La Doctrina del Islam
Por Ayatola Ÿa‘far Sobhani
El vínculo entre el Profeta y el mundo
del Más Allá
En el artículo anterior dejamos en claro las vías para reconocer al profeta verdadero y distinguirlo de los que falsamente invocan la profecía. Ahora debemos estudiar la vía por medio de la cual los profetas se comunican con el mundo celestial, es decir, la forma en que se produce la “Revelación”.
La Revelación, la cual es la vía más importante mediante la cual el profeta se comunica con el mundo celestial, no se origina del instinto o del intelecto, sino que es un conocimiento especial que Dios, Glorificado Sea, provee a los profetas en particular, para que anuncien los Mensajes divinos a la humanidad.
El Sagrado Corán describe la Revelación diciendo:
﴿ نَزَلَ بِهِ الرُّوحُ الاَمِينُ * عَلَى قَلْبِكَ ﴾
«Lo hizo descender el Espíritu fiel (Gabriel) * sobre tu corazón…».[1]
Esta aleya nos expone que el conocimiento que los profetas poseen de los Mensajes divinos no es producto de la utilización de medios como los sentidos exteriores o algo similar, sino que es el Ángel de la Revelación el que lo hace descender sobre el corazón del profeta.
En base a esto, no es posible analizar la realidad de la Revelación con los criterios normales. En realidad, el descenso de la Revelación es una de las manifestaciones del mundo celestial en el cual se debe tener fe, a pesar de que no tengamos en claro la realidad de ese fenómeno; como dice el Sagrado Corán:
﴿ الَّذِينَ ُيؤْمِنُونَ بِالغَيْبِ ﴾
«…Aquellos que creen en lo oculto…».[2]
La Revelación no es producto de la genialidad y razonamiento particular de los profetas
Aquellos que quieren comparar todas las cosas y explicarlas mediante los criterios mundanos y los medios sensoriales, y que pretenden verter las realidades celestiales en moldes sensoriales, explican el fenómeno de la Revelación de diversas maneras, todas ellas falsas según nuestra perspectiva. A continuación evaluaremos esas explicaciones y análisis desde diferentes puntos de vista:
1- Hay un grupo que considera a los profetas como talentosos genios de la humanidad, y consideran la Revelación como resultado de su razonamiento personal, y producto de la actividad de sus sentidos internos. Para este grupo, la realidad del “espíritu fiel” es el “espíritu” de esos brillantes talentos y sus puras y elevadas almas, y asimismo las Escrituras Celestiales no son más que sus propios pensamientos y nociones elevados.
Este tipo de interpretaciones y análisis del fenómeno de la Revelación, no es más que el deslumbre por la moderna ciencia experimental la cual solo se basa en los métodos sensoriales como medio para explicar las realidades de la existencia. El gran problema de esta hipótesis es su contraposición a lo dicho por los profetas y mensajeros divinos. Sobre dicha base, la interpretación anterior implica atribuir la mentira a los profetas, y eso es algo que no es propio de su elevada posición y digna jerarquía, honestidad y virtud que la historia acreditada nos transmite.
En otras palabras, los reformadores se dividen en dos tipos: reformadores que atribuyen sus programas a Dios, y reformadores que los atribuyen a sí mismos y los exponen ante la sociedad como si ello fuera el producto de su propio intelecto y razonamiento. Puede llegar a ser que ambos tipos sean honestos y se caractericen con la veracidad y lo bueno. Así, no es posible considerar estos dos tipos de personas reformadoras como uno solo.
2- Partiendo de la misma motivación mencionada en la hipótesis anterior, hay otro grupo que considera la Revelación como producto de la manifestación de estados espirituales en el profeta. Según este grupo, a causa de su fe y temor a Dios, y en base a la abundante adoración del profeta a Dios, éste alcanza un grado en el cual encuentra en sí mismo una serie de realidades elevadas y se imagina que le fueron provistas de un mundo oculto, siendo que esas realidades que ha adquirido no surgen más que de su interior. Los que sostienen esta hipótesis dicen: “Nosotros no dudamos en absoluto de la veracidad de los profetas, sino que creemos que ellos han advertido elevadas realidades, solo que el punto de discusión es la fuente de esas realidades elevadas. De esta manera, los profetas se imaginan que la fuente de esas realidades es el mundo de lo oculto, el cual se encuentra fuera del mundo material, en tanto que la fuente de ello son ellos mismos y no otra cosa.”
