Palabras del Imam Ĥusaîn Ibn ‘Alî (P) desde Medina hasta Karbalá (12)

Por: Aiatul-lah Muĥammad âdiq Naӱ

En respuesta a Muĥammad Ĥanafîah, ‘Abdul-lâh Ibn Ÿa’far y Amru-bn Sa’îd

بَلی ولکن بَعْدَ ما فارَقْتُکَ اَتانی رَسُولُ اللَّه صلی الله علیه وآله وسلم وَقالَ یا حُسَیْنُ اُخْرُجْ فَاِنَ اللَّهَ تَعالی شاءَ اَنْ یَراکَ قَتِیلاً ... وَقَدْ شاءَاللَّه اَنْ یَراهُنَّ سَبایا

Bala ûa lâkin ba’da ma fâraqtuka ꞌatâni rasulul-lâh ṣal-lal-lahu ‘alaihi ûa sal-lam ûa qâla îa Ĥusaîn, ꞌujruӱ faꞌinnal-lâha ta’âla shâꞌa ꞌan îarâka qatîlan…ûa qad shâꞌal-lahu an îarâhunna sabâîâ.[1]

Explicación de vocablos:

Qatîl,قَتيل  : ‘asesinado’.

Sabâiâ, سَبایا : (pl. de sabi), ‘mujeres prisioneras’.

Ujruӱ,  اخرج: ‘vete’, ‘orden de salir’ (salir de la ciudad de Meca y marchar hacia Irak). Es posible que este término aquí signifique “levantarse en contra de Îazîd y Banî Umaîîah”.

Traducción y explicación:

La tercera propuesta de hacer que el Imam desista del viaje a Irak fue hecha por parte de su hermano Muĥammad Ĥanafîah:

 Muĥammad Hanafîah, que había entrado a la Meca con el fin de realizar la peregrinación y visitar a su hermano Ĥusaîn Ibn ‘Alî (la paz sea con él), según lo transmitido por el difunto ‘Al-lâmeh Ĥel-lî, estaba gravemente enfermo.[2]

Visitó al Imam por la noche, antes de que se marche, y dijo: “Hermano, tú que has observado la infidelidad y la falta de lealtad al pacto de la gente de Kufa para con tu padre, ‘Alî, y tu hermano Ĥasan, temo que esta gente se comporte del mismo modo contigo. Entonces lo mejor es que no vayas hacia Irak y que permanezcas en esta misma ciudad de Meca, pues tú, en esta , eres más querido y respetado que cualquier otra persona”. El Imam, respondiendo, dijo: “El miedo es que Îazîd complote matarme en la casa de Dios y de este modo se falte le respeto a esta casa”. Muĥammad Ibn Ĥanafîah aconsejó que, en este caso, sería mejor no ir a Irak y en su lugar ir al Yemen o a otra región que sea segura. Pero el Imam dijo: “Tendré en cuenta tu propuesta y opinión”.

No obstante, el Imam Ĥusaîn (la paz sea con él) marchó hacia Irak al otro día, por la mañana, temprano y cuando la noticia llegó a Muĥammad Ibn Ĥanafîah, este se apresuró a ver al Imam, tomó la rienda de su camello y dijo: “¿Hermano, no me prometiste anoche estudiar mi propuesta?”.

El Imam le respondió:

Sí, pero luego de separarnos soñé con el enviado de Dios que me dijo: “Ĥusaîn, parte, porque Dios quiere verte martirizado”.

Muĥammad Ibn al Ĥanafîah, al oír esto dijo: “innâ lil-lâhi ua innâ ꞌilaihi râӱi’ûn”.

Luego le preguntó el motivo de llevar a los niños y mujeres en tales circunstancias sensibles peligrosas. El Imam respondió: “Ciertamente, que Dios quiere verlos prisioneros”.

¿Acaso Ĥusaîn Ibn ‘Alî (la paz sea con él) estaba obligado a ser mártir?

