La República Islámica de Irán y su programa nuclear: ¿Una amenaza para el mundo?

Roberto Chambi Calle[1]

De acuerdo a la recientes declaraciones de Benjamín Netanyahu en el Congreso Estadounidense,  podemos deducir la poca factibilidad diplomática que tiene Israel para buscar la paz en la zona y que de acuerdo a todas las declaraciones se puede evidenciar que no hay voluntad política y que todas sus peroratas son inertes; así como su manifiesto desacuerdo con Barak Obama cayendo en un melodrama bien preparado, para buscar excusas unilaterales para atacar a la República Islámica sobre la base de que el país persa está preparando una bomba atómica, cuando en los hechos el régimen israelí cuenta con aproximadamente “150 ojivas nucleares”[2], negándose a firmar el tratado de no Proliferación Nuclear (pedido que se le hace desde 1994 a la fecha); así también como la negativa constante de no permitir a los inspectores de la Organización Internacional de Energía Atómica AIEA verificar sus instalaciones nucleares.

Cuando un país tiene voluntad política de cara al mundo muestra serias intenciones para llegar a ello, así por ejemplo la República Islámica desde sus inicios, ha colaborado con las inspecciones solicitadas por las organizaciones internacionales para que in situ, verifiquen sus actividades en lo que respecta al desarrollo de la energía atómica; pues es preciso recordar como el país persa  ha iniciado su programa, quizás sea vox pupuli , pero no está de más recordar que el primer reactor nuclear fue construido por Estados Unidos en el año de 1967, participando también en el mismo Francia y Alemania. En 1975 Henry Kissinger el otrora Secretario de Estado firmó un acuerdo sobre la venta de equipos de energía nuclear estadounidenses a Irán.

Irónicamente una vez que es depuesto el Sha Pahlavi por la Revolución Islámica, se cortan todas las relaciones de apoyo y asesoramiento de estos tres países, los mismos que hoy son los más fervientes opositores al desarrollo de la energía atómica. El Shah Pahlavi era un aliado estratégico en la zona, el mismo que estaba a los servicios de los intereses norteamericanos, ejemplo palmario de ello fue la “Ley de la Capitulación” por la cual a todos los asesores de la embajada norteamericana se les daba una inmunidad Judicial, no siendo procesados por ningún tribunal  iraní; asimismo la Embajada Norteamericana no solo tenía las funciones diplomáticas sino era un “nido de espías” para todas las políticas que se imponían mediante el régimen de Pahlavi.

Iniciada la Revolución Islámica las relaciones con los antiguos asesores en materia nuclear cesaron, no obstante de ello se reanudó el programa nuclear con fines pacíficos, los cuales aun así fueron anquilosados a raíz de la guerra impuesta por Irak con la influencia marcada de EE.UU, el mismo que bombardeó no solo con armamento convencional; sino también con armas químicas[3].

Terminada la Guerra, el programa nuclear Iraní se reanuda; pero esta vez con la ayuda del Gobierno Ruso, ya estamos en el año de 1992. Durante todo este proceso la injerencia norteamericana ha sido muy notoria como principal crítico y adversario a su programa,  en ese contexto en el año 2002 durante la Presidencia de George Bush, Irán es catalogado como un país que está dentro del “eje del mal[4]” mostrándolo ante la comunidad internacional y de manera unilateral como un país que “fomenta el terrorismo” por el sólo hecho de encaminarse a construir y sustentar un programa nuclear con fines netamente pacíficos. A partir de este momento,  es que la administración Norteamericana hace una serie de acusaciones en su contra, sin ningún tipo de prueba en lo que respecta a los supuestos planes para la fabricación y construcción de arsenal atómico, no obstante de ello como una respuesta firme y responsable contra estas infamias es que se firma el Protocolo[5] Adicional del Tratado de No Proliferación Nuclear. Aun así para el imperio no fue suficiente; pues hasta la fecha siempre éste y sus aliados en el marco de los países denominados 5+1  (EEUU, Reino Unido, Francia, Rusia, China y Alemania) han impuesto una seria de sanciones económicas que no solo han constreñido el sistema político sino el social. Muchos enfermos terminales han tenido que resignarse con los pocos medicamentos para paliar sus dolores; ya que no han podido importarlos por el bloque impuesto por citar sólo un ejemplo.

Más allá de todas esta sanciones, se debe aclarar cuál es el grado de enriquecimiento que se necesita para crear una bomba atómica; pues este es el principal motivo por el cual se acusa a la República Islámica, motivo que a la fecha no tiene un fundamento tangible, sólo son acusaciones hilarantes en contra de aquellos gobiernos que no cumplen “sus guiones” de seguridad. Primero que nada Irán siempre ha demostrado y mostrado que su programa sólo busca fines de desarrollo pacífico y tecnológico, una señal de ello es la firma del Tratado de No Proliferación de 1970; así como sus protocolos adicionales, o como las distintas visitas que se han hecho en el marco de la Organización Internacional de la Energía Atómica, las mismas que no han dado muestras claras de las intenciones bélicas del país persa. Pero imaginemos que Irán desea producir armas nucleares, ¿Cuenta con el material fisible? ¿Tiene suficiente uranio? ¿Y si tuviese uranio está altamente enriquecido para producir armamento atómico?