Esta hipótesis, no es totalmente nueva, sino que en realidad es un renovado planteamiento de una de las hipótesis sobre la Revelación que eran planteadas en la época pre-islámica, sólo que presentada en un nuevo ropaje.
Lo que esta hipótesis concluye es que la Revelación no es sino producto de la imaginación y reflexión de los profetas y su profundización en sus propias almas, y a causa de meditar mucho en Dios, adorarle y pensar en la reforma de su comunidad y allegados, ellos han materializado esas realidades delante de sus ojos, y supusieron que eso les fue inculcado de un mundo oculto.[3]
De alguna forma, ésta es la misma conjetura sobre la Revelación de los árabes pre-islámicos de la época de la ignorancia, quienes decían:
﴿ بَلْ قَالُوا أَضْغَاثُ أَحْلاَمٍ ﴾
«…Pero dijeron: “Es una confusión de sueños”».[4]
El Sagrado Corán refuta esa hipótesis con vehemencia, y pone énfasis en el hecho de que el Profeta (BP) es veraz en su invocación y su visión del Ángel de la Revelación, y que no se equivocan ni su corazón ni su vista; dice:
﴿ مَا كَذَبَ الْفُؤَادُ مَا رَأَى ﴾
«El corazón no ha desmentido lo que ha visto».[5]
﴿ مَا زَاغَ الْبَصَرُ وَمَا طَغَى ﴾
«No se ha desviado su vista ni se ha extralimitado».[6]
Esto quiere decir que el Profeta (BP) vio realmente al Ángel de la Revelación, tanto con el ojo externo como con el ojo del corazón, tanto en forma manifiesta como en forma interior.
La condición inmaculada de los Profetas
Los niveles de impecabilidad de los profetas
La impecabilidad significa la condición de inmaculado, poseyendo esto niveles en la profecía, a saber:
- La impecabilidad en lo referente a recibir la Revelación y anunciarla.
- La impecabilidad respecto a la desobediencia y el pecado.
- La impecabilidad respecto de cualquier error en los asuntos individuales y sociales.
La impecabilidad de los profetas en el primer nivel es objeto de concordancia para todos, ya que la posibilidad de error y confusión en este nivel influye en la credibilidad de la gente, y provoca que no confíen en sus anuncios y palabras, por lo que finalmente se anula el propósito de la profecía.
Además de esto, el Sagrado Corán dice claramente que Dios dispone al profeta bajo Su completa protección y lo mantiene indemne para que anuncie la Revelación divina de una forma correcta; es así que dice:
﴿ عَالِمُ الْغَيْبِ فَلاَ يُظْهِرُ عَلَى غَيْبِهِ أَحَداً * إِلاَّ مَنِ ارْتَضَى مِن رَّسُولٍ فَإِنَّهُ يَسْلُكُ مِن بَيْنِ يَدَيْهِ وَمِنْ خَلْفِهِ رَصَداً * لِيَعْلَمَ أَن قَدْ أَبْلَغُوا رِسَالاَتِ رَبِّهِمْ وَأَحَاطَ بِمَا لَدَيْهِمْ وَأَحْصَى كُلَّ شَيْءٍ عَدَداً ﴾
«Es el Conocedor de lo oculto, no manifiesta Su secreto a nadie * más que a aquel de quien se complace como profeta, que ciertamente que le dispone una vigilancia (de ángeles) por delante y por detrás * para saber si han anunciado los Mensajes de su Señor. Él abarca todo lo que les concierne, y ha computado el número de todas las cosas».[7]
En esta aleya el Sagrado Corán menciona dos tipos de protección para mantener indemne la Revelación:
- Los ángeles que circundan al profeta desde todo ángulo y aspecto.
- Dios Mismo, Quien controla a los ángeles y al profeta.