Es posible que aparentemente se deduzca de la respuesta del Imam a Muĥammad Ibn Ĥanafîah y también de la respuesta del Imam a Ummu Salâmah, y a su excelencia Ẕaînab[3] y otras frases parecidas que la marcha del Imam Ĥusaîn (la paz sea con él), su martirio y la prisión de sus familiares haya sido la voluntad de Dios, y que por ello el Imam estuviera obligado a ser mártir.

Es sorprendente que este pensamiento se encuentre en algunas personas reconocidas, quienes, en el momento de analizar y debatir este tema dicen: “el martirio del Imam Ĥusaîn es diferente al de otras personas ya que esto fue voluntad de Dios: “…Fainnal-lâha ta’âla shâa an îarâka qatîlâ…”. (“Ciertamente Dios desea verte martirizado”).

Aquí surge una pregunta y es que si la voluntad de Dios y su destino, en este caso, hubiera sido semejante a la deducción de tales personas, entonces, en primer lugar el martirio del Imam Ĥusaîn (la paz sea con él) no tendría gran valor y esta marcha y conducta sin antecedente, y la extraordinaria paciencia y resistencia del Imam, que no sólo asombró a los seres humanos, sino que ha asombrado a los seres celestiales tendría menos valor que el martirio de un individuo común que acepta el martirio, con su libre albedrío, pues esta persona eligió este camino con su decisión, pero Ĥusaîn Ibn ‘Alî habría estado obligado sin poder cambiar la voluntad de Dios.

En segundo lugar, entonces, no deberíamos reprochar al ejército de Kufa y a los asesinos de Ĥusaîn Ibn ‘Alî (la paz sea con él) puesto que, si el asesinato del Imam fue voluntad de Dios y el Imam estaba obligado, entonces cada asesinado tiene un asesino y en este caso el asesino también fue obligado por la voluntad de Dios.

Respuesta: El origen y la motivación de estas preguntas o, en otras palabras, el origen de este modo de pensar y deducir es que estas personas están desatentas del amplio concepto de voluntad (irâdah y mashîat), y destino (taqdîr) que fue empleado por el Imam en diferentes casos empleando otro concepto y definición de estos vocablos.

En resumen, la voluntad y destino divino a veces es “takûînî” y otras veces es “taklifî”.

El destino y la voluntad takûînî de Dios está afuera del libre albedrío de los siervos y, los seres humanos, están obligados frente a esta voluntad divina, así como lo son el nacimiento y la muerte de los seres humanos, y la creación de los cielos y la Tierra. No obstante, la voluntad taklifî o tashrî’î, significa que Dios considera conveniente la realización de un acto o el abandono del mismo para sus criaturas y por eso pide su práctica o abandono. Pero junto a la existencia de este determinación y voluntad divina, también existe en las personas la voluntad de seguir sus órdenes o no, por ejemplo, las obligaciones religiosas: el rezo, el ayuno, la peregrinación, la lucha por la causa de Dios, todos las ellas, según la voluntad de Dios, deben ser llevadas a cabo, de lo contrario, no hubieran sido prescriptas. Asimismo, es la voluntad de Dios que sean abandonados todos los actos ilícitos, y si no fuese así, no los prohibiría. Sin embargo, ese tipo de voluntad y determinación divina no se ejerce directamente y sin intermediarios en estos asuntos, sino que su concreción fue concedida a la voluntad y deseos de los seres humanos.

Un ejemplo de esta verdad se refleja en el generoso Corán:

En verdad, Dios ordena la justicia, el bien y la generosidad con los familiares y prohíbe la indecencia, los malos actos y la opresión. Él os amonesta para que quizás así, reflexionéis. (Corán,16:90).

Según el contenido de esta aleya, Dios desea el ejercicio de la justicia y la bondad, la generosidad con los familiares, la eliminación de cualquier tipo de corrupción y despotismo en las sociedades. Pero sabemos que tal como fue expresado en la misma aleya, esta voluntad fue enunciada bajo la forma de “ordenar y prohibir”.