El material fundamental para obtener  una bomba atómica es el Uranio, una bomba atómica para que sea tal se basa en la fisión de un núcleo pesado en elementos más livianos, los cuales serán bombardeados por neutrones que al impactar estos, crean una reacción nuclear; pero para que ello ocurra se requiere de Uranio pero el enriquecido: U235. Para que la producción llegue finalmente a una bomba se necesita un proceso de enriquecimiento complejo a base de Uranio natural, el mismo que por su naturaleza está compuesto de un 99.3% de isotopos de uranio 238  y un 0.72% de uranio 235. Una vez realizada la separación del uranio 235 del 238,  este  enriquecido al más alto nivel, es la base para crear armas nucleares, los mismos que tienen porcentajes para que puedan ser fisionables; así por ejemplo el uranio altamente enriquecido contiene una concentración superior al 20% de U235 por lo cual una bomba de alto valor destructivo debe contener como mínimo un 85% de U235.

Por otro lado, también se tiene el Uranio de bajo enriquecimiento debajo del 20%, utilizado en reactores de agua ligera que básicamente contienen entre 3% a 5%, no teniendo un riesgo de explosión; por lo cual este es utilizado para investigaciones.  Finalmente se tiene el Uranio ligeramente enriquecido que contiene 0.9% a 2% que es utilizado sólo para combustible de uranio natural en alguno reactores nucleares. Sobre esta base nos debemos preguntar ¿A qué grado de enriquecimiento ha llegado el país persa?  

A la fecha no se ha sobrepasado el 20% del enriquecimiento, siendo utilizado solo para fines industriales y de investigación, tal como se ha señalado, lo cual no implica que tenga este un carácter destructivo sólo de investigación y con fines pacíficos; no obstante de ello en noviembre de 2014 en el marco de la negociaciones del Grupo 5+1 (EEUU, Reino Unido, Francia, Rusia, China y Alemania)  el Representante Diplomático  Ali Akbar Salehi[6] señalaba que se detendrían los procesos de enriquecimiento de Uranio, ello para cumplir las negociaciones con el mencionado grupo; así mismo en febrero de la presente gestión el Director de la Agencia Internacional de Energía Atómica Yukiya Amano en nombre de la AIEA ha manifestado[7] que Irán está cumpliendo su compromiso de no producir uranio enriquecido con una pureza mayor al 5%, con lo cual queda confirmada la voluntad política de los persas con respecto al uso pacífico de esta tecnología; así mismo en reiteradas oportunidades el Jefe de Estado de la República Islámica dijo que “Irán  no buscará jamás tener la bomba atómica”[8], no solo él sino también el actual Jefe de Gobierno Hassan Ruhani quién recientemente dijo: "No necesitamos una bomba atómica. Tenemos una gran y abnegada nación unificada"[9]; sin embargo alguien diría que solo son palabras, pero debemos recordar que Irán firmó los tratados y los protocolos correspondientes para la no fabricación de armas nucleares, así como el Tratado de No Proliferación Nuclear con lo cual queda demostrada la firme voluntad y responsabilidad internacional frente a la demagogia e hipocresía diplomática del régimen Israelí; quien a la fecha no ha firmado y ratificado dicho documento.

Así mismo se debe manifestar que se tienen serias sospechas de que Israel tiene ojivas nucleares, siendo el mismo un secreto a voces[10]. Por ello todos los lobbies que hace Netanyahu solo son “Cantos de sirenas” cuando en los hechos los persas han dado ayuda y refugio a los israelís en varias etapas de la historia del mundo; así lo manifestó en sus recientes declaraciones el Ministro de Relaciones Exteriores Sarif[11]. Para no ir muy lejos cabe resaltar que hoy los judíos en Irán tienen su representante en el parlamento[12], los mismos que tienen derechos y están bajo la protección y el refugio de la República Islámica; así como enseñó el Profeta Mahoma en los tiempos de la Comunidad Islámica. Por ello nos parece sumamente fuera de contexto los “sermones belicosos” que da el Sr. Netanyahu confundiendo y mostrando una política falsa y poca seria con respecto a las negociaciones del grupo 5+1; como también la estabilidad de la comunidad Internacional.

La República Islámica de Irán así como el resto de los países del mundo, tienen todos los derechos de usar e investigar la energía atómica, esa es una cuestión de soberanía amparada de manera plena por el Ius Cogens; pues es inaudito que hasta ahora los críticos no han podido demostrar sus acusaciones demagógicas que solo tienen un fin: el de hegemonizar, humillar, explotar y colonizar mediante el uso de la fuerza y la violencia a las naciones del mundo. Ese es el fin más claro agua...

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