La Interpretación Ejemplar del Sagrado Corán
Sura al-Humazah (El Difamador) - Nº 104
Ésta sura fue revelada en La Meca y consta de nueve aleyas
Contenido y mérito de su lectura
Ésta sura, se refiere a aquellos que sólo se esfuerzan por acumular riquezas y que ven en ello todos los valores existenciales del hombre, va dirigida a quienes menosprecian a los indigentes y los convierten en objeto de sus burlas. Estos arrogantes y astutos recaudadores de bienes, se embriagan de tal manera con la copa de su altanería, que llega a resultarles un placer menospreciar a sus semejantes y difamarlos. Ya al final, la sura habla del doloroso destino que les aguarda y del modo menospreciativo con que serán lanzados al fuego infernal, un fuego que antes que nada dominará los corazones y quemará las almas, esas mismas que constituían la fuente de tanto orgullo y arrogancia, ese fuego los abrasará ardiente y constantemente.
Dijo el Profeta Muhammad (PB) respecto al mérito de su lectura:
“A quien recite esta sura, Dios le sumará diez “hasanât” (buena recompensa) por el número de cada uno de aquellos que se burlaron de Muhammad y sus fieles”.[1]
Dijo el Imam As-Sâdeq (P): “Aquel que lo recite en sus oraciones obligatorias estará apartado de la pobreza, tendrá garantizado el sustento y estará a salvo de una muerte terrible”.[2]
Sura al-Humazah (El Difamador) - Nº 104
بِسْمِ اللَّهِ الرَّحْمَنِ الرَّحِیم
وَیْلٌ لِکُلِّ هُمَزَةٍ لُمَزَةٍ ﴿١﴾ الَّذِی جَمَعَ مَالا وَعَدَّدَهُ ﴿٢﴾ یَحْسَبُ أَنَّ مَالَهُ أَخْلَدَهُ ﴿٣﴾ کَلا لَیُنْبَذَنَّ فِی الْحُطَمَةِ ﴿٤﴾ وَمَا أَدْرَاکَ مَا الْحُطَمَةُ ﴿٥﴾ نَارُ اللَّهِ الْمُوقَدَةُ ﴿٦﴾ الَّتِی تَطَّلِعُ عَلَى الأفْئِدَةِ ﴿٧﴾إِنَّهَا عَلَیْهِمْ مُؤْصَدَةٌ﴿٨﴾فِی عَمَدٍ مُمَدَّدَةٍ﴿٩﴾
Bismil lâhi ar rahmâni ar rahîm
1. Uailun likulli humazatin lumazah
2. Al-ladhî ÿama‘a mâlan ua ‘ad-dadah
3. Aiahsabu anna mâlahu ajladah
4. Kal-lâ laiunbadhanna fil hutamah
5. Ua mâ adrâka mâl-hutamah
6. Nârul lâhil mûqadah
7. Al latî tat-tali’u ‘alal af ‘idah
8. Innaha ‘alaihim mu‘sadah
9. Fi ‘amadin mumad-dadah
En el nombre de dios, el compasivo, el misericordiosísimo
1. ¡guay, de todo difamador, calumniador!
2. Que amasa riquezas y las atesora,
3. Pensando que sus riquezas le inmortalizaran
4. ¡quia! Sin duda que ellos seran precipitados en el hutama (confractorio, devorador, voraz)
5. ¿y qué te hará entender lo que es el hutama?
6. Es el fuego encendido de dios
7. Que abrasará los corazones de los malvados
8. Por cierto que él será cerrado sobre ellos
9. Con columnas extendidas.
Ocasión en la que tuvo lugar su revelación
Algunos intérpretes sostienen que ésta sura, se reveló refiriéndose a Walîd Ibn Mugairah, puesto que éste difamaba al Profeta (PB) durante su ausencia y se burlaba de él y lo injuriaba cuando estaba presente. Algunos otros afirman, en cambio, que los destinatarios de esta sura eran: Ajnas Ibn Shuraiq, Umaîiah Ibn Jalaf y Âss Ibn Uail, todos jefes de la iniquidad y acérrimos y destacados enemigos del Islam.
Cabe destacar, que aunque aceptemos cualquiera de estas versiones, las aleyas no se limitan a ellos e incluyen a todas aquellas personas que poseen ese tipo de defectos.
“¡Guay de los difamadores y los maledicientes!”
La sura, comienza a través de una categórica amenaza. Dice:
1. Uailun likulli humazatin lumazah
1. ¡guay, de todo difamador, calumniador!