Su realización ha sido delegada a la gente y a su voluntad. Son los siervos de Dios quienes deben seleccionar este destino y voluntad divina y llevarla a cabo.

Y si desean contrariarlo, también son libres. No existe ninguna compulsión en la elección de uno de estos dos caminos. Dios, solamente, para aconsejar y guiar a las criaturas a través de órdenes y prohibiciones, los invita a la elección del buen camino: “…Él os amonesta para que quizás así, reflexionéis.”

Ahora, después de la explicación desarrollada volvemos a nuestro tema.

Ĥusaîn Ibn ‘Alî (la paz sea con él), veía las condiciones y circunstancias de su época de tal manera que se veía incluido en la orden divina: […] kutiba ‘alaikum-ul-qitâl […] ([…]ha sido decretado para vosotros el combate). (Corán 2:216).

Él sabía que debía dar un paso hacia el campo de batalla, pues creía que con el dominio de Îazîd a los musulmanes el Îslam desaparecería. Entonces, ya era momento apropiado para que se sacrifique a sí mismo, sus fieles y sus hijos para poder dar una nueva vida al islam y para hacer volver a la escena al Corán que había sido olvidado.

Y la pura realidad es que el Imam, en una frase menciona: “Dios quiere verme martirizado y Dios quiere ver a mi familia prisionera (pero no es una voluntad takûînî, sino tashrî’î)”.

Sí, esta es la voluntad y destino de Dios, pero el Imam Ĥusaîn es el encargado de llevarla a cabo. Y esta trascendente e histórica cuestión, que es el suceso más grande de la historia del universo, es destacada y corroborada en el sueño, por medio del enviado de Dios.

El Imam Ĥusaîn (la paz sea con él) eligió libremente el camino del martirio

Solo entenderemos el gran valor e importancia de la marcha del Imam Ĥusaîn (la paz sea con él) cuando nos demos cuenta de que el Imam, no sólo desde el punto de vista de la voluntad takûînî en la elección de su propio camino, no estuvo obligado, sino que, hasta el momento del martirio, en cada paso y en cada momento, tenía la posibilidad de renunciar a ese camino presentando cualquier excusa razonable o doctrinaria tal como muchas personas lo hacen. Mientras que todos, amigos y enemigos, coincidían en que este viaje terminaría en su martirio y el de sus compañeros, y en la prisión del resto que lo acompañó entre sus familiares y compañeros -y lo consideraban un fracaso-, él, frente a esta postura, se resistió, y conociendo la especificidad de su viaje, dijo: “Dios quiere verme martirizado”.

El Imam Ĥusaîn (la paz sea con él) sabía que la voluntad de Dios era que él emprendiese esta marcha y, aunque no contaba con suficiente fuerza frente al poderoso enemigo y, por ende, el resultado natural de este enfrentamiento sería un fracaso aparente, este tendría un efecto oculto- a largo plazo que se revelaría con el transcurso del tiempo- que es el mismo que el Imam había expresado en su testamento en el momento de partir desde Medina: “Ciertamente que salgo con el objetivo de reformar la comunidad de mi abuelo”. Esto significa que el Imam, desde el comienzo eligió este camino libremente y por propia voluntad y deseo, puesto que él es Ĥusaîn, es el Imam y un modelo para la humanidad.

¿Qué valor podría tener un martirio anunciado?

Otra pregunta que se puede plantear respecto a la revolución del Imam Ĥusaîn (la paz sea con él) es que esta había sido prevista y anunciada de antemano, los sucesos se dieron según lo vaticinado, por lo tanto, el martirio del Imam no tendría tanto mérito.

