Preguntas de Teología Islámica

La diferencia entre el precio de sangre de la mujer y el hombre en la jurisprudencia islámica

Por: Ayatolá Mahdi Hadavi Tehrani

Traducción: AbdulKarim Orobio

Pregunta: ¿Porque el precio de sangre de la mujer es la mitad del hombre?

Respuesta Concisa

Según los anales en jurisprudencia e historia, el precio de sangre es un asunto económico, que ha sido legislado para compensar la pérdida del agredido. Desde otro punto de vista, en una sociedad ideal, la cual intenta crear el Islam, la mayoría de la actividad económica es llevada a cabo por los hombres. Cuando observamos las responsabilidades económicas generales del hombre, encontramos que estos tienen deberes de los cuales están exentas las mujeres. En tanto que la responsabilidad más importante de una mujer, más no la única, es administrar la piedra angular de la sociedad, es decir, la familia, y el deber más importante de un hombre, más no el único, es satisfacer las necesidades económicas de la familia.

Cuando prestamos atención a este tema, podemos concluir fácilmente que el Islam debe fortalecer aquellos asuntos que tienen consecuencias financieras para los hombres y entre dichos asuntos se encuentra el precio de sangre. Los hombres juegan un papel importante en la economía de la familia; desde otra perspectiva, el precio de sangre se relaciona con el aspecto físico del ser humano. De ahí, si el cuerpo de alguien es más fuerte, entonces su precio de sangre sería más elevado; puesto que los hombres son más productivos económicamente que las mujeres, su precio de sangre es mayor. Por supuesto, esto no quiere decir que la posición y estatus de una mujer sea menor que la del hombre según el Islam. Si el precio de sangre se relacionara con el valor y posición de los individuos, entonces, el precio de sangre de un erudito o científico, o del líder de la sociedad no sería igual al de un obrero común.

Otro punto importante tiene que ver con el rol que desempeña un hombre en la seguridad de su hogar. Es muy claro que es el hombre quien protege a la familia; esto implicaría que la perdida infligida a una familia, si no estuviese presente el hombre, sería mucho mayor que si faltara la mujer. Al final es necesario tener esto en mente, y es que en todo caso las leyes que han sido presentadas por la religión o escuela de pensamiento están siempre en línea con los principios que dicha religión ha establecido con respecto a ese tema. Siendo conforme a la suma total de esas opiniones que se emite la ley. Con respecto al precio de sangre, también el Islam ha establecido su ley teniendo en cuenta las responsabilidades tanto de hombres como de mujeres, y las leyes generales que tienen que ver con el sistema familiar. No podemos, por lo tanto analizarlos por separado.

Respuesta Detallada

Todas las leyes del Islam se fundamentan en algunos beneficios. Toda ley porta sabiduría, de ahí que, si el Islam prohíbe algo, es porque es perjudicial; y si lo hace obligatorio, es porque tiene beneficio. Por supuesto, quizás no logremos conocer todos los beneficios y perjuicios de las leyes y las prohibiciones, pero si nos apoyamos en el intelecto sano y fundamentamos nosotros mismos sobre realidades y por supuesto sobre las palabras de los Infalibles (a.s.) podemos entender algunas de estas.

Con respecto al precio de sangre de una mujer, el cual es la mitad del hombre, hay con seguridad sabiduría detrás de dicha ley, a la cual nos referiremos brevemente:

1. Si el Islam fuese una escuela de pensamiento puramente materialista y si los fundamentos de sus leyes fuese monetarios y económicos, y siendo así, el precio de sangre de las mujeres fuese la mitad del hombre, entonces sería correcta esta objeción, es decir ¿Por qué el valor de las mujeres es la mitad del valor del hombre? Pero estos no son los fundamentos sobre los cuales se apoya el Islam y en esta religión el valor del ser humano yace en su Espíritu y sus cualidades espirituales. Lo que vale en el Islam es la piedad (temor a Dios). Los seres humanos pueden ser como el Profeta Moisés (a.s.) quien habló con Al-lah o como La Santa y Pura Virgen María madre de Jesús (a.s.) quien recibió las bendiciones celestiales directamente. Acerca de atravesar el camino de la felicidad y lograr las posiciones espirituales, hombres y mujeres son iguales. No hay diferencia entre ellos con respecto a este principio, y de hecho, el tema depende de su ambición y esfuerzo personal. Pero el precio de sangre es un asunto económico, pues éste es un tema relacionado con el aspecto físico del ser humano, por lo tanto, al respecto no hay diferencia entre el precio de sangre de un miembro prominente de la sociedad Islámica con el de un obrero común.

