La Filosofía Transcendente de Mul.la Sadra
El Alma y su Escatología en la Filosofía Trascendental de Mul.la Sadra - Filosofía islámica
Por Ayatolá Muhammad Jamenei
1- El origen corpóreo del alma
En el pasado, dos teorías con respecto al alma eran muy populares entre los filósofos. Una de ellas era la teoría platónica del espíritu o del alma, que propone que la existencia del alma externa, espiritual y anterior a la creación del cuerpo. La segunda teoría pertenecía a los aristotélicos, e Ibn Sina propició una explicación completa para ella. Esta teoría trataba del origen inmaterial (no-corpóreo) del alma, junto con el origen físico y la creación del cuerpo. Más tarde, Mul.la Sadra presentó una teoría innovadora a este tema. Él probó que aunque el alma humana se volviera inmaterial en su específico curso de desarrollo, era corpórea en su creación y originaria del cuerpo.
En la opinión de Sadra, el alma humana es inicialmente sólida, seguidamente después de abandonar el estado sólido, se transforma en un embrión y se desarrolla gradualmente al estado vegetativo. Posteriormente alcanza el estado animal, y entonces en el proceso de su maduración, llega al estado humano y se vuelve un “alma racional”. Después de esta etapa, a la luz de sus esfuerzos, de su práctica y preparación espiritual, puede también alcanzar la madurez humana (lo cual él lo llama como estado del alma santa o del intelecto real). Esta es una etapa que muy pocos están aptos para alcanzar.
Todas estas etapas, en realidad, representan el movimiento en la misma ruta con el objetivo de abandonar la potencia y llegar a la efectividad. Cada uno de ellos es un estado potencial para el próximo, y atravesarlos significa superar los grados de intensidad y moverse de la debilidad a la fuerza. Sin embargo, el conjunto de estas etapas abarcan los puntos de una línea llamada “vida humana” o la “línea de desarrollo”; que se forma con base en el principio de la existencia gradual o del movimiento transubstancial.
Es importante saber que el alcance de cada etapa no significa dejar el anterior. Cada etapa más elevada incorpora las etapas más débiles. La norma aquí indica que toda existencia fuerte – de acuerdo con la graduación de la existencia – incluye todas las etapas más débiles que la precederán.
Mul.la Sadra crítica a los filósofos, como los aristotélicos, que consideraban que el alma permanece en un mismo estado, del inicio al fin de la vida, y que no posee movimiento transubstancial. Obviamente, él tampoco concuerda con Descartes que creía en la separación absoluta del alma y el cuerpo.
Como otros filósofos musulmanes, Mul.la Sadra creía en la abstracción (inmaterialidad) del alma, más no en el sentido dado por las escuelas de pensamiento que lo precedieron. En su opinión, la inmaterialidad del alma es gradual debido a su viaje de desarrollo y ascensión, y en sus propios términos, en razón del movimiento transubstancial. Este movimiento conduce a la senilidad y aniquilación del cuerpo, considerando esto, es un movimiento para la racionalidad del alma, y se vuelve más activo y poderoso día tras día. El alma desarrollada, después de separarse del cuerpo pasando a prescindir de él, se transforma en “intelecto abstracto” y continua su vida en un espacio mejor que lo que es material.
La psicología filosófica de Mul.la Sadra se basaría en otros principios, que son las mismas razones que él presenta para probar su teoría:
- La substancia material naturalmente posee un movimiento para el desarrollo, y diferente del que dicen los aristotélicos, la naturaleza no es estática, el movimiento transubstancial en el núcleo de su dinamismo.
- La meta final de la creación de cada existencia deja una serie de predisposiciones que deben ser manifestadas por medio del movimiento transubstancial. Aunque el cuerpo y el alma están en la materia del cuerpo del existente, la diferencia entre sus finalidades dejó dos géneros distintos de predisposiciones en ellos, lo que es perfectamente natural, una vez que, como podemos verificar (por ejemplo) una planta y un animal se originan de la materia, y a pesar de esto, uno permanece vegetal y el otro obtiene un alma animal.
- El alma del hombre es lo que su propio “yo” o “ego” y, a pesar de la diferencia entre el alma y el cuerpo, el “yo” no puede ser descompuesto. La síntesis del cuerpo y del alma es en la forma de unidad, y no como anexión o síntesis externa.
- Aunque el cuerpo está hecho de materia, y consiste de varios componentes, el “yo” o el alma es simple e indivisible. Según el principio filosófico que afirma que “la verdad” simple es (está en) todo”, todos los efectos internos o externos del hombre, sus actos e inclinaciones pertenecen a su “ego” o su “alma” y se originan de esta unidad. En otras palabras, el alma, teniendo unidad y simplicidad, consta en todas las facultades humanas.
- No obstante, abstracta e independiente, el alma es, en la práctica, dependiente de los cinco sentidos, del cerebro y del sistema nervioso, en lo que se refiere a sus percepciones. De la misma manera, en virtud de sus actividades psicológicas, depende de los órganos físicos. Todos estos órganos y sentidos son instrumentos del alma para el ejercicio y la acción. Mul.la Sadra considera al alma el director u orientador del cuerpo y no lo contrario, y afirma que es como el viento que dirige al barco hacia adelante, no en otro rumbo.
- Cuanto más el alma se desarrolla en el movimiento transubstancial, menos depende del cuerpo. La muerte natural resulta de la separación voluntaria del alma y del cuerpo y su real abstracción. Esta interpretación de la muerte dada por Mul.la Sadra es contraria a lo que dijera la medicina antigua (de Galeno e Hipócrates) y la moderna.
Para demostrar la inmaterialidad del alma[1], los filósofos musulmanes presentarían varios argumentos, como los siguientes:
- Además de percibir y sentir las particularidades, el hombre es capaz de aprender y analizar los conceptos y cuestiones abstractas y universales, desarrollando aún algunos juicios sobre ellos. Todos los asuntos abstractos o universales son inmateriales (una vez que todas las características hayan sido negadas) y cada cosa inmaterial ocupa una posición superior a la materia, y no depende de ella; debe, por lo tanto, poseer un receptáculo independiente e inmaterial, y un campo para sí mismo a fin de predicarlo, de otra manera, se volverá material.
- El campo independiente que contiene los universales es llamado por los filósofos como “mente”. Este campo debe ser visto como algo separado de los instrumentos materiales o de las capas del cerebro (corteza).
- Negar la inmaterialidad del alma o de la mente es una especie de indulgencia en la investigación. La razón de esto es que prestar atención a las razones filosóficas puede llevar a un individuo a la comprensión de la inmaterialidad del alma o de la mente, lo que no parece ser una tarea fácil para algunas personas.
Los filósofos también aducirán algunas otras razones que fueron presentadas en las obras de Mul.la Sadra. Experiencias tales como la del sexto sentido, de la telepatía, de las percepciones post-mortem (de aquellos que volvían de un estado de muerte aparente) y de los sueños están entre los fenómenos sobrenaturales que no se conforman con la estructura del cuerpo, y pueden servir de referencia a la inmaterialidad del alma.
Uno de los tópicos importantes de las discusiones filosóficas relacionados al alma es la “muerte”, el cual Mul.la Sadra tomó prestado de las ciencias naturales, presentándolo y discutiéndolo en el campo de la filosofía.
Mul.la Sadra ve la muerte como la deserción del alma, su abandono del cuerpo. Con esta noción él no está de acuerdo con los biólogos y médicos que surgieren que la muerte será el efecto de la destrucción o aniquilación del cuerpo, con el desarraigo de su orden natural. Como alguien cuya casa es destruida, forzándolo a buscar abrigo en otro lugar.
Él sustenta que la muerte es de dos tipos: la muerte natural y la muerte accidental. En la muerte natural, el alma, en su viaje a la perfección, deja el cuerpo cuando no necesita más de él. Sadra lo compara con el cuerpo de un barco, y el alma es el viento que lo impulsa, y dice que si no hay viento el barco para de moverse. De esta forma, cuando el alma se separa del cuerpo, no hay más vida.
Citando un aforismo del Profeta Muhammad (BP): “la tierra destruirá el cuerpo entero, excepto la substancia[2] de la cual fue creado”; Mul.la Sadra afirma que, después de la muerte, el hombre lleva consigo la facultad imaginativa. Esta facultad es la substancia que contiene todas las formas y datos de la vida mundana, siendo inmaterial e independiente del mundo físico. La personalidad del mismo hombre mundano es reconstruida en el Más Allá con más habilidades y facultades por medio de la facultad imaginativa.
La muerte destruye el cuerpo, en realidad, lo dispersa, y manteniendo su origen o substancia retira todos sus atributos. Todos estos atributos pueden ser devueltos al cuerpo con (mediante) la substancia originalmente[3].
En la literatura gnóstica islámica (persa), específicamente en el “Mathnavi” de Rumi, la muerte es considerada un renacimiento y un portal de entrada a otro mundo, y más apropiado sería llamarla como la vida en lugar de la muerte. Rumi emplea las expresiones “muriendo” o “estar renaciendo en estados” para referirse al cambio del embrión humano de materia sin espíritu a la forma vegetativa, siguiendo a la forma animal y por fin, a la forma humana. Él sustenta que el hombre desarrollado puede transformarse en un ángel con la muerte, y al mismo tiempo alcanzar una posición más elevada que la de los ángeles.
La cuestión de la resurrección es uno de los temas frecuentemente negados en la filosofía y en metafísica. Aunque sea una de las sub-categorías del asunto del alma, y no obstante la mortalidad o la inmortalidad del alma sea uno de los temas tratados en la filosofía, después de Mul.la Sadra, se volvió un tema estudiado en la teología. La respuesta no filosófica a este problema es la negación de la resurrección, del mundo o de otros mundos que las religiones y los filósofos metafísicos mencionaban.
Mul.la Sadra fue capaz de probar en los moldes de la cuestión filosófica, y lo incluyó en las discusiones siguiendo las cuestiones relacionadas al alma y sus facultades y percepciones. De acuerdo con las creencias islámicas, el mundo de la materia tiene un destino en el cual la materia cambia de forma[4] o es completamente aniquilada. Sin embargo, en un evento repetido, los seres humanos y los objetos resurgirán en una forma específica.
Mul.la Sadra afirmó en una nueva teoría que la “resurrección”, o presencia colectiva en el Día del Juicio, no será restringida a los seres humanos, incluirá a todos los existentes. Esta teoría está en mayor conformidad con las teorías del fin de la transformación de la quiddidad física del mundo.
La resurrección o día del ruptura del orden y de la forma de la naturaleza será seguida de la presencia de todos los seres (humanos y no humanos).
De acuerdo con Mul.la Sadra, el tiempo es la causa de la separación de las personas en su curso, y cuando el tiempo y el espacio, que son los factores de dispersión, fueran aniquilados, todas las personas se reunirán en un mismo lugar. En la filosofía de Sadra, el mundo del Más Allá se diferencia de este mundo en lo que se refiere a la materia y el tiempo, sin embargo, la forma de los objetos es la misma.
Este mundo del más allá fue llamado como “Mundo Ideal” y sus características se asemejan a las de la energía pura.
El “Mundo Ideal” es uno de los tres mundos que Sadra cree que existe, concordando con la cosmovisión sufí. Estos mundos son el Mundo de la Materia, el Mundo de las Ideas y el Mundo del Intelecto y de los Inteligibles.
Los mundos antes mencionados no son tres lugares distintos, la clasificación se fundamenta en su fuerza, debilidad, perfección o imperfección, y en las palabras de Sara, su profundidad o distancia del Origen Puro o Dios.
En esta teoría, el mundo del intelecto es más completo que los demás y posee dominio total sobre los mundos inferiores. Este dominio tiene un sentido filosófico, y no geométrico, de esta manera, el mundo del intelecto posee todos los aspectos positivos del mundo inferior. El mundo de la materia es imperfecto y sus existentes son prisioneros del tiempo, del espacio y de la condición corpórea, y sufren varias limitaciones naturales.
El Mundo de las Ideas es un mundo más elevado, desprovisto de cualquier limitación temporal o física (como la facultad imaginativa del hombre). Sus existentes tienen una vida más perfeccionada y un grado existencial superior. El mundo del intelecto es aún más amplio y perfecto que el mundo de las ideas.
En la opinión de Mul.la Sadra, después de la muerte o la destrucción del mundo, aunque el hombre vaya a perder su cuerpo exterior, tendrá otro cuerpo que será semejante al primero, y poseerá sus características. Poseerá también un nuevo molde para los datos científicos que tuviera almacenado en su facultad imaginativa. De esta forma, después de la muerte, el “yo” se manifiesta en un cuerpo y posee todos los atributos del alma, las características y los deseos mundanos. Todos los seres humanos se verán unos a los otros en aquel mundo de la misma forma y se reconocerán.
Algunos teólogos que concuerdan con la resurrección corpórea presentarán la hipótesis de que en el Día de la Resurrección el alma retornará a su estado anterior (material). Mul.la Sadra argumenta que tal hipótesis se origina del sentido común y busca probar que el individuo poseerá un cuerpo sin haber regresado al estado materia anterior; un cuerpo que él cree que sea una bestia usada por debajo de la otra, y que funciona como un molde del alma. Este cuerpo actual que fue hecho de substancias orgánicas y químicas (y que sus células cambian constantemente) no posee estabilidad, por lo tanto, no merece pertenecer al alma abstracta.
Mul.la Sadra cree que su teoría demostraba la resurrección corpórea de acuerdo con el Corán. Considerando esto, algunos de los filósofos que lo sucederán tendrán dudas al respecto, o negaran enteramente su teoría. Ellos sustentaran que esta teoría osada e innovadora necesitaba de un complemento, y que los futuros avances científicos podrían contribuir al perfeccionamiento de las ideas sobre la vida después de la muerte o la eternidad.
Mul.la Sadra critica duramente la idea de reencarnación y la rechazó por razones filosóficas. Él busca justificar las teorías atribuidas a algunos pre-socráticos, y argumenta que el cuerpo real del hombre, que acompaña su alma después de la muerte, es influenciado por los pensamientos y conductas y altera su apariencia. Las personas cuyas características animales se vuelven predominantes son metamorfoseadas (en el más allá o en el Día de la Resurrección) en animales. Sadra sustenta que la intención de los primeros filósofos y de algunas religiones al mencionar (la hipótesis de) reencarnación era, en realidad, afirmar esta misma transformación en la naturaleza interior del hombre.
La discusión de las cuestiones relacionadas a la interpretación del Libro Sagrado se volvió algo común desde el inicio de las sociedades musulmanas. Evidentemente, diferentes métodos de interpretación fueron desarrollados. Mul.la Sadra adoptó un método y un conjunto de principios relativamente conocidos de los shiítas batini (esotéricos).
Como ya mencionamos, Sadra creía en la existencia de tres mundos, el mundo material, el mundo Ideal y el mundo del Intelecto. De acuerdo con una teoría gnóstica, la “revelación” o Lenguaje Divino no descendió directamente al mundo de la materia, el “descenso” significa atravesar los mundos intelectual, ideal y material de un modo sabiamente gradual y el alma del Profeta (BP) debe primero atravesar los dos estados (material e ideal), de manera que pueda recibir la revelación en el estado del Intelecto, y entonces oír o percibir el Lenguaje Divino. Este lenguaje es posteriormente transformado en un lenguaje comprensible para las personas comunes, descendiendo al mundo de la materia.
Mul.la Sadra cree que para percibir los conceptos del Corán un individuo debe ir más allá de las palabras y comprender los conceptos subyacentes a ellas en los mundos superiores. A esto se le denomina técnicamente como “ta’wil” (interpretación). En árabe, este término significa “alcanzar el origen”, o sea, la persona debe descubrir la profundidad de los conceptos sin dejar de lado el sentido superficial de las palabras del Corán. Este procedimiento es posible buscando el auxilio de los sentidos interiores, más no son la revelación.
Por otro lado, Mul.la Sadra como algunos sufíes, consideró que el lenguaje de Dios es uno de Sus Actos, ya que, como está escrito en el Corán, cuando Dios desea algo, Él ordena “Sea” y lo que desea pasa a “ser”. Así, esta lengua es llamada como “volverse existencial” lo que puede ser el mismo sentido de “Logos”. Por lo tanto, Dios emplea el lenguaje existencial para la creación, y el lenguaje común a convencional para hablar con las personas.
Podemos deducir de este punto que, de manera general, la interpretación del lenguaje de Dios implica la interpretación de los fenómenos del mundo también. Mul.la Sadra combinó la hermenéutica filosófica con la hermenéutica tradicional del Libro sagrado tres siglos antes de Heidegger y otros filósofos, y podemos concebir su filosofía de interpretación como un puente que llena el desfiladero entre estas dos escuelas de pensamiento.
Extraído del libro La Filosofía Transcendente de Mul.la Sadra; Editorial Elhame Shargh
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[1] Henry Corbin cree que “mujarad” (abstracto) en la terminología de la filosofía islámica es lo mismo que el término griego “khoristos”, y un equivalente a “transcendente” y no “inmaterial” o “incorpóreo”.
[2] Podemos suponer que sea algo como el ADN u otra cosa semejante, pero, desconocida.
[3] En el Sagrado Corán, la muerte del hombre fue retratada de manera semejante a la hibernación vegetativa.
[4] En los términos de la Física, la antimateria dominará la materia y la presente materia del mundo será destruida.