Breve respuesta:

Sí, Dios sabía que Ĥusaîn (la paz sea con él) obedecería a esta gran orden divina por propia voluntad y libre albedrío, ofreciendo todo lo que tuviera a su alcance en el camino de Dios, y de ninguna manera, iba a contrariarlo en su orden, pues, ya se lo había anunciado a Su Profeta. Pero este conocimiento divino y el anuncio anterior de todos los sucesos de Karbalá no tienen el más mínimo efecto en la elección de este camino.

Por ejemplo, si nosotros cumplimos alguna orden divina, voluntariamente, si Dios anuncia a su profeta esta práctica de antemano, ¿este conocimiento divino y su anuncio alteran mi libre albedrío?

Otro ejemplo: ¿si un profesor luego de un mes de haber comenzado las clases le avisa a otro profesor respecto a uno de sus alumnos que va a sacar la mejor nota de la clase, acaso esto lo obliga al alumno a ser estudioso?

Conclusión: el conocimiento y anuncio divino no son el motivo de la concreción de una práctica, sino que es un mero anuncio de una realidad que, en el futuro, a través del libre albedrío de un ser humano, será llevada a cabo o no.

Este conocimiento divino junto a su anuncio no se limita al Imam Ĥusaîn (la paz sea con él), sino que Dios, Altísimo, tuvo el conocimiento de otros profetas y auliâ ̍ [próximos a Dios], y debido a que sabía que ellos llevarían a cabo al pie de la letra Su voluntad es que los honró y les dio la misión. Esta realidad filosófica está explicada por el Imam Ṣâdiq (la paz sea con él), en los primeros párrafos de la súplica de Nudbah:

Oh, Dios: …y les has puesto la condición de que sean desapegados de este vil mundo con sus adornos y encantos. Entonces, aceptaron esa condición y debido a que Tú sabías que cumplirían con ella, los aceptaste, y los hiciste próximos a Ti, y los has adelantado a través de una mención exaltada y un elogio esplendoroso.

En respuesta a ‘Abdul-lâh Ibn Ÿa’far y Amru-bn Sa’îd

اِنَّى رَاءَيْتُ رُؤْياً فيها رَسُولُ اللّه صلّى اللّه عليه و آله
وَاُمِرْتُ فيها بِاَمْرٍ اَنَا ماضٍ لَهُ عَلَىَّ كانَ اَولى

... ما حَدَّثْتُ اَحَداً بِها وَ ما اَنَا مُحَدِّث بِها حَتّى اَلْقى رَبِّى

... اءمَّا بَعد فَاِنَّه لَمْ يُشاقِق اللّه ورَسوله من دعا الى اللّه عزّوجلَّ
وَعَمِلَ صالِحاً وقالَ اِنّنى مِنَ الْمسلِمينَ
وَقدْ دَعوتُ اِلى الايمانِ والْبرِّ والصِّلة فَخيْرُ الاَمانِ اَمانُ اللّه
ولَنْ يُؤمنَ اللّه يَوم الْقِيامَة مَنْ لَمْ يَخفهُ فِى الدُّنيا
فَنساءَل ُاللّهَ مَخافَة فِى الدُّنيا تُوجبُ لَنا اَمانَهُ يَومَ الْقيامَة
فَاِنْ نَويْتَ بِالكِتاب صلَتِى وَبرِّى فجُزيت خَيْراً فِى الدُّنيا والاخرة ؛
والسَّلامُ

