Si la sociedad tiene una existencia real, debería poseer naturalmente leyes apropiadas a ella. Si aceptamos la primera teoría acerca de la naturaleza de la sociedad como una entidad real, naturalmente tenemos que admitir que la sociedad carece de leyes que la gobiernen. Y si aceptamos la segunda teoría y creemos en la composición artificial y mecánica de la sociedad, tendríamos que admitir entonces que la sociedad es gobernada por leyes pero que sus leyes se limitan a una serie de relaciones causales y mecánicas entre sus distintas partes, sin los rasgos distintivos y las características particulares de la vida y de los organismos vivientes. Y si aceptamos el tercer punto de vista, tendremos que aceptar, en primer lugar, que la propia sociedad tiene una existencia permanente comparativamente mayor, independiente de la existencia de los individuos, aunque esta vida colectiva no tenga una existencia separada y se distribuya y disperse entre sus individuos miembros y se encarne ella misma en su existencia.
“Dios prescribe la justicia, la benevolencia y la caridad para con los parientes próximos. Prohíbe la deshonestidad, lo reprobable y la insolencia. Os exhorta, quizás así os dejéis amonestar”. (16:90)Advertimos en el último capítulo que en la “doctrina de la fuerza” (e.d.: la de Nietzsche y otros) la perfección (kamál) es idéntica a la fuerza o poder, en tanto que la deficiencia e imperfección equivale exactamente a la debilidad e incapacidad. También el bien y el mal es evaluado con este criterio: buena es la potencia, el poder. Virtud es igual a fuerza o poder, y maldad es igual a impotencia e incapacidad.
La vida humana es social en el sentido que es esencialmente gregaria. Por una parte, las necesidades humanas, las satisfacciones, los beneficios, el trabajo y la actividad son sociales en esencia y el sistema social no se puede mantener sino a través de la división del trabajo, la división de los beneficios y un común reparto en la satisfacción de las necesidades dentro de un particular conjunto de tradiciones y sistemas. Por otra parte, las ideas e ideales específicos, los temperamentos y los hábitos gobiernan al ser humano en general, dándoles un sentido de unidad e integración. En otras palabras, la sociedad representa un grupo de seres humanos quienes, bajo la compulsión de una serie de requerimientos y bajo la influencia de un conjunto de creencias, ideales y objetivos, se amalgaman entre sí y están inmersos en una vida social continua.
Otra escuela que se ocupa del hombre perfecto, del superhombre, el hombre modelo, ideal y sublime, es la escuela de la fuerza. Esta ideología iguala al hombre perfecto con el hombre poderoso. En otras palabras, en esta doctrina la perfección significa fortaleza, mientras que la debilidad es considerada como imperfección o deficiencia. Cuanto más fuerte es el hombre, más perfecto es, y cuanto más débil, más deficiente resulta. Quienes se guían por esta escuela sostienen que la verdad, el derecho y la justicia no tiene ningún otro significado más que el de poder o fuerza. Cuando dos fuerzas chocan entre sí, consideran que la que sale victoriosa es la correcta y que la otra no tiene ningún derecho.
La gnosis es una de las ciencias que se formó y se desarrolló en el seno de la cultura islámica.En cuanto a la gnosis, ésta se puede investigar desde dos perspectivas diferentes: una social y otra cultural.Los místicos (gnósticos) son distintos a los demás grupos culturales tales como los exégetas, los relatores de tradiciones, los juristas, los teólogos, los filósofos, los literatos y los poetas.
El existencialismo considera la libertad como el criterio de perfección y excelencia del hombre. En realidad, el existencialismo ve a la libertad como la esencia real del humanismo y lo realmente valioso de los valores humanos. Sostiene el punto de vista de que el ser humano es el único ser que ha sido creado libre, lo cual significa que no está sujeto a ninguna coacción. En palabras de los antiguos, el hombre es creado como un ser libre, es decir, puede y debe optar y es capaz de hacerlo. El hombre no está constreñido al marco de los sentidos o el instinto. Todos los seres no humanos están restringidos a lo que ha sido predeterminado para ellos. Los seres no humanos están afectados por causas y efectos predeterminados, pero el hombre no está gobernado por ese proceso.
El hombre se ha visto siempre a sí mismo como una puerta de entrada para la moralidad y ha considerado el mundo abstracto desde su propio punto de vista. En otras palabras, existen cosas en el alma (nafs) o ego del hombre que no concuerdan con las cosas del mundo material. No solamente tienen en cuenta este punto los psicólogos y espirituales antiguos, sino que los psicólogos modernos también admiten que ciertos aspectos del hombre no se pueden explicar a través de argumentos materialistas.El Profeta del Islam (BPD) ha dicho: “Quien se conoce a sí mismo conoce a Dios”.El Sagrado Corán considera al hombre diferente a todas las otras criaturas. Trata al hombre independiente y singularmente. Dice el Sagrado Corán: “Les mostramos Nuestros signos en todas las regiones de la tierra y en sus propias almas...” (41:53).
El ser humano es el único ser pensante e inquisitivo que nosotros conocemos en el mundo y por ello ha sido siempre sujeto de investigación y discusión para el hombre mismo.La palabra “humanidad” ha estado siempre conectada con la idea de excelsitud y santidad, como una categoría superior a la de los animales desde varios puntos de vista, tales como el conocimiento, la justicia, la libertad, la conciencia moral, etc. Y aunque muchos de los objetivos sagrados de la humanidad han sido puestos en duda, e incluso negados, aparentemente ninguna doctrina intelectual seria ha ido todavía tan lejos como para menospreciar la especial dignidad de la condición humana y su superioridad respecto de las otras criaturas.Este artículo nos acerca a un tema filosófico del gran sabio iraní Mutaharí.
Los Profetas surgen del seno del pueblo. Ninguno de ellos proviene de la élite de los sabios. Pero al mismo tiempo abordaron problemas y trataron cuestiones que asombraron a los sabios. Tampoco los profetas eran políticos profesionales, la vía que mostraron les pareció a ellos mismos desconocida e impracticable al principio. Sin embargo, el movimiento que imprimieron a la sociedad y la transformación que iniciaron en ella ha asombrado a los políticos y ha dejado estupefactos a los sabios y a los buscadores por la evolución intelectual y científica que produjeron. Este artículo aborda un tema muy estudiado y debatido dentro de los estudios de profetologías , esta vez de la mano del gran filósofo iraní Murtada Mutahari .
‘Alí procedió con los jariyitas con la mayor liberalidad y espíritu democrático. Él era el califa y ellos sus súbditos; y por consiguiente todo tipo de acción punitiva en su contra estaba a su disposición. Pero él no los encarceló, ni los hizo flagelar; ni siquiera les interrumpió su cuota del tesoro público. Se ocupó de ellos igual que de otros individuos. En el actuar del Imam se aprecia un respeto hacia toda persona. Este artículo privilegia esta faceta de la benevolencia del Imam Alí.Otro gran hombre del pensamiento y la ética , el latinoamericano José Martí ,diría de forma análoga: ¨Más que imponernos al enemigo, importa y alcanza que el enemigo acate nuestra obra¨. Este también era el pensamiento ético del Imam Ali.
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