Estos son, quienes a través del veneno de sus lenguas y los movimientos de sus manos, ojos y cejas, se burlan -de los que están ausentes o presentes- detractan y difaman o los convierten en el blanco de sus flechas injuriosas y calumniadoras.
Los términos “Humazah” y “Lumazah”, son una forma de exageración del vocablo[3]. El primero deriva de la raíz “Hamz” que originariamente significaba quebrar. Dado que los detractores quebrantan o destruyen las personalidades ajenas, se los ha denominado así.
En cuanto a “Lumazah”, es un derivado de “Lamz” y significa difamar, maldecir. Respecto a si acaso ambos vocablos son o no sinónimos, o mantienen alguna diferencia existen variadas versiones. Un grupo de intérpretes afirma que son sinónimos y que se utilizan juntos, a fin de dar énfasis a la expresión.
Los que afirman que existe una diferencia, también divergen. He aquí algunos ejemplos:
a) “Humazah” significa malediciente y “Lumazah” difamador.
b) “Humazah”, se refiere a quienes difaman a sus prójimos a través de ademanes y gesticulaciones y “Lumazah”, a aquellos que lo hacen a través de la palabra.
c) “Humazah”, significa detractar en presencia del injuriado y “Lumazah” en su ausencia.
d) “Humazah”, significa detractar públicamente y “Lumazah” con disimulo y valiéndose de gestos.
Una versión más, sostuvo que ambos son sinónimos referidos a aquellas personas que colocan apodos impropios. Dijo Ibn ‘Abbâs respecto a la interpretación de ambos términos: “Humazah y Lumazah son los cizañeros, los que provocan enemistad entre los amigos y resaltan los defectos de sus prójimos.”[4] Es probable que Ibn ‘Abbâs, haya extraído esta interpretación de las palabras del Profeta (PB), que exponemos:
“¿Queréis saber quién es el más malvado de entre vosotros?”, dijéronle: “Sí, ¡oh Enviado de Dios (PB)!”. Y respondió: “Es el cizañero, que desune a los amigos y siempre está a la caza de los defectos de las personas puras e inocentes”.[5]
En efecto, ambos vocablos son sinónimos y encierran un vasto contenido que incluye toda clase de difamaciones, injurias, burlas o cizaña, sea que fueran ejecutadas a través de la lengua, ademanes, muecas y gesticulaciones en general.
La expresión “Uail” (Guay), es una vigorosa amenaza a esta clase de personas. El Sagrado Corán, ha expuesto su más fuerte posición respecto a ello y sus expresiones difieren a las del resto de los pecados. He aquí un ejemplo: “Quienes calumnian a los creyentes caritativos por su limosna, y escarnecen a quienes no hacen más que lo que le permite su situación, Dios les castigará por su burla y sufrirán un severo castigo. Implores el perdón de Dios para ellos o no, aunque implores su perdón setenta veces, Dios jamás les perdonará…” (Corán 9:79-80).
He aquí una aleya similar, que amenaza a los hipócritas que escarnecían al Profeta (PB): “Pero cuando se les dice: ‘Venid que el Profeta de Dios implorará vuestro perdón!¨ menean sus cabezas y les ven alejarse desdeñosamente” (Corán 63:5).
El Islam, valora extremadamente la reputación y la personalidad de los seres humanos y cualquier acción que conduzca a su menosprecio, es considerada un grave pecado. Dijo el Profeta Muhammad (PB): “El más humillado y desgraciado de los hombres es aquel que difama a los demás”.[6]
(Para mayores detalles dirigirse al tomo 22 de este mismo Tafsîr).
Seguidamente, el Corán se ocupa de la fuente de este proceder impropio que con frecuencia, es la altanería y el orgullo por la riqueza:
2. Al-ladhî ÿama‘a mâlan ua ‘ad-dadah
2. Que amasa riquezas y las atesora,
Este tipo de personas, aman con tanta pasión el dinero y los bienes que los cuentan constantemente. Cada billete es para ellos como un ídolo, puesto que ven en él la síntesis de todos los valores. Lógicamente semejante ignorante se burlará de los creyentes indigentes.
El vocablo “‘Addadah”, deriva de la raíz “‘Add” que significa “enumeración”. Una versión, señala que probablemente derive de la raíz “‘Udda”, que significa amasar riquezas y atesorarlas para períodos de necesidad.