ꞌInnî raꞌaitu ruꞌîat fîhâ rasûlal-lâh ṣal-lal-lâhu ‘alaihi ûa ꞌâlih (ûa ꞌumirtu fîhâ biꞌamri  ̍anâ mâḋin lahû ‘alaîîa kâna ꞌaûlî[4]«mâ ĥaddaztu ꞌaĥadan bihâ ûa mâ ꞌanâ muĥaddizun bihâ ĥattâ ꞌalqâ Rabbî ꞌammâ ba’d, faꞌinnahu lam îushâqiqul-âh ûa rasûluhu min du’â  ̍ilâ âl-lah ‘aẕẕa ûa ӱal-la» Ûa ‘amila ṣâliĥan ûa qâla ꞌinnanî min al muslimîn ûa qad da’ûatu ꞌilâ-l- ꞌîmân ûal-birri ûaṣilati fajaîrul ꞌamân ꞌamânul-lâh ûa lan îuꞌ minâl-lâhu îaumal qîâmati mal- lam îajafhu fî-ddunîâ fanasꞌalul-lâha majâfatan fî-dduniâ tûӱibu lanâ ꞌamânahu îaumal-qîâmah faꞌin naûîta bil kitâb ṣalatî ûa birrî faӱuẕîta jaîran fîd-dunîâ ûal-ꞌajirah. Ûas-salâm.

Explicación de vocablos:

Lam iushâqiq, لَمْ يُشاقِق : (de la raíz shaqâq), ‘no se opuso’, ‘no se enemistó’.

 ̍Umirtu, اُمِرْتُ : (verbo pasivo), ‘he sido encargado’.

Anâ mâḋin lahu, اَنَا ماضٍ لَهُ : ‘yo lo concretaré’.

‘alaîîa kâna aûlî , عَلَىَّ كانَ اَولى : ‘me dañe o me favorezca’.

Ÿuẕîta, جُزيت : (segunda persona del pasivo), ‘serás recompensado’.

Explicación:

Según los historiadores Ṯabarî y Ibn Azîr relatan que el Imam Saӱӱâd (la paz sea con él) dijo: «La cuarta persona que sugirió renunciar a su viaje a Irak, insistentemente, fue ‘Abdul-lâh Ibn Ÿa’far, quien luego de la salida del Imam Ĥusaîn de Meca, envió una carta a través de sus dos hijos ‘Aun y Muĥammad en la que decía: “Luego de agradecer a Dios, te ruego, por Dios, que al recibir esta carta renuncies al viaje que has comenzado y regreses a Meca, pues temo que seas asesinado en este viaje y ello ocasione problemas a tus hijos, y que con tu muerte, al ser tú quien representa la bandera de la guía y la esperanza de los creyentes, se extinga la luz divina. No te apures en tu marcha que yo pronto me uniré a ti”».[5]

Luego del envío de esta carta, sin demora alguna, ‘Abdul-lâh Ibn Ÿa’far visitó a ꞌAmru-bn Sa’îd-quien reemplazó, por orden de Îazîd, al gobernador destituido de Medina y en esos días, bajo el nombre de ꞌAmîr-ul Ĥaӱӱ (comisionado de la peregrinación para los medinenses) permaneció en Meca -en realidad, estaba allí para llevar a cabo la orden de atentar contra el Imam- y le pidió que escribiese una carta de ofrecimiento de seguridad al Imam, quizás ello tenga algún efecto en su regreso a Meca. Además, le pidió, como muestra de conformidad de ‘Amr, enviar a su hermano, Îaĥîa Ibn Sa’id junto a ‘Abdul-lâh hacia el Imam para entregarle la carta. Cuando Abdul-lâh, junto a Îaĥîa, en las afueras de Meca, llegaron a la caravana del Imam, entregando la carta, nuevamente, y en persona, planteó su pedido y el de Îaĥîa de que desista de su viaje a Irak. El Imam Ĥusaîn (la paz sea con él), respondiendo a ellos, dijo: “Ciertamente, he visto en sueño a mi abuelo, el enviado de Dios, quien me encargó una misión importante, la cual voy a cumplir, ya sea que me perjudique o favorezca”.

‘Abdul-lâh pidió más explicaciones respecto al sueño. El Imam (la paz sea con él) dijo: “No se lo he dicho a nadie ni lo diré mientras viva”. Luego, escribió la respuesta a la carta de ꞌAmru-bn Sa’îd:

Ammâ ba’d… (luego de alabar a Dios…)

No se ha opuesto a Dios ni a su enviado, quien convoca hacia Él y practica lo que es correcto y diga: ‘Ciertamente que me someto a Dios’. Y ciertamente que yo estoy invitando a la gente hacia la fe, la bondad y la generosidad.