La causa de esta completa vigilancia es materializar el propósito de la profecía, que es hacer llegar la Revelación a la humanidad.
La impecabilidad de los profetas respecto de cualquier desobediencia o pecado
Los Profetas y Mensajeros de Dios son completamente inmaculados del pecado y los errores, en lo referente a las normas de la shari‘ah. Fundamentalmente el propósito del envío de los profetas se materializa si éstos gozan de tal impecabilidad, puesto que si no observan las normas divinas que les fue encomendado anunciar a la gente, no habría confianza en sus palabras, y de esa manera no se concretaría el objetivo de su envío.
El Muhaqqiq At-Tûsî señala este argumento en resumidas palabras de la siguiente manera: “Es imprescindible la impecabilidad en el profeta para que se logre la confianza y se alcance el objetivo”.[8]
La impecabilidad de los profetas respecto de la desobediencia es un asunto enfatizado por el Sagrado Corán en diferentes aleyas, algunas de las cuales citamos a continuación:
1- El Sagrado Corán considera a los profetas como personas guiadas y elegidas por parte de Dios, Glorificado Sea:
﴿ وَاجْتَبَيْنَاهُمْ وَهَدَيْنَاهُمْ إِلَى صِرَاطٍ مُسْتَقِيمٍ ﴾
«... Y les elegimos y les guiamos hacia el sendero recto...».[9]
2- El Sagrado Corán nos recuerda que aquel a quien Dios guía, no podrá ser desviado por nadie. Dice:
﴿ وَمَن يَهْدِ اللَّهُ فَمَا لَهُ مِن مُضِلٍّ ﴾
«Aquel a quien Dios guía no tendrá quién le desvíe».[10]
3- Considera la desobediencia como extravío:
﴿ وَلَقَدْ أَضَلَّ مِنكُمْ جِبِلاًّ كَثِيراً ﴾
«Ha extraviado de entre vosotros a muchos grupos».[11]
De estas aleyas inferimos que los profetas son inmaculados respecto de cualquier tipo de extravío, e indemnes de cualquier forma de desobediencia.
El argumento lógico que expusimos anteriormente sobre la impecabilidad de los profetas, indica también su impecabilidad antes de su envío como tales, puesto que el ser humano que ha pasado parte de su vida en medio del pecado y la desobediencia, si luego enarbola la bandera de la guía y la orientación, no le será posible lograr la confianza de las personas, a diferencia de aquel cuya vida ha transcurrido sin haber sido salpicada por desliz alguno, ya que éste puede fácilmente atraer la confianza de la gente. Además, en tal caso los denigradores del Mensaje divino podrían fácilmente desautorizar al profeta mediante el hecho de hacer hincapié en su pasado y de esa manera mancillar su persona y su Mensaje.
Aquel que, a causa de haber podido tener una vida pura y recta en medio de una atmósfera corrupta, es llamado “Muhammad El Fiel”, es la única persona que, mediante su elevada y pura personalidad, puede apartar los velos de la maliciosa propaganda hostil, desbaratar las pretensiones de sus enemigos y opositores al Mensaje divino, e iluminar paulatinamente la oscura atmósfera de la ignorancia pre-islámica mediante su sorprendente resistencia.
Además, es evidente que una persona que ha sido inmaculada desde el comienzo de su vida, es mejor que otra en quien se ha manifestado el atributo de inmaculada solo a partir del momento en que fue designada profeta; asimismo, es indudable que su papel orientador es mucho más fuerte, y la sapiencia divina implica elegir al mejor individuo y al más perfecto.
Los profetas son inmaculados de cualquier equivocación
Los profetas, además de su condición de inmaculados del pecado, son asimismo inmaculados en los siguientes asuntos:
1- Al juzgar en los pleitos y al solucionar las diferencias. Si bien el profeta es comisionado para juzgar de acuerdo a las evidencias presentadas por el demandante, o en base al juramento de negación del acusado, en el caso que la evidencia esté errada o se haya mentido en el juramento, a él no le es velada la verdad, a pesar de que no le es dictaminado juzgar en base a ella a causa de los beneficios sociales de actuar en conformidad a los criterios y regulaciones estipuladas divinamente.