Algunos otros, lo definen como “protección de los bienes”. No obstante ello, el primer significado es el más adecuado.
Cualquiera sea el significado correcto, lo cierto es que las aleyas se refieren a aquellos ricos, que no consideran a los bienes un medio de subsistencia, sino que fijan en ellos una meta y no acatan ninguna restricción o condición a fin de acrecentarlos. Los atesoran aunque provengan de vías ilícitas, excediéndose sobre los demás y valiéndose de todo tipo de medios. Los consideran prueba única de la grandeza y la personalidad. Esta gente, no desea ser rica para cubrir las necesidades esenciales de la vida, por eso a medida que aumentan sus bienes se acrecienta su avaricia.
Contrarrestando esto, aquellos bienes que se obtienen limitadamente y a través de medios lícitos, no sólo no merecen reproches, sino que con frecuencia son catalogados por el Generoso Corán como “Fadhlul·lah” (bondad de Dios):
“Pero una vez observada la oración, dispersaos, pues, por la tierra y procurad la bondad de Dios y mencionad frecuentemente a Dios para que prosperéis.” (Corán 62:10).
Y otras veces los considera “Jair”:
“¡Oh creyentes! cuando la muerte se aproxime a algunos de vosotros, si deja bienes (“in taraka jairan”) y se disponga a testar...” (Corán 5:106)
Naturalmente esa riqueza, no es fuente de rebeldía ni medio de jactancia, ni tampoco el pretexto para burlar al resto de la gente, sin embargo la riqueza que se adora, que se considera la meta final y que convoca a su dueño, hacia la rebeldía, como el caso de Qarún, constituye un deshonor y un infortunio, siendo el factor que aleja de Dios y conduce a la eternidad del fuego infernal.
Normalmente es imposible reunir enormes riquezas, salvo que se cometan numerosos pecados. Dijo el Imam ‘Alî Mûsâ Ar-Ridâ (P): “Los bienes no se acumulan ni reunen en un mismo sitio, sino mediante cinco vicios, a saber:
La avaricia, las extremadas y largas ilusiones, la codicia, romper los lazos familiares y preferir esta vida a la otra”.[7]
Por supuesto que los bienes, no se acumularán alrededor de esa gente generosa, que no se encuentra encadenada en tan grandes ilusiones, que procura conducirse por senderos lícitos y que ayudan a sus parientes, pese a que cuente con diversos ingresos.
3. Aiahsabu anna mâlahu ajladah[8]
3. Pensando que sus riquezas le inmortalizarán
Cabe destacar que el verbo, está conjugado en tiempo pasado, es decir:
“Ajladah” (le inmortalizaron).
Estas personas, suponen que sus bienes los han convertido en seres eternos, que la muerte no puede azotarlos, ni las enfermedades o las catástrofes pueden ocasionarles dificultad alguna, ya que creen que la llave de las soluciones es tan solo la riqueza, y ellos la poseen. ¡Y qué errónea tal suposición!
Qarún, tenía en su poder tan inusual riqueza, que fuertes hombres cargaban con gran dificultad las llaves de sus numerosos tesoros. Sin embargo, esos tesoros no pudieron retrasar su muerte, ni tan sólo un instante, cuando el castigo divino lo azotó. Un breve movimiento de la tierra engulló tanto a Qarún como a su riqueza. “Y le hicimos engullir, con su casa, por la tierra, y no tuvo grupo alguno que le defendiese de Dios, y no se contó entre los defendidos.” (Corán 28:81)
Y los Faraones de Egipto, también contaban con numerosos bienes, sin embargo: “¡Cuántos jardines y manantiales abandonaron sembrados y suntuosas residencias y comodidades en que se regodeaban! (Corán 44:25-27)
Y todo lo heredaron otros, en menos de una hora: “Y fue así, que lo dimos en herencia a otro pueblo.” (Corán 44:28)
Por ello, el Día del Juicio Final, cuando los velos sean corridos, encontrarán su gran error y exclamarán: “¡De nada me ha servido mi hacienda! ¡Mi poderío se me desvaneció!” (Corán 69:28-29)
El ser humano detesta la aniquilación y la muerte, así como ama la inmortalidad y lo eterno. Precisamente en los temas referentes a la resurrección, este anhelo interior nos ayuda a dilucidar que el hombre, ha sido creado para vivir eternamente, de lo contrario, no hubiese existido en él el instinto del “ansia por la eternidad”. Pero erróneamente, los que son presa del orgullo y el egoísmo y del apego por lo mundanal, encuentran esa eternidad, justamente en los factores que lo hacen sucumbir. Consideran medios de eternización a los bienes y los cargos que, en realidad son los enemigos encarnizados de la inmortalidad. Rescatamos de todo esto, que la suposición de que la riqueza eterniza, no es más que un motivo para acumular bienes y que esta acumulación es el factor de su burla.