La mejor protección es la que Dios brinda. Y Dios no dará seguridad en el día del Juicio Final a quien no Le tema en esta vida.

Entonces, pedimos a Dios el temor en esta vida para que nos conceda la protección el Día del Juicio Final.

Si en verdad hubieras tenido la intención de paz y bondad que muestras en tu carta, entonces, tanto en esta como en la otra vida serás recompensado. Ûas-salam.

Según lo transmitido por Balâḏurî, Ṯabarî y Ibn Azîr, cuando Ÿa’far Ibn Abdullah y Îaĥîa Ibn Sa’îd se desalentaron por no haber tenido éxito con su propuesta y vieron al Imam bien firme en su postura, regresaron a la Meca. Por su parte, ꞌAmr Ibn Sa’îd, al verse decepcionado en lograr un acuerdo por la vía pacífica, nuevamente, encargó a su hermano, junto a un grupo armado a que alcance al Imam para que lo obligue a regresar. Cuando este grupo, finalmente pudo alcanzar la caravana, se suscitó una disputa entre ellos, Îaĥîa y su grupo no pudieron resistir y regresaron a la Meca.

Algunos puntos:

1. El Imam Ĥusaîn (la paz sea con él) en respuesta a ‘Abdul-lâh habla de una misión que le ha sido encargada por parte del enviado de Dios (la paz sea con él y su descendencia) y que, seguramente la cumpliría. Luego, enfatiza que no ha dicho esta misión a nadie ni la dirá. ¿Cuál es esta misión? ¿Acaso es la lucha del Imam, su martirio y la prisión de sus hijos? Muchas veces, antes de su viaje, el Imam se la había transmitido a su hermano Muĥammad Ĥanafîah y, a lo largo de su trayecto, lo repetía, a veces en forma explícita y otras veces en forma implícita.

¿Cuál es esta misión que desilusiona a ‘Abdul-lâh, quien no sigue insistiendo y regresa a Meca? ¿Cómo podemos saber nosotros si el Imam dijo que “no se la he dicho a nadie ni la diré”?

2. En reiteradas ocasiones, en respuesta a la carta, en forma metafórica, había señalado que su invitación a la gente era hacia Dios. Luego, en forma discreta, aconsejó a Amr, diciendo: “En el día del Juicio Final estarán bajo la protección de Dios sólo quienes en esta vida cumplan con sus deberes que se basan en el temor a Dios. Al culminar la carta, el Imam, a través de una oración condicional, reveló el objetivo principal y oculto de Amr: “Si en verdad hubieras tenido la intención de paz y bondad que muestras en tu carta, entonces, tanto en esta como en la otra vida serás recompensado”, pues en el momento de suplicar, el uso del condicional “si” es un interrogante y contiene reproche.

Extraído del libro: Palabras del Imam Ĥusaîn Ibn ‘Alî (P) Desde Medina hasta Karbalá

Editorial Elhame Shargh

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[1] IBN ṮÂÛS, Luhûf p.65.

[2] QOMÎ, Sheij ‘Abbâs, Safînatul Biĥâr, t. I, p. 322. Debido a su grave enfermedad no pudo acompañar al Imam en su viaje a Irak.

[3] Capítulo I del presente libro, “En respuesta a Ummu Salâmah”.

[4] MUFÎD, Irshâd, p. 219, ÎBN KAZIR, ‘Imâdud-dîn Ismâ’îl, Al bidâîatu ûan-nihâîah, t. VIII, p. 167.

 [5] ṮABARÎ, M., Târîj, “Ĥaûâdeze Sâl 61”, IBN AZÎR, ‘Îẕẕu-ddîn, Kâmel fî târîj, t. III, p. 277. 

 

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