Un análisis de la vida del Profeta del Islam; Mahoma (Muhammad) (PB)
Por: Aiatollah Yafar Sobhani
Los grandes enviados divinos asumieron una responsabilidad que estuvo siempre acompañada de privaciones, torturas, tribulaciones y martirio. Cuanto más elevados fueron sus objetivos mayores fueron sus dificultades. Por ende puede deducirse que su triunfo estuvo sujeto a una condición: la de ser tolerantes para así poder enfrentarse a las calumnias e infamias que se elevaron en su contra.
Un verdadero conductor y líder espiritual no debe atemorizarse por el elevado número de sus rivales ni desanimarse por lo escaso de sus aliados. Recorriendo la historia de los enviados divinos encontramos hechos que, aunque reales, son difíciles de comprender. Por ejemplo el caso de Noé (P.) que predicó durante 950 años y sólo fue seguido por 81 creyentes. Es decir que sólo aceptaba su convocatoria una persona cada 12 años. Vemos también que la paciencia y la tolerancia de un ser humano se forma gradualmente, y esto capacita a su alma a soportar las dificultades de la vida también de manera pausada.
La respuesta a la pregunta de por qué todos los profetas fueron pastores radica en que esta actividad requiere de mucha paciencia, y que esta virtud es de suma importancia para los enviados divinos en el momento de cumplir sus misiones. No cabe duda que quien deba enfrentarse a seres como Abu Yahl, Abu Lahab y contra los que se prosternan ante piedras o maderas debe poseer un alma colmada de paciencia y tolerancia.
Otro motivo de la actividad pastoril de los profetas al comienzo de sus vidas es que este trabajo los mantuvo alejados de la corrupción de la sociedad. El Profeta Muhammad (B.P.) por ejemplo, se sentía tan mal en el seno de su sociedad que solía alejarse de ella periódicamente para frecuentar sitios solitarios, en las laderas de las montañas; lugares donde podía adorar al Dios Único en armonía. Esos lugares también favorecían en su alma la meditación y reflexión sobre las maravillas de la creación: el cielo, las estrellas, la naturaleza toda.
Al cabo de un tiempo estuvo preparada una nueva caravana de Quraish que se disponía a partir y en la que había mercancías de Jadiya, una destacada dama de la tribu. De esa caravana participaba el joven Muhammad (B.P.). Cuando llegó a destino los comerciantes obtuvieron muchas ganancias, y el que más obtuvo fue Muhammad.
En el viaje de regreso de esta provechosa expedición comercial la caravana pasó por las ruinas de los pueblos de Ad y Zamud, civilizaciones que fueron destruidas por la Ira divina ante sus pecados.
Jadiya esperaba ansiosa el arribo de Muhammad (B.P.) a quien había contratado para que administrara Y vendiera sus mercancías en esta caravana. Al llegar, el futuro profeta relató a su representada todas las peripecias del viaje y las ganancias obtenidas. Uno de los sirvientes de Jadiya -que también participaba de la caravana- le dijo a su ama: “Mientras el joven quraishita -Muhammad- se encontraba reposando bajo las sombras de un árbol en Busra, pasó un monje y me interrogó acerca de su nombre, cuando se lo dije me refirió: ‘Ese hombre es el Profeta que vendrá, el que está anunciado en la Torah y el Evangelio’.”
El Profeta Muhammad (B.P.) no había tenido ningún empleo que le permitiera formar una familia hasta que Jadiya le ofreció ser su representante en el viaje a Sham de la caravana antes mencionada. Ser representante de una de las mujeres más ricas y famosas de Quraish consolidó su situación económica. Su valentía, inteligencia y eficacia dejaron sorprendida a aquella mujer. Cuando llegó el momento de abonarle su sueldo Jadiya quiso pagar el doble de lo convenido -atento lo eficaz de su gestión y las ganancias por él obtenidas-, pero Muhammad no aceptó y sólo tomó lo que le correspondía por su trabajo, dinero que entregó a su tío Abu Talib. Este último, feliz del exitoso desempeño de su sobrino le obsequió dos camellos y dos caballos, y le propuso además que pensara en contraer matrimonio.
Ahora bien, ¿cuál fue el motivo de que fuera Jadiya la elegida y ésta aceptara, siendo que había rechazado antes a los más ricos pretendientes de Quraish, tales como Uqbat Ibn Abi Mu‘it, Abu Yahl Y Abu Sufián? ¿Cuál fue la causa que acercó a estos dos seres de vidas tan diferentes? ¿Cómo se generó tanto cariño y amor en esta pareja?
¿Cómo fue que Jadiya puso voluntariamente toda su riqueza a disposición de Muhammad (B.P.), para la Causa de Dios y la proclamación del Tauhíd (la Unidad divina)? ¿Qué hizo que la casa de esta acaudalada mujer, que había estado adornada con sofás de marfil, joyas y gasas de la India, cortinas persas bordadas en oro, se convirtiera finalmente en el refugio de los musulmanes?
Las respuestas a todos estos interrogantes podemos encontrarlas en la biografía de Jadiya, pues lo cierto es que la clase de servicios que ella prestó al Islam, los sacrificios que realizó por la Causa de Dios y la lucha a que se expuso no hubiesen sido posible sin que existiera un alma noble, firme, pura, plena de espiritualidad.
Los hechos históricos dan testimonio de que el casamiento entre ambos fue posible gracias a la fe de Jadiya tanto en la dignidad como en la pureza y fidelidad de Muhammad. Jadiya siempre fue una mujer pudorosa en busca de un esposo fiel y devoto. Dijo el Profeta (B.P.) respecto de su esposa: “Jadiya es una de las mujeres virtuosas del Paraíso y fue la primera que creyó en mí”.
Dijo el Comandante de los creyentes, Alí Ibn Abi Talib (P.), en un sermón referido a los comienzos del Islam: “No existía familia musulmana en todo el mundo más que la que constituíamos el Profeta Muhammad (B.P.), su esposa Jadiya y yo”.
Los motivos del casamiento.
Hay quienes, desde un punto de vista materialista, afirman que Jadiya contrajo matrimonio con Muhammad (B.P.) porque necesitaba alguien de confianza que se ocupara de sus negocios. Pero los hechos históricos indican que lo que realmente la indujo a hacerlo fueron las virtudes espirituales que poseía el Profeta. Veamos algunos testimonios de esto.
1) Cuando uno de los sirvientes que acompañaron a Muhammad (B.P.) en los viajes relató a Jadiya los milagros y hechos extraordinarios que se produjeron durante los mismos se emocionó ésta y dijo: “Has duplicado mi cariño hacia Muhammad, te libertaré a ti y a tu esposa, y te daré también caballos”. Luego Jadiya se dirigió a ver a un gran adivino y le relató los hechos extraordinarios que conocía sobre Muhammad, ante lo cual este predijo que sería el profeta árabe cuyo arribo estaba próximo.
2) Uaraqat Ibn Naufal, uno de los sabios más famosos de su tiempo, instruido en los libros sagrados y tío de Jadiya, solía decir que un hombre se levantaría con el fin de orientar a los pueblos, y que contraería matrimonio con una mujer rica de su misma tribu, la de Quraish. También solía decirle a Jadiya: “Te casarás con el hombre más noble de la tierra”.
3) Cierta noche Jadiya soñó que el sol daba vueltas alrededor de la ciudad de la Meca y que luego descendía en su casa. Cuando le contó su sueño a su tío éste le dijo: “Te casarás con un gran hombre cuya fama será universal”.
El pedido en matrimonio.
Según cuenta la historia fue Jadiya quien pidió en matrimonio al Profeta. La mayoría de los historiadores creen que fue Nafisa la encargada de transmitir el mensaje de Jadiya a Muhammad (B.P.).Se narra que se presentó -Nafisa- ante él y le dijo: “¿Por qué no iluminas tu vida con la luz de una esposa?, he venido a ti representando a Jadiya.” Preguntó el Profeta (B.P.): “¿Acaso ella estaría dispuesta a casarse conmigo a pesar de las diferencias que nos separan?”. “Si”, respondió Nafisa, y luego agregó: “Consigue una persona que organice vuestro enlace”. Muhammad lo consultó con su tío Abu Talib y se organizó una gran fiesta a la que acudieron los grandes quraishitas. Al inicio de la celebración Abu Talib pronunció un sermón precedido de alabanzas a Dios, que decía: “...Mi sobrino, Muhammad Ibn Abdullah, es el más virtuoso de los jóvenes de Quraish, no posee riqueza alguna, pero ésta es una sombra pasajera, en cambio lo perdurable son el linaje y las virtudes...”
Luego le correspondió el turno de hablar al tío de Jadiya, quien dijo: “Nadie niega vuestra nobleza, nosotros queremos, con sinceridad, vinculamos a vosotros (en parentezco).” Luego que se hubieron pronunciado ambos sermones se realizó la boda. La dote fue de 400 dinares.
Cuando el Profeta (B.P.) se casó con Jadiya ésta tenía 40 años de edad, pero existen algunos historiadores que afirman que era menor. Previo a su matrimonio con Muhammad se había casado ya dos veces, enviudando en ambas oportunidades.
Fuente: La Historia de Mahoma (PB); Vida del Profeta Muhammad (PB) e historia de los orígenes del Islam, Editorial Elham Shargh
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