2. Hablando en términos generales, podemos decir que los seres humanos, sean hombres o mujeres, tienen tres dimensiones en su existencia:

a. La dimensión divina o humana: En esta dimensión no hay diferencia entre hombre y mujer. El camino hacia la perfección humana está abierto para ambos, y ambos pueden progresar en este ámbito tanto como deseen. En la aleya 97 de la Surah 16 (Las abejas), dice Dios: “A quien obre rectamente, sea hombre o mujer, y sea creyente, le haremos vivir una vida buena. Y les recompensaremos conforme a lo mejor que hacían” También ha sido mencionado el mismo tema en la Surah 33.

b. La dimensión Intelectual: Conforme a la dimensión intelectual no hay diferencia entre los hombres y las mujeres. El Islam no cree que exista diferencia alguna entre ellos en cuanto a la adquisición de conocimiento se refiere. “Obtener el conocimiento es obligatorio tanto para hombres como para mujeres”; las aleyas del Corán, reveladas acerca del conocimiento y el aprendizaje no han discriminado entre hombres y mujeres y estos versículos son aproximadamente 40 en total.

c. La dimensión económica: En el Islam, hombres y mujeres difieren unos de otros en las responsabilidades económicas que tienen sobre sus hombros. Estas responsabilidades han sido divididas conforme a las fortalezas y debilidades psicológicas y corporales. Principalmente, las mujeres son más débiles que los hombres en los asuntos económicos. Inclusive en esta época y en sociedades que aparentemente no discriminan entre hombres y mujeres, la producción económica de las mujeres es menor que la de los hombres. La realidad del asunto es que las mujeres quedan en embarazo y después de dar a luz deben amamantar a sus hijos, luego deben cuidar de ellos. El embarazo y la lactancia materna toma tiempo y energía de las mujeres; aunque esto es algo valioso en sí, no es un asunto económico, pues no hay producción (output) económica generada por este trabajo. Desde otra perspectiva difiere el cuerpo del hombre del de la mujer; las mujeres tiene cuerpos más delicados y pueden ser lastimadas con un leve accidente, mientras que los hombres son más fuertes y por lo general más adaptados para tareas difíciles. Por esta razón, han sido colocado en manos de los hombres muchas de las tareas difíciles de la sociedad. Es obvio que sin los hombres, sería mucho más evidente la pérdida económica. Por lo tanto, es necesario que el precio de sangre de los hombres sea más que el de las mujeres.

3. El vació que siente una familia por la pérdida de un hombre en muchos casos puede afectar más que la ausencia de la mujer. Según la jurisprudencia y la historia, el precio de sangre es un asunto económico, que ha sido legislado para compensar por la pérdida del agredido. Desde otra perspectiva, en una sociedad ideal, la cual busca el Islam, la mayoría de las actividades económicas son realizadas por los hombres.

Cuando vemos las responsabilidades económicas del hombre en general encontramos que estos tienen deberes de los cuales están exentas las mujeres. Mientras que la responsabilidad más importante de una mujer, no siendo la única, es administra la piedra angular de la sociedad, es decir la familia, el deber más importante del hombre, no siendo el único, es satisfacer las necesidades económicas de la familia. Además, los gastos diarios de los niños recaen sobre sus hombros y no sobre la mujer. Por lo tanto, con su fallecimiento, aquellos a quienes él protegía sienten más notoriamente esa gran pérdida. Este vacío debe llenarse de alguna manera, es natural entonces, que el precio de sangre de un hombre sea más que el de la mujer. Este asunto no tiene relación con la esencia del hombre y de la mujer, sino que se relaciona con accidentes externos pertinentes a la familia. Cuando tenemos en cuenta lo dicho, podemos concluir que el precio de sangre no es un medio por el cual avaluamos al hombre y a la mujer.

Los hombres son más fuertes físicamente que las mujeres y pueden realizar tareas más difíciles que ellas. Su existencia da paz y tranquilidad a la familia. Desde otra perspectiva, con su perdida, son muchas las personas que quedan sin un apoyo y proveedor. Es por lo tanto natural, que su precio de sangre sea mayor.

Concluimos esta respuesta dirigiendo nuestra atención a un punto sutil y dando respuesta a dos cuestionamientos.

Primero que todo, el precio de sangre del hombre es el doble que el de la mujer en el caso que el precio de sangre llegue a un tercio de la porción requerida. En cualquier otra situación, su precio de sangre es igual. Si el que el precio de sangre de la mujer sea la mitad fuese una prueba de su inferioridad frente al hombre, entonces, en todas las situaciones debería ser la mitad. En segundo lugar, hay muchos trabajos muy bien pagados que no se ajustan a la frágil contextura de la mujer, y por lo tanto son exclusivos para los hombres. Es natural que esto generaría un estatus económico superior en ellos. A la vez, podemos objetar diciendo que si el output económico de las mujeres fuese realmente igual al de los hombres, como proclaman algunos de estos países que avocan por la igualdad de sexos, entonces ¿Por qué la mayoría de dirigentes y administradores son hombres?

Otro problema que posiblemente surja es este: ¿Acaso el hecho que el precio de sangre de la mujer sea mitad del precio del hombre es una discriminación en contra de ella en beneficio del hombre? La respuesta a esta pregunta es que el Islam es una religión de igualdad. Ser hombre o mujer no es superioridad en esta religión sino que en el precio de sangre hay una sabiduría la cual hace que exista esa diferencia. Hay leyes en el Islam que benefician a la mujer, basadas en alguna sabiduría detrás de la ley. Por ejemplo, si un hombre se vuelve apostata, conforme a la opinión de muchos jurisprudentes, debe ser asesinado, inclusive aunque se arrepiente después. Pero si una mujer se vuelve apostata y se arrepiente, puede continuar con su vida normal. O por ejemplo, si un hombre enloquece después de haberse casado, la esposa tiene el derecho al divorcio, pero sí lo mismo le ocurre a una mujer, el hombre no tiene derecho a divorciarla.

Fuente: Fe y Razón; Preguntas de Teología Islámica

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