2- Al determinar las instancias de las normas religiosas, como por ejemplo en el caso de un líquido que no se sabe si es un embriagante o no.
3- En las cuestiones cotidianas de la vida.
La necesidad de que los profetas sean inmaculados en relación a los asuntos mencionados, surge del hecho que equivocarse en estos ámbitos implica el error en el ámbito de las normas religiosas, y por consiguiente, el error en estos asuntos va en detrimento de la confianza de la gente en la persona del profeta, y al final ello menoscaba el propósito del envío de los profetas, si bien la exigencia de la infalibilidad en los dos primeros asuntos es más obvia que en el último.
Los profetas están exentos de las enfermedades que provocan aversión
Entre los niveles de la condición de inmaculados de los profetas está el hecho de que ellos no sean objeto de asuntos que provoquen la aversión de la gente y que les aleje de los mismos. Todos sabemos que algunas enfermedades corporales, o algunos estados anímicos indican una naturaleza despreciable y una vil personalidad, lo cual acarrea la aversión y el alejamiento de las personas.
Es por eso que los profetas deben encontrarse libres de ese tipo de defectos corporales y psíquicos, puesto que la aversión de la gente se contrapone con el propósito del envío de los profetas, que es anunciar por su intermedio los Mensajes divinos.
Así también recordamos que aquí “juicio del intelecto” tiene el sentido de descubrir una realidad, y que en este caso es que, considerando la sapiencia de Dios, Él debe elegir para la profecía a quien se encuentre exento de este tipo de defectos.[12]
Un estudio sobre las aleyas que indicarían la ausencia de Infalibilidad
Nos hemos familiarizado con el categórico juicio del intelecto y el claro dictamen del Sagrado Corán respecto a la infalibilidad de los profetas, solo que a este respecto existen algunas aleyas que en apariencia indicarían que algunos profetas cometieron pecado y desobediencia, como por ejemplo las relacionadas al profeta Adán (P) y otros. ¿Qué se puede decir sobre esto?
Primeramente debemos decir que, por supuesto, desde que no hay contradicción en absoluto en el Sagrado Corán, debemos inferir el real significado de las aleyas en base a los indicios existentes en las mismas. Es por eso que en estas cuestiones, el aspecto lingüístico superficial no puede constituir el criterio para emitir un juicio apresurado. Afortunadamente, los grandes teólogos y exegetas coránicos de la shî‘ah han procedido a explicar estas aleyas, e incluso algunos de ellos han escrito libros que tratan este tema en forma independiente. Desde que la explicación de estas aleyas implica que sean tratadas una por una, ello escapa a este ensayo, por lo que delegamos a los lectores referirse a los libros mencionados al pié de la página.[13]
La fuente y causa de la Infalibilidad
Es posible resumir la fuente de la Infalibilidad en dos puntos:
1- Desde que los profetas gozan de un amplio conocimiento sobre Dios, Glorificado Sea, nunca cambiarían Su beneplácito por otra cosa. En otras palabras, la profunda percepción que poseen de la grandeza de Dios y de los atributos de perfección divinos, les impide sentirse atraídos hacia otra cosa fuera de la Verdad Absoluta, y de pensar en otra cosa fuera de Él. Este nivel de conocimiento es ese mismo señalado por Amîr Al-Mu’minîn ‘Alî (P) al decir:
« ما رَأَيتُ شَيئاً إلاّ وَرَأَيْتُ اللهَ قبْلَهُ، وبَعْدَهُ ومَعَهُ »
“No he visto nada sin haber visto a Dios antes que ello, después de ello y junto con ello”.[14]
A este respecto dijo el Imam As-Sâdiq (P):
« وَلكنِّي أعْبُدُهُ حُبّاً لَهُ فتلكَ عِبادةُ الكِرامِ »
“... en cambio yo le adoro por amor a Él, y esa es la adoración de los dignos”.[15]
2- El hecho de que los profetas estén completamente informados de los resultados y frutos de la obediencia a Dios, y de las funestas consecuencias de la desobediencia, es causa de que se encuentren indemnes de contrariar la orden divina. Si bien la infalibilidad absoluta es privativa de un grupo en particular de personas bendecidas por Dios, es posible que algunos creyentes piadosos se vean exentos de cometer desobediencia en gran parte de sus actos, de manera que el individuo temeroso de Dios, por ejemplo, no proceda a perpetrar suicidio o a matar a un inocente[16]. Incluso algunas personas comunes están indemnes de la perpetración de algunas faltas, a modo de ejemplo, ninguna persona en su sano juicio procede a tocar un cable pelado de electricidad por el cual está circulando la corriente eléctrica. Es evidente que la indemnidad en casos como éste, surge del conocimiento categórico del resultado de cometer ese error. Si un conocimiento tal fuera alcanzado por la persona en lo concerniente a las peligrosas consecuencias de los pecados, eso con seguridad ocasionaría que la persona estuviera indemne de perpetrar pecados.