4. Kal-lâ laiunbadhanna fil hutamah
4. ¡quia! Sin duda que ellos seran precipitados en el hutama
El término “laiunbadhana”, deriva de la raíz “nabdh” y significa arrojar algo que carece de valor. Cabe decir que Dios, lanzará en el fuego infernal a los orgullosos, egoístas y altaneros como lo que son, seres humillantes y desprovistos de valor alguno. La palabra “Hutamah”, es un superlativo de la raíz “Hatm” y significa quebrar. Esto indica que el fuego infernal quebrará sus huesos y sus miembros muy severamente.
Es posible rescatar de los hadices que el “Hutamah”, no es el infierno en sí, sino una parte de él, extremadamente ardiente. Hace poco menos de un siglo, era difícil comprender que el fuego quebrara huesos en lugar de quemar, pero hoy día ya no resulta nada extraño. En la actualidad, sabemos que la intensidad de las ondas de una explosión (ej: bomba) no sólo alcanza a quebrar los huesos humanos,[9] sino también vigorosas vigas de hierro y enormes columnas. En cuanto a la expresión “Nârul·lah” el (fuego de Dios), da cuenta de la majestuosidad de ese fuego y la expresión “Mûqadah”, de que está en llamas constantemente.
Lo más extraño de este fuego, es que opuestamente al de este mundo, que en primer lugar quema la piel y en lo sucesivo se va adentrando, en primera instancia quema los corazones y recién después la piel. ¿Cómo es ese fuego cuyas llamas primitivas aparecen en el corazón del hombre? ¿Cómo es posible que ese fuego, queme el interior antes que el exterior?
Sin lugar a dudas, los elementos de la otra vida nos resultan extraños y son diferentes a los de este mundo, inclusive su fuego abrasador.
¿Y cómo no habría de ser así, si los corazones de esos hombres constituyen el albergue de la arrogancia y el orgullo, el núcleo del apego por lo mundanal y la riqueza? ¿Cómo es posible que el fuego de la cólera divina, no domine antes que nada los corazones, siendo que en este mundo, ellos queman los de los creyentes a través de sus burlas, sus difamaciones y menosprecios?
Evidentemente, la justicia divina exige que reciba un castigo equivalente a su proceder.
Dice una de las últimas aleyas:
8. Innaha ‘alaihim mu‘sadah
8. Por cierto que él será cerrado sobre ellos
El vocablo “Mu’sadah”, es un derivado de la raíz “Isâd”, que significa cerrar la puerta y asegurarla. Es por eso, que las pequeñas cuevas donde se solían ocultar los tesoros, se los denominaban “Uasîd”.
Efectivamente, así como ellos atesoran sus riquezas en cajas fuertes y sitios asegurados, Dios los encarcelará en el sitio más seguro del infierno, donde no tendrán ninguna vía de salvación.
9. Fi ‘amadin mumad-dadah
9. Con columnas extendidas.
El término “‘Amad”, es el plural de “‘Amûd”, que significa columna de madera o hierro. “Mumaddadah” significa extendido. Algunos intérpretes, sostienen que esta aleya, habla de grandes clavos de hierro que forman un cerco alrededor del infierno. De este modo, constituye un énfasis sobre lo afirmado en la aleya precedente. Otra versión, sostiene que el vocablo indicaría un elemento usado como medio del castigo. Consistiría en una barra de madera o hierro, que consta de dos huecos cada uno del tamaño del talón del pie. Allí, se colocarían las partes posteriores de los pies y se sujetaría con una barra del mismo material. El sujeto queda así impedido del movimiento y éste, sería el castigo correspondiente, por las torturas que cometió con gente inocente en esta vida.
Existe una tercera versión, que afirma que las abrasadoras llamas del infierno rodearán a sus moradores, a modo de columnas extendidas.
Esto, concordaría con los Rayos X (Roentgen, 1895) que contrariamente al resto de los rayos que se distribuyen como un cono, lo hacen en forma recta cual si formaran una columna. Este tipo de rayos, es capaz de penetrar en todo el cuerpo humano, inclusive su corazón. Por ese preciso motivo es utilizado en Radiología. Queda claro que los rayos provenientes del fuego infernal, serían semejantes a los Rayos X.[10]
Sin embargo, la primera interpretación parecería ser la más acertada.
La soberbia y la arrogancia son fuentes de grandes pecados
El creerse superior a los demás, es un gran mal y está considerado como origen de numerosos pecados. Olvidar a Dios, desagradecer las mercedes, enredarse en lujurias, menospreciar al prójimo y escarnecer a los creyentes, son todos nefastos efectos de este vicio.
Apenas las personas susceptibles logran algo en su vida, lo primero que hacen es envanecerse de tal modo, que no creen en absoluto en los valores ajenos. Es precisamente ese sentimiento, el que los aparta de la sociedad y el que provoca que ésta se aparte de ellos. Esta gente se enreda en un mundo lleno de fantasías, se cree abeja de otro panal y hasta llega a considerarse entre los más próximos a Dios. Todo esto, lo lleva a despreciar la personalidad, la reputación e incluso la vida ajena. Se entretienen con la difamación y la calumnia y así suponen que alcanzan mayor estatus. Muchos de los hadices, comparan esta clase con los escorpiones, cuya función es picar (con la diferencia de que esta picadura se fundamenta en odios y rencores).
Dijo el Enviado de Dios (PB): “En la noche de la ascensión, observé un grupo en el infierno: a sus integrantes, se les sustraía carne de ambos flancos, derecho e izquierdo y se los obligaba a comérselos. Interrogué a Gabriel: “¿Quiénes son ellos?”.Y me dijo: “Son gente difamadora y escarnecedora perteneciente a tu propia comunidad”.[11]
Existen respecto a la riqueza, diversas y extremadas hipótesis. Algunas personas, le brindan tan elevado valor que la consideran la solución a todos sus problemas. Y hasta algunos de sus partidarios, se basan en ella para escribir sus poesías. Dijo un poeta árabe:
“Si la elocuencia de “Suhbân” (famoso orador árabe), la bella caligrafía de Ibn Maqlah (renombrado calígrafo árabe), la sabiduría de Luqmân (P) y la devoción de Ibrâhîm Ibn Ad·ham, se reunieran todas en un mismo hombre, pero éste fuera indigente, su valor, no alcanzaría ni un solo dirham (moneda árabe de escaso valor).”
Frente a este grupo, encontramos sin embargo gente que no da el mínimo valor a la riqueza, gente que admira y ama la pobreza, que considera la riqueza un obstáculo en el camino de la devoción. No obstante ello, ambas hipótesis son extremas y todo extremo es perjudicial. El Generoso Corán y los hadices afirman que la riqueza es buena, todo depende de algunas condiciones.
En primer lugar, la misma no debe ser un objetivo sino un medio. En segundo lugar, no debe convertir al hombre en su rehen, sino que él debe manejarla y por último, que se llegue a ella a través de medios lícitos y sea utilizada en el camino de la complacencia divina. Desear una riqueza semejante, no sólo no significa adorar este mundo, sino que constituye el motivo que produce amor hacia el otro.
Cierta vez, el Imam As-Sâdeq (P) maldijo el oro y la plata. Uno de sus compañeros, que lo oyó, sorprendido le preguntó el motivo. Y el Imam le respondió: “Quise significar con el oro, aquel otro que destruye la religión y con la plata, aquella que constituye la fuente de la incredulidad”.[12]
Dijo el Príncipe de los Creyentes (P): “Existen cuatro tipos de embriaguez: la del vino, la riqueza, el sueño y el poder”.[13]
En cierta oportunidad, un hombre visitó al Imam As-Sâdeq (P) y le pidió que lo instruyera. El Imam dijo: “Si la recompensa es veraz y creemos en ella, ¿por qué entonces acumular riquezas? (Y ¿por qué no usarla en caridades por la causa de Dios? Si la recompensa divina es cierta, ¿a qué se debe la avaricia?”.[14]
Son numerosos, los que continúan acumulando riquezas hasta que les llega la muerte y finalmente las dejan para que otros las disfruten.
El cómputo lo rendirán ellos y el provecho es para los demás.
Preguntaron al Príncipe de los Creyentes: “¿Cuál será el mayor lamento el día del Juicio Final?”. Y respondió: “El del que ve los beneficios proporcionados por sus propios bienes en la balanza de otro. En este caso, por una misma riqueza, Dios puede destinar al Infierno a quien la acumuló y enviar al Paraíso a quien la heredó”.[15] (Naturalmente si el acumulador fue avaro y el heredero caritativo)
Dice el Sagrado Corán: “Así, Dios les demostrará que sus acciones, son la causa de sus lamentos y jamás saldrán del fuego infernal.” (Corán 2:167)
Dijo el Imam As-Sâdeq (P) interpretando la siguiente aleya:
“Éste, es el ejemplo de los hombres que amasan riquezas y no erogan nada en obediencia al Señor, que luego mueren y la dan en herencia a quien puede utilizarla en la obediencia a Dios o en desobedecerlo.” Luego agregó: “Si sus herederos utilizan la riqueza por la causa divina, el Día del Juicio Final, la misma estará en sus balanzas. Entonces el dueño primitivo se lamentará, puesto que fue él quien la obtuvo, y si la utilizan en la desobediencia de Dios, fueron sus bienes los que los fortalecieron (y nuevamente el castigo y el lamento son suyos)”.[16]
Y si los herederos la utilizaran en desobediencia al Creador, también se lamentará y el castigo lo azotará, puesto que la riqueza que él amasó, fue el factor primordial del pecado.
Sí, es diversa la posición de los hombres frente a la riqueza. Están aquellos que la convierten en un ídolo peligroso y aquellos otros que la hacen medio de una gran felicidad.
Para terminar, expondremos un significativo relato que transmitió Ibn ‘Abbâs: “Cuando las dos primeras monedas del mundo (dirham y dinar) fueron acuñadas, Satán las observó, luego las tomó y las colocó sobre sus ojos, después sobre su pecho y finalmente muy alegre exclamó: Ustedes son la luz de mis ojos, el fruto de mi corazón. Si los humanos las aman ya no importa que no idolatren. Me basta con que las amen (porque ciertamente son el ídolo mayor).”[17]
¡Oh Dios nuestro! Sálvanos de la embriaguez de la riqueza, la fama y la concupiscencia.
¡Oh nuestro Creador! Sálvanos del dominio de Satanás y no permitas que seamos esclavos del dinero.
¡Oh Señor nuestro! Por cierto que el fuego infernal es sumamente quebrantador, y nada nos salvará de él sino Tu misericordia. ¡Inclúyenos, pues, en ella!
¡Así sea, oh Señor de los Mundos!
Fin de la Sura al-Humazah
Fuente: La Interpretación Ejemplar del Sagrado Corán- tomo 27; Editorial Elhame Shargh
Todos derechos reservados. Se permite copiar citando la referencia.
www.islamoriente.com, Fundación Cultural Oriente
[1] Maÿma‘ al-Baiân, t. 10, p. 536.
[2] Íbíd.
[3]Además de venir ante las seis formas gramaticales conocidas, la forma gramatical del superlativo viene ante otras formas gramaticales, entre ellos, es esa misma forma gramatical que tiene parecidos y semejantes en el idioma árabe, como “Da hakah” que significa (quien ríe mucho)
[4] Tafsîr Fajr Ar-Râzî, t. 32, p. 92.
[5] Usûl al-Kâfî, t. 2, cap.: “La Cizaña”, p. 369, hadiz 1.
[6] Bihâr al-Anwâr, t. 75, p. 142.
[7] Nûr az-Zaqalain, t. 5, p. 678, h. 7.
[8] Es posible que “Mâlahu” esté unido al pronombre “hu” (él). También existe la posibilidad de que esté compuesto de un pronombre relativo (mausul) seguido por su oración relativa (silah), que significa “lo que tiene”. La frase “Ajladah”, que es un verbo pasado, tiene el sentido de presente, o bien se refiere a las causas de la eternidad, es decir que cree que sus bienes le prepararon los factores de su eternidad.
[9] Nûr az-Zaqalain, t. 3, pp. 17 y 19, hadices. 60 y 64.
[10] Tafsîr Tantâwî, en la interpretación de la aleya en cuestión.
[11] Nûr az-Zaqalain, t. 5, p. 667, hadiz. 5.
[12] Bihâr al-Anwâr, t. 73, p. 141, hadiz. 17.
[13] Ibíd, p. 142, hadiz 18.
[14] Nûr az-Zaqalain, t. 5, p. 668, hadiz 8.
[15] Bihâr al-Anwâr, t. 73, p. 142, hadiz 21
[16] Ídem, hadîz 20.
[17] Ídem, p. 137, hadiz. 3.