota referida a ‘Alî y su comportamiento ejemplar en las batallas del Camello y de Siffin: «La repugnancia de ‘Alî en derramar la sangre de los verdaderos creyentes se halla notablemente descrita en los “Historiadores Persas” del Mayor Price, pág. 222» (E. Gibbon: O. cit., pág. 288).
En Alemania, el escritor y poeta Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832) publicó en 1773 su poema “Mahoma”, en el que incluye como personajes al Santo Profeta del Islam (BPD), a su yerno y sucesor ‘Alî Ibn Abi Tâlib (P), y a su hija Fátima (P). Para la construcción de esta obra, Goethe utilizó como fuentes el libro de Jean Gagnier (1670-1740) “La vie de Mahomet” (Amsterdam, 1732), y la tragedia de Voltaire (1694-1778) Mahomet (París, 1741). Ya antes de esta realización, en junio de 1772, escríbele Goethe a su amigo el polígrafo Johann Gottfried Herder (1744-1803) desde Wetzlar: «Siéntome tentado a pedirle a Dios como Moisés en el Corán.. Señor, hazme espacio en mi menguado pecho». Su extenso y polifacético “Diván de Oriente y Occidente” trasunta un reconocimiento de la sabiduría coránica y la mística de los poetas musulmanes como Firdusi, Rumi, Hafiz y Sa’adi (Véase “J. W. Goethe, Obras Completas”, tomos 1 y 3, Aguilar, Madrid, 1987).
El orientalista y grabador inglés Edward William Lane (1801-1876), que residió varias veces en Egipto entre 1830 y 1849 narra algunas experiencias que tuvo en la llamada mezquita del Husain (P) en El Cairo y donde demuestra su interés y respeto por la historia de ‘Alî y Ahlul Bait: «La mayoría de los santuarios de santos en Egipto son tumbas, pero existen muchos que sólo contienen alguna reliquia de la persona a la que están dedicados, y los hay, pocos, que son meros cenotafios. El más sagrado de todos esos santuarios es la mezquita de el-Hasaneyn, en donde se dice que está enterrada la cabeza del mártir El-Hoseyn, el hijo del Imán ‘Alî y nieto del Profeta. Otras de ellas, aunque inferior en santidad, es la mezquita de seyyideh Zeinab (hija del Imán ‘Alî y nieta del Profeta) y el de la seyyideh Nefiseh (biznieta del Imán El-Hasan... Después de la llamada de la oración del mediodía, fui a la mezquita de El-Hoseyn, que, siendo el lugar en que se cree que reposa la cabeza del mártir El-Hoseyn, es escenario de las celebraciones más notables que en El Cairo se dan con motivo del día de la ’Ashura... Deseaba visitar la capilla de El-Hoseyn en el aniversario de su muerte... Al entrar, uno de los criados de la mezquita me llevó hasta una esquina libre de la pantalla de bronce que rodea el monumento, levantado en el lugar en que se dice está enterrada la cabeza del mártir, a fin de que pudiese recitar
El viajero, erudito, militar y diplomático británico Sir Richard Francis Burton (1821-1890), políglota que hablaba fluídamente el árabe, el persa y otras treinta lenguas y dialectos, se hizo musulmán hacia 1849 durante su permanencia en
Haciéndose eco de la tradición shií, Burton demostró un gran interés en buscar las tumbas de Ahlul Bait durante su visita a Medina y sintió una gran predilección por acompañar a los peregrinos shiíes en sus recorridas: «... Luego, torciendo hacia el Oeste, por el sitio donde se rompe la simetría del Huyrah, llegamos a la sexta estación, el sepulcro o cenotafio de
Ernest Renan (1823-1892), filólogo e historiador francés de la religión, orientalista y experto en lenguas semíticas, hace un comentario bastante inusual, insólito para los círculos europeos decimonónicos, sobre Ahlul Bait y su relación con los Omeyas: «‘Alî, el verdadero representante de la tradición primitiva del Islam, fue durante su vida entera un hombre inconcebible, y su elección no fue jamás tomada en serio en las provincias. De todas partes se tendía la mano a la familia de los Omeyas, que por costumbre e intereses se había hecho siria. Ahora bien, la ortodoxia de los Omeyas era muy sospechosa. Bebían vino, practicaban ritos del paganismo, no hacían caso alguno de la tradición, de las costumbres musulmanas, ni del carácter sagrado de los amigos de Mahoma. Así se explica el sorprendente espectáculo que ofrece el primer siglo de la hégira, ocupado por completo en exterminar a los musulmanes primitivos, los verdaderos padres del Islam. ‘Alî, el más santo de los hombres, el hijo adoptivo del profeta; ‘Alî, a quien Mahoma había proclamado vicario suyo, es implacablemente degollado. Hussein y Hassan, sus hijos, que Mahoma había hecho saltar en sus rodillas y cubierto de besos, son degollados» (E. Renan: “Estudios de Historia Religiosa”, Editorial Alda, Buenos Aires, 1945, pág. 204).
Lady Anne Isabella Blunt (1837-1917), esposa del islamólogo inglés Wilfrid Scawen Blunt (1840-1922), que viajó a través del Norte de África, Arabia y el Asia Menor, hizo una visita a Naÿaf durante su travesía por el desierto de Naÿd entre diciembre de 1878 y febrero de 1879, describiendo en un libro la sensación de espiritualidad que le embargó la contemplación del santuario alida (cfr. Lady Anne Blunt: “Viaje a Arabia”. Peregrinación a Nedjed, Laertes, Barcelona, 1983).
Igualmente atraído por el Shiísmo, el islamólogo y arabista húngaro de origen judío Ignaz Goldziher (1850-1921) incursiona en numerosas ocasiones a lo largo y a lo ancho de sus diversos libros y opúsculos sobre ‘Alî y Ahlul Bait: «Los shiíes modernos y letrados encontraron en la disposición para el duelo que caracteriza a su fe, grandes valores religiosos. Encuentran en él un elemento de sentimiento humanitario de nobleza: “Llorar por Husain —dice un indio shií que también escribió en inglés obras de filosofía y matemáticas— es lo que determina el precio de nuestra vida y de nuestro espíritu; si no fuera así, seríamos las más ingratas de las criaturas. En el paraíso todavía llevaremos el duelo por Husain”. Es la condición —continúa diciendo Goldziher— de la existencia musulmana. El duelo por Husain es la verdadera marca del Islam. Es imposible para un shií no llorar, su corazón es una tumba viviente, la verdadera tumba del jefe de los mártires decapitados» (I. Goldziher: “Le Dogme et
En el siglo XX una enorme cantidad de islamólogos e investigadores han estudiado con sumo interés las historias relativas a ‘Alî y al pensamiento del Shiísmo, especialmente a partir de la victoria de
Maurice Gaudefroy-Demombynes (1862-1957), que una de sus obras principales manifiesta diversos reconocimientos sobre ‘Alî y su descendencia (P): «Mahoma ha reservado un papel importante a su sobrino[4] y yerno en la dirección de la comunidad musulmana. ‘Alî será más tarde califa por algún tiempo, y la numerosa posteridad nacida de su matrimonio con la hija del Profeta representará a través de los siglos, la noción misma del poder hereditario con especial predominio de la autoridad religiosa. Por eso la tradición chiita ha engrandecido singularmente el papel de Fátima y de ‘Alî en la vida de Mahoma, y la tradición ortodoxa la ha seguido a menudo... La tradición presenta a Mahoma afectuso con su yerno y deseoso de serle útil. ‘Alî es pobre y no tiene con qué pagar su convite de boda... En Khaibar, donde ‘Alî estaba enfermo de los ojos, el Profeta lo curó con un poco de saliva; después le confió el estandarte, mandándole, después de la conquista, que se detuviera a la puerta de cada casa e invitara a los habitantes a convertirse antes de atacarlos... La tradición nos muestra a Fátima muriendo seis meses después, habiendo llorado constantemente a su padre. Sin embargo, el Profeta tenía algunos bienes personales que había recibido como regalos o adquirido en los combates; fueron a parar a compañeros y especialmente a ‘Alî: el sable Dhul-Fiqar conquistado en Badr; una cota de mallas de los banu qoraiza, etcétera» (M. Gaudefroy-Demombynes: Mahoma, Traducción de Pedro López Barja de Quiroga, Ediciones Akal, Madrid, 1990, págs. 205, 207 y 500).
Otro francés, el filósofo y especialista en shiísmo Henry Corbin (1903-1978), que fue estudiante y discípulo del Allamah Tabataba’i, ha sido uno de los mejores presentadores de ‘Alî (P) en el mundo occidental. Entre los múltiples testimonios y pensamientos que jalonan sus textos eruditos hemos querido elegir este pasaje que nos parece de antología: «La realidad profética eterna es una bi-unidad. Tiene dos “dimensiones”: una exterior o exotérica y otra interior o esotérica. La walayat es precisamente lo esotérico de esta profecía (nobowwat) eterna; es la realización de todas sus perfecciones según lo esotérico, desde antes de los tiempos, y su perpetuación por los siglos de los siglos. Así como la “dimensión” exotérica tuvo su manifestación terrestre final en la persona del Profeta Muhammad, así también era preciso que su “dimensión” esotérica tuviera su epifanía terrestre. La tuvo en la persona de aquel que entre todos los humanos estuvo más próximo al Profeta: ‘Alî ibn Abi Tâlib, el I Imam. Por eso éste pudo decir: “Yo era ya wali cuando Adán (el Adán terrestre) estaba todavía entre el agua y la arcilla”. Entre
El islamólogo y arabista español Miguel Cruz Hernández (nacido en Málaga en 1920) redondea lo planteado por Henry Corbin: «El mediador (huÿÿa) es el que garantiza y prueba a Dios ante los hombres permanentemente y aunque muchos no lo sepan; su realidad es estrictamente metafísica: utópica, ucrónica e inmaterial. Se trata de una identificación del hombre celeste con el Logos eterno e increado, materializado en el Alcorán; y puede recibir los nombres de cálamo, califa, espíritu supremo, el verdadero, el hombre máximo, el Adán verdadero e inteligencia primera. Constituye así las esencias verdaderas mahometanas que fueron manifestadas públicamente por el Profeta; esotéricamente lo serían por los imames y de un modo eminente por ‘Alî b. Abi Tâlib, que en este sentido opera como el Logos cristiano. Antes de la generación y del matrimonio que los hizo parientes, Muhammad y ‘Alî lo eran ya por el espíritu; fueron y son una misma luz de luz, como da a entender el hadit antes citado. El carácter divinal del mediador, la unidad radical de todas las profecías y la primacía absoluta del sentido esotérico exigen dos modos de profecía: la absoluta (al-mutlaqa) o eterna, y la relativa o manifestada en tiempos concretos (al-muqayyada): a la una y las otras corresponderá una walaya eterna y otras concretas. El primer santo imam, ‘Alî, sella las epifanías anteriores; los doce santos imames forman el pléroma epifánico y sellan la walaya. La profecía es necesaria, tanto en su misión legisladora como en la espiritual. La profecía legisladora (nubuwwat al-tashri’) ejercida por el Profeta enviado tiene como fin el establecimiento de
Otro permanente admirador de ‘Alî y el Shiísmo es el escritor y periodista español Juan Goytisolo (nacido en Barcelona en 1931) quien, en 1989, viajó especialmente a
Álvaro Galmés de Fuentes, catedrático de Filología Románica de
En la introducción de este voluminoso trabajo, don Álvaro nos reseña algunas de las cualidades del Primer Imam de los musulmanes: «El caballero árabe se llama faris y sus virtudes son: el valor, la fidelidad, el amor a la verdad, la protección concedida a las viudas, a los huérfanos y a los pobres, la generosidad... Todas estas virtudes caracterizan igualmente a ‘Alî b. abi Tâlib, el héroe del “Libro de las batallas”. ‘Alî es el paladín invencible, cuyo valor no tiene medida... Como los héroes de las epopeyas o libros de caballerías, ‘Alî tiene también sobrenombres dignificadores. Tabarí nos cuenta que el propio ‘Alî estaba orgulloso y gustaba que se le llamase por su apodo de Abu Turab ‘el hombre de polvo’... Otros sobrenombres que recibe ‘Alî hacen alusión a sus cualidades guerreras. Así es denominado Haydar o Assad, que significa ‘león’, y también Galib, que equivale en español a vencedor... El sable de ‘Alî, como el de todo caballero, tiene también su nombre, se llama Du-l-Faqar, o Du-l-Fiqar en las leyendas aljamiadas. Este sable, que se hizo proverbial entre los árabes del Hiÿaz, perteneció en un principio a Mahoma; el profeta lo había encontrado en el botín de Badr. Originalmente se le representó dotado de dos filos... La tradición o hadiz, recogida por Tabarí, nos cuenta cómo se hizo la transmisión: ‘Alî, en la batalla de Uhud, combatía en las primeras filas. Dio un golpe en la cabeza de un infiel, que se cubría con un casco muy resistente; se rompió el casco y mató al enemigo, pero su sable se quebró. ‘Alî volvió al profeta y le dijo: “Oh enviado de Dios, he matado de un golpe de sable a un infiel, pero mi sable se ha partido, y no tengo otro”. El profeta le dio entonces su sable Du-l-faqar, pensando que no lo cogería y no lo podría manejar. Sin embargo, ‘Alî, cogiendo el sable, se lanzó de nuevo a la lucha. El profeta le vio luchar con violencia, golpeando con Du-l-Faqar adelante y atrás, a la derecha y a izquierda. ‘Alî golpeó a uno de los Quraish, que se cubría con un escudo, de forma tal que el sable penetró a través del escudo y del casco, hendió la cabeza de este hombre y atravesó su cuerpo hasta el pecho. El profeta, viendo esta hazaña, dijo: “No hay sable como Du-l-Faqar, y no hay héroe como ‘Alî”» (A. Galmés de Fuentes: O. cit., págs. 50-53).
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Notas
[1] Véase R.H. Shamsuddín Elía: Dante y el Islam. El pensamiento musulmán en
[2] ‘‘Alî ibn Abí Tálib,
[3] Ciudad de Holanda. Leiden llegó a ser y es el principal centro de estudios islámicos y orientales de Europa. La editorial E. J. Brill de Leiden, fundada en 1683, con sucursales en Köln (Colonia), Boston y Tokio, dispone hoy día de la bibliografía islámica más completa e importante del mundo occidental, entre la que sobresale The Encyclopedia of Islam en CD-Rom. El islamólogo Thomas van Erpe, llamado Erpenius (1584-1624) tuvo acceso a importantes fuentes en árabe y en turco sobre la historia de los comienzos del Islam. Y su discípulo, Jacob Golius (1596-1667), redactó un diccionario latín-árabe que fue insuperable durante dos siglos. En Leiden también se formaron los máximos representantes de la islamología holandesa moderna, como Reinhart Anne Marie Dozy (1820-1883), el primer gran historiador de al-Ándalus, y Michael Jan de Goeje (1836-1909), notable traductor de las obras de at-Tabari.
[4] Recordemos que ‘Alî (P) fue en realidad primo del Profeta (BP).