No hay incompatibilidad entre la Infalibilidad y la libre elección
Considerando la fuente de la Infalibilidad, recordamos que ésta no es incompatible con la libre elección y voluntad del inmaculado, sino que la persona inmaculada, con el conocimiento completo que posee de Dios y de los efectos de la obediencia y la desobediencia, le es posible cometer desobediencia, a pesar de no utilizar nunca ese poder; es similar al caso de un padre tierno que tiene la capacidad de matar a su propio hijo, pero que jamás llega a hacer eso.
Un ejemplo más claro es el hecho de que de Dios no surge ninguna acción improcedente, y si bien tiene el poder absoluto para introducir a los bienhechores y obedientes en el infierno, o para introducir a los desobedientes en el paraíso, Su Justicia y Prudencia le impiden realizar ello.
Con esta explicación queda en claro que dejar de lado la desobediencia y aferrarse a la obediencia a Dios y a Su adoración, conforman dos grandes orgullos para los profetas, puesto que ellos, a pesar de tener el poder para no actuar en base a la obediencia y para perpetrar actos de desobediencia, no lo hacen por propia voluntad y albedrío.
La condición de inmaculado no necesariamente implica ser profeta
Al tiempo que nosotros creemos en la condición de inmaculados de todos los profetas divinos, no sostenemos que necesariamente una persona infalible deba ser profeta, ya que es posible que una persona sea inmaculada pero no sea profeta. He ahí que el Sagrado Corán dice lo siguiente respecto a María (P):
﴿ يَا مَرْيَمُ إِنَّ اللّهَ اصْطَفَاكِ وَطَهَّرَكِ وَاصْطَفَاكِ عَلَى نِسَآءِ الْعَالَمِينَ ﴾
«¡Oh María! Por cierto que Dios te ha elegido y purificado, y te ha elegido por sobre las mujeres del Universo».[17]
Desde que el Sagrado Corán utiliza la expresión “elegido”, queda en claro que ella era inmaculada, puesto que el mismo término es utilizado respecto a los profetas:
﴿ إِنَّ اللّهَ اصْطَفَى ءَادَمَ وَنُوحاً وءَالَ إِبْرَاهِيمَ وءَالَ عِمْرَانَ عَلَى الْعَالَمِينَ ﴾
«Por cierto que Dios eligió a Adán, Noé, a la familia de Abraham, y a la familia de ‘Imrân por sobre los seres del universo».[18]
Además, en la aleya mencionada se habla sobre la purificación de María (P), y ello se refiere a la purificación respecto a cualquier tipo de impureza y desobediencia, y no solamente se propone refutar aquello con lo que la acusaron los judíos a causa del nacimiento de Jesús (P), puesto que la exoneración de María respecto de tal pecado fue demostrada en los primeros días del nacimiento de Jesús (P), al hablar el niño en la cuna, por lo que no habría nuevamente necesidad de ello.
Por otra parte, el contexto de la aleya de la purificación de María (P), indica que se refiere a la época en que María se encontraba recluida en el templo, cuando todavía no tenía a Jesús en sus entrañas, por lo que todavía no había surgido acusación que hubiera que refutar mediante el atributo de “purificación”.
Fuente: La Doctrina del Islam Shî‘ah A la Luz de las enseñanzas de Ahl-ul Bait; Editorial Elhame Shargh
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[1] Ash-Shu‘arâ; 26: 193-194.
[2] Al-Baqarah; 2: 3.
[3] Al-Wahîî Al-Muhammadî (“La Revelación Muhammadiana” ), por el Seîied Muhammad Rashîd Ridâ, p.66.
[4] Al-Anbiîâ’; 21: 5.
[5] An-Naÿm; 53: 11.
[6] An-Naÿm; 53: 11 y 17.
[7] Al-Ÿinn; 72: 26-28.
[8] Kashf Al-Murâd fi Sharh Taÿrîd Al-I‘tiqâd, p. 217.
[9] Al-An‘âm; 6: 87.
[10] Az-Zumar; 39: 37.
[11] Iâ Sîn; 36: 62.
[12] El juicio del intelecto en este caso es categórico, es por eso que algunas narraciones que se refieren al Profeta Job (Aîiûb) -con él sea la paz- y al hecho de que él fue aquejado con enfermedades que provocan aversión, además de contradecir el juicio categórico del intelecto, también contradicen a otras narraciones a este respecto provenientes de los Imames de Ahl-ul Bait (P). El Imam As-Sâdiq (P) narró:
« إنَّ أيوب مع جميع ما ابتُلي به لم تنتنْ له رائحةٌ، ولا قَبُحَتْ له صورةٌ، ولا خرجَتْ منه مَدّةٌ من دَمٍ، ولا قيحٍ، ولا استَقْذرَهُ أحَدٌ رآه، ولا استوحش منه أحدٌ شاهدَه ولادوّد شيءٌ من جَسَدهِ، وهكذا يصنعُ الله عزّ وجلّ بجميع من يبتليه من أنبيائه، وأوليائه المكرَّمين عليه، وإنما اجتنَبَهُ الناسُ لِفَقره، وضَعْفِهِ في ظاهِرِ أمرهِ، لجَهْلهم بما لَهُ عند ربّه تعالى ذكْرُهُ، من التأييد والفَرَج »
“Por cierto que Aîiûb (P), a pesar de todo aquello con lo que fue afligido, no provocaba hedor, ni se afeó su imagen, ni afloró pus ni sangre de su cuerpo, ni se sentía repelido nadie que le observaba, ni nadie que le veía se espantaba de él, ni se agusanó ninguna parte de su cuerpo. Es así como Dios, Imponente y Majestuoso, procede con todo aquel que prueba con la aflicción de entre Sus profetas y distinguidos santos; y si la gente se alejó de él fue por su pobreza, por su manifiesto estado de debilidad, y por ignorar su posición y situación de complacencia ante Dios, Elevada sea Su mención” (Al-Jisâl, t.1, Los siete capítulos, hadîz 107). Así, las narraciones que contrarían esta cuestión, no tienen base y son rechazadas.
[13] Tanzîh Al-Anbîiâ’ del Seîied Al-Murtadâ. ‘Ismat Al-Anbîiâ’ de Al-Fajr Ar-Râzî. Mafâhîm Al-Qur’ân del Sheij Ÿa‘far Subhânî, cap.: La Infalibilidad de los Profetas.
[14] Bihâr Al-Anwâr, t.70, p.22.
[15] Ibíd; t.70, p.18, hadîz 9.
[16] Dijo el Imam ‘Alî Ibn Abî Tâlib (P) en referencia a este grupo:
« هُم والجَنّةُ كَمَنْ قَدْ رآها فَهُمْ فيها مُنَعَّمون، وَهُمْ والنّارُ كَمَنْ قد رَآها فَهُمْ فيها مُعَذَّبُون »
“Ellos son, respecto al Paraíso, como quien realmente lo está viendo y se encuentra gozando en el mismo; y son, respecto al Fuego, como quien realmente lo está viendo y se encuentra en el mismo siendo castigado”. (Nahÿ Al-Balâgah, disertación Nº 193, la cual fue pronunciada a pedido de su compañero Hamâm).
[17] Âal ‘Imrân; 3: 42.
[18] Âal ‘Imrân; 